Насилия vardarbības

Rusia coloco su bufanda alrededor del cuello del letón y tiro de esta hasta que los labios del pequeño quedaron completamente azulados.

Lo dejo tendido en la cama, al día siguiente vería si seguía respirando, por ahora simplemente ignoraría lo que paso.

-¿R-Rusia-san... donde está Raivis?

-Durmiendo.-dijo el ruso con su típica voz dulzona.-Así que ni se te ocurra ir a verlo, ¿entiendes?-le dijo fríamente.

-S-sí Rusia-san.

Tal y como lo planeo, al día siguiente fue a esa habitación a comprobar si el pequeño letón seguía con vida o no. Grande fue su sorpresa al ver que este seguía en la misma posición, con las facciones algo azuladas, pero con los ojos levemente abiertos. El pequeño respiraba vagamente y temblaba, esto se debía a que el mayor había dejado las ventanas abiertas de par e par a mitad de una ventisca.

-Veo que sigues vivo, Raivis.-dijo melódicamente sentándose al lado del más joven.-Estoy realmente asombrado de tu resistencia, -lo levanto de los mechones rubios estirando aquellos risos que le coronaban.-así que no vuelvas a cometer un error, o será mucho peor, pequeño, será mucho peor.-dijo casi en susurró.

-S-sí... R-Rusia-san...

-Ve a vestirte adecuadamente, no quiero verte hasta el almuerzo, sirviéndolo, claro.-decía mientras caminaba hacia la puerta.

-S-sí... Rusia-san...-sintió un nuevo ruido, el mayor se volvía a acercar.- ¿P-pasa a-algo, señor?

-Aun tienes mi bufanda.-dijo deslizándola por el cuello del menor hasta volver a colocarla en el propio.-Limpia este lugar después de alistarte.

-S-sí... señor...