Hola a todos! Bueno, este fic es una adaptacion de la famosa historia de amor escrita por la escritora irlandesa Cecelia Ahern, Pd. Te amo. He puesto algunos detallitos propios. La trama es fiel a la de la historia pero he tratado de adaptarla lo mas que puedo a nuestro mundo magico y he usado a esos dos personajes que tanto amamos como lo son Draco y Hermione.

Prometo actualizar constantemente pues se lo que se siente leer una historia y tener que esperar para seguir leyendo, francamente es algo desesperante y no quiero que ustedes chicas y chicos (si los hay) pasen por eso. Espero que puedan disfrutar al leer tanto como yo he disfrutado al escribir. Aveces dejare algunas cuantas anotaciones al final de cada capitulo y les informo que cuando las ponga si es que lo hago, es importante que no la pasen por alto. Gracias por leerme y quiero que sepan que en este poco tiempo que llevo como parte de la comunidad fanfiction (como escritora porque como lectora ya va casi una decada XD ), he aprendido a querer y amar cada una de sus historias. Gracias por el apoyo y disfruten!


Hermione tomo en sus brazos el sweater de algodón verde y cuidadosamente lo llevo hasta su rostro. Ese aroma familiar la embargo completamente nublando sus sentidos por unos minutos, aquella sensación de duelo y desesperación llego hacia ella, formando un gran nudo en su estomago y contrayendo su corazón. Sintió pequeñas punzadas en su cuello, cuando ese nudo de tristeza formado en su estomago y su garganta amenazaban con ahorcarla. De pronto Hermione sintió pánico. A pesar del ruido que hacia el refrigerador y algunas veces las gotas de agua cuando caían en el lavabo, la casa permanecía en un silencio sepulcral. Estaba sola. Sintió como la bilis subió hasta su garganta y corrió hasta el cuarto de baño, donde callo de rodillas enfrente del inodoro.

Draco se había ido y nunca volvería. Esa era la cruel verdad, su triste realidad. Ella nunca volvería a pasarle la mano por su suave y hermoso pelo rubio, jamás volverían a compartir aquella broma entre los dos en alguna de esas cenas a las que muy a su pesar tenían que asistir algunas veces, nunca volvería a llegar a casa junto a el llorando porque odiaba su trabajo y se encontraría con su rostro comprensivo y sus brazos listos para darle un abrazo; ella nunca volvería a compartir su cama con el, no volvería a despertarse al oír su acostumbrado concierto de estornudos cada mañana, jamás volverían a reír juntos tanto y tan fuerte que su estomago se contrajera del dolor y aunque pareciera extraño, una de las cosas que mas extrañaría seria el hecho de que no volverían a tener esos pequeños y a las vez graciosos argumentos de a quien le tocaba levantarse de la cama a apagar la luz del dormitorio. Y es que, cuando Draco y Hermione estaban juntos en su casa, se olvidaban de que eran un mago y una bruja no había necesidad de crear magia con una varita, la magia provenía de su amor y nada mas. Todo eso que sentía no era mas que una manada de recuerdos y de unas imágenes que todos los días se volvían mas y mas borrosas cada vez.

Después de la guerra contra Voldemort, todo había cambiado entre ellos dos y así sin mas decidieron que estaban enamorados y que lucharían por su amor. El plan de Draco y Hermione era sumamente sencillo. Permanecer juntos por el resto de sus días. Un plan que cualquiera que los conociera diría que a pesar de ser totalmente descabellado podría logarse. Ellos eran mejores amigos, amantes y almas gemelas destinadas a estar juntas, eso pensaban todos, eso pensaba ella. Pero la vida no es justa, y de repente el destino tuvo un cambio de parecer.

El final había llegado demasiado pronto. Luego de haberse quejado constantemente de una migraña por varias días, Draco había accedido a la petición de Hermione de visitar San Mungo. Esto sucedió un miércoles, en la hora de almuerzo que les daba su trabajo. El medico que habían visto pensaba que todo era debido al stress o cualquier tipo de agotamiento y que el peor de los casos era que Draco iba a tener que utilizar anteojos. Draco al haber escuchado que podría tener algo en común con Harry Potter lo había escandalizado. Pensó que todo era debido al karma, tanto que se había burlado de Harry por utilizar lentes cuando iban a Hogwarts y ahora el también. A Draco nada de esto le hizo mucha gracia. Pero Draco Malfoy no tenia que haberse preocupado por parecerse a Harry Potter, la realidad era que el no necesitaba lentes, ese no era su problema. El problema era aquel tumor que iba creciendo en su cerebro.

Hermione tiro de la palanca del inodoro, y temblando del frio del piso, logro pararse. Draco tenia tan solo treinta y dos años. Ella reconocía que Draco no era el hombre de hierro mas saludable del mundo que nunca se enfermaba pero era lo suficientemente saludable como para ser capaz de… bueno, vivir una vida completamente normal. En esos días que estuvo muy enfermo, Draco se armaba de valor y decía que había sido horriblemente estúpido al vivir su vida tan cuidadosamente. El decía que debió haber probado todo tipo de drogas, beber alcohol con mayor frecuencia, viajar mas, subir 30,000 pies en su escoba para luego saltar de ella con un paracaídas muggle, depilar sus piernas… y por ahí sigue la lista. A pesar de que Draco se reía de sus ocurrencias, Hermione pudo ver un pequeño destello de arrepentimiento en sus ojos grises. Arrepentimiento por esas cosas que el nunca había sacado tiempo para hacer, esos lugares que nunca vio y dolor por saber que nunca podría tener la oportunidad de vivir esas futuras experiencias. Pero se arrepentiría Draco de esa vida que había creado con ella? Hermione nunca dudo que verdaderamente estaba enamorado de ella y la amaba pero sentía miedo al pensar que Draco podría sentir que había perdido parte de su precioso tiempo.

Llegar a la vejez era algo que el había querido con toda su alma. Que presuntuosos habían sido los dos al no considerar el envejecer como un desafío y un logro. Al contrario, lo evitaban mientras podían.

Hermione iba de habitación en habitación llorando. Sus ojos estaban rojos e hinchados y al parecer esta noche no iba a tener final. Ninguna de las habitaciones de su hogar le brindaban ese sentimiento de refugio y consuelo que ella buscaba. Solo silencios horribles mientras ella miraba todo su inmobiliario. Hermione se quedo mirando el sofá, esperando que este abriera los brazos y la abrazara, pero hasta su sofá la ignoro.

Draco no estaría feliz viéndola de esta manera, pensó Hermione. Tomo una gran bocanada de aire, se seco los ojos y trato de brindarse un poco de perspectiva y sentido común a ella misma. No, Draco no estaría para nada feliz.

Tal y como lo había hecho todas las noches de las pasadas semanas, Hermione cayo en un sueño sumamente irregular en las tempranas horas de la mañana. Cada día, Hermione se encontraba a si misma tumbada incómodamente en algún mueblo de su apartamento; hoy era el sofá. Como todas las demás veces, fue la llamada de algún miembro de su familia o amigo(a) preocupado que la despertó. Probablemente ellos pensaban que lo único que Hermione hacia era dormir. Donde estaban esas llamadas cuando ella iba caminando como zombi de habitación en habitación buscando.. buscando que? ¿Qué es lo que ella esperaba encontrar?

"Hola", respondió con voz ronca. Su voz se encontraba de esa manera debido a sus lagrimas, pero la verdad es que hacia mucho tiempo que le había dejado de importar el mantener un temple firme para que todo el mundo viera. Su mejor amigo, su todo, se había ido y nadie entendía que ningún maquillaje, aire fresco o el irse de compras como muchos sugerían iba a llenar ese hoyo tan profundo que había en su corazón.

"Oh lo siento cariño, ¿acaso te desperté?", la voz preocupada de la madre de Hermione se escuchaba a través de la línea. Siempre la misma conversación. Cada mañana su madre la llamaba para ver si había sobrevivido a la noche sola. Siempre con miedo de despertarla pero siempre feliz de escucharla respirando; segura con saber que su hija había logrado vencer valientemente a aquellos fantasmas que atormentaban su sueño.

"No, solo estaba cabeceándome un poco, esta bien mama." Siempre la misma respuesta.

"Tu padre y tu hermano salieron y estaba pensando en ti cariño." ¿Por qué esa voz tan dulce y suave siempre enviaba lagrimas a los ojos de Hermione? Podía imaginarse la cara de preocupación de su madre, con su ceño fruncido y su frente arrugada. Pero eso no calmaba a Hermione. Simplemente le hacia recordar la razón por la cual todos estaban preocupados por ella y que ellos no deberían de estarlo. Todo debería de estar normal. Draco tenia que estar ahí al lado de ella, haciendo muescas, tratando de hacerla reír mientras ella hablaba con su madre. Fueron muchas la veces en las que Hermione tenia que pasarle el teléfono a Draco, porque las risas provocadas por su esposo no la dejaban hablar. Entonces el hablaría con mucha calma, ignorando a Hermione completamente mientras ella movía mar, cielo y tierra tratando de hacerlo reír tanto como el le hizo reír a ella. Muy raras veces funcionaba.

Hermione no podría decir con exactitud de que su mama y ella hablaron pues ella oía pero no escuchaba con atención ni media palabra.

"Esta sumamente bello afuera, Hermione. Te haría genial salir a caminar un rato. Ya sabes cariño un poco de aire fresco."

"Umm, si supongo." Ahí estaba de nuevo, el "aire fresco", la supuesta respuesta a los problemas de todo el mundo.

"Quizás llame mas tarde para que podamos charlar un rato."

"No mama gracias, de verdad estoy bien."

Silencio.

"Bueno, esta bien entonces… llámame si cambias de parecer. Estoy libre todo el día."

"Okay."

Otro silencio.

"Gracias, de verdad."

"Bueno, cuídate cariño."

"Lo hare." Hermione estaba a punto de cerrar el teléfono cuando escucho la voz de su madre otra vez.

"Por cierto Hermione, casi se me olvida. Aquella carta todavía esta aquí para ti, sabes, la carta que te mencione. Esta encima de la mesa de la cocina. Quizás quieras pasar a buscarla, ha estado aquí desde hace semanas y es posible que sea importante."

"Lo dudo. Es probable que sea de algún banco muggle ofreciéndome una tarjeta de crédito."

"No, no lo creo así, cariño. Esta dirigida a ti y encima de tu nombre dice… oh, espera déjame cogerla de encima de la mesa…" La madre de Hermione puso el teléfono en una silla, podía escuchar el sonido que hacían los zapatos de su madre contra el piso camino a la mesa donde se encontraba la dichosa carta, de pronto las pisadas se escucharon mas fuertes y la voz de su madre volvió a ella…

" ¿Todavía estas ahí?"

"Si."

"Okay, lo que dice arriba de tu nombre es 'La Lista'. No estoy segura de lo que significa, cariño. Pero creo que deberías de…"

A Hermione se le cayo el teléfono.