Buen Día. Espero que tengan un agradable semana y espero que, los que ya estén de vacaciones, las disfruten mucho, y quien no, le deseo mucha fuerza para terminar este año escolar.

Últimamente me he preguntado y visto que algo que caracteriza las historias Yuri u otra historia romántica es el uso de esta habitación para crear situaciones de romance. Esta historia va de eso, de ese pequeño salón que cumple con la función de unir corazones entre dos chicas. En todos las series, mangas y demás yuri que he visto, se repite siempre la escena de la enfermería en la que las protagonistas comparten lo que sienten; de una u otra forma, desde lo mas lindo como en Kase-san, hasta lo mas subidito de tono como en Sono Hanabira.

Pero en fin, no les hago el cuento mas largo y espero que disfruten la lectura.


Historias de la enfermería

Primera consulta: Confesión.


Esas cuatro paredes siempre han guardado íntimos secretos. Las sabanas de las camillas llevan grabados en cada uno de sus hilos las historias de las jóvenes estudiantes, al igual que lo hacen las cortinas que son suavemente acariciadas por los vientos de las cuatro estaciones. En esa habitación existen y han existido situaciones ocultas, ocultas confesiones que se susurran entre las cuatro paredes como palabras que traspasan los corazones de las jóvenes. Pequeños momentos que quedan plasmados en la historia de ese pequeño cubículo. Esa habitación ha visto más de lo que ojos humanos pudieran ver; son recuerdos que quedan fuertemente guardados; recuerdos de momentos inolvidables, al igual que dolorosos; son recuerdos que trascienden generación y que la esencia de ellos trasciende el tiempo.

En esa ocasión, otro suceso se llevaría acabo en esa pequeña habitación de enfermería. Afuera de la habitación se respiraba un fresco aroma a flores; eran los primeros días de primavera. Las cortinas de los grandes ventanales de la escuela Otonokizaka eran mecidas por el suave viento, por el aroma de las flores y por el profundo silencio que reinaba en los pasillos. Solo se escuchaban un par de pasos, que lentamente se acercaban a la habitación de los recuerdos; a la enfermería.

El cuerpo de la joven chica que caminaba despacio por los pasillos, era mecido de la misma forma que el viento movía las cortinas del instituto. Su mirada se cerraba con vehemencia y disfrutaba la sensación del viento que le golpeaba el rostro. Ese aroma agradable a flores le colmaba los sentidos. Su cabello, largo y de un hermoso color purpura, brillaba con los rayos de sol y, debido al viento, volaba a su lado, cobijándola de vez en cuando en ese cumulo de belleza purpura.

Paso a paso, la chica disfrutaba toda sensación suave que le rodeaba. Era un bonito día de primavera, y el clima era agradable y relajante, así que ¿cómo no disfrutar ese momento que le brindaba un poco de tranquilidad? Después de lo que hizo, necesitaba tranquilizarse un poco.

Al estar en medio de las clases, ella sabía que no sería buena idea seguir deambulando por los pasillos de la escuela a pesar de que lo deseara mucho, tenía que ir al lugar que los profesores le habían dicho después de fingir sentirse mal en clase; tenía que ir a la enfermería para refugiarse después de sentirse indispuesta a compartir el mismo espacio que… alguien especial.

Si bien las historias en la enfermería eran todas diferentes, todas figuraban por tener sentimientos parecidos y constantes. Además de eso, una característica de esa pequeña habitación que trascendía en el tiempo, era que todas las historias empezaban cuando esta habitación se encontraba en completa soledad, y la verdad, no se sabía si ese ente incorpóreo lo hacía a propósito, pero siempre estaba en completa soledad cuando las historias de las chicas sucedían.

Al estar frente a la puerta de la enfermería, la chica llamada Nozomi, abrió la puerta y la deslizó con suavidad, aunque en vez de entrar ahí, realmente deseaba disfrutar un poco más del tiempo en el pasillo desierto y silencioso por el que caminaba. Como era casi normal y acostumbrado, al abrir la puerta se dio cuenta de que esta habitación estaba abandonada por la enfermera que se supone debía de estar ahí. Ni un ruido, ni un suspiro existía en esa habitación, parecía como si la chica hubiera entrado a un lugar completamente diferente al que conocía.

Era normal ver la enfermería sin enfermera que ayudara a las estudiantes, sin embargo, esto poco le importo a Nozomi ya que, lo menos que quería ahora, era hablar con alguien de lo que le dolía, porque ella sabía que no habría cura para el dolor que sentía por dentro y prefería mejor no inventar síntomas falsos para definir lo que oprimía su pecho en ese momento.

Despacio, y como si deambulara en un lugar desconocido, Nozomi comenzó a recorrer la pequeña habitación de cuatro por cuatro que era tan pequeña que solo albergaba en ella una cama a lado de la ventana y el escritorio de la enfermera. Nozomi miró detenidamente cada esquina de esta, cada detalle en las paredes y cada sensación que la soledad del lugar le causaba a su cuerpo.

Frente a la puerta, había una venta que daba vista a los jardines de entrenamiento de los clubes de atletismo y fútbol. Afuera se podía ver el verdor de la primavera en todo su esplendor al igual que los pétalos rosados de flor de cerezo que se esparcían por todo el campo verde. Siguiendo el constante tiempo desde que había entrado Nozomi a la enfermería, ella se dirigió despacio hacia la ventana y la abrió para dejar que el viento circulara dentro de la habitación. Las cortinas violentamente se estremecieron y flotaron con el suave viento que entró en la enfermería, y el aroma que estaba deseando Nozomi volver a oler comenzó a colarse como un intruso dentro de la habitación. Con vehemencia, se acercó a la ventana y puso sus manos en el alféizar, tratando de estirar todo su cuerpo hacia el exterior de la habitación, como si quisiera saltar desde esa ventana hasta el último piso de la escuela. Sin embargo, ese acto solo fue para disfrutar mejor del clima de afuera; para poder sentir todo el poder "espiritual" —como lo decía ella— en cada pómulo de su rostro.

No obstante, alguien tenía diferentes planes en todo ese cumulo de tranquilidad y relajación de la que la joven de preparatoria era participe.

A diferencia de Nozomi, una segunda chica apresuraba su paso hacia el mismo lugar en el que estaba Nozomi; obviamente esta última no se imaginaba que la otra chica iba hacia la enfermería. Las cortinas que flotaban en los ventanales se le hacían un estorbo a la chica que casi corría por los pasillos para alcanzar su destino. Ni siquiera se daba cuenta del aroma perfumado de flores de primavera, y ni que hablar del silencio de los pasillos, el cual era roto por los constantes y veloces pasos de la chica que cada vez más rápido se acercaba a la enfermería.

La coleta de cabello rubio que colgaba de la cabeza de la chica se movía de un lado a otro con cada paso que daba. Su ceño se fruncía en molestia con cada segundo que pasaba caminando y sus ojos color azul celeste estaba cristalinos y llenos de un sentimiento de irritación.

Cuando la chica de nombre Eli llego a la enfermería, lo primero que hizo fue deslizar violentamente la puerta sin ningún reparo a la sutiliza. Esto captó la atención de la chica que dentro estaba disfrutando de la suave brisa del viento. Sin embargo, la joven rubia no noto esto y, al contrario de guardar la calma y someterse a las caricias del viento, esta simplemente rompió todo el ambiente cuando su voz entro en contacto con el exterior.

—¿Con que aquí estabas? —Dijo con una voz que denotaba dureza—. ¿Cuánto tiempo te piensas quedar aquí, Nozomi?

—Elichi —A pesar de que su ritual mágico había sido cortado abruptamente por la interrupción de su compañera de clase, Nozomi no titubeó en la hermosa sonrisa que se esbozó en su rostro—. ¿Viniste a buscarme? ¿A ver como me encontraba?

—Sí, quiero saber cómo te sientes —Eli utilizo el sarcasmo en cada una de sus palabras, ya que sabía exactamente que Nozomi estaba jugando con ella—. Y bien, ¿qué te duele?

—Estoy bien, gracias por preocuparte —Dijo Nozomi sin pisca de ironía y con su imperecedera sonrisa aún en sus labios—. Puedes regresar a clase, solo me sentí un poco mareada, pero…

—¿Crees que te servirán esas mentiras contra mí?

—No son mentiras, nunca te diría una mentira si en realidad me siento mal —Eli, al escuchar las palabras de su compañera, se acercó un par de pasos hacia ella, mientras que Nozomi, al contrario de retroceder del enojo de Eli, simplemente le pasó por un lado y se sentó en la camilla de la enfermería.

—¿Con que no son mentiras? —Eli se acercó a la venta para poder ver el paisaje de fuera. Nubes blancas comenzaban a bloquear los rayos del sol, dándole a la escuela una apariencia más sombría—. ¿Entonces por qué, cuando de verdad te enfermas, nunca me dices que lo estás?

—Bueno, no quiero que tú te preocupes por mí.

—Mentirosa —Dijo con firmeza. A pesar de que solo fue un susurro, su voz resonó fuerte entre las cuatro paredes—. Eres una mentirosa, Nozomi.

—Y según tú, ¿por qué soy una mentirosa? No es como si me quisiera saltar las clases, y de verdad no podía soportar más tiempo escuchado la clase. Me sentía mareada.

En un arranque de molestia al escuchar la forma en la que hablaba Nozomi, Eli se acercó a ella, subiéndose a la cama y acorralándola contra la pared.

—¿Tienes fiebre entonces? —Eli llevó su mano a la frente de Nozomi. El rostro de la joven de cabello purpura se puso extremadamente rojo; indudablemente tenía fiebre, pero no era por ninguna enfermedad—. ¿Te duele en algún lugar?

—¡Estoy bien, Elichi! —Gritó Nozomi exasperada y, con desesperación, comenzó a apartar a Eli de su lado.

—Dime la verdad. ¿Por qué saliste así de la clase?

—Ya te lo dije… —Nozomi cedió a su mentira cuando desvió su mirada de la de Eli, ya que, al tenerla tan cerca, al verla directo a los ojos, no podría seguir con su fachada, no podría seguir mintiendo.

—¿Fue por lo de ayer verdad?

—¿Ayer?

—No te hagas la tonta, Nozomi —Eli liberó un suspiro—. Tú no eres así.

—Elichi… —La sonrisa de Nozomi luchaba por seguir esbozada en su rostro, a pesar de ser titubeante, esta tenía un sentimiento de genuina sinceridad, sinceridad que se percibía también en sus dos ojos esmeralda y cristalinos—. Te digo de verdad que no me sentí bien en clase, te digo que esto no tiene que ver con lo de ayer. Por favor, solo déjame un momento sola. Te prometo que no faltare a la próxima clase. Solo quiero… —Nozomi miró cabizbaja al piso de la enfermería— estar sola un rato.

Evadiendo el verdadero dolor que sentía Eli dentro de ella, simplemente se separó de lado de Nozomi y se puso de pie frente a ella. No la dejo de ver ni un segundo, veía cada reacción en su cuerpo, cada respiración que expandía su pecho; parecía acelerado. Escuchaba cada tenue sonido que salía de su boca. Veía cada movimiento en sus dedos que parecían titubeantes ya que temblaban con cada segundo que pasaba.

—Me quedare contigo —Sentenció Eli mientras se sentaba a su lado—. Le dije a la profesora que tampoco me sentía bien.

—¡Pero tú tienes que volver a clase! No quiero que por mi culpa…

—No me voy a ir de aquí hasta que te sientas mejor.

—Pero, Elichi.

—No voy a discutir más contigo —Eli volvió a lanzar un prolongado y amargo suspiro—. Solo quiero que escuches, y que me des una respuesta de lo que pasó ayer.

Silencio, un profundo silencio inundo la enfermería. Solo el susurró del viento al entrar por la venta pudo aligerar ese horrible silencio que se había creado entre las dos estudiantes.

—Haz lo que quieras —Musitó Nozomi mientras se acomodaba en la cama y se acostaba en ella; dándole la espalda a Eli y dejando de prestarle atención.

Durante unos minutos, el abrazador silencio reinó entre las dos. Ninguna decía nada y ninguna parecía pretender empezar a romper ese silencio que embriagaba el lugar. Ni siquiera se movían de su lugar. Nozomi estaba acostada en la cama, mientras que Eli permanecía sentada y muy quieta al otro extremo de la cama. Sin embargo, esta última no podía tolerar más ese silencio, no lo aguantaba; tenía que poner fin a todo lo que había dicho antes, tenía que calmarse para poder llegar a los sentimientos de Nozomi; para poder obtener una respuesta de ella. Fue así como Eli, tomando un profundo respiro que la llenó de valor, se propuso a romper por fin con el silencio.

—Sabes… —Dijo. Su voz temblaba, no estaba tan segura de lo que diría—. Nozomi, discúlpame por comportarme de esta forma —Eli miró fijamente sus manos, estas temblaban y comenzaban a sudar por los nervios que lentamente ascendían en su cuerpo—. Escúchame, Nozomi, no tienes que responderme si no quieres, es solo que todo esto me tomó por sorpresa. —Eli volteó a ver a Nozomi, sin embargo, esta no se movía ni un poco.

»Lo de ayer… —Eli levantó la mirada y miró al techo de la enfermería con vehemencia—. Perdón, pero no sabía cómo reaccionar, no sabía que decir. Yo no soy la clase de persona que sabe algo acerca de… esos temas… —Los ojos Eli comenzaron a aguarse y sus mejillas adquirieron un tenue color rosado; ella estaba avergonzada, no había duda—. Sabes lo que dicen de mí, que soy muy lenta como para darme cuenta de ese tipo de cosas, y la verdad nunca pensé que me vería envuelta en ese tipo de situaciones.

Eli volvió a suspirar, el silencio de Nozomi hacia cada vez más difícil que sus palabras salieran correctamente de su boca, ya no sabía que más decir, ya no sabía cómo proseguir con lo que había empezado. Sin embargo, algo que le dio un motivo para continuar hablando fue ver que Nozomi al menos esta vez se movió un poco.

—Nozomi, ¿por qué me dijiste eso? —Eli titubeo en sus palabras—. ¿Por qué yo? —Eli se quedó callada, esperando respuesta, no obstante, esta no parecía llegar—. ¿Acaso yo te doy esa sensación de seguridad que tú buscas? ¿Por qué yo, Nozomi? Realmente no lo entiendo. Por favor… —La voz trémula de Eli pronosticaba que las lágrimas comenzarían a salir de sus ojos en cualquier momento—. Perdón, pero ya no sé qué más decir, solo quiero saber por qué.

—Porque sí —fue la simple contestación de Nozomi.

Despacio, Nozomi comenzó a incorporarse en la cama, sentándose de nuevo en ella, pero del lado contrario al que estaba Eli; la chica aún le daba la espalda; sabía que, si la veía a los ojos, no podría tener la valentía de decirle todo lo que sentía.

—¿Porque sí? —Eli liberó un suspiro con pesadumbre y resignación—. ¿Eso es todo lo que me dirás?

—Elichi, no tengo una razón para justificar lo que dije —Nozomi entrelazó y estrujó sus dedos con nerviosismo—. Lo que siento por ti nunca va a cambiar. Por más que me preguntes él porque fuiste tú a la que… —Las mejillas de Nozomi adquirieron un notable color carmesí. Tratando de pensar mejor en lo que decía, la chica también lanzo un suspiro pesado—. Elichi, tú de verdad, de verdad, de verdad, me gustas mucho.

—¡Es por eso que te lo pregunto!

—¡Déjame terminar! —Nozomi apretó los parpados, un par de lágrimas ya salían por las comisuras de sus ojos—. No sé porque fuiste tú. No sé porque me comenzaste a gustar. Quise pensarlo, quise pensarlo todas las noches, todos los días desde que comencé a sentir esto por ti, pero yo no lo sé. Quizás haya sido porque fuiste la primera persona que me habló amablemente, o porque fuiste mi primera amiga, o porque, a pesar de que soy extraña y rara, permaneciste a mi lado sin importarte mi comportamiento. No sé porque Elichi… —Nozomi comenzó a sollozar; de su boca salían hipidos desesperados—. Realmente me gustas, mi corazón me lo dice, mi cuerpo me lo dice. Cada que te veo sonreír, me siento sumamente feliz. Cada que te veo a los ojos, no puedo evitar quedar hipnotizada por ellos. Cada que me tomas gentilmente de la mano, todo mi cuerpo se pone tenso y siento como si mi corazón quisiera salir huyendo de mi pecho —Nozomi se enjuagó con desesperación las lágrimas—. Perdona, ya estoy diciendo cosas extrañas otra vez. Perdón Elichi, olvida lo que dije.

—No… —Eli se examinaba la palma de las manos con su dedo índice. Estaba nerviosa ya que sentía que no podía decir absolutamente nada contra lo que le había expresado Nozomi con sus palabras—. No dijiste nada extraño, Nozomi, por eso es que no tengo que olvidarlo, es por eso que por nada del mundo lo olvidaría —Eli se dio la vuelta y cruzó la cama por encima. Despacio, muy despacio, su peso hundió la mullida cama cada que se acercaba más a Nozomi. Entonces, al llegar a lado de la joven que lloraba, Eli la envolvió con sus brazos por la espalda y, cuando lo hizo, Nozomi no pudo evitar temblar en sus brazos—. Eso es todo lo que quería saber, Nozomi. Respondiste a mi pregunta sin saberlo. Nozomi, no tienes que darme una gran explicación, ni mucho menos poner escusas por decirme que te gustaba, lo único que quería escuchar era tu sinceridad al decírmelo, solo quería escuchar que tu voz dijera lo que sientes por mí.

—¡¿Entonces por qué reaccionaste así cuando te lo dije?! —Gritó Nozomi, abrumada—. ¿Por qué, a pesar de que fui sincera ayer, tú simplemente te quedaste callada?

—¡Porque soy una idiota! —Eli atrajo más a Nozomi con sus brazos, sintiendo todo el calor de su cuerpo en su pecho. Los sollozos de Nozomi hacían que todo su cuerpo se estremeciera, haciendo que Eli también lo sintiera—. Soy una idiota, Nozomi, por no darme cuenta de que estabas siendo sincera. Pero yo también quiero decirte algo con sinceridad, y es que yo no sabía como comportarme ante tus palabras. Estaba aturdía, tenía miedo, aún lo tengo, yo no sé qué pensar de esto, no sé ni siquiera como estoy diciendo esto sin caer en la desesperación. Pero Nozomi… —Nozomi comenzó a llorar con más angustia—, escúchame, Nozomi, por favor… Por nada del mundo pretendería hacerte daño, así que, por favor, tenme paciencia con esto.

El silencio que antes era tranquilizante, se llenó de sollozos de la joven de cabello purpura, la cual, a pesar de escuchar lo que decía Eli, no podía dejar de llorar. El viento suave susurraba dentro de la enfermería, y el aroma de flores volvía a impregnar con su perfume cada rincón.

—No sé cuándo me di cuenta de lo que sentía por ti, Nozomi —Eli trató de llevar sus manos a las de Nozomi, haciendo que sus cuerpos se acercaran incluso más—, quisiera recordarlo. La verdad tú también fuiste muy amable conmigo, tú también me tendiste tu mano cuando más lo necesitaba, me apoyaste en todo lo que hacía y me sigues apoyado a pesar de las inseguridades que tenga. Eres amable, linda y sé que, en cualquier situación, siempre podre confiar en ti. Nozomi, no sé cuándo fue cuando empecé a sentir un sentimiento cálido dentro de mi cada que te veía, no sabía lo que era, nos sabía porque mi mente divagaba cada que escuchaba tu voz y me hacía pensar en que era la voz más hermosa que nunca hubiera escuchado. Yo no sabía cómo nombrar esto que siento por ti. Pensé que estaba enferma, que algo en el clima me hacía sentir pesada y con una gran opresión en el cuerpo; en mi pecho —Con una mano, Eli tomó a Nozomi de la mano y con la otra trató de limpiar las lágrimas que se deslizaban por el rostro de su amiga—. Pero ahora sé lo que siento por ti, porque hasta eso tú también me lo tuviste que aclarar. Nozomi, creo que también me gustas —Los sollozos de Nozomi se hicieron más fuertes, sin embargo, el sentimiento angustiante de antes había desaparecido.

—¿En serio? —Esas fueron las únicas palabras que pudo articular Nozomi en un momento como ese—. No te estas burlando de mí, ni nada de eso, ¿verdad? De verdad te gusto a pesar de ser tan simple y extraña. —Eli recargó su barbilla en el hombro de Nozomi, solo para tratar de verla de nuevo a los ojos. Estos tenían un hermoso brillo en ellos, al igual que los de Eli.

—Ya te lo dije, Nozomi, si de verdad este sentimiento es lo que tú me dices, entonces no tengo duda en que realmente me gustas. No me importa que seas rara o extraña en ocasiones, y yo nunca pensaría que eres simple o fea, tu eres muy linda, lo supe desde la primera vez que te vi.

—¿De verdad? —Nozomi intentó sonreír con sinceridad, y a pesar de que era difícil debido a todo lo que sentía en ese momento, logró mostrarle a Eli una sonrisa que le aceleró el corazón—. Entonces, ¿puedo preguntártelo de nuevo?

—¿Preguntar? —Eli miró fijamente a Nozomi a los ojos, en ellos se podía percibir la ingenuidad y deseo porque sus palabras fueran de nuevo escuchadas y correspondidas. Al ver esa tierna mirada, Eli asintió y una sonrisa llena de calma se esbozó en su rostro—. Claro.

—Elichi… —El cuerpo de Nozomi volvió a temblar en los brazos de Eli, sin embargo, se detuvo cuando su confiable amiga la tomó firmemente de las manos. Con solo ese gesto, pudo tomar de nuevo valor para que sus palabras salieran con el flujo del viento y de sus sentimientos—. Me gustas mucho… —sus mejillas se ruborizaron—. ¿Q-Quieres ser mi novia?

El corazón de Eli, en ese momento, golpeaba la espalda de Nozomi. A pesar de mostrarse confiada todo el tiempo, las palabras no salían de su boca. Sabia lo que diría, sabía lo que sentía, pero era sumamente difícil aun así darle una contestación sin tener un poco de miedo acumulado dentro de ella. A pesar de eso, ella pudo conseguirlo al ver los tiernos ojos de Nozomi mientras la veía y esperaba su respuesta.

—Si —Eli sonrió, como si con esa sola palabra hubiera podido liberar todo lo que sentía en ese momento— Nozomi, ¿quieres ser mi novia?

Las palabras sobraron para que ambas chicas pudieran reafirmas sus sentimientos, no hubo necesidad de decir nada, simplemente dejaron que el silencio las envolviera a ambas y las dejaras en completa soledad; ahora con sus nuevos sentimientos descubiertos.

El ambiente comenzó a llenarse de ese nuevo sentir, de múltiples y contantes sentimientos que traspasaban las barreras del tiempo. En esa pequeña enfermería, entre esas cuatro paredes y un hermoso escenario que se traslucía por la ventana, había nacido una nueva historia que se guardaría como un tesoro en la enfermería.


Y bueno, ¿qué les pareció la historia? La verdad hace mucho que no escribía tan fluf como en esta historia, sin contar linda locura. Quizás la idea fue un poco simple y salida de la nada, y realmente así lo fue dado mi duda existencial del porque siempre pasan este tipo de situaciones en la enfermería. Me gustaría saber su opinión acerca de la historia y si les gusto este bonito NozoxEli, que al menos a mí me llego a mi hasta el corazón. Por cierto, seguramente les hubiera gustado un beso, pero ya saben como soy con ese tipo de cosas, me gusta escribir los besos pero tiene que haber un trasfondo más romántico, al igual que decir la apalabra "te amo" o un "te quiero" palabra la cual casi no me gusta usar jajaja. Por cierto, ¿ustedes tiene palabras que no les gustan o solo yo soy el raro? A mi no me gusta decir "te quiero", "suerte" y "respectivamente".

En fin, muchas gracias por el apoyo. Esta semana, debido al surgimiento repentino de esta historia, se subirán dos historias, esta y la otra ya saben cual es. También quería subir la historia de "Nico en Wonderland" así que quizás, si me apuro con todo lo que tengo pendiente, la suba este fin de semana.

Sin Más, Muchas Gracias Por leer y por su apoyo en General. Muchas gracias también por sus Reviews.