Caminabas deprisa, casi corriendo, por las calles de Inazuma. Miraste el reloj y "joder" fue lo mas suave que salió de tus labios, mientras dabas ese sprint final para intentar llegar lo antes posible a tu destino, rogando por no montar una escenita como el otro día (aunque no estabas muy segura de poder contenerte si volvías a ver a ese... ese... Guiñaste los ojos de rabia solo de pensarlo)
"Pero no volverá a ocurrir" te dijiste "Dana..."

Aceleraste el ritmo solo de pensar en la cara que pondría la enfermera si volvías a gritarle al familiar de un paciente.

"ESO no era un familiar, ESO era mas bien un histérico perdido"

Apretaste los puños y cerraste los ojos un momento, tan solo uno chiquitito, pero suficiente para no ver a la persona que esa mañana había decidido ir en la dirección contraria a la tuya, con la mala pata de que justo al doblar la esquina os chocasteis tan fuerte que caíste al suelo haciendo un ruido horrible.

"Genial..." pensaste al sentir un pinchazo en la cadera "estoy apunto de averiguar si te pueden salir chichones en el culo..."

- Oye, ¿estas bien? -parpadeaste un par de veces antes de levantar la cabeza hacia la voz de el "muro" con el que te habías estampado- yo... Lo siento no te había visto, estaba a mis cosas y... –de pronto sus ojos se abrieron sorprendidos y casi al mismo tiempo empezaron a lanzarte rallitos de ira- ¿TU OTRA VEZ?

Tu boca se abrió un poco al mismo tiempo que tus cejas se alzaron incrédulas.

TU: - esto no puede estar pasando... -susurraste muy bajito mientras el otro seguía gritándote en medio de la calle

- ¿SE PUEDE SABER QUE HACES AQUÍ? ¿QUE PARTE DE NO-QUIERO-VOLVER-A-VERTE-POR -AQUÍ-O-LLAMARE-A-LA-POLICÍA FUE LA QUE NO ENTENDISTE? -gritó fulminándote con la mirada

Mientras el gesticulaba tu te quedaste quieta rodando los ojos y pensando en un montón de cositas ingeniosas con las que hacerle la vida imposible a ese estúpido chico que se creía que ibas a aguantar todos los pollos que te montaba.

TU: - ¿Que pasa? ¿Es que ya no puedo salir a la calle? Tal vez debería encerrarme en casa con 7 candados ¿Que te parece la idea? Es para asegurarme de que no molesto al señorito -(nótese tu sarcasmo, que el pareció entender porque frunció el ceño)

- Mira chica, aunque eso sería una genial idea, no me interesa lo que hagas mientras te mantengas alejada ¿Entendido? -notaste como aumentaban tus ganas de estrangular a alguien con cada palabra que decía- Mas te vale que no vuelva a verte por aquí o...

TU: - ¿O qué? ¿Me pegarás? ¡Mira como tiemblo! Tal vez el que debería tener cuidado seas tu.

- ¿Eso tengo que tomármelo como una amenaza? -el sonrió burlón.

TU: - Pues si, deberías -intentaste parecer amenazadora y algo letal pero él te miró arqueando una ceja y tu tuviste que reconocer que tirada en el suelo y con la cara roja de indignación no debías resultar muy amenazante que digamos...

- No tengo tiempo para esto... -murmuró él mirando el reloj- solo te lo repetiré una vez -dijo volviendo la vista hacia ti- aléjate de mi hermana.

Y lanzándote una última mirada acusadora se dio la vuelta y siguió andando.

Te quedaste mirando su espalda con odio hasta que desapareció tras una esquina.

"Seguro que viene de..."

Te levantaste con increíble agilidad sin dejar de mirar la esquina y te dirigiste de nuevo a tu destino.

****

- (TN) ¿Se puede saber porqué has tardado tanto? ¡Llevo aquí mas de quince minutos!

Te volviste hacia la rubia que se acercaba a ti a toda prisa con cara de enfado.

TU: -Lo siento, lo siento, lo siento, es que me encontré a ese impresentable del otro día y no veas lo que...

- ¡NO ME DIGAS QUE HAS VUELTO A PELEARTE CON EL CHICO DE LA 263! ¡POR DIOS (TN)! ¿CUANTAS VEZCES HAY QUE DECIRTE LAS COSAS?

Miraste a la enfermera en prácticas que vivía contigo y a la que desde hace unos meses sustituías en las tareas mas básicas, para que ella pudiera terminar su formación profesional, mientras pensabas que parecía que hoy todo el mundo había decidido que gritarte era la mejor forma de desestresarse.

TU: Vale Amy, lo siento y todo eso pero gritarnos aquí en medio solo sirve para ponerme más nerviosa a si que...

Ella se dio con la mano en la frente.

-¡Es cierto no tengo tiempo que perder! El bus se va... ¡Dentro de cinco minutos! -y sin despedirse, la rubia veinteañera salió corriendo dejándote sola en las escaleras del hospital de Inazuma.

Suspiraste con cansancio y empezaste a subir los escalones de dos en dos hasta llegar al mostrador de información que, al igual que siempre, estaba lleno de gente.
Apartaste a codazos a un par de personas con gripe y a un señor mayor con las pupilas más dilatadas que habías visto nunca hasta que al fin pudiste ver la cabeza llena de pelo blanco de Dana, la enfermera jefe, asomando tras una montaña de papeles.

TU: -¡Ya estoy! ¡He llegado!

- (TN), -dijo Dana subiéndose las gafas de montura dorada con un solo dedo- no armes tanto jaleo y empieza de una vez, los pacientes no pueden estar esperándote toda la vida cariño - en ningún momento levantó la mirada de los papeles.

TU: -Vale, ahora mismo voy ¿donde tienes los informes? -rebuscaste por los estantes de "fichas de pacientes"- No, nada, déjalo, ya los he encontrado. Bueno empiezo por la 102 ¿Ok?

Empezaste a alejarte con rapidez dando gracias a Dios y todas las divinidades que conocías por que Dana no te había dicho nada sobre... él.

Pero te equivocaste.

- No tan rápido (TN) -lo dijo sin levantar la voz ni la vista de la ficha que estaba rellenando, y tu pusiste una cara muy parecida a cuando metes un pie en el agua fría.

Muy lentamente te diste la vuelta.

TU: -¿S-si?

Dana levantó una ceja y te miró por encima de las gafas

-No quiero que vuelva a pasar lo del martes ¿Entendido?

TU: -respirando tranquila- No, no volverá a pasar jefa -le guiñaste un ojo y subiste las escaleras.

****

263

Maldita puerta...

Aun así entraste con paso decidido.

Ese sitio te recordaba a él, al enfado que asomaba a sus ojos cuando te vio dentro.

Pero aquella habitación no era solo suya, pensate rabiosa, tu tenias todo el derecho del mundo a hacer lo que quisieras...

#Flashback#

Corrías por los pasillos lo mas silenciosa posible mientras las puertas pasaban a tu lado y los números por tu cabeza.

257, 259, 261... 263. Paraste enfrente de esa puerta y la miraste largo rato.

No te tocaba pasar por allí, pero... tal vez si entrabas de nuevo... recordarías algo más...

Decidiste abrir la puerta de la habitación que llevabas meses queriendo ver por dentro... De nuevo.

Tus pasos te llevaron hasta la ventana abierta. Te asomaste y suspirando cerraste los ojos. Recordando...

El abrir los ojos... La luz... Y el chico dando toques... Pero tu necesitabas otra cosa, necesitabas saber que pasó antes.

Cerraste los puños con fuerza y te mordiste el labio intentando recordar...

Una sombra... ¿Tal vez la misma de tus pesadillas? Probablemente...

Pero había algo más, voces... Casi...casi podías distinguir lo que decían...

Pero en ese momento una voz te sacó de tus recuerdos

- ¡¿Quién eres tu? -te giraste sorprendida hacia la puerta

Un chico se asomaba por ella y te miraba como si estuvieras saltando en la tumba de alguien.

TU- E… Yo... Pues...

- ¿SE PUEDE SABER QUE HACES AQUÍ? ¡ESTO ES UNA HABITACIÓN PRIVADA!

Confundida miraste hacia la cama que ocupaba la mitad de la sala y te diste cuenta de que, efectivamente, estaba ocupada.

Una niñita que no podía tener más de 10 años estaba tendida y arropada con unas sabanas que le cubrían hasta el cuello.

"Tonta, tonta, ¡mil veces tonta!" te dijiste, pensando a toda velocidad alguna excusa creíble para estar allí.
"Tendrías que haber mirado los expedientes para ver si la habitación estaba ocupada y..."

- ¡SAL DE AQUÍ AHORA MISMO!

Te quedaste parada en medio de la habitación y le miraste indignada dándote cuenta de que justo antes de que entrara ese chico estabas recordando cosas. Cosas importantes. Si ese imbécil no hubiese entrado, tal vez podrías saber...

¿Y ahora ese chico-erizo se atrevía a gritarte? ¿Después de fastidiar algo que llevabas años esperando?

Ja-ja.

TU: -¡NO ME GRITES, NIÑATO!

#Fin del flashback#

Suspiraste al recordar el resto de la discusión, la entrada del equipo medico para separaros y, finalmente, las múltiples amenazas de cárcel del peliblanco.

Te acercaste a la cama de la niña y acariciaste su cabeza con dulzura. Desde luego, aquella nena tan mona no se parecía en nada a su insoportable hermano...
Casi te sorprendía que fueran familia.

Rellenaste una ficha con los últimos datos de la niña y te diste la vuelta para salir de la habitación, pero tropezaste con algo.

Con una ceja levantada y aún en el suelo (con pereza pensaste que se estaba convirtiendo en un habito eso de estar tirada) observaste con cuidado la bolsa que había en el suelo.
Típica bolsa de deporte: naranja con rayas negras, nombre escrito con letras negras... Espera un segundo, ¿Nombre?

Abriste los ojos con al reconocer el nombre de el peliblanco que te gritó.

"Sabía que venía del hospital" pensaste.

Entonces una sonrisa maligna apareció en tu rostro. Era el momento de tu venganza.

"Bueno... Si se la ha dejado aquí, a lo mejor no la quiere..."

Te acercaste a la ventana y con una sonrisa angelical lanzaste la mochila de deporte de un tal "Goenji Shuuya" por la ventana del cuarto piso del hospital de Inazuma Town.
Y con una inmejorable puntería, la encestaste en el cubo de basura que esta al otro lado de la calle.

************

A cuantas calles de allí, un Shuuya Goenji completamente ajeno al destino que había sufrido su bolsa de deporte favorita, caminaba por la carretera de la ribera del río.

Estaba enfadado. Muy enfadado. Pero últimamente siempre lo estaba.

Y sus encuentros contigo no ayudaban a mejorar su estado de animo.

Caminaba despacio con las manos en los bolsillos, pensando en lo insoportable que era encontrase contigo.

"¿Que se supone que hace en el cuarto de mi hermana?" -pensó apretando los dientes- "Seguro que la a enviado Kagellama para espiar a Yuuka... Pero eso no lo voy a permitir"

Siguió andando hasta que escuchó algunos gritos que venían del fondo de la ladera.

Fue entonces cuando se fijó en el chico con la banda naranja en la cabeza vestido con un uniforme, que jugaba de portero con unos niños pequeños al Fútbol.

Fútbol... Lo echaba tanto de menos...
"Es por Yuuka" se dijo tristemente "Es por ella"

De pronto un baló se les escapó a los niños, pasando muy cerca de un par de chicos.
El portero se les acercó.
Goenji supuso que les estaba pidiendo que le devolvieran el balón.

Entonces el más bajo le dio una patada en las costillas al chico que había estado jugando con los niños.

- ¿Este es vuestro balón? -dijo el más alto con voz peligrosa, sentándose sobre el balón.

Goenji puso una cara feroz.

"¿Que se creen que están haciendo?" se dijo.

El portero cayó al suelo de rodillas, sujetándose las costillas con los brazos, y el más bajo de los chicos le agarró de la camiseta, dejando ver el escudo que la adornaba.

- Vaya, ¿Eres del instituto Raimon, esa birria de equipo? ¿Que no es capaz de tener un equipo completo? -se burló mirando al otro.

- ¡Que vergüenza! -continuó el alto-
¿Os falta gente y probáis con niños?

El moreno le miró con rabia.

- ¿Que dices Arnold? -dijo el bajo riéndose- ¿les enseñamos como se chuta de verdad?

- ¡Vale, esta bien! -canturreó el rubio levantándose- ¡Vamos a demostrárselo! -y escupió sobre el balón.

El peliblanco y el portero pusieron la misma cara.

"¿Qu-qué?" pensó el moreno "¿Por qué ha hecho eso? ¿Es que no sabe lo dibertido que es el fútbol? Si, será eso..."

Pero en lo alto de la escalera un ex-delantero pensaba algo un poco diferente:

"No, ¡no se habrá atrevido!" pensó apretando los puños y torciendo la boca en una mueca de ira "Como toques ese balón, desgraciado, yo te juro que..."

- ¡Allá va! -gritó el rubio, dando una patada al balón, que se dirigió hacia una niña que estaba bebiendo agua en el banquillo.

La niña miraba paralizada como el balón se dirigía a toda velocidad hacia ella y soltó un pequeño grito.

"Yuuka tampoco pudo moverse"

Y fue como si algo se activara dentro del peliblanco.

Salió corriendo escaleras abajo y saltó, deteniendo la pelota

"Vaya tiro más flojo, me esperaba algo más después de tanto presumir" pensó burlón el ex-delantero estrella de la secundaria Kidokawa Seishu.

Y sin poder resistirse a darle a ese matón una lección sobre lo que es un tiro de verdad, pateó al balón con todas sus fuerzas y lo mandó directo a la cara del atónito rubio y cayendo despues al suelo con elegancia.

Porque quisiera o no, por mucho que lo intentara, su parte de delantero seguía activa.
Reprimió una sonrisa.
Aunque eso debería disgustarlo, porque él había prometido dejar el fútbol para siempre.

Pero al pensarlo, algo dentro de él se removió.

"No hagas promesas que no puedes cumplir" recordó que alguien le había dicho alguna vez.

"Pero esta, la voy a cumplir" se dijo. "Por Yuuka, por su seguridad"

Y se dio la vuelta para encarar a esos dos chicos.