Bueno chicos espero que sea de su agrado y pues aquí tendremos un capitulo por día de la semana en la casa de Kenny, espero no cambiar muchas de las actitudes de mi amado Kenny y si lo hago ustedes me disculparan n.n

south park no me pertenece si no a Trey Parker y Matt Stone.


Cierto este fic contiene muchas palabras anti sonantes, (creo que me pasare de mal hablada) asi que lo leen bajo responsabilidad suya .

Bueno sin más comencemos!

Domingo.

Kenny Mccormick, mejor conocido como "la puta más grande de south park, después de la mamá de cartman" es un chico que a pesar de la evidente disfuncionalidad familiar que hay en su casa es feliz, o eso es lo que el siempre hace que la gente piense.

-cállate la puta boca zorra!-

-no me hables de esa manera maldito vago de mierda-

-estúpida ven aquí! –

Este tipo de "conversaciones" son comunes en la casa Mccormick, como lo es ver a Karen llorando escondida en un rincón de la casa o en su habitación , a su hermano mayor con audífonos ignorando todo a su alrededor y a Kenny intentando estudiar, pero como siempre sus intentos por concentrarse son inútiles y termino hartado de no entender un carajo,asi que tomo su capucha naranja y se dispuso a salir, no sin antes pasar por la habitación de su hermana para llevársela con el.

Con palabras de aliento, abrazos y bromas Kenny empezó a tranquilizar a su adorada hermana, tratando que aunque sea por pequeños lapsos de tiempo ella sonria, olvidándose de todo.

Siguieron caminando hasta llegar al parque donde Karen encontró un billete de 5 dolares, pero en vez de querer gastarlo como lo haría cualquier niño a la edad de ella simplemente los guardo, argumentando que en alguna urgencia los podrían necesitar, Kenny no sabia si estar orgulloso o triste por la actitud en cierta manera madura de su hermana.

Un poco mas tarde comenzó a llover, pero en vez de refugiarse comenzaron a jugar en ella, pisaban charcos y se mojaban mas de lo que estaban al salpicarse el agua,de tanto estar jugando no se dieron cuenta cuando el sol se oculto y dio paso a la noche fresca, por la reciente lluvia el cielo estaba despejado y se podían observar las estrellas, eran hermosas, tan brillantes, tan lejanas pero por su brillo parecía todo lo contrario, Kenny extendió su mano como si pudiera alcanzarlas, la cerro como si hubiera atrapado una y al abrir su puño estaba vacio,- "como yo"- pensó.

volteo la mirada a su hermana y la vio tiritar asi que a pesar suyo decidio que ya era hora de regresar a su hogar, agarrados de la mano caminaron lo mas lento que pudieron, tratando de prolongar su llegada lo mas posible. ya delante de su casa ambos se detuvieron, estaba todo en silencio, lo que significaba que sus padres ya estaban lo suficientemente ebrios como para haberse quedado dormidos o no estaban . se armaron de valor suficiente para volver a su realidad y entraron, no se veía a simple vista a sus padres, asi que Kenny se dirigio a su habitación para comprobar que en efecto no estaban.

-Bien, quieres algo de cenar- dijo Kenny mientras bajaba las escaleras

-Crees que haya algo en la cocina? Aparte de cervezas- Karen tenia el semblante serio, inexpresivo

-Nada perdemos con echar un vistazo no crees?-a Kenny nunca le había gustado ese semblante que Karen había adoptado pero realmente no podía hacer mucho por cambiarlo.

-supongo que tienes razón- suspiro la pelicastaña

- pues emprendamos nuestra travesia a la cocina!- Kenny comenzó a a agitar sus brazos simulando un vuelo

-jajajaja que raro eres- al perecer las ocurrencias de Kenny por animar a su hermana estaban dando resultados

-Entonces pequeña damisela, gusta usted acompañarme por los peligrosos caminos de la sala, enfrentar a los feroces sillones y al piso de lava- Kenny se arrodillo ante Karen, tomando su mano mientras dejaba volar su imaginación

-jajaja claro será un placer caballero de reluciente armadura, eso claro si usted me protege- Karen simulo una pequeña reverencia aguantándose la risa que le provocaba las ocurrencias de su hermano

-Yo nunca me separare de usted mi bella dama … muajajaja- dicho esto Kenny cargo a su hermana y con un palo de escoba en su mano –el cual uso de espada- empezó a correr hacia el sillón de su sala

-waaaa! Un dragon!- grito Karen tapándose los ojos fingiendo estar asustada cuando en realidad estaba muerta de risa.

-Tranquila my lady, Sir Kenny esta aquí!-

Se subieron a los sillones, saltaron de un lado a otro, sumergidos en su pequeña ilusión, donde los enemigos eran dragones, duendes, brujas y hechiceros y no la sociedad, sus padres y su situación económica.

De tanto jugar se olvidaron de su principal objetivo, pero sus estómagos se encargaron de que lo recordaran. Ya un tanto cansados caminaron hasta la cocina, sudados por el esfuerzo físico causado por los juegos, revisaron el refrigerador, las alacenas, e incluso llegaron a revisar el bote de basura pero a excepción de las bebidas alcohólicas y un paquete de galletas no había nada que fuera consumible.

-y ahora que hacemos?-

-mmm come tu yo no tengo mucha hambre- mintió Kenny ya que en realidad moría de hambre

-seguro, si quieres podemos partirlo a la mitad-

-si no te preocupes – Kenny sonrió.

- está bien- Karen no pareció muy convencida de lo que dijo su hermano pero aun así no insistió y comenzó a comer.

Cuando Karen termino de "comer" ambos subieron a sus cuartos, cuando Kenny se terminó de cambiar fue al cuarto de su hermana a arroparla – como se le había hecho costumbre desde hace ya 1 año-

-listo, ahora ya duérmete pequeña- Kenny al pasar de los años adopto un rol paterno hacia Karen, siempre buscaba que no se metiera en problemas, la ayudaba en sus tareas –claro en lo que entendiera- y a mantenerla dentro de lo que cabe feliz, aunque con una familia como la suya eso le había resultado demasiado difícil, pero no imposible

incluso por ella había nacido Mysterion o "ángel guardián" como Karen casi siempre se refería a el.

-Kenny..-

-si, que pasa?-

-puedes quedarte a dormir conmigo?- pregunto Karen tímidamente, ocultando gran parte de su cara tras su cobija

-que pasa hermanita? Es que acaso le tienes miedo al coco- Kenny había tratado de sonar aterrador pero lo único que causo fue que su hermana riera. Y es que el sabia perfectamente que no era eso, su hermana ya había superado esos miedos infantiles por unos peores, los reales.

Kenny levanto la cobija y se acostó a un lado de su hermana, la cual inmediatamente se acomodó en su pecho, buscando su protección, Kenny solo se limitó a abrazarla mientras el sueño y el hambre lo iban venciendo, sumergiéndolo en un pesado pero cálido sueño.