Este fanfiction contiene spoilers del 6xto libro! Si no lo has leído y no quieres que te desvele cosas, por favor, no sigas leyendo. En el prólogo he utilizado algunos fragmentos extraídos del libro, modificados por mí, para basar el fanfiction desde ese punto. Puede que haya algunas variaciones, no he comparado exactamente todos los sucesos, pero básicamente sigue la misma trama acerca de la misión que le ha sido encomendada a Draco.
Estos personajes pertenecen a J.K. Rowling, no a mí, está escrito de una fan para más fans y no obtengo ningún tipo lucro escribiendo esto. Espero que os guste! ^^
La noche se cernía sobre los terrenos y las ventanas dejaban de transmitir luz hacia las estancias del castillo. Hermione esquivaba a la gente por los pasillos tratando de llegar pronto a la torre de gryffindor, buscando a Harry y Ron, lo cual sabía que sería tremendamente complicado teniendo en cuenta que ambos eran dos de los muchos protagonistas de la noche y estarían rodeados de admiradores. Su camino estaba tan plagado de gente celebrando la victoria que no le hizo falta decir la contraseña a la Dama Gorda, puesto que la gran masa de túnicas no paraba de entrar y salir y el cuadro permanecía abierto de par en par. Cuando entró por el retrato, echó un vistazo general; la sala común estaba abarrotada de alumnos, algunos de los sofás y sillones habían sido retirados hacia las paredes del cuarto para tener más espacio, una enorme cantidad de barriles de cerveza de mantequilla reposaban sobre las mesas de estudio, rodeados de jarras vacías y limpias y otras tantas a medias, y había guirnaldas escarlatas y doradas colgadas de todas las paredes posibles, con una lluvia de pétalos de rosas cayendo constante sobre los campeones.
Allí estaba todo el equipo, celebrando el triunfo de su partido, la mayoría subidos sobre hombros por varios amigos, y así permanecieron un buen rato hasta que sólo quedó Ron arriba de toda la multitud que lo aclamaba por su gran trabajo con la defensa. Hermione se hizo paso hasta la primera fila con una sonrisa que intentaba ocultar mientras observaba como Ron disfrutaba de su momento de fama con los brazos en alto. Allí se encontró con Harry, a quien sonrió y abrazó como señal de enhorabuena.
-¿Porqué no estás ahí con él? ¿No se supone que deberías animarle? – preguntó Hermione.
-No le es necesario, ya tiene mucha gente con él. Que disfrute; es su día –dijo Harry, sin dejar de dar palmas, animando a Ron.
La muchedumbre subió el volumen y poco después era imposible hablar en un tono normal. Acercaba su oído hacia la boca de Harry para intentar entender lo que éste quería decirle mientas no despegaba los ojos de Ron, cuando vio que el chico la divisó entre todo el mar de cabezas y hacía señales a sus colegas para bajar a saludarla. Hermione ensanchó su sonrisa, dispuesta a darle un gran abrazo a Ron, pero hubo algo que borró todo rastro de alegría y le retorció el estómago sobremanera: Ron había bajado al suelo y andaba hacia ellos, pero una chica de melena castaña y rizada con un gran lazo rosa en la cabeza le había asido de la manga, acercándolo hacia ella, besándole y tirando de la cadera del chico a escasos dos metros de Harry y Hermione.
De pronto, todo pareció nublado. Se quedó paralizada, no sabía qué hacer. No escuchaba nada a su alrededor, ni siquiera percibió que la gente silbaba en cuanto Lavender se abalanzó sobre Ron. La visión era dolorosa, pero no podía dejar de observarla. Todo a su alrededor parecía haberse apagado, y un poderoso mareo se adueñó de su cuerpo. No supo el tiempo que había transcurrido viendo la escena hasta que Harry le dio un pequeño codazo, preocupado por su cara. Hermione subió una mano a su frente; estaba sudando y probablemente debía de tener la cara blanca. Con un gesto hacia Harry indicando que se marchaba, cruzó a empujones entre los admiradores hasta alcanzar el retrato y salir de él a toda prisa. Los pasillos estaban vacíos, ya era de noche y todo el castillo estaría en sus respectivas salas comunes y dormitorios. Ni siquiera pensó en qué ocurriría si algún profesor le veía deambulando por el castillo a esas horas. Le daba igual que le viera algún profesor, le daba igual ser prefecta y tener que dar ejemplo, ya todo le daba igual. En cuanto se alejó de la torre de gryffindor y anduvo un poco, redujo la velocidad. Sabía que nadie salvo Harry vendría a buscarla, y ya estaba demasiado lejos para que le pudiera haber perseguido de algún modo.
Siguió andando mirando hacia su alrededor, sin poder sacarse de la cabeza a Ron respondiendo el beso de Lavender. Estaba temblando de los nervios de forma descontrolada. Le daba la sensación de que caminando con los puños fuertemente cerrados tenía más equilibrio que parada en mitad de la nada. No podía creérselo. Después de todo este tiempo siempre tuvo la certeza de que acabarían juntos de alguna manera u otra, pese a todas sus estúpidas riñas. Ron jamás había dado señales de que la chica le interesara lo más mínimo. Hermione era muy observadora, detectaba cada mirada que Harry le lanzaba a Ginny, de modo que estaba segura de que habría percibido si hubiese habido algún gesto de Ron hacia Lavender. Probablemente ella comenzó a verle interesante en cuanto iniciaron las pruebas y Ron comenzó a adquirir algo de velocidad y eficacia como guardián. Era la noche perfecta, todo tenía que haber salido rodado, como la seda… Pudieron haberlo tenido todo, pero parecía que no era lo que el destino tenía preparado para ella…
-No lo entiendes… se me ha encomendado algo que sólo puedo hacer yo, nadie va a ayudarme. Ni Crabbe, ni Goyle, ni tú. Pretendo hacerlo a solas.
-¡Draco, por favor… piensa en lo que estás diciendo! No puedes estar hablando en serio… No es necesario que te ayude en lo que sea que tengas que hacer si eso es lo que quieres, pero déjame estar contigo…
Escuchó una voz aterrada y triste en el pasillo que estaba a punto de cruzar. Paró en seco antes de cruzar la esquina. Se asomó con precaución y observó a Malfoy discutiendo con la que parecía ser Pansy Parkinson. Por lo que el colegio entero rumoreaba, habían tenido un affaire hasta que el padre de Draco, Lucius Malfoy, fue trasladado a Azkaban. No es que ella fuera una cotilla ni le importara lo más mínimo, pero la convivencia en el dormitorio con algunas chicas bastante entrometidas tenía sus consecuencias, y no se encontraba especialmente orgullosa de ello. De todos modos, no saberlo significaba haber estado aislado en una isla desierta por algún tiempo o muerto; aquello era un secreto a voces…
-No puedo perder más tiempo contigo este curso. Debo hacer algo más importante, Parkinson.
Por un momento, Hermione sintió un poco de lástima viendo el aspecto derrotado de la chica. Casi diría que se sintió identificada, dado su estado anímico y algo vulnerable. Malfoy dio la vuelta sobre sus pies, dejando a la pobre chica en mitad del pasadizo observando cómo se marchaba de su lado, y se dirigió en dirección a Hermione, pasando de largo en lugar de torcer hacia ella, mientras la castaña se ocultaba tras las sombras proyectadas en la esquina. Viendo como él se alejaba frente a ella, supuso que nunca había sentido algo de curiosidad por su vida privada, quizá porque no había presenciado nada que le picara la curiosidad, pero, por primera vez, admitiría que le llamaba la atención que el carácter hedonista de Malfoy se viera trasladado de un extremo a otro por algo, según sus mismas palabras, más importante.
No pudo evitar seguir sus pasos desde la oscuridad y el silencio un buen rato hasta que arribaron a la Torre de Astronomía, por lo que pudo deducir con dificultad a causa de la oscuridad. ¿Qué pretendía hacer en aquella torre a esas horas del día? Tratándose de Malfoy, nada bueno. "¿Entonces qué hago aquí, expuesta a ser herida de algún modo?", pensó. Aquella empezaba a parecerle una mala idea. No era nada propio de ella. Quizá lo hizo inconscientemente para olvidarse de Ron...
Sólo la tenue luz de la luna bañaba la cantidad de muebles y cachivaches allí almacenados. ¿Aislarse en la Torre formaba parte de lo que debía de hacer él solo? La sala permanecía quieta e inocente. Hermione permanecía escondida desde la columna del arco que formaba la entrada al aula.
Observó al slytherin apoyarse sobre la barandilla del balcón que daba a los terrenos. Por un momento, sintió cierta aura melancólica a su alrededor, pese a que estaba de espaldas a ella y no podía ver su cara ni percibir ninguna mueca o gesto. Y efectivamente, de pronto, escuchó un sollozo y denotó un pequeño respingo en sus hombros. Malfoy estaba llorando, de forma desconsolada, y Hermione no podía deducir el porqué. Tampoco es que le diese lástima; el chico también tendría sus sentimientos, suponía, pero desde luego, era algo que chocaba ver. "Con razón se ha venido hasta aquí sin nadie más…".
¿Podía quizá sentirse alterado y nervioso por su padre preso en la prisión mágica y su madre sola en su mansión? ¿Estaría inmerso en algún plan oscuro del señor tenebroso? Pensar aquello era verlo demasiado negro, pero… ¿qué iba a hacer llorar de esa manera a Draco Malfoy, miembro de slytherin, con su orgullo por encima de todo? Estaba segura de que no sería por Pansy Parkinson…
Pensando que ya había visto suficiente, dio la vuelta lentamente para enfrentar la escalera, el chico aún sollozando a sus espaldas. Sin preverlo, por causa de la oscuridad, tropezó con un candelabro que adornada los escalones de la entrada, el cual cayó al suelo con un gran estruendo. Hermione palideció, abriendo los ojos desmesuradamente, mirando del alto candelabro a Malfoy. El chico se había girado hacia ella ágil y rápidamente, en un reflejo casi felino, y tenía la varita en alto apuntando a la muchacha decididamente.
Ambos conectaron miradas, la grisácea, fría y enrojecida de Malfoy frente a sus ojos castaños, y Hermione se arrepintió más que en toda su vida de haber perseguido a uno de sus peores enemigos en Hogwarts en aquel momento.
NdA: Reviews con sugerencias, críticas, alicientes para la autora y/o amenazas de muerte son bien recibidos :P
