Hola~ ¿Todo bien?
Se suponía que este era un fanfic para el 14 de febrero... pero aquí vengo subiendolo un poco tarde.
Moría por escribir algo sobre el AU de Islandol, más porque ando en la "onda" del kpop con b1a4 y eso, así que estoy feliz de haberlo hecho al fin.
Tal vez no sea la gran cosa, pero espero les agrade.
Disclaimer: APH no es mío c: sólo lo es este fanfic.
Aclaraciones: Fluff. Cursiva para pasado, sólo son como 3 párrafos.
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Islandol era el dueto conformado por Arthur Kirkland y Kiku Honda, un inglés y un japonés respectivamente, que debutó un 30 de enero del año 2011. Eran queridos y admirados por millones de personas en el mundo -sobre todo en sus tierras- por grandes y chicos, mujeres y hombres, expertos de la música y más. Sus canciones iban de las más alegres hasta las baladas más preciosas que puedan existir, muchas incluso compuestas por ellos mismos.
Para ambos, el haber llegado ahí, era su mayor orgullo, Tanta dedicación, perseverancia en hacer lo que más amaban, valió totalmente la pena.
Al inicio las cosas fueron un poco complicadas, llevarse bien por un lado, pero una vez ya acostumbrados no podían estar sin el otro... Ahora menos que había algo más, algo más profundo y personal, entre ellos.
-Bienvenido, Arthur.-
El susodicho levantó la mirada, viendo ahí a su compañero de canto y amor de su vida, saludarle desde el sillón donde leía un libro.
-Es bueno estar de vuelta...-
No esperó más y se llegó a él para recostarse en sus piernas, no sin antes saludarle con un beso en la frente. Estaba muy cansado, todo el día filmando programas y en sesiones de fotos, y el hecho de que sean actividades individuales, sin el peli negro, lo volvía todo más pesado...
-¿Estuvo bien la filmación?- preguntó, aprovechó el momento para acariciar sus rubios cabellos.
-Si... Ya sabes, lo de siempre- cerró los ojos, cómodo- ¿Tú que tal?- no se veían desde esa mañana pero para él, para ambos, era como si hubiera sido más tiempo.
-Aquí, bien.- sonrió- Extrañándote...- soltó sólo para ver la expresión del otro, amaba eso.
Arthur sintió su rostro arder pero eso no le impidió levantarse y dejar un rápido y cálido beso en sus labios.
Estar así, juntos en la tranquilidad de su hogar, era lo mejor que podía pasarles... Lo segundo era el haber podido cumplir su sueño de ser cantantes, de compartir su música con el mundo, incluso luego de tantos tropiezos.
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-¡Gracias! ¡Los amamos!-
Aplausos, felicitaciones y palabras de asombro y maravilla eran lo que se escuchaba detrás de aquel escenario donde recién habían dado un espectacular show a muchísimas de personas, uno completamente a su estilo. Agradecían cada buena palabra, a pesar de estar ya tanto tiempo en eso aún no se acostumbraban a que las personas hablaran tantas cosas buenas sobre ellos, mientras secaban el sudor de su frente y se dirigían a los camerinos para cambiarse de ropas.
-Por fin solos.-
Un suspiro salió de los labios del rubio y fue directamente en busca de sus ropas, no tenía nada en contra pero estar tan rodeado de gente, sus fans no contaban, le sofocaba. Kiku le miró por un momento, sonriendo, y le siguió quitándose aquel saco blanco que llevaba puesto sintiendo el alivio en sus hombros, siempre amaba cada prenda que su húngara diseñadora hacía exclusivamente para ellos pero a veces era un poco difícil llevarlas.
El peli negro fue el primero en cambiarse y le extrañó no encontrar ya listo a su compañero. Se asomó a su camerino a ver que podía suceder...
-Sí, entiendo, gracias por todo...-
Arthur se vio muy decepcionado cuando colgó la reciente llamada. Dejó su teléfono a un lado y se revolvió los cabellos como pensando qué hacer.
-¿Está todo bien?-
La presencia de Kiku le puso nervioso, vaya a saber por qué, y se giró hacia él con una falsa sonrisa.
-Eh... Si.- fue lo único que pudo decir, aún su intento fallido de sonrisa estaba en su rostro.
Kiku se cruzó de brazos, no se iba a tragar esa mentira, pero cuando estuvo a punto de preguntar un miembro del staff apareció.
-Chicos, es hora de irse.-
Salvado por la campana. Fue lo que pasó con la mente del rubio. Pero con sólo ver la mirada del mayor sabía que no iba a estar a salvo por mucho tiempo...
-¿Arthur?-
Reaccionó al llamado viendo ahí al peli negro esperarle en las afuera del camerino.
-Adelántate, ya te alcanzo.- y entonces sus mirar castaño le dio un rayito de esperanza, no se iba a rendir.
-Bien, pero no te tardes...- sabía que algo pasaba con él, no era tonto, pero también sabía bien que sea lo que sea iba a contárselo cuando fuera el momento.
Cuando Kiku se retiró tomó su teléfono de nueva cuenta y marcó un número conocido... No iba a permitir que sus planes se vinieran abajo...
Y menos un catorce de febrero.
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Aún dentro del auto podían escuchar los gritos de sus fans, aquellos que fueron a despedirle luego de su concierto, se tomaron algunas fotos y hasta dieron varios autógrafos. El staff no estuvo muy de acuerdo pero ellos sin duda no podían dejar a sus fans así, no cuando le han dado tanto cariño y apoyo.
Kiku prestó atención a su lado, al rubio, notando que estaba un poco ansioso, eso desde que se encontró con él antes de salir. Arqueó una ceja y dio un par de toquecitos en su brazo, llamando su atención.
-Arthur, no quiero ser insistente pero...-
-Shhh.- colocó un dedo en sus labios, callándolo- Espera un poco, por favor.- y sus ojos brillaban, emocionados.
El peli negro asintió aún con el dedo sobre sus labios, sus mejillas estaban un poco sonrojadas por el tacto. La ansiedad que tenía el otro ya se le comenzaba a contagiar.
Emprendieron marcha hacia su hogar por las casi desoladas calles de Londres, a pesar de ser San Valentín había poca gente en sus alrededores. Su camino era silencioso, como de costumbre, cuando de pronto Kiku se dio cuenta de que algo cambió...
-Este no es el camino a casa...- se giró a su acompañante- ¿Arthur?- pidió una explicación.
-Que astuto eres, love.- le miró también- Espera un poco más y lo sabrás.- tomó su mano, buscando que eso sea suficiente para él por los momentos.
Kiku se mantuvo tranquilo, no era una persona que se desesperaba, pero eso no quería decir que no se muriera de curiosidad... ¿Qué tramaba su británico novio?
Transitaron la vía durante un rato más, sus manos sin soltarse, hasta que por fin el auto se detuvo frente a un curioso portón negro de rejas gruesas que, antes de que el mayor pudiera preguntar, se abrieron dándole paso al interior de aquel lugar.
El auto se estacionó y Arthur abrió la puerta antes de salir arrastrando con él a su acompañante. Apenas fuera el auto les dejó yéndose por donde entraron en primer lugar...
-Esto... Yo quería hacer algo por ti, por nosotros.- se adelantó antes de que el azabache comenzara a preguntar- Y no podía dejar pasar este día...-
-Arthur.- despegó la mirada del sitio, de aquel que no esperó encontrar, mirando los ojos esmeraldas ajenos- Sabes que yo no necesito nada de esto, estar contigo me basta y sobra.- le sonrió, su reluciente y sencilla sonrisa mostraba su felicidad.
-Ya lo sé.- tomó su mano libre, aun teniendo la otra, y se puso frente a él- Son realmente pocas las oportunidades que se nos presentan de estar juntos así y no quiero desaprovechar ninguna.-
Arthur tenía razón, a pesar de que trabajaban juntos no era lo mismo que tener un rato a solas, un rato para olvidarse de su posición como Idol y sólo tener tiempo para ese quien tenían en frente, la persona que más amaban en el mundo.
-Está bien, tú ganas.- esta vez rio, de por si sabía que el rubio amaba cuando le daba la razón- Gracias.- su susurro se perdió en el frío aire apenas se puso de puntitas y besó dulcemente a su inglés.
Cuando se separaron dieron paso a la pequeña casa a la cuál habían llegado, era una cabaña de madera, muy bien hecha y hermosa, que tenía lo necesario para pasar una velada romántica juntos. La vista desde ahí era perfecta, hasta podían divisar las estrellas sobre ellos, y a pesar del frío de fuera allí contaban con lo suficiente para calentarse.
Adentro les esperaba una deliciosa comida acompañada de una exquisita bebida. Comieron, hablaron, recuperaron un poco de fuerzas luego de su reciente concierto y finalmente se ubicaron frente a la enorme ventana de la salita acurrucados y cubiertos por una suave y caliente cobija.
-Ya es nuestro quinto año...-
Arthur prestó atención a quien tenía apoyado en el hombro, sus ojos miraban su cabellera negra al no poder llegar al rostro.
-¿Nuestro debut?- agregó lo obvio.
-Parece mentira que hayamos resistido tanto.- se levantó de su hombro y le miró de frente- Aún luego de lo que pasó.- su mirada se volvió melancólica, perdida en el recuerdo.
El rubio sintió una presión en el pecho al recordar y, sabiendo que su compañero estaba igual o peor, sólo le abrazó.
Vagos recuerdos, altos y bajos, toda carrera artística tenía sus caídas pero lo importante era saber cómo levantarse, ir en busca de una segunda oportunidad...
Su debut fue considerado refrescante, la curiosa combinación anglo japonesa llamó la atención de muchos. Fue un buen comienzo, no había duda, pero ese buen inicio pronto se convirtió en nada... Un fracaso.
-¡No! Renuncio, esto ya no tiene arreglo.-
Nunca iba a olvidar la mirada llena de tristeza y frustración de ese con quien había vivido tanto a pesar de no haber pasado mucho tiempo. Entonces supo que si él se iba, si Kiku Honda renunciaba, todo estaba perdido para él también... Sin él no habría nada.
-Lo tiene.- sus gruesas cejas se fruncieron y tomó la mano del azabache para evitar su huida- Nosotros mismos vamos a resurgir.-
-¿Qué?- sus ojos ya no mostraban ira, sólo extrañeza y, no sabía por qué, le creía.
Trabajaron juntos en un nuevo inicio, de cero, y cuando menos lo esperaron comenzaron a crecer... A triunfar.
-No sé qué habría sido de mí si tú no me hubieras hecho reflexionar ese día.-
La voz de Kiku volvió a escucharse luego de un corto silencio. Esta vez estaba recostado en el pecho del rubio con los ojos cerrados, más recuerdos venían a su mente.
-Tú fuiste mi impulso.- susurro también, abrazando su pequeña cintura- Digamos que ambos nos ayudamos.-
-De acuerdo.- se despegó de su pecho y sus ojos se perdieron en los esmeraldas del otro, como muchas veces sucedía.
-Te amo.- se dejó llevar por el momento, el tranquilo espacio que crearon. Y, antes de recibir una respuesta, sus manos viajaron al rostro del asiático para dejar un casto beso en sus labios.
A pesar de ser tan grandes, tan famosos, nunca iban a dejar de atesorar esos simples momentos juntos. Su segundo chance, su regreso, les hizo volver más fuertes y con ganas de triunfar...
Al final de cuenta todo ese esfuerzo fue totalmente recompensado.
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¿Por qué 30 de enero del 2011 como año debut? 30 de enero por el aniversario de su alianza y 2011 porque fue el año que comencé a shippearlos. Aún no puedo creer que ya llevo 4 años amándolos…
Y si, eso fue todo. Ando un poco fuera de onda con el asakiku, bendito sean nuevas otp, pero eso no quiere decir que vaya a olvidarlos, no tan fácil.
Y... ¿Les gustó? me encantaría que me dejaran una opinión, a ver si sigo escribiendo en este universo.
Sin más, me disculpo por si hubo algún error y espero les haya gustado.
¡Adiós!
