Dedicado a a92, aherrerahdz y Aritsuki246, como desagravio :)

Descargo de responsabilidad: la maravillosa Akagami no Shirayukihime pertenece a Akizuki sensei.


LA ÚLTIMA PRUEBA

La tenía contra la pared. Sus brazos enjaulándola contra la fría piedra, a su espalda. E Izana, en toda su gloria y majestad, frente a ella.

—Puedes ser mi reina, Shirayuki… —le decía él, con una voz que le hacía pensar en telas de seda y terciopelo—. Abandona a mi hermano y cásate conmigo… —le susurra al oído, su aliento cálido resbalando sobre su piel—. Tendrás el reino a tus pies… Serás reina…

Y antes siquiera de poder pensar en las consecuencias de lo que va a hacer, el cuerpo de Shirayuki reacciona zafándose de esa cárcel de carne, para girar sobre sí misma, estirar el brazo hacia atrás para tomar impulso, y soltarle tremendo bofetón con la mano abierta en toda la cara.

Al Rey de Clarines.

El guantazo resonó en toda la habitación. Se podría decir que hizo eco…

Shirayuki acababa de darle un tortazo al Rey de Clarines. A Su Majestad Izana Wistalia.

En toda la cara.

Ella está de pie, los labios prietos y el ceño fruncido en furioso enojo, y la mano ardiendo por la fuerza del sopapo.

Izana la mira, los ojos abiertos de par en par, la boca ligeramente abierta en sorprendido pasmo, y la mejilla cada vez más roja.

"Ya está. Es el fin…", piensa Shirayuki, "Nunca permitirá que Zen y yo nos casemos".

Pero el pecho y los hombros de Izana se mueven, agitándose, y una risa baja finalmente sale de su garganta.

Ella no recuerda haberlo oído reír desde que lo conoce. Gestos que recuerdan a una sonrisa, sí, por supuesto. ¿Pero reír? No.

Jamás.

—Mi hermano sabrá de esto ¿verdad? —él se lleva la mano a la mejilla herida. Escuece…—. Sí, claro que sí… Ustedes se lo cuentan todo… —ya no ríe, pero una sonrisa (de las de verdad…) se dibuja en su cara…—. A Zen no le gustará ni un pelo. Nunca le han gustado mis métodos… Mejor me mantengo alejado de él por unos días…

Y le guiña un ojo.

¿Eh?

Ella sigue en silencio, sin saber qué decir, sin saber qué pensar… La boca abierta en muda interrogación y el más absoluto desconcierto pintado en el rostro.

Y es entonces cuando Su Majestad se digna a arrojar luz sobre su anterior proceder.

—Bienvenida a la familia Wistalia, Shirayuki.