"Son las doce Harry, Feliz Año Nuevo" un sollozo lejano
"Feliz cumpleaños Harry, ahora tienes 24, eres un anciano" unas risitas ahogadas, un amargo gemido después
"Feliz Navidad Harry, Feliz Navidad" llanto, una persona llorando.
No sabía en donde estaba, era feliz lo tenía seguro. Todo oscuro, tan tranquilo, tan lejos de llantos y sangre, de gemidos lastimeros. Hasta que aquellos pequeños susurros que veían del limbo llegaban hasta sus oídos, una voz familiar, un dolor tan agudo en su pecho que lo único que deseaba era no escucharla más.
"Feliz Año Nuevo Harry, Feliz Año Nuevo"
El mismo sollozo y algo que jamás antes había sentido... Como mariposas revoloteando en sus labios.
Una calidez que la seguridad de la eterna oscuridad no le podía dar. Algo que nacía en su pecho y se extendía por todo el cuerpo, algo que se le hacía remotamente familiar y a la vez profundamente doloroso. Una sensación relegada con el tiempo y el amado olvido, una sensación calcinante en su cuerpo y algo más, un aroma tan desconocido que su ya ardiente cuerpo reconoció al instante. Algo trataba de sacarlo de su amada paz, en donde los recuerdos no existían y la sangre no brotaba. ¿Sangre? Recordaba el olor a sangre, sangre seca, sangre coagulada, sangre fresca. Sangre, tan roja como nada en el mundo, sangre tiñendo aquellos cabellos tan dorados como el sol. Y entonces se acordó de aquellos cabellos, estaban hechos de rayos de sol, hebras tan delgadas y suaves que casi parecían seda entre sus dedos, cabellos que olían a otra cosa que no era sangre, cabellos tan dorados que tapaban aquellos ojos de plata.
Eran resplandecientes entre brumas placenteras, eran cálidos entre sensaciones cálidas y terriblemente oscuros entre maldiciones y sangre.
¿Siempre relacionaba las cosas con sangre?
Sangre manchando sus manos y aquellos cabellos, sangre escurriendo por su rostro, tapando un ojo tan oscuro como plateado, ojos tan cerrados que dan miedo de muerte.
Y entonces recordó más sangre que no era tan importante, y recordó pisar personas sin vida mientras daba más muerte, mientras avanzaba en una agónica carrera de venganza, y sintió júbilo pero no recordaba de qué, y entonces... recordaba la cálida y segura oscuridad, tan acogedora en su propia soledad que ya después no le importó nada.
Y entonces de nuevo aquella sensación de mariposas en los labios y aquella abrumante calidez, y por primera vez quiso no estar en la seguridad eterna que le proponía la soledad.
Siendo consciente por primera vez en mucho tiempo del cuerpo, siendo consciente de que no todo era oscuridad y que había una ventana que dejaba colar un poco de luna y un poco de luz de nieve. Y un poco de luz también en unos cabellos que se veían plateados en luz lunar pero no dejaban de ser enteramente dorados, y eran tan suaves y delgados como recordaba y los ojos estaban un poco más oscuros debido a las lágrimas, pero seguían tan plateados como siempre y una sonrisa que no recordaba del todo pero que trajo tantos recuerdos consigo... Y cuando emitió sus primeras palabras después de una eternidad su propia voz le resultó absurdamente ronca...
"Feliz año nuevo, Draco"
