Disclaimer: Osomatsu-san no me pertenece, escribo esta historia por diversión, pasión o matar el tiempo, etc., etc.
No gano ningún valor monetario al escribir esta historia.
Twisted
La extensa habitación que servía como oficina a Matsuzo Matsuno se encontraba en silencio.
Luego de la dura reprimenda que dio su esposa, Matsuyo, a los 6 inútiles que tenían de hijos, ese silencio incomodó e inundó cada persona presente.
Pero no tanto como a Totoko, que se le resbalaban las gotas de sudor por el rostro. Los nervios la carcomían.
Era un gran alivio que el matrimonio más alto de la mafia la veían a ella como la "victima" aquí.
Ella y Matsuzo eran los únicos que estaban sentados. Él en su sillón detrás del escritorio y ella en un sofá enfrente.
Los hijos de la familia Matsuno estaban sentados en el suelo, uno al lado del otro, con las rodillas y los pies en el suelo mientras Matsuyo, la mujer más temible de Japón (según sus hijos y esposo) se encontraba frente de ellos con el abanico plegado y repartiendo uno que otro golpe en cada oración.
-Pero no lo puedo creer… - Volvía a retomar la voz la mujer mayor con enojo e indignación. - ¡¿Acaso son niñatos estúpidos?! ¡¿No saben lo que es un condón?!
-Si lo sabíamos, ¡pero sin condón es lo mejor! – Abrió la boca (de nuevo) el hijo mayor con una sonrisa despreocupada. No había nada que hacer, Osomatsu era así de idiota. Recibió otro golpe del abanico.
-No hay nada más que hacer. – Dijo con resignación la madre de esos tontos y calmándose un poco. - ¿Qué piensas, querido?
Matsuzo suspiró pesadamente, pero con ese semblante serio, respondió:
-Que Osomatsu tiene razón, sin condón es lo mejor.
Un conjunto de ovaciones y aplausos de parte de los hijos acompañaron la afirmación de su padre, haciendo que el rostro de su madre se tensionara como hace años que no veia.
Silencio de nuevo.
Incluso Matsuzo se había puesto nervioso, después de todo, no por nada había elegido a esa mujer como su señora y acompañante en el duro trabajo familiar.
-Quiero decir… - Tosió un poco. – Ya que se trata de nuestro primer nieto, lo correcto sería que Totoko se casara con alguno de ellos. – Señaló con el pulgar hacia sus hijos.
-Pero es muy repentino… - La jovencita dijo con voz tímida y fingiendo un poco de miedo. Aunque en el fondo ya estaba cantando victoria.
Quería gritar de alegría, por fin lo había logrado.
Por fin podía tener la vida arreglada que siempre quiso.
Nunca volvería a trabajar de nuevo (al menos no en ese asqueroso bar), aunque si le gustaría volver a su trabajo como Diva en un lugar con clase.
Lujo, joyas, dinero, comodidades, spa, autos, viajes, ropa y vestidos, zapatos, ¡todo! ¡Ya lo tenia todo!
Y todo lo que tuvo que hacer era acostarse con todos los hermanos Matsuno, inevitablemente se tenía que embarazar de uno, ¿verdad?
No sabía quién sería el padre de su bebé, pero poco le importaba.
Su objetivo estaba cumplido.
Ella y su criatura tendrían la vida realizada.
Hasta le daba igual con quien se casaría, después de todo, había aceptado hace poco que seguiría siendo la pareja sexual de todos aunque un anillo de matrimonio y un pedazo de papel diga que no se puede.
Se había metido en un lio muy grande, pero ya era tarde para retroceder. Incluso aunque quisiera, tampoco podría escapar.
Esos malditos sextillizos y su enfermiza relación.
-Sé que estas confundida. – Trató de calmar la señora Matsuno. – Pero tienes que entender que tendrás más beneficios como esposa que como concubina.
-Lo sé, pero… - Totoko pensaba que necesitaba un premio como mejor actriz del año, ya estaba pensando si soltar un par de lágrimas ayudaría. Pero no, quizás sea demasiado exagerado. – Es que todo esto es muy nuevo para mí. Además… - Bajo la vista. – No quiero causarles problemas a nadie.
Los hijos y futuros herederos de la Casa Matsuno no miraban la escena, cada uno estaba en su mundo, distrayendo con lo que podían a mano o conversando entre ellos, excepto Ichimatsu que era el único que estaba pendiente de las acciones de Totoko.
-No le causas problemas a nadie, querida. De hecho, esto es para evitarnos problemas futuros…
-Pero no sé si quiero ser… - Fingió dudar de sus palabras. - …La esposa de un mafioso.
Por fin lo había dicho. La palabra "mafia" y todos sus relevantes eran como un tabú en la casa. Todos prestaron atención por fin.
Totoko no era idiota, todos los que vivían en la ciudad sabía que ciertos crímenes, algunos asesinatos, robos millonarios y negocios de dudosa ética estaban ligados a la Familia Matsuno.
Por eso mismo se había metido en eso.
Metete con tus amigos de la infancia, engatúsalos, embarázate de alguno de ellos y tendrás la vida soñada.
Parecía un buen plan al principio, pero no previó que esos hermanos realmente tenían la mente retorcida.
-Sabes que nosotros no somos simples "empresarios". – Acentuó la palabra Matsuzo. – Pero créeme que estarás a salvo, nunca tendrás que hacer algo de lo que hacemos y te daremos una vida acomodada para ti y para tu bebé… Que naturalmente es nuestro nieto… Por cierto, ¿de quién?
La vista del jefe se dirigió a sus hijos, quienes se miraron los unos y los otros unos momentos y terminaron los seis levantando los hombros en un claro gesto de "Ni idea".
-Querida. – Dijo el hombre mayor hacia su esposa quien entendió el mensaje y volvió a repartir golpes en cada uno de sus estúpidos hijos.
-¡AY! ¡Está bien! – Exclamó Osomatsu defendiéndose con su brazo. – No sabemos de quien es, ¿pero no existe la prueba de ADN o algo así?
-Veo que tus clases de biología fueron un desperdicio de tiempo, Osomatsu-niisan – Le dijo Choromatsu mientras se frotaba la cabeza después del azote de su madre.
-Somos sextillizos idénticos, tenemos el mismo ADN. – Le terminó explicando Karamatsu quien protegió sus lentes de la golpiza y ahora les sacaba el polvo por estar en el suelo.
-¡Muy bien! – Gritó Matsuyo asustando a sus hijos. - ¿Quién será el caballero que se ofrecerá a desposar a una dulce jovencita que le arruinaron la vida?
-Recordaremos estas palabras para tu nieto cuando sea mayor. – Volvió a comentar entre risas Osomatsu. Esta vez recibió dos azotes. – Esta bien, ya sé como arreglaremos esto.
-¿Cómo? – Preguntó la mujer preparando el abanico de nuevo.
Una mirada cómplice entre los seis bastó para que los hijos extendieran sus manos y empezaran con la solución para muchos de los problemas de su vida.
-Piedra, papel o…
Más azotes. Más aullidos de dolor.
Matsuzo desde su sillón, pensaba si ya era muy tarde para tener hijos nuevos.
Un extraño sentimiento floreció dentro… Si su nieto salía raudo y fuerte como él… Ya quería estrecharlo en sus brazos.
Totoko estaba con una expresión preocupada, pero sonriendo para sus adentros.
La riqueza, la atención, todo estaba a un paso de ser como ella quería.
Matsuyo se volteó a ver a la chica, pensó que algo no estaría bien.
-Totoko. – Le llamó. – Sé que esto podía ser difícil, me refiero, a unirte a esta familia.- El hombre de la casa asintió junto con las palabras de su esposa. – Es un gran paso, no solo casarte, sino que ya sabrías que tipo de retos te esperan en la familia y en la sociedad. – Otro asentimiento. – Digo, yo también tuve mis dudas en su momento.
-¿Qué? – preguntó incrédulo y con un dejo de tristeza Matsuzo.
-Pero quiero que sepas que te ayudaré en todo lo que pase. – Agarró las manos de la joven mujer en un gesto de cariño. – Ahora elije al idiota que más te guste.
Todos los hermanos, enderezaron la espalda instantáneamente y mostraron la mejor sonrisa que podían dar. Jyushimatsu no, él estaba como siempre.
-Bueno… Yo lo quiero a él… - Dijo en un susurro y apuntó al elegido.
Notas: Salió corto, pero porque quiero hacer de esto una introducción. Planeo hacer esto un gran lio, con mucho lemmon, mucho pairing, juegos de azar y mujerzuelas, así que comenten o el fic morirá (?
Sé que no debo escribir otro fanfic sin que termine el anterior, pero esto me daba vueltas la cabeza.
