Porque a nadie se le enseña a ser padre o madre.
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Al fin sonó su teléfono móvil de última generación y carísimo por cierto. La llamada entrante tenia el nombre de su primogénito. Christopher.
— Jovencito necesito una explicación ya mismo, me has dicho que saldrías con tus amigos y volverías pronto, ya han pasado tres condenados días. — dijo Sir Integra en forma de protesta, con el tono de voz elevado, escurriendo enojo y preocupación. Típico de una madre.
—Cálmate mamá —respondió muy animado el joven de 18 años. Ni siquiera parecía importarle que su madre al otro lado de la línea estaba engullada de enojo con ganas de darle una buena tunda al estilo inglés.
—Estoy bien, no pasa nada, estoy en Bélgica —confesó Christopher también con un tono elevado, casi que gritando, pero de felicidad.
—¿Bélgica? ¿Y tú que carajos haces allá?
—¿Bélgica? —repitió Alucard quién estaba al lado de Integra también con la preocupación en el cuello por la repentina desaparición de su hijo.
—Estoy en el Tomorrowland Má
—¿En el Tomorrow qué? Haz el favor de bajarle volumen a esa tu música rara por amor a Dios.
Alucard miraba con asombro e imaginaba la magnitud del problema en el que se había metido el jovencito hijo suyo. Sonrió, le dió gracia la osadía de Christopher de importarle un carajo el que dirá su madre, pero vaya que se lo iba a hacer pagar por poner a su amadisima esposa con los nervios de punta.
—No puedo decirle al deejay que le baje el volumen mamá. —Se rió el muchachito y a su voz le hizo compañía un grupo de gritos juveniles emocionados por el anuncio del stage del siguiente artista, un tal Avicii.
—Como sea Christopher Dracul Hellsing, ahora mismo tomarás el primer vuelo a Londres. ¿Entendido? —Ordenó Integra como de costumbre.
—No inventes mamá, el cierre del evento será con Dimitri Vegas y Like Mike, no creerás que pagué tanto para perdermelo —el joven endureció la voz. Integra se separó del móvil y llevó la vista hacía Alucard viéndole con desaprobación.
—A mi no me mires Integra, fuiste tú quién le dió la Master Card. —Se libró el Rey no vivo.
—Cuando vuelvas Christopher, arreglaremos este asunto. —dijo amenazante la rubia.
—Te amo mamá.
La llamada finalizó e integra aprovecho la cercanía de Alucard para condenarlo.
—Tanto cinismo solo puede provenir de tu parte Alucard.
—Entonces soy yo el mal padre — sonrió con enojó levantando una ceja a modo de reto.
—Así es —determinó Integra.
—Si lo soy yo, también lo eres tú, amor mío. —Alucard se giró para dar su retirada.
A Integra por acto reflejo se le frunció el entrecejo y Alucard siguió echando leña al fuego.
—Básicamente Integra, tu tienes todo el control sobre Christopher, tanto que lo mimas a más no poder, disciplina no es comprarle el último iPhone querida.
La rubia no protestó dándole la razón a su esposo. Sabía que habia sido tan complaciente con su hijo desde. . . Desde siempre, pues no se podía resistir al encanto de su carita que si no fuera por sus orbes azules diría es es la réplica exacta de Alucard. Su Alucard. El culpable genético de que a su hijito no le pudiera dar un rotundo NO.
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