Y como escribir es un hábito mío, aquí les dejo el primer capitulo de otra historia. No puedo prometer que será tan larga como Again, más que nada por el espacio y tiempo que abarca.
Quizá empiece calmada, pero después se volverá más ágil y bastante más oscura.
Advertencia: La personalidad de Kugo va a cambiar bastante, aunque no sé si Ichigo también estaría fuera de personaje por un rato (Por el tiempo que ha pasado y su nuevo estilo de vida).
Bleach no me pertenece.
Un año y siete meses, ese era el tiempo que había pasado desde la batalla de Karakura.
Diecinueve meses en los cuales las peleas callejeras habían regresado a su vida y parecían estar a punto de convertirse en su nueva droga para dejar de sentirse como un inútil.
La ausencia de una katana ya no le importaba en la superficie, ahora solo deseaba sentir sus puños adoloridos y en ocasiones amanecer con algunos golpes en su cuerpo. Y así probar que sus habilidades de combate cuerpo a cuerpo eran las mejores de Karakura.
Pero aquel día sería distinto. Al terminar con aquel pequeño grupo de matones soltó un suspiro antes de mirar al cielo que comenzaba a oscurecer, sentía que cada vez le costaba menos trabajo desarmar a sus oponentes y que sus golpes los dejaban inconscientes más rápido.
—Tienen suerte de que no los asesine en este lugar— dijo Ichigo antes de guardar sus manos dentro de sus bolsillos del pantalón para marcharse, esperando no recibir otra invitación de una pandilla rival para que se les uniera.
Sin embargo, al salir de aquel húmedo y maloliente callejón se encontró cara a cara con un hombre de cabello oscuro al igual que su chamarra de cuero que le miraba atento y con una leve sonrisa en su rostro.
—¿También quieres probar suerte?— le preguntó Ichigo bastante serio y algo retador.
Ginjo negó ante la valentía del chico —No, solo observaba como les dabas una paliza a ellos. Aunque siendo sincero, no son oponentes para el segundo shinigami sustituto.
Ante sus palabras Ichigo no pudo evitar sorprenderse, el azabache al ver su reacción sonrió un poco más para hacer su propuesta.
—Escucha, la Sociedad de Almas ha intentado asesinarme en más de una ocasión, cosa que me ha molestado y hasta cierto punto creado rencor. Puedo entrenarte para que recuperes tus poderes, sin embargo es probable que te los quite para recuperar los míos y con ello ir a enfrentarme a los shinigamis...
El Kurosaki le interrumpió —¿No crees que es algo idiota? Digo, si no tienes como mínimo a un ejército de veinte personas o una ventaja sobre los capitanes dudo que puedas hacerle frente a veintiséis shinigamis de elite— dijo serio mientras comenzaba a impacientarse un poco, pues necesitaba dormir y no estaba dispuesto a escuchar a un charlatán, aunque comenzaba a sentirse interesado por saber más de ese supuesto "primer shinigami sustituto".
Ginjo soltó un pesado suspiro ante las palabras del chico, solo para pasar una mano por su su cabello. Nunca había pensado las cosas de esa forma.
Quizá aquel chico no era un idiota como pensó en un inicio.
Después de meditar las palabras de Ichigo por unos segundos habló —Como mínimo quiero que me dejen de hostigar como perros a un hueso— mencionó antes de hacer una pequeña pausa esperando una respuesta, al no tenerla continuó —Entonces, ¿Te gustaría recuperar tus poderes? O prefieres las peleas humanas para ganar dinero, cualquiera de las dos yo puedo asesorarte.
—¿Cómo serían las peleas?— preguntó el Kurosaki. Aun no estaba seguro de querer confiar en él, aunque admitía que su cinismo sería un punto bueno si lo sabía aprovechar y que seguramente esto le ahorraría más de una mala experiencia en el futuro.
Ante las palabras del joven Ginjo sonrió —En jaula, solo ligas profesionales. Soy profesor de Muay Thai y algunos de mis camaradas manejan un arte similar, así que podrías utilizar un estilo mixto con facilidad gracias a tu condición física— respondió.
—Déjame meditarlo esta noche— dijo Ichigo.
Ginjo borró su sonrisa para sacar una tarjeta de su ropa —Llámame si quieres, pero antes de irme quiero que me respondas algo, ¿Por qué peleas? No tienes necesidad de ello, ahora ya no. Todos los criminales pequeños de Karakura te temen y la mayoría ha dejado la ciudad.
—No es de tu incumbencia— respondió Ichigo mientras tomaba la pequeña tarjeta de presentación y la guardaba en su bolsillo aparentando desinterés.
El azabache alzó una ceja —¿Seguro? Porqué conozco tan bien como tú cómo se siente ser un shinigami sustituto. Fingir que no te importan las palabras de los shinigamis a cambio de una libertad sin precedentes, en donde no hay nada de la hipocresía del Mundo Humano— mencionó antes de mirar fijamente al joven —Aunque por tu actitud creo que te trataron mejor que a mí— agregó para comenzar a caminar.
Ichigo esperó hasta que la silueta del hombre se desvaneció a la distancia, casi enseguida miró por segunda vez la tarjeta, en esta venia el nombre de aquel misterioso hombre; Kugo Ginjo, junto al nombre de su empresa; Xcution, y la dirección de esta.
Recuperar sus poderes aunque debiera estar al pendiente de su profesor quien seguramente no dudaría en quitárselos era bastante tentador, pues de cierta forma le recordaba a Urahara, además de lograrlo podría pedirle una explicación al Goitei 13.
Tal vez si aceptaba ambos entrenamientos podría tener una oportunidad de vencerlo, si llegaba a aprender un arte más poderoso que el Muay Thai aquel azabache la tendría difícil contra él y probablemente podría defenderse ante cualquier ataque.
Con esta idea en mente regresó a su casa, por fortuna encontró a sus hermanas y padre dormidos, salvándose de un reclamo más, aunque necesitaba hablar con alguien que le diera una segunda opinión.
Rápidamente fue a su habitación, buscó aquel compartimiento secreto debajo de su escritorio y sacó el alma modificada, solo para colocarla en el peluche de león.
—¿Que pasa ahora?— le preguntó Kon al joven.
Desde aquella batalla, Ichigo se aseguró de mantenerlo lejos de Urahara aunque eso significara engañar al rubio y entregarle un caramelo en lugar del alma modificada. Solo para tener a alguien con quien conversar a gusto y pudiera entenderlo un poco mejor. Gracias a esto, ambos se habían vuelto bastante cercanos.
Ichigo sacó la tarjeta de su pantalón y se la entregó a Kon —Él me ofrece pelear en jaula y ayudarme a recuperar mis poderes— dijo mientras se quitaba su camisa para dormir fresco.
—¿Cuál es el truco?— pregunto el león al terminar de leer la tarjeta.
—Puede intentar arrebatarme mis poderes en cualquier momento— respondió el Kurosaki antes de cruzarse de brazos —Pero podría defenderme si aprendo algo más fuerte que el Muay Thai.
—Krav Maga, esa es tu primera opción. Aunque hay otro arte antiguo, pero necesitarías investigar— dijo Kon con calma.
Al escucharlo, Ichigo levantó una ceja—¿No te sorprende que quiera recuperar mis poderes?
El alma negó —Eras feliz siendo shinigami, incluso tus calificaciones subieron y extraño a Nee-san, ¿Crees que me opondría a la oportunidad de volverla a ver?— respondió. Aunque en realidad estaba preocupado por las peleas, temía que los yakuza se enterasen y obligaran a Ichigo a unirse a cambio de no hacerle daño a su familia.
Ichigo rio ligeramente ante la respuesta, ignorando por completo las preocupaciones de su amigo.
—Mañana lo llamaré, mientras estoy fuera y no haya nadie en casa busca información sobre el Krav Maga— mencionó el joven.
—Entendido, pero más te vale no perder contra ese tal Kugo Ginjo— dijo Kon para no levantar sospechas.
Después de aquella breve charla, Ichigo apagó la luz y se recostó en su cama.
La nostalgia no se hizo esperar en medio del silencio y la oscuridad, era la primera vez que escuchaba una posibilidad de recuperar sus poderes y por mucho que odiase admitirlo se sentía abandonado y bastante desesperado.
Sus amigos no terminaban de entender que significó para él poder proteger Karakura, cosa que terminó en una pelea bastante fea la cual le había costado su amistad con ellos.
Aunque también estaba la Sociedad de Almas, quienes parecían haberle olvidado como un objeto.
¡¿Dónde quedó el agradecimiento por pelear contra Aizen?! ¿Acaso era demasiado pedir una llamada o visita ocasional para escuchar las novedades?
¡Ni siquiera Urahara le había visitado para reclamar sobre el engaño, mucho menos uno de sus conocidos!
Intentando calmarse abrió la ventana, solo para sentir la helada brisa en su rostro mientras sus pensamientos vagaban sin rumbo en su mente, poco a poco todos ellos se fueron alejado, excepto uno.
Quizá, Ginjo podría entenderlo.
Al día siguiente no tenía escuela y excusándose con más peleas callejeras decidió ir a la dirección de aquella tarjeta, esperando que no se tratase de una emboscada, aunque por seguridad se llevó una pequeña navaja que le había arrebatado a un maleante hace meses.
