Notas: esto esta escrito como si fuera un diario, fragmentos de los escritos de loki en un viejo libro, asi que no se preocupen si las cosas parecen no tener una secuencia. Cada que hay una linea es que dejo de escribir por ese momento.
Memorias
Loki
Estar aquí recluido es muy aburrido pese a que Madre me trae diversos libros para distraerme. Este, en específico, tiene muchas hojas en blanco así que se me ocurrió escribir para pasar el tiempo. En los últimos días mis pensamientos me han dirigido a tiempos pasados, recordando a mis hijos y sobre todo a mi único amor.
A él, el dueño de lo poco noble que subsiste en mí ser, le he deseado la muerte en más de una ocasión. Pero por más que grite a los cuatro vientos que lo odio no he logrado sacarlo de mi corazón.
En la deprimente atmósfera de mi celda quizás el escribir esto me distraiga lo suficiente. Bueno… ¿Dónde comienzo? Tendría que explicar cómo nos conocimos…
Él es, como siete u ocho ciclos, mayor que yo; la edad no es muy importante para los Aesir, con eso de que las primeras décadas son como las de los Midgardianos y luego se estancan por siglos y siglos. Ya estoy divagando eso de nuevo. Regresando al punto, hasta hace poco creía que éramos hermanos. El conocer este hecho aligeró una milésima mi carga, pero al final nada importo.
Siendo el hijo menor del Padre de todo nunca me falto nada o eso creía, mientras veía como algunos de los más cercanos a Padre me veían con recelo otros se desvivían en complacerme. Pero el amor de Madre era un bálsamo para mí y sobre todo el que fuera el centro de atención de mi hermano.
Pese a la gran diferencia Thor nunca me aparto y si era posible me hacia participe de sus actividades. Nunca me compare con él en ese entonces mis gustos son bastante opuestos, mientras él era un guerrero potencial yo era un "tranquilo come libros" como me solía llamar el rubio. Nada más dispar, si no contamos que amábamos hacer bromas a cuanto ser se nos pusiera en frente.
Con el tiempo la diferencia se hiso más notoria. Yo dejaba la niñez y Thor entraba en Adolescencia tardía. Teniendo esto presente por nuestros padres lo que podíamos hacer juntos se fue esfumando, que si Thor debía poner más empeño en sus entrenamientos y si yo, dado mi pobre habilidad, debía centrarme en los estudios de la magia.
Las contadas veces que vi a Thor durante dos ciclos fueron solo para saludarnos con un movimiento de manos a lo lejos. Pero me alegre mucho cuando después de varias campañas fuera de Asgard mi hermano se dio el tiempo de compartir un poco conmigo.
Ese fue el principio de mi calvario, estando ya en la edad que se podría marcar como el despertar de nuestro organismo, no sabía cómo interpretar lo que me ocurría en presencia de mi hermano. Cada que lo vea sentía un escalofrió recorrerme la columna, mis manos sudaban, mi boca se secaba y sobre todo sentía algo extraño que se remolinaba en mi estomago y no se iba hasta muchas horas después.
Todas esas señales me desconcertaron a grados que no podía razonar. Pensando que había contraído alguna enfermedad acudí a Madre quien solo me indico que podría ser solo temporal por el estrés de la magia que practicaba en ese tiempo.
Por esos días Thor se juntaba mucho con sus amigos de combate que parecían apreciar mi compañía aunque fuera para hacer rabiar a los guardias con alguna de mis bromas…
Algunas veces trataban de entrenarme, pero hasta la chica lograba hacerme tragar lodo cada que combatíamos. En uno de los combates que tuve con el tronador y traspié me llevo caer, ya esperaba sentir el fuerte imparto con las rocas de la ladera pero con un rápido movimiento Thor logro sujetarme aunque caímos solo unos metros.
El sentir el calor que emanaba de su cuerpo que se pegaba al mío, de una manera se podría decir muy intima, motivo otro síntoma extraño. Algo dentro de mí se sentía hervir y se concentraba entre mis piernas.
Después de ver que no me había hecho daño decidió que era mejor que regresara a palacio. Sin poder hablar ni sostenerle la mirada por la pena camine directo a mi recamara. Estaban desconcertado que pensé en contárselo a Madre, pero me arrepentí y mis pasos me llevaron a la biblioteca.
Semanas después que hubiera aprendido a satisfacer ese deseo carnal ocurrió lo que marcara mi derrota ante lo que sentía por mi hermano. No era secreto que el dios del trueno frecuentara las tabernas y tomara más de la cuenta, en muchas ocasiones sus juergas duraban días enteros.
Era una de esas noches en las que regresaba con la ayuda de uno de sus amigos, los intercepté cerca de los pasillos que llevan a la sala del trono. Recuerdo que discutí por su estado, pero me ofrecía a verificar que lograra dormir un poco. Los guie a mi habitación donde podría preparar alguna poción que contrarrestara sus síntomas alcohólicos.
En cuanto nos quedamos los dos a solas me concentre tanto en los cálculos que cuando lo sentí pegarse a mi espalda los polvos cayeron regándose por el suelo. Tartamudee pidiéndole que regresara a la cama y me dejara trabajar. Me estremecí cuando una de sus manos tomo mi mentón guiándome para voltearlo a ver mientras la otra me abrazaba y acariciaba de arriba abajo mi pecho.
Me quede paralizado y el hecho de que la mayor parte de mi sangre se concentrara entre mis piernas no era de ayuda. Nuestras miradas se conectaron y me sorprendía de ver una emoción desconocida en los ojos azules, era como una mezcla de sorpresa y la euforia de la batalla. Tan perdió estaba que el beso robado me dejo sin fuerzas con mi ser a la deriva esperando lo que haría el mayor.
Rompió el beso y me cargo dejándome en la cama. Con una lentitud torturante me fue despojando de mis ropas, a cambio de cada porción descubierta recibía ávidas caricias que lograban hacerme gemir de una manera tan frenética que ni en mis mas alocadas masturbaciones habría logrado.
Sus manos fueron reemplazadas por su boca repartiendo besos y lamidas. Eran tantas las sensaciones que mis manos se aferraban en puño a mis sabanas. Se dedico a morder y masajear mi pecho hasta que mis pezones se pusieron tan duros que dolían al ser soltados.
Dejo un camino de humedad hacia el sur brincando de manera intencional mi pene que se alzaba pidiendo atención. Beso mis muslos antes de tomar mis tobillos y levantarlos separándolos lo más que era físicamente posible.
Grite de dolor con la primera penetración, era tan inexperto en eso días, pero el dolor lacerante fue reemplazado por un placer embriagador cuando logre relajarme un poco usando algo de magia para adaptar mi cuerpo al intruso. Thor estaba tan concentrado en sus movimientos de cadera que poco le preocupaba si me encontraba listo o me lastimaba con su euforia.
Me corrí varias veces antes de sentirlo llenarme por completo. Perdí el conocimiento mientras lo sentía abandonar mi cuerpo. A la mañana siguiente me desperté solo y no había rastro del rubio.
Dejare por el momento esto ya que no es nada grato tener la mirada de mis vecinos babeando por el pronunciado bulto en mis pantalones y no tengo la concentración suficiente para lograr una ilusión que me proteja el tiempo suficiente para liberar este deseo.
Hace unos días de que escribí, pero tuve la visita de Madre y sería muy bochornoso que sepa de esto, por una razón que no logro entender se niega a verme como el monstruo que soy.
Bueno, desde esa primera noche nuestras rutinas cambiaron de manera algo candente. De día compartíamos algunos entrenamientos matinales, después cada quien se iba a sus respectivos lugares de estudio, por las tardes me la pasaba en la biblioteca, mientras el rubio se iba con sus amigos para meterse en peleas sin sentido para luego perderse en alguna taberna. Cada tantos días, ya entrada la noche lo sentía entrar en mis aposentos para repetir ese tan aberrante como embriagador acto.
Con la práctica fui logrando mejorar en este antiguo arte logrando aumentar los momentos de placer sobre el dolor inicial. También él cambio, en un principio solo se tomaba el tiempo para desvestirme y desabrochando sus pantalones tomarme de manera primitiva, pero mientras más intimamos las muestras afectivas aumentaron siendo más ávidas las caricias y besos compartidos.
El tiempo pasaba y mi cuerpo mostraba los signos de su paso, cada vez me parecía más a mi hermano tanto en estatura como en porte, aunque seguía siendo demasiado delgado y hasta un poco delicado decían algunos. Eran tiempos tranquilos y hasta podría decir buenos.
Pero como siempre ocurre, algo tenía que venir a alterarnos la rutina. La única vez que él se quedo hasta el amanecer no fue para nada lo que me esperaba.
Abrí mis ojos como todas las mañanas sorprendiéndome de verle frente a mí con su rostro tan pálido en estado de shock. Recuerdo que intente tomarle de la mano, pero con un rápido movimiento me sujeto de la muñeca.
-¡Por los nueve reinos! ¿Qué diablos pretendes Loki? – me grito mientras me jalaba dirigiéndonos a la sala del trono, ni se preocupo en mi humillante apariencia debido a que a diferencia de él me encontraba sin ninguna de mis prendas encima y con las visibles huellas de nuestros actos sobre mi pecho.
Pensándolo un poco nunca me había puesto a analizar que solo la primera vez termino dentro de mí, quizás porque su subconsciente le indicaba que podría quedar en cinta. Regresando a los hechos…
Heindall abrió las puertas de la sala revelando que estaba solo con Padre. Este fue uno de los momentos más humillantes, entre los azotes de parte de Padre y las miradas de Thor y Heindall, no podría explicar que fue peor. Además me sentía muy dolido al escuchar la sarta de estupideces que decía él.
Cuando el Padre de todo se aburrió de aleccionarme en temas sexuales, según él, me dejo ir y aunque hasta ese momento parecía que Thor se fijaba que me había traído desnudo y dada la hora tendría que soportar las miradas de los que rondaran los pasillos, me ofreció su capa para cubrirme, pero me negué y usando mi magia hice aparecer una de las mías. No estoy seguro si Madre esté al tanto de esto y otras cosas.
Pasaron varias semanas en las que evitaba a toda costa cruzarme con el rubio, aunque eso me llenaba de un vacio en el pecho, pero estaba muy dolido por la forma en que me había tratado.
En una de las tantas fiestas por los triunfos de Thor no pude evitar el que me acorralara. Estaba tan acostumbrado a los besos con sabor a alcohol que el que me dio no era nada aunque era la primera vez que me besaba sin estar perdido de borracho.
Me embrujo con sus caricias y palabras dulces, decía que desde ese día no había logrado alejarme de su mente y que en la intimidad gritaba mi nombre mientras se masturbaba. Según él declaraba, que comprendió su error al ver mi mirada de odio al despreciarlo, y que hubiera dado todo lo que poseía por regresar el tiempo y permanecer en mi cama.
En la primera oportunidad nos escapamos a la habitación de él donde volvimos a unirnos, esta vez sin tanto alcohol encima tubo el tacto de prepararme para recibirlo, aumentando y dándole otro giro placentero a la rutina de dolor-placer a la que me había acostumbrado.
Una época maravillosa se presento frente a nosotros o eso creía. Disfrutábamos de realizar cada uno nuestras actividades y caída la noche, gracias a un hechizo de encubrimiento, compartir nuestro lecho fundiéndonos en los placeres carnales. Las promesas de amor eterno y fidelidad eran los canticos preliminares y finales de nuestras uniones.
En medio de una de nuestras sesiones mientras me tomaba con más ímpetu que otras veces y yo gritaba su nombre envuelto en el placer, las puertas de mi alcoba fueron tiradas. Nos separamos por la sorpresa de ver a Odin en el umbral, toda su ira fue dirigida a nosotros, pese a que se supone él es el dios del rayo y el trueno se encontraba doblegado por el poder del rey de Asgard. Debido a mi magia me encontraba en mejores condiciones y trate de dirigir su atención a mi persona. Me grito de todo, que si era un enfermo por embaucar a mi propio hermano o una zorra cualquiera que no me importaba nuestro lazo y un sin fin de estupideces por ese estilo hasta que perdí el conocimiento.
Lo siguiente que recuerdo es que desperté en una de las cámaras ocultas de palacio. Pase días encerrado y cuando al fin me dejaron salir descubrí que había sido porque Madre estaba muy nerviosa de mi supuesto viaje a Midgard. Temiendo despertar la furia del Padre de todo, les seguí el juego al fin y al cabo soy el dios de la Mentira.
A la primera oportunidad me acerque al rubio para ver cómo estaba ya que desde el momento que me liberaron no habíamos hablado por la excesiva vigilancia que tenían sobre mí.
Lo encontré en uno de los jardines sentado contemplado una rosa de oro con esa dulce mirada de amor y suspirando. Me emocione pensando que en su mente me veía a mí. Cuando no había ningún guardia a la vista me aproxime escondiéndome entre los arbustos y al estar a solo unos cuantos pasos me quede congelado.
La guerrera, amiga del rubio, caminaba contoneándose casi pareciendo una chica femenina. Fruncí el seño por su interrupción y luego caí en picada al dolor cuando vi a mi amado levantarse para abrazarla y compartir un beso, un beso pasional como los que me daba a mí. Le coloco la rosa en el cabello antes de caminar agarrados de la mano con rumbo al palacio. En todos los años que anduvimos juntos nunca me trato de esa forma tan tierna y cómplice, siempre fue tener un ojo alerta por si algún curioso se aparecía. Afuera de nuestras alcobas teníamos que fingir que nuestra relación era solo fraternal.
Caí de rodillas sujetándome el pecho ya que sentía que el aire me faltaba, ni la vez que el tragón del amigo de Thor me callo encima se podría comparar con el dolor que tenía en la boca del estomago.
Lagrimas traicioneras cayeron de mis ojos. Nunca pensé que en solo unos días todo el amor, que disque, me profesaba fuera extinguido con tanta facilidad. Si el día que nos descubrió había enfrento a su padre, defendiendo nuestro amor. Ya no sabía si lo que más me dolía era el hecho de que me hubiera mentido o que me cambio por esa versión masculina de hembra.
Me encerré en mi alcoba lanzando todo lo que me recordara al rubio. Pase horas gritando y llorando tratando de deshacer ese nudo en mi garganta. Caí dormido por el cansancio sin molestarme en donde pase la noche.
Al siguiente día andaba como un zombi por los pasillos seguido de mi estúpido guardián. Al pasar por la alcoba de Thor observé, gracias a que el idiota dejo la puerta abierta, como se abrazaba a la morena con intenciones de continuar con su sesión de sexo.
Ahí fue cuando comprendí que solo había sido una diversión para él, un modo de obtener alivio a su libido en esas noches de borrachera y luego la manera más fácil de lograrlo estando sobrio, había encontrado a su estúpido fiel que lo esperaba dispuesto a ser su zorra cada que le venía en gana.
El dolor empezó a transformarse en odio al saber que todo este tiempo fue un desperdicio. Cada vez que los veía pasearse delante de mi iba ideando la manera de cobrarme con lo que sabía era lo más anhelado para él, Su trono. Me quedaría con el trono de Asgard, lograría destruir su relación con la guerrera y lo vería caer en el dolor de ver perdidos sus sueños y esperanzas.
Aun con eso sabia que nunca podría dejar de amarlo. Fui un tonto al pensar que lograría aferrarle a mi lado, con todas las cosas que teníamos en contra.
Ya que descargue algo de coraje arrojando, contra el campo de mi celda cuanta cosa inútil me encontré, sigo con lo que paso después de que empezara con mi plan de venganza. Una época muy prolífica para la utilización de todo lo que había aprendido.
Ya no me importaba que tanto me regañara Padre, ya había sentido el que creía era el peor de sus castigos así que unos cuantos gritos no eran nada comparados con eso.
Cada que podía me dedicaba a sabotear pequeñas cosas en palacio, un día las puertas de los calabozos otro las jaulas de las fieras y caballos; o simplemente joderles la vida con bromas y artilugios a cuanto incauto se me apareciera.
También debo decir que logre satisfacer algo de mi curiosidad respecto al sexo, nadie sabría lo fácil que es conseguir amante siendo un príncipe. Soldados, aristócratas, simples pueblerinos y hasta criaturas varias como elfos, me dedique a probar de todo. No me importaba si eran hombres o mujeres o el género que yo presentara. El descubrimiento de mi poder de cambio me brindo de un sinfín de posibilidades en este tema aunque prefería hacerlo como hombre.
Mis planes marchaban a la perfección y hasta había logrado compartir el lecho con uno de sus camaradas, Fandral si mal no recuerdo, un esplendido amante aunque algo soso al preferirme en mi versión femenina, si que le faltaba imaginación al pobre.
Aun así gracias a sus deslices de información en la cama, logre separar a Thor y Sif como pareja al engatusarlos a ambos en un enfrentamiento durante una de tantas guerras en las que les encantaba inmiscuirse. Eran un par de idiotas que se dejaban llevar por el calor de la batalla sobre sus sentimentalismos.
No puedo negar que durante una buena temporada, pese a todo lo que había logrado deje de lado mi venganza. Bueno la maternidad nos cambia, o algo así diría Madre.
La llegada de mi primogénito, el lobo Fenrir, fue una rotunda sorpresa, pase meses con distintas dolencias y achaques que no lograba entender, pero me abstuve de ir con los curanderos y sanadores gracias a mi magia no podía tener algo grave.
Una de esas tardes en las que deambulaba por los jardines en busca de algo de calma para el tremendo dolor en mi cintura y vientre que venía teniendo desde unas semanas anteriores. Una punzada extremadamente fuerte me doblego haciéndome caer hincado. Al recuperarme intente regresar a palacio por ayuda lo que me pasaba no era normal, punzada tras punzada me lo impedían haciéndome arrastrarme al no poderme mantener en pie.
Como pude llegue a las escalinatas justo cuando Thor venía con Fandral. Ambos se sorprendieron de verme sufriendo y se aproximaron. No podía hablar solo gemir de dolor. Cuando la fuente se rompió casi pierdo el sentido, pero por fortuna solo bastaron unos segundos para tener entre mis brazos a mi pequeño lobo, ante el asombro de los presentes. Es peculiar como ocurre el alumbramiento en los machos jotun.
Ya recuperado, y valiéndome las indicaciones de Padre, seguí con mis andanzas ganando otros dos retoños Jörmundgander y Hela. A Sleipnir lo tuve transformado en una yegua, eso sí que fue muy incomodo por lo que decidí ya no convertirme en hembra de ninguna especie, es más fácil el dar a luz como varón.
Mis niños maduraban a pasos agigantados y en poco tiempo ya presentaban apariencias adultas, quizás por su sangre de jotun, según he investigado y mi experiencia crecen más aprisa que los aesir. Todos demostraban su carácter único con el resto, menos con Madre y conmigo: Fenrir poseía un temperamento bastante agresivo dueño de un ego extremadamente grande al poder escapar de cualquier atadura y jaula, Jörmundgander era astuto y observador, sorprendente estratega y con un tamaño monumental, Hela retraída y arisca amante de los métodos y maneras de morir, ninguno de los tres respetaba la autoridad mientras que Sleipnir tranquilo y tímido se desvivía por recibir atenciones lo que lo volvía obediente a mis mandatos.
Tiempo después de esto y viendo los rasgos de mi descendencia comprendí un poco él porque me nombraron "La madre de los monstruos", mis vástagos eran algo diferentes a lo que se supondría deberían ser, había dado a luz un cuarteto de criaturas varias; Un lobo gigante, un dragón serpiente, una dama mortuoria y un potro de ocho patas. Me cuestiono si el hecho de que los engendrara sin amor hacia su otro padre tuviera algo que ver en este hecho, aun así para mi eran solo unos niños hiperactivos…
Debido a unas estúpidas profecías de las aves de rapiña de Padre tuve que déjelos ir de mi lado, Según al Rey de Asgard Fenrir y Jörmundgander serian los que acabarían desatando el Ragnarok, mi lobo tomando su vida y la escurridiza verde la de Thor, que ironías de la vida. Por esto fueron encerrados uno en lo recóndito de Asgard atado por una extraña cadena y el otro fue mandado a los mares de Midgard. Mi única hija fue exiliada al Helheim en las raíces de Yggdrasil. Por otro lado cedí a mi potro como montura al Padre de todo, así por lo menos podría verlo y saber que recibiría un mejor trato que los otros.
Esto solo agrego más motivos a mi venganza. Pensaba que cuando tomara el trono podría ayudar a mis vástagos a regresar a su hogar como los príncipes que eran.
Pese a todos mis intentos llego el día de la coronación de Thor. De último momento logre contactar con Laufey y traer, sin que Heindall lo percibiera, a algunos gigantes de hielo que aguaron los festejos.
Debido al carácter del dueño del trueno me fue bastante fácil encaminar sus pensamientos a tomar acciones contra la afrenta y tratando de ganar algún favor de padre lo delate asegurando que lográramos regresar con vida de la estupidez de mi hermano.
En verdad que gane y perdí mucho con eso, Thor fue despojado de sus poderes y exiliado a Midgard, descubrí mi verdadero origen y se presento la perfecta oportunidad de tomar el trono de manera definitiva. Si mis sentimientos no hubieran estado tan revueltos habría conseguido mi objetivo.
Al descubrir que era un Jotun no sabía que pensar toda mi vida había sido una mentira y porque tanta insistencia en separarme de Thor por parte de Odin si lo que quería era unir ambos reinos, no le convenía que los príncipes se unieran sabiendo que los machos jotun pueden tener descendencia. Un hijo de nosotros habría motivado las alianzas de manera pacífica.
Que pensamiento tan deprimente, un hijo de Thor y mío. El destino y el rubio se empecinaron en no hacerlo realidad. Me pregunto que hubiera sido si en esa primera ocasión que compartí mi intimidad con él hubiera quedado en cinta. Quizás nunca lo sabre…
Cuando el Padre de todo callo en el sueño de Odin pacte con Laufey el ataqué a palacio. Con todo lo que creí necesario para llevar a cabo mi plan, realice un hechizo para poder encontrar a Thor, tenía la intención de sí aceptaba unírseme le devolvería sus poderes y podríamos gobernar juntos Asgard. Lo que presencie fue uno de mis más grandes mal sabores. Lo contemple mientras poseía a una mortal, una simple mortal me había quitado al amor de mi vida porque no lo había dejado de amar.
Cegado por los celos envié al destructor tras suyo. Muy tarde tuve que aceptar que el amor que siente por esa mortal es más grande del que me hizo creer que me tenía, el que se liberara del mandato de Odin lo dejaba en claro. Por eso no me costó mucho el soltarme al vacio. Con mi inminente derrota y el fallo de mi plan de tomar el trono sin un levantamiento me prepare para vagar por el infinito durante toda la eternidad, con el Bifrost destruido no esperaba tener un destino.
Cuando desperté en un árido planeta una mezcla de paz y nostalgia me invadió aunque no paso mucho para que esto se convirtiera en un infierno. Después de vagar por un tiempo considerablemente largo, había terminado en un asentamiento Chitauri durante mi búsqueda por algo de alimento. Durante mi cautiverio con esta raza de trogloditas fui humillado de mil maneras, los castigos y depravaciones no pueden ser comparadas con nada; y a mí me llaman monstruo, ya los quisiera ver que hubieran tomado mi lugar en los ritos, si Odin creí que era una zorra en mi juventud, en ese tiempo me trataron de peor forma. Me tomaban y usaban como si no fuera un ser vivo me volví su juguete pasando por cada uno tantas veces como les venía en gana, muchas veces perdía el sentido por la tortura y al despertar tenia rastros de que ni lo había notado, usaban mi cuerpo laxo a su antojo, aun tengo pesadillas de esos días.
La más recurrente de ellas es cuando me cosieron los labios por morderlos. Una temporada horrible, me moría de hambre y sed, además de que esos estúpidos no me daban descanso.
Poco a poco logre ganarme algunos momentos de calma gracias a que supe ganarme a los comandantes y logre escapar definitivamente de mi cautiverio cuando se presento el líder de estos idiotas. Me hice de su favor y la propuesta de comandar sus tropas para conquistar Midgard me sentaba de maravilla, por lo menos podría tener un reino el cual brindarle a mis hijos.
Nunca conté que en ese mundo hubiera seres capaces de oponérseme y la llegada de Thor lo complico todo. Cuando apareció en el primitivo transporte en el que me llevaban a sus cuarteles, una extraña emoción me recorrió quitándome el habla por un momento. Cuando peleamos en la torre solo la idea de que su amor ya no me pertenecía me motivaba a atacarlo, el apuñalarlo solo fue para lograr alejarlo de mi, su cercanía despertaba emociones que creía olvidadas y me distraía de mi objetivo.
Con mi derrota por la criatura verde mi captura fue solo cuestión de tiempo, ya no tenía motivos para luchar esta vez hubiera preferido la muerte a la agridulce calma de Thor, su rose me embriagaba y detrás de mi mordaza quería gritar porque me tomara como la última vez. Que patético soy si al ser derrotado solo pensaba en ser montado con rudeza por mi verdugo, culpo a las estúpidas feromonas y la abstinencia, aunque no estuve en ayuno completo, jugué un poco con ese arquero.
Mi regreso a Asgard fue menos llamativo de lo que creía esperaba la guillotina justo cuando cruzara las puertas de palacio, en lugar de eso me encerraron como a un ave. En mi primera noche Odín se digno a llevar el interrogatorio por su propia cuenta.
Mis únicas visitas eran las de Madre, pero después de lo que le dije dudo que me quiera volver a ver….
Los calabozos están revueltos por un extraño que ha logrado liberar a la mayoría de los prisioneros, no los culpo por dejarme de lado muchos al verme han tenido ese mismo juicio desde siempre…
Mi diversión se termino, los mínimos sobrevivientes están volviendo a sus celdas. He tenido el tiempo de pensar en una disculpa para Madre, ella es a la única con la que de verdad podría dejar todas mis mentiras y tretas….
Ya no me queda nada. Sin ella no tengo otra opción que pudrirme en esta celda. Ella, mi madre, se fue pensando que la desprecie y renegué, tenía razón que… Soy tan estúpido, todo lo que amo lo condeno a la peor de las suertes, mi madre, mis hijos, mi amor… que suerte la de él al alejarse de mí…
Solo me queda esperar por mi muerte, soy tan cobarde como para atentar contra mí mismo…
Qué bueno que no destroce este libro. En poco iré tras mi venganza, destruiré a quien le arrebató la vida a mi madre. Pienso en todas las torturas que le ejerceré, lo hare retorcerse de dolor hasta la más tórrida agonía y lo mantendré vivo hasta que me suplique que termine con él.
Gastare todo lo que tengo en lograrlo, es lo mínimo que le debo, lo único que me da un poco de orgullo es que peleo hasta el final. Demostrando porque es la reina de Asgard…
Y no me quejo si no vuelvo con vida de esto. Tuve una última noche con él, aunque nunca tendré su amor, pude compartir mi lecho, bueno era el mugroso suelo de mi celda, con él. No fue amable, pero no me esperaba besos o palabras de amor, aun así me hubiera gustado un último beso. El sentirlo acabar en mi interior me dio un momento de paz. Que nostalgia, mi primera y última vez con él fueron las únicas en las que baño mi ser con su esencia. Me tengo que terminar de arreglar para ir por mi venganza y salvar a la mortal esa, si la salvo podre ver una sonrisa dirigida a mi persona de su parte…
Nota final: Este es solo el principio de esta historia, el siguiente capitulo es algo desde la perspectiva de Thor
