Capítulo 1. Un pasado.
Era una tarde fresca en Konoha y ahí se encontraba ella, en el cementerio de la aldea, con sus ojos cerrados, sentada en el fresco pasto, sintiendo la brisa rozar su rostro.
Su nombre era Kasumi, una chica de 12 años, de cabello negro ondulado que le llegaba un poco más debajo de los hombros, con un corte recto, ojos de color miel, vestía con un pantalón negro que le llegaba un poco más debajo de sus rodillas, una blusa sin mangas de color negra a la cual le anudaba una cinta roja en la cintura donde tenía una bolsa que contenía algunas armas y rollos ninjas, usaba guantes sin dedos hasta la parte inferior del codo, decorados con un hilo rojo que cruzaba en forma de equis a lo largo del mismo, debajo de los guantes tenía unas placas de metal que le ayudaban a defenderse de golpes y patadas, usaba su protector sobre la cabeza (como una tiara) sosteniendo su cabello y en el muslo de su pierna derecha una cinta negra (decorada con un hilo rojo en el centro de la misma) en donde sujetaba dos bolsas de color gris oscuro, en una portaba un rollo de pergamino y en la otra algunas armas y accesorios ninjas.
Como era su costumbre, después de entrenar se dirigía a ese lugar, y se sentaba frente a un altar mediano decorado con dos ángeles pequeños y rodeado por flores que ella cuidaba todos los días, en letra cursiva se lograba leer: "A mis héroes: A.M.A". A pesar de que sabía que sus cuerpos no estaban ahí, siempre le gustaba ir y recordarlos, recordar cada lección y alegría que le dieron, aunque, también recordaba aquella noche, esa noche trágica en que los perdió, en que le arrebataron a sus seres queridos, a sus padres, Akira y Mari Aoyama, pero, también recordaba con cariño que fue la misma noche en que le pidieron recordar que, "los culpables eran otros", y que debía aprender a "perdonar, no vivir con odio".
Mientras recordaba sus pensamientos se vieron interrumpidos por alguien que le tocaba el hombro, volvió a ver y ahí estaba él, el hombre que la salvó aquella noche, de pie al lado de ella, con su sonrisa característica, él también era su héroe, su nombre era Maito Gai, la persona que la llevó a Konoha y a pesar del riesgo que asumía dio su cara por ella, decidió protegerla aunque eso podría conllevar problemas con otra aldea, por lo que, también, protegieron su verdadera identidad. En ese entonces ella solo tenía 6 años, y Gai convenció al Hokage de que una niña no tendría la culpa de lo que hubiera sucedido en aquel entonces.
Además, después de ser atendida en el hospital y haber sido examinada por las Fuerzas de Interrogación y Tortura, no se logró determinar que ella recordara algún crimen o delito que sus padres (o ella) hubieran cometido para ameritar ser tratados de aquella manera, aunque, sí descubrieron una relación con alguien en particular. Por tal motivo, se decidió ocultar su identidad, aunque no cambiaron su nombre su verdadero apellido lo conocían muy pocos y Gai la hizo pasar por una sobrina lejana, desde entonces la cuidó y entrenó con el mismo cariño de un padre.
- Mañana es el gran día, estoy seguro que ellos están muy orgullosos de ti, de ver la excelente kunoichi que eres – le decía Gai mientras observaba con cariño el altar.
- Lo sé, y también sé que le están muy agradecidos por todo lo que hizo por mí, tío Gai – le contestó Kasumi, provocando una sonrisa de vergüenza en él.
- No digas eso, sabes que desde que te conocí supe que si hubiera tenido una hija hubiese deseado que fuera como tú.
Kasumi solo le respondió con una sonrisa de orgullo.
Deberíamos ir a descansar, mañana tú, Lee y Neji, tendrán un gran día – le indicaba Gai.
Seguidamente se dirigieron a su hogar, comieron y ella se dirigió a su habitación, se alistó para dormir y lo primero que vio en su cama fue a su viejo oso de peluche, al que siempre colocaba ahí después de ordenar el cuarto, ese oso que guardaba con gran cariño, lo abrazó y, sonriendo, lo recordó, a aquel niño, uno de sus pocos recuerdos felices en aquella aldea, luego, sin percatarse, se quedó dormida.
Al día siguiente, Neji y Kasumi se encontraban en la entrada donde iniciaría el examen Chunin esperando a Lee, ya se estaban poniendo ansiosos porque no llegaba, cuando por fin apreció disculpándose por la tardanza, sin perder mucho tiempo, entraron al lugar donde iniciaría el examen. Kasumi quedó impactada al ver a tantos ninjas que venían por el examen, venían de todas las aldeas, y se veían muy fuertes y con más experiencia que ellos, además, todos los miraban con cara de pocos amigos, respirando profundo y controlando los nervios siguió a Neji hacia un lado del salón.
A los pocos minutos entró el equipo de Naruto, y empezaron a hacer un gran escándolo junto con otros ninjas novatos, era muy patético y vergonzoso para la aldea, como se esperaba de ellos, por eso prefirieron ignorarlos y seguir esperando, aunque el espectáculo se volvió interesante cuando unos ninjas de la aldea del Sonido empezaron a atacar a un ninja que acompañaba al equipo de Naruto, sin embargo, aparecieron los encargados del examen.
- Yo soy Ibiki Morino, su sensor, y desde este momento, su peor pesadilla. – dijo uno de los ninjas que habían aparecido, dejando consternados a muchos de los presentes.
- Realmente… da miedo. – susurró Kasumi un poco angustiada.
- No tienes de que preocuparte. – le contestó Neji.
- Sí, recuerda que nuestro sensei es el grandioso Gai. – decía Lee con brillo y estrellas en sus ojos.
A pesar de ser palabras simples, lograron tranquilizarla. El examen empezó y los habían separado para empezar con la prueba escrita, a pesar de que la calificación era por equipos, Neji, Lee y Kasumi, no estaban preocupados, ya que, cada uno sabía lo bueno que eran en teoría y práctica y, además, en espionaje. Poco a poco, los centinelas que vigilaban empezaron a descalificar a muchos ninjas.
"El que sea tan tonto como para dejarse sorprender copiando por los centinales, no merece estar aquí", esa era la frase que le había hecho comprender el objetivo real del examen, lo cual, a pesar de sus conocimientos teóricos, era realmente necesario, ya que cada vez, las preguntas se complicaban mucho, sin embargo, el espionaje no era problema para ellos, era algo que habían entrenado muchas veces como equipo, Neji con su byakugan y Kasumi con su manejo de armas podían pasar esta prueba sin problemas, Kasumi pudo fácilmente mover varios objetos para apoyarse con los reflejos, copiarle a Neji y de paso, ayudar a Lee.
Muchos ninjas habían sido descalificados, varias de las sillas al frente de ella estaban vacías, pero al frente aún quedaban dos ninjas, un momento antes de que mencionaran la décima pregunta el que estaba delante de ella se levantó, habían descubierto a su compañero copiando tres veces y fueron descalificados, en el momento en que ese ninja se levantó pudo ver al que estaba unas cinco sillas delante de ella, solo podía ver la espalda de ese ninja, pero aun así sintió que su corazón se detenía y luego empezó a latirle a gran velocidad, sentía que le faltaba el aire y perdió la noción de todo lo que sucedía alrededor de ella.
"No puede ser él, es imposible, pero… su cabello, su calabaza…", pensaba angustiada pero con la esperanza de que realmente fuera él.
Y empezó a recordar el día en que lo conoció:
Ella solía ir a jugar al mismo parque donde él iba, su madre siempre la acompañaba.
A pesar de que solo tenía seis años, la pequeña Kasumi no pudo evitar notar que nadie se le acercaba, siempre se veía triste y tan solo, además, ningún adulto lo acompañaba "¿Cómo un niño tan pequeño como ella andaba solo por la aldea?", y entonces, no pudo evitar preguntarle a su madre,
- Mami.
- Sí, ¿qué pasa Kasumi?
- ¿Por qué ese niño siempre está solo?, ¿Por qué no tiene amigos?
Su madre volvió a ver al niño y pensó por unos segundos muy bien lo que le iba a contestar.
- Verás Kasumi, mmm… Sabes que en el mundo ninja hay personas buenas como tu papá ¿verdad?
- Sí, claro, papi es el ninja más fuerte. - decía la pequeña mientras cerraba su pequeño puño en señal de guerra, ante este gesto su madre no pudo evitar reír.
– Así es, pero, también hay ninjas que se dejan llevar por el odio y el poder, y… a veces…, hay personas que se convierten en víctimas de ese odio y búsqueda del poder.
- Mmm – contestó la pequeña, sin comprender muy bien lo que su madre le quería decir.
- Él se llama Gaara y es víctima de eso, muchos adultos no ven la realidad y no ven que él es solo un niño inocente, como tú, por eso prefieren… apartarlo.
- Se ve muy triste – contestó la pequeña.
- Tienes razón.
Aunque deseaba decirle a su hija que fuera a hablarle, prefirió que fuera decisión de ella, no quería obligarla y que, talvez, solo talvez, saliera lastimada.
- ¿Puedo ir a jugar con él? - dijo la pequeña interrumpiendo los pensamientos de su madre.
- Si quieres. – le contestó su madre con una amable sonrisa
Mientras Kasumi se acercaba a aquel niño, vio cómo él empezaba a caminar hacia un grupo de niños para alcanzarles una bola, sin embargo, los niños retrocedieron.
- Es él. – decían. – Es el tal Gaara.
Gaara solo respondió bajando su mirada triste al suelo sosteniendo la bola en sus manos en señal de ofrecimiento.
- Aléjate de nosotros. – gritaba uno de los niños, mientras le lanzaba una piedra.
Para sorpresa de todos una nube de arena salió de la nada protegiendo a Gaara de la piedra, los niños con miedo, gritando y llorando, salieron corriendo del lugar, dejando a Gaara solo y aún más triste.
Después de unos segundos de no moverse, soltó la bola y se dirigió a sentarse apartado de todos.
- Ese niño fue muy grosero, su mamá no le ha enseñado buenos modales. - Escuchó que alguien le decía a sus espaldas.
Gaara volvió a ver y la vio por primera vez, su rostro le sonreía muy amablemente.
Gaara quitó la mirada y tapó su rostro entre sus rodillas.
Kasumi quedó muy sorprendida ante esta reacción.
- Mmmm… eso que hiciste con la arena fue sorprendente. – dijo Kasumi, pero no obtuvo respuesta de Gaara, él seguía sin moverse.
"Solo quiere burlarse de ti como todos los demás", decía una voz dentro de la cabeza del pequeño.
- ¿Me lo puedes enseñar? – seguía insistiendo la niña.
Pero Gaara no le respondió, por lo que la niña decidió irse.
"Solo, siempre solo, todos siempre se alejan", seguía diciendo la voz en su interior, provocando que Gaara empezara a llorar.
Pasaron un par de minutos,
- Hace mucho calor, toma. – volvió a escuchar a la niña detrás de él, eso le sorprendió mucho y la miró, ella le ofrecía un refresco.
"Nunca nadie me había ofrecido nada", pensó Gaara.
"Es una broma, solo quiere burlarse de ti", decía su voz interior.
Gaara solo quitó la mirada volviendo a darle la espalda.
Kasumi no sabía que más hacer para llamar su atención, por lo que solo se sentó a su lado a tomarse su refresco en silencio, Gaara se percató de eso y volvió a esconder su rostro entre sus piernas, sin embargo, pasaron los minutos, ella había terminado de tomar su refresco pero aún seguía ahí, ¿por qué seguía ahí?, ¿por qué no se iba?
- Lárgate de aquí fenómeno. – gritó un niño a lo lejos, Kasumi volvió a ver y era el mismo niño que le había tirado la piedra anteriormente, eso la molestó mucho, por lo que se levantó agarró la misma piedra que él le había tirado a Gaara y se la lanzó, pero el niño logró esquivarlo.
- ¡Lárgate tú, tarado! – le gritó mientras le sacaba la lengua y le lanzaba más piedras, el niño solo salió corriendo.
Gaara estaba muy atento a lo que sucedía y no lo podía creer,
- ¿Por qué? – dijo casi en un susurro. - ¿Por qué no huyes de mí?
Kasumi lo miró sorprendida, por fin le estaba hablando, se volvió a sentar a su lado con una sonrisa.
- Me caes bien, ¿quieres ser mi amigo? - le dijo.
Esa frase lo paralizó, de pronto, Gaara dejó de oír los susurros en su cabeza.
- ¿Amigo? – volvió a repetir extrañado, nunca nadie se le había acercado, nunca nadie le había ofrecido algo, nunca nadie le había sonreído, nunca nadie lo había defendido; no comprendía qué sucedía, no sabía qué decir.
- Ven, vamos a jugar. – le dijo la niña muy alegre.
Ella intentó agarrarlo del brazo para llevarlo a los columpios, pero una nube de arena la detuvo golpeándole la mano, ella quedó muy asustada y retrocedió algunos pasos mientras sostenía su mano.
Gaara volvió a ver al suelo con su mirada triste, sabía que saldría huyendo de miedo y volvería a quedar solo. Cuando volvió su rostro para ver cómo se alejaba de él, solo pudo observar una rama que se le acercaba y como la nube de arena volvió a protegerlo, sin embargo, la rama empezó a hacer dibujos en la arena, un conejo, un sol, una luna, y también empezó a escribir, "Kasumi".
Detrás de la arena escuchó que alguien reía.
- Esto es increíble, enséñamelo, por favor. - decía la niña entre risas.
Gaara se encontraba muy sorprendido, rodeó la arena para poder ver quién se encontraba detrás de ella, aunque podía imaginarse quien era.
- ¿Por qué?, ¿Por qué no huyes?, yo te lastimé. – le preguntó sorprendido.
- Sé que no lo hiciste al propio, además, no me duele.
Gaara miró la mano de la niña y estaba roja, era obvio que sí le dolía, cuando alzó la mirada al rostro de la niña, ella solo le sonreía.
- Me llamo Kasumi, ¿quieres ser mi amigo?
Por primera vez, el pequeño sintió algo cálido en su pecho y sin darse cuenta, le sonrió.
Sin embargo, algo la sacó de sus recuerdos, de pronto varios ninjas empezaron a levantarse e irse del salón.
"¿Qué había pasado?, ¿de qué se había perdido?, ¿cuál era la décima pregunta?, ¿cómo pudo haberse ido en sus recuerdos sin darse cuenta de lo que pasaba?".
Un frío helado recorría su cuerpo mientras veía cómo muchos se iban, volvió a ver a Lee y a Neji, y ellos estaban tranquilos, no se movían ni parecía que se quisieran mover de sus asientos, lo que la tranquilizó y decidió confiar en sus compañeros, aunque cada vez más ninjas se iban, eso empezaba a ponerla nerviosa.
- ¡No me subestimen, yo no renuncio y no huyo y ustedes chicos rudos hagan lo que quieran, no van a poder asustarme, no señor, no me importa si me quedo como genin el resto de mi vida. Yo algún día seré Hokage! – Gritó de pronto Naruto con mucha seguridad.
Seguridad que le pasó a Kasumi y a todos los que quedaban en el salón, ella no pudo evitar sonreír.
- Todos ustedes pasaron el examen. – dijo sorpresivamente el sensor.
Había una gran conmoción, y poco a poco el sensor iba explicando lo que acababa de suceder. Sin embargo, su explicación se vio interrumpida por la sorpresiva llegada de la siguiente sensor.
- Muy bien chicos y chicas, no hay tiempo para celebrar, yo seré su próximo sensor, Anko Mitarashi. ¿Están listos para su segundo examen? ¡Bien entonces síganme! – decía la mujer muy emocionada ante la mirada confundida de todos.
- Antes de que yo acabe más de la mitad serán eliminados. Esto será muy divertido. Miren gusanos, las cosas han sido fáciles, pero, todo se va a tornar diferente a partir de mañana en la mañana. Les haré saber a sus jefes de equipo dónde deberán verme. Pueden irse. – Concluía.
Todos empezaron a levantarse y retirarse, incluyéndolo a él, era la oportunidad de Kasumi de verle el rostro, de verificar si era él, por lo que decidió no levantarse aún. El joven se levantó y dos ninjas de la arena se le acercaron, eran sus hermanos, Temari y Kankuro, el corazón de Kasumi volvió a latir con gran rapidez.
"Sus compañeros son de la Arena, definitivamente debe ser él". – Pensaba con gran nerviosismo.
El joven giró a su lado derecho y se dirigió a la puerta de salida sin dirigirle la palabra a sus compañeros, ellos solo lo seguían, entonces, lo pudo verificar, aunque solo vio la mitad de su rostro, lo pudo confirmar, su rostro, sus ojos, esos ojos color turquesa que siempre le recordaban el mar, él no la volvió a ver, seguro aún no se había percatado de que ella estaba ahí.
- ¿Nos vamos Kasumi? – le decía Neji al ver que no se levantaba de su asiento y que no se había percatado que él y Lee estaban junto a ella, esto sacó de sus pensamientos a la chica.
- Sí. – le contestó, mientras se levantaba.
"¡Kasumi!", ese nombre retumbó en la cabeza de Gaara, provocando que girara de inmediato hacia donde estaba la voz que mencionaba ese nombre, el nombre que había provocado que asesinara a decenas de mujeres por solo poseerlo, entonces… la vio, no pudo evitar quedar impactado, era ella, su cabello negro y ondulado (de niña lo tenía más largo, pero era el mismo cabello), sus ojos color miel, su rostro... él tampoco lo podía creer y se notaba en sus ojos.
Ella se percató de su mirada, de su gesto de sorpresa, lo que le indicaba que la reconocía, por lo que le sonrió.
Al ver su sonrisa el rostro de Gaara cambió, sentía cómo la ira recorría todo su cuerpo, su mirada se llenó de odio, su respiración estaba agitada.
Kasumi no entendía lo que sucedía, "¿por qué reaccionaba así?, ¿no la había reconocido?".
La arena de la calabaza del joven empezó a agitarse, el dolor de su cabeza volvía, su respiración se agitaba, los jóvenes que lo acompañaban se percataron de la situación, al igual que Neji y Lee, quienes se habían colocado en una posición de defensa muy sutil, esperando la reacción de aquel extraño joven, a pesar de que nadie entendía lo que realmente estaba sucediendo.
- Gaara, por favor tranquilízate, ¿qué te sucede? – le susurraba Temari, sin recibir ninguna respuesta del joven.
- Por favor – le insistía – Recuerda el plan, luego podrás hacer lo que quieras con esta aldea y con todos sus habitantes.
"Escúchala, la venganza es más rica cuando se espera, cuando se sirve fría, cuando se hace sufrir a la otra persona, cuando se tortura de todas las maneras posibles, al igual que ella lo hizo contigo, piénsalo, planéalo, analízalo" – susurraba una voz oscura en el interior de Gaara.
Gaara respiró profundo y sin dejar de mirarla con todo el odio que había en su corazón se retiró sin decir ninguna palabra, sus compañeros lo siguieron.
- ¿Qué le pasa a ese tipo? – preguntaba Neji completamente confundido, mientras Lee empezaba a entender un poco la situación, ya que, Kasumi sí le había contado todo su pasado, Lee era su mejor amigo, su hermano, lo conocía desde hace años, confiaba en él tanto como en Gai.
Lee tampoco podía creer que se volvieran a encontrar de esa manera, aunque él tampoco entendía lo que sucedía, según lo que Kasumi le contó eran amigos, entonces, ¿por qué reaccionaba así?, ¿habría algo que Kasumi no le hubiera contado?
Sin mencionar palabra, Kasumi empezó a caminar con una mirada perdida y triste, ellos solo la siguieron para buscar a Gai, quien les daría las instrucciones del próximo examen. Cuando salieron de la habitación, ya no logró verlo más y mientras esperaban a su sensei, ella no podía dejar de pensar en lo que había sucedido.
"Es increíble que esto sea real, tanto que soñé con este momento, es él, de verdad es él, pero, ¿por qué me miraba con tanto odio?, ¿será que no me reconoció?" – pensaba Kasumi.
Pero debía pensar muy bien qué hacer, ¿se lo contaría a Lee o a Gai?, ¿Aún la estarían buscando en Sunagakure?, era mejor esperar.
Después llegó Gai, les dio las instrucciones y cada uno se retiró a sus respectivas casas a descansar.
- ¿Estás bien? – le consultaba Gai mientras cenaban. – Te noto muy pensativa.
- ¡Ah!... sí, sí, no te preocupes tío, es solo la emoción de los exámenes… ya… este… voy a descansar, buenas noches.
- Buenas noches, Kasumi.
