Anteriormente, el sonido favorito de Luka era el que producía su guitarra. Le parecía increíble que el choque de las cuerdas provocara esa clase de sonido.

Le parecía fascinante.

Por eso a tan corta edad comenzó a tocar, aprendiendo en el proceso como hacerlo; Luka siempre creyó que ese sonido seria su favorito, pero cuando la conoció.

Su voz, su risa.

Lo confundieron. Realmente amaba escucharla, más que realizar acordes con la guitarra y cuando estuvo lo suficiente cerca de ella para que sus oídos pudieran oír ese sonido. Lento y a veces rápido, pero siempre manteniendo el ritmo.

Lo amó.

Ocupando el lugar de sonido favorito. Es por eso, que cuando la veía siempre se sacaba los auriculares, ya que no quería escuchar otra cosa que no sea el sonido que producía ella, siempre buscando la oportunidad para recostar su cabeza en su pecho, ya que en esa posición Luka podía oírlo.

Y ahora en esa ubicación, manteniendo sus ojos cerrados, podía escucharlo; ese sonido que Marinette le permitía oír, a pesar de que sus mejillas se sonrojen fervientemente, pero aun así nunca lo apartaba porque ella sabía, porque él se lo había dicho, que el latido de su corazón es su sonido favorito, ese, que quería oír todos los días...