Hubo una vez, una frágil, pequeña, y hermosa muñeca de porcelana. De larga cabellera negra y ojos dorados, vestida con una simple remera negra y pantalones de jean azules y al final unos tenis blancos. Los rasgos de la muñeca eran hermosos, ojos como estrellas, una nariz pequeña y finos labios rosados. Sin embargo, nadie se fijaba en la belleza que emanaba.
-de pie… saluden- escuche al encargado de la clase dando las ordenes de todos los días
-bueno, como todos ya deben estar pensando esta es la última clase antes de comiencen las vacaciones de verano- todos los alumnos festejaron ante esa afirmación- este también sera el ultimo día que ustedes estén en esta escuela, cuando regresen a clase estarán en una escuela nueva, van a haber nuevas personas a su alrededor y también nuevos desafíos…
-como si me importara- murmure para mi misma mientras desviaba mi mirada hacia la ventana a mi lado
El tiempo pasaba y el profesor hablaba, el tiempo pasaba y todos escribían, el tiempo pasaba y el primer receso llego y en el momento en que el profesor dejo el aula todos comenzaron a murmurar entre ellos, pensando que no los escucho aunque es todo lo contrario. Eso me enfada, pero no quiero que nada lo note, así que simplemente camino hasta la azotea y me escondo en una pequeña esquina.
-¿¡Por qué dicen todas esas cosas de mí!?- dije intentando secar las lágrimas que caían por mis ojos
Ellos no tienen ni idea de las cosas que he vivido, ellos no tienen ni idea de todas las cosas que he tenido que pasar. Pero por suerte pronto estaré en una nueva escuela y la gran mayoría de estas personas no estará a mi lado.
Seque mis lágrimas, respire profundo y me dirigí nuevamente al aula, allí simplemente deje pasar las horas hasta que la escuela se haya terminado.
Llegue a mi departamento e intente relajarme por un momento. Siento como si mi vida fuera como la de una muñeca de porcelana. Estando inmóvil en una estantería observando el resto del mundo.
Si yo fuera una muñeca entonces las demás chicas también lo serian, colocadas en diferentes estanterías junto con otras muñecas. Diariamente llegan personas que las limpian y les acomodan sus ropajes, pero yo estoy sola, no hay otra muñeca a mi lado y no viene nadie a limpiar el polvo que se acumula en mi cabello o en la punta de mi nariz, estoy sola.
-Yurume ¿estas despierta?- escuche la voz de Mamiko, la dueña del lugar
-si- le respondí casi de inmediato
-ayúdame a controlar a estos niños- me reí al escuchar eso, admito que soy fuerte y algo rebelde y es por eso que Mamiko siempre me pide ayuda para controlar a algunos chicos
Salí entusiasmada al comedor donde estaban haciendo escándalo, aunque no lo parezca todos nos divertimos al hacer esto y logra dibujar siempre una sonrisa en mi rostro.
Siempre son los mismos los que me provocan, Hikaru Ikeda de cabello rojizo y ojos celestes, le gusta divertirse molestándome y es rebelde también, es tres años mayor que yo.
Shouta Ikeda es el hermano gemelo de Hikaru, la diferencia es que Shouta tiene ojos grises y es más estudioso, más responsable y más cauteloso. Él es el único que se queda sentado mientras intento controlar a Hikaru.
Y el último es Kou Ishida, de cabello azabache y ojos verdes, es rebelde igual que Hikaru aunque él sabe dónde están los límites, es dos años mayor que yo y es un mujeriego.
A decir verdad parece como si jugáramos al hacer esto, me divierte mucho y siento de alguna forma que ellos hacen esto a propósito para verme sonreír.
Recuerdo que llegue aquí a principios de este año, estaba muy triste porque yo quería a mi papá, cuando comenzó el divorcio pensé en que me quedaría con mi papá pero él dijo que sería mejor que me quedase aquí, viviendo en un departamento. Puso millones de excusas, que él no sería capaz de cuidarme como es debido, que de seguro pelearíamos mucho porque él no podría entender mis problemas e invento que yo tenía millones de amigos y si me iba con él estaría triste.
Me entristecía escuchar esas cosas, desearía no ser tan madura así no podría entender lo que decía, pero entendía que él solo quería deshacerse de mí.
Siempre me encerraba en mi habitación e intentaba no hablar con nadie, yo solo era un ente que caminaba por ahí y ocupaba un espacio. Sin embargo, cuando iba llegando de la escuela Hikaru tropezó conmigo "por accidente" en el pasillo, yo solo lo mire extrañada, no me enoje y simplemente seguí caminando.
Después Shouta siempre tocaba la puerta de mi habitación y desaparecía antes de que pudiera ver quien era, y Kou siempre tomaba mis zapatillas de la entrada y las escondía.
Note al instante que eran ellos los que me molestaban hasta que un día sorprendí a Kou tomando mis zapatillas y simplemente deje salir todo mi enojo y lo golpee en la cara
-¡ya dejen de fastidiarme!- le grite mientras él se tocaba la mejilla
Camine aun con enfado hasta mi habitación y no salí de allí hasta al día siguiente cuando tuve que ir a la escuela. Cuando abrí la puerta de mi habitación me encontré con tres bolsitas pequeñas en el piso junto con una pequeña nota que simplemente decía "perdón"
Dentro de las bolsitas habían galletitas, sonreí sin darme cuenta y las guarde en mi mochila y me fui a la escuela. Me parecía extraño pero pase todo el resto del día con una sonrisa que no podía borrar.
Ese día llegue temprano de la escuela y ellos aún no habían llegado, ellos están en un club de deporte así que deben volver con hambre y les prepare una sencilla merienda.
-¡ya llegamos!- escuche a Hikaru gritar desde la puerta de entrada
Los tres se quedaron quietos al verme recibirlos con un completo sonrojo en mi cara
-b-bienvenidos- les dije algo temerosa- síganme, por favor- camine hasta el comedor con ellos siguiéndome detrás de mí
-¿Qué es esto?- dijo Kou algo sorprendido al ver la mesa con cuatro tazas de té recién servidas con galletitas para cada uno
-bueno, si van a hacer galletas entonces es mejor que las compartamos- les dije sonriendo
-te ves mucho más linda cuando sonríes- me dijo Kou sorprendiéndome
-¡bueno, a comer a comer!- dijo animado Hikaru sentándose en uno de los lugares
Nos sentamos todos juntos y comenzamos a comer, ellos me hacen sonreír, ellos me hacen olvidar todas mis penas y logran sacar una de mis mejores sonrisas.
