Prólogo:
Nuevo comienzo.
Cuando los errores son imborrables.
La noche cayó en la zona más lujosa y adinerada de la ciudad de Tokio, cuándo un hermoso hombre de cabello negro como la mismísima noche se colocó en la inmensa ventana panorámica, daba una gran vista de la ciudad que, a pesar de caer la noche estaba activa aún.
Sus pensamientos fueron directos a cierta persona. Frunció el ceño de inmediato. No debía ni quería pensar en ella. Ella dio fin a todo. Él no debería pensar en ella, pero...
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Salió de la ducha aún con las mismas ganas con las que había entrado. ¡Qué patética! Se dijo así misma. Las lágrimas amenazaban con salir justo al mismo tiempo que veía el sobre amarillo encima de la cama y que llevaba sus manos al vientre.
—Lo lamento mucho.— y esa sería la noche en la que lloraría hasta quedarse agotada, la culpa de sus actos la golpeó enormemente. Era lo mejor para todos, pensó, dejando que sus lágrimas respondieran finalmente por ella.
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Dos años después
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Llegó media hora tarde a su destino, nunca había sido tan impuntual en su vida, culpó al mal sueño que tuvo y se giró sobre sus talones.
—¡Espero que no se haya ido! — exclamó para sus adentros. Divisó la cabellera rubia a seis metros de ella y sintió una profunda alegría. —Hola Naruto.
Una vez que llegó a la mesa donde se encontraba él bebiendo una taza de café, al verla se levantó rápidamente y la abrazó.
—Sakura-chan, tanto tiempo.— se le formó un enorme nudo en la garganta.
—Siento mucho el haberme ido sin decir nada.— susurró. Naruto la observó casi como si supiera la verdad.
—Tuviste tus razones y no soy quien para juzgarte.— le hizo una seña al camarero y este inmediatamente se acercó, pidió algo para los dos y tan rápido como eso el hombre de uniforme se fue a la cocina. — ¿Cómo está ella? Debo conocerla. ¿Cómo va la mudanza?
—Ya la mudanza está lista. Me instalo en unos días más. Ella está preciosa y preguntona.— Sonrió levemente sonrojándose.
—Quiero conocerla. Boruto tiene su misma edad, verdad? — La chica asintió.
—Que bueno que estés de regreso Sakura-chan. Te hemos extrañado mucho, Hinata-chan me ha preguntado como estás...
Por un momento se había olvidado que tanto hablaba Naruto, y también se le había olvidado lo grato que es escucharlo, la hacía sentir en casa. Había olvidado que Naruto era su hermano.
—¿Sakura-chan?—
No se dio cuenta que dos pequeñas lágrimas salían de paseo sin su permiso. Sonrió ante la mirada preocupada del rubio.
—¡Estoy bien!—respondió con una sonrisa en sus labios.— Estoy un poco emocionada, es todo.
—¡Bienvenida a casa, Sakura-chan!
Río levemente. Naruto siempre será Naruto.
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La ciudad estaba muy activa para el momento que la pelirosa iba en el taxi directo a su nuevo destino. Una pequeña niña descansaba en su regazo.
—¿Mami, ya llegamos?— Preguntó soñolienta la pequeña de apenas unos dos años de edad.
—Mmm, todavía no amor. — Respondió mientras acariciaba el cabello de la niña.— Podrías ver la Ciudad mientras...— la niña sonrió y con un Sip se asomó en la ventana viendo absolutamente todo con una gran sorpresa. Puesto que en donde ambas habían estado no había algo parecido.
El pequeño pueblo de Konoha había sido un gran refugio para ella y su bebé. Estaba en deuda con las personas de allá. Les debía mucho.
Volvió a la ciudad que la había visto crecer, Tokio, esa imponente ciudad. Apretó sus manos en su regazo viendo como su hija se emocionaba. ¿Qué estará haciendo? ¿Estaría pensado en ella? No, no puede ser.
Una amenaza cruzó su mente y negó con la cabeza, no iba a buscarle. Estaba mejor así, Ella y...
—Sara-chan ya llegamos—
Estaban mejor sin él, y todos esos problemas que conllevaría el estar juntos. Después de todo era lo mejor para los tres. Pero...
—¿Sara-chan estás bien? —preguntó la pelirosa.
—Si mami.—
Sakura la tomó en brazos y ambas bajaron del taxi con ayuda del chofer. Estuvieron al frente de su nueva casa, su nuevo comienzo. A partir de ahora todo estaría mejor.
—Bonita mami.— Sarada abrazó a su mamá y le dio un beso en la mejilla. Sakura río suavemente. Se despidió del chófer dando un gracias y se dirigió a la entrada de la casa.
—Estaremos bien, Sarada.— le regresó el beso a su hija.
Tenía fé que así sería.
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HOLAAAA! Es un nuevo proyecto. Aunque será cortó, más o menos cinco o seis capítulos más su epílogo.
La idea no sé de dónde rashos salió, así que aquí la tiene.
No se enojen hehe, ya subo el capítulo uno, que por cierto, está listo.
Recuerden dejar sus comentarios, que son los mejores y así veo qué oportunidades tiene esta..
JA! Espero que sea de su agrado, feliz tarde.
PD: Perdón por los errores de dedos que pueda llegar a cometer, ples.
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Besos y abrazos, Loveedh :3
