Beso en la frente
Ginny tenia las piernas entumecidas de permanecer todo el rato en la misma postura. Sentada en el suelo abrazaba sus piernas contra su pecho hundiendo su rostro entre ellas. Alzó brevemente su mirada y por la claridad que se vislumbraba desde el interior de la cueva podia calcular más o menos que llevaba dos horas en aquel mismo lugar. La temperatura era agradable, o eso podia suponer, la verdad es que no sabia si el no sentir ni frío ni calor era una realidad o producto de un engaño de su mente al dar prioridad a sus recuerdos vividos con él. Lo que si sabia con seguridad es que allí podía recuperar poco a poco el aliento que unas horas antes escapaba de lo más profundo de su cuerpo al verlo marchar tras el funeral. De pronto un crujir de ramas del exterior la devolvió de sus pensamientos e instintivamente llevo su mano al bolsillo del pantalón para blandir su varita contra el causante de aquellos ruidos, pero lo único que alcanzaron a encontrar sus dedos fue un paquete de ranas de chocolate que hacia tiempo confisco a su hermano. Rapidamente optó por una solución menos sofisticada pero no menos efectiva a fin de cuentas, a tientas buscó palmeando por la cueva la piedra más grande que pudiera encontrar, aunque no tuviera varita al menos contaba con el factor sorpresa y fuera quien fuese quien estuviera afuera recibiría un gran golpe en la cabeza suficiente para distraerle y poder salir huyendo de allí. Al mismo tiempo que se disponía a lanzar la piedra contra aquella sombra, un destello de luz cegadora le impidió ver con claridad la trayectoria a seguir, cuando por fin se disipó vio con sorpresa que la persona que tenía en frente era su padre. Desvió rápidamente la mirada de la suya recordando que estaba ante una de las pocas personas que podía ver sus pensamientos a través de sus ojos.
-¿ Papá que haces aquí?.
El Sr Weasley sin decir ni una sola palabra se acomodó en frente de su hija, tomó su mentón alzándole la mirada hacia él y le depositó un tierno beso en la frente tal como solia hacer desde que era muy niña. Una pequeña sonrisa involuntaria se pintó en los labios de Ginny al recordar la cálida sensación de sentirse protegida mientras intentaba por todos los medios de impedir que las lágrimas brotaran de sus ojos.
-Sabes-comenzó diciendo captando la atención de su hija-Cuando venía hacia aquí volví a recordar la última vez que tuve que ir en tu búsqueda cuando saliste despavorida hacia tu escondite.¿ Te acuerdas?.
Ginny miró brevemente al suelo antes de contestar.
-Si, me acuerdo-se sonrojó brevemente- Era tan solo una niña en aquel entonces.
-Si, una niña muy poderosa y madura para su corta edad. Capaz de realizar encantamientos muy superiores a sus bromistas hermanos mayores.¿ Te acuerdas que me dijiste cuando te encontré?.
Ginny apretó los puños sobre sus rodillas y agachó la cabeza sin saber qué decir.
-Me dijiste-continuó- que no querías volver a llorar de miedo de perder a la gente que quieres. Voy a ser fuerte papá me repetías.
.¡ Y lo soy papá!- un gritó desgarrador salió de lo más profundo de Ginny.
El Sr Weasley la tomó de sus hombros con sus manos y la miró fijamente y con decisión.
-Se que lo eres hija mía. No lo he dudado nunca ni un instante. Pero debes perdonarte a ti misma el sentir miedo por la gente que quieres. No te hagas más daño por favor- le suplicó mientras sus ojos centelleaban reflejándose en los de su hija.
-Papá...-no podía articular ninguna palabra por el terrible dolor que sentía fluir dentro de ella y sus propios ojos ya no podían contener más lágrimas. Se lanzó directa a sus brazos llorando de forma incontrolada todo lo que llevaba guardando en su interior mientras su padre la mecía y acariciaba con ternura sus cabellos.
El Sr Weasley notó como poco a poco Ginny se tranquilizaba, ya no sollozaba como lo hacía minutos antes.
-Estás siendo muy valiente mi pequeña - le dijo dedicándole una gran sonrisa llena de orgullo.
Ginny se revolvió entre sus brazos con un semblante de tristeza en el rostro.
-Pero...- tomó aliento para continuar- no se como puedo ser valiente sin poder estar a su lado. No puedo entender como le va a servir mi ayuda estando alejado de él. Yo también quiero luchar, se que puedo..
-Pero no es tu lucha Ginny– la cortó tajantemente dándose cuenta que había alzado demasiado la voz – escúchame...- continuó bajando el tono de voz- no es tu lucha al igual que no es la de Ron, ni la de Hermione, ni de ninguno de nosotros. Harry es el único que se tiene que encontrar a solas con su destino, pero eso no quita que cada uno le aporte su ayuda para conseguirlo.
-Yo se Papá...no me entiendas mal, yo se que este día tenía que llegar, no culpo a Harry por querer protegerme porque yo haría lo mismo en su lugar, pero es que me siento tan...impotente en está situación...tan inútil- dijo en un tono de amargura que le rompía el alma.
-¿ Aún no entiendes lo que significa para Harry el saber que estás a salvo?. Hija mía, tu más que nadie le estás ayudando a seguir luchando, a no desfallecer, porque tiene una razón para vivir, para amar la vida, y es la esperanza de volver a verte.
Dicho esto se levanto de suelo sacudiendo el polvo de tierra con sus manos y le tendió con decisión la mano a su hija para levantarla.
-¿Papá?.¿ Cómo sabes que eso es lo que siente Harry?.
-¿Qué como lo se?-sonrió para sus adentros y en un tono suave y calmado le dijo - porqué yo mismo no dude ni un instante en luchar para daros un mundo mejor tanto a tu madre como a vosotros.
Su mano trazó suaves caricias en el rostro de su hija mientras le preguntó con dulzura.
-¿Volvemos a casa?.
Ginny asintió levemente con la cabeza y al salir de la cueva susurro para sus adentros.
Tú también eres mi razón para vivir
