Aclaraciones: Naruto® no me pertenece, es de única propiedad de Masashi Kishimoto. Acto prohibido® le pertenece a su respectivo autor: Kazuyo Junjou.

Notas: Two-Shot - SasuSaku - Semi-OoC - Lime - AU - Angst - Romance - Hurt/Comfort - Gore


Summary: Dos seres, un ángel y un demonio, unidos en un acto prohibido, convirtiéndolo en una erótica danza.

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Acto prohιbιdo

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By: Kαzuyo Junjou

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Cαpítulo I

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Había una vez —cuenta la historia—, que existió un niño demasiado normal. Este niño tenía una normal familia constituida de un padre, una madre y un hermano mayor. Hasta que una noche, despertó sintiendo en su piel el frío estremecerlo, el silencio sofocarlo y el aura aterrarlo. Se levantó de su cama, asustado de esta extraña sensación. Gritaba el nombre de su padre, quien no respondía, de su hermano mayor, que lo ignoraba, su madre quien no hablaba.

Corrió por los pasillos de la gran mansión, sintiendo sobre sus hombros una afilada mirada, pero ignorándola ya que sólo le importaba su familia. Su corazón empezaba a acelerarse, su respiración también, y sus más feas pesadillas estaban haciéndose realidad, aunque él no lo sabía.
Llegó a la última habitación, la sala de estar, donde se encontró entre la penumbra, las siluetas de su familia sentada en el sofá. Suspiró aliviado, y su corazón se relajó. Sonrió con tanta alegría y corrió hacia ellos. Le llamaba a su hermano, preguntándole por qué estaban aquí a estas horas de la noche, pero estaba callado, su madre no respondía y su padre tampoco. Tomó de los hombros a su padre y lo sacudió, pero sólo pudo escuchar que algo pesado caía al suelo. La luz se encendió, y pudo contemplar la cabeza de su padre en el suelo.

Aquel terror era tan inmenso que no podía descifrarlo con sus gritos, por lo que prefirió quedarse callado, con los ojos abiertos de manera casi inhumana, mientras que sus ojos se humedecían por lo que veía. Giró su cabeza, temblando se acercó a su hermano, el cual su cuello estaba a punto de partirse en dos y la sangre se derramaba. Su corazón palpitaba demasiado, dolía bastante y las nauseas le llegaban. Su madre tenía un agujero en su pecho ensangrentado y descuartizado, en la parte del corazón que se lo habían robado.

Cayó al suelo hincado, tapándose su rostro con ambas manos, queriendo gritar pero sin dejar de analizar lo que estaba ocurriendo. Sus ojos lloraban, estaba a punto de vomitar y su corazón se paralizaba cada vez que gritaba: "¡Están muertos!".

Aquella mirada que tenía sobre él desde que se levantó seguía molestándolo. Gritaba a los aires preguntando quién fue el causante, quién mató a su familia, quién me está observando. Se quedó completamente callado cuando escuchó la carcajada de un hombre, se paralizó cuando sintió sobre su hombro el frío de una helada mano. Perdió la consciencia cuando, lo último que vio, fueron los ojos rojos de un hombre.

No podía abrir los ojos, no sabía dónde estaba, pero sabía que su familia había muerto. Estaba más que aterrado y su corazón no soportaba tanta presión. Sus ojos lloraban, lo sabía, porque llegaba a saborear lo salado de su sabor en sus labios. Sollozaba, murmuraba cosas sin sentido, pero se quedó estático cuando escuchaba las voces de personas desconocidas.

—Uchiha Sasuke, has sido elegido para ser un demonio.

No se supo más de ese niño, pero habían pasado los años y siglos que aquella mansión estaba desolada, contándose su historia en generación en generación. Celebrando cada año en este pequeño pueblo, el día en que la famosa familia Uchiha fue masacrada, y su hijo menor convertido en lo peor de la existencia.

Haruno Sakura, una chica de nueve años, pequeña e inteligente, caminaba por las calles del pueblo, saludando a cada persona que conocía. Dirigiéndose alegre a su hogar. Llegó en él y saludó a su madre quien la estaba esperando con la comida ya hecha. Un día normal en la vida de alguien normal.

El día siguiente, todos sabía qué ocurría ese día, era el día cuando se festejaba el día de la familia Uchiha, y eso Sakura lo sabía. Había escuchado esa famosa historia desde que era una pequeñísima niña. Siempre conmovida y triste cuando escuchaba la triste historia del pobre niño llamado Sasuke Uchiha. Cada año que se celebra, Sakura a las doce de la noche —que dice la historia que fue la hora cuando comenzó la iniciación— lleva unas flores de cerezo a la entrada de la mansión; cierra los ojos y desea que ese pobre niño esté viviendo alegremente.

Sin embargo, esta noche aquella rutina no será la misma, pero ella no lo sabía. Después de la pequeña y lúgubre fiesta hacia los Uchiha, Sakura como siempre a las doce de la noche se acerca con un ramo de flores a la mansión. Contemplando sus paredes casi destruidas, su puerta inestable y el techo desviado. Coloca el ramo frente a la puerta, reza por ellos y por Sasuke, pero antes de marcharse, Sakura mira la mansión, recordando e imaginando al pequeño Sasuke. No pudo evitar sentirse muy mal.

—Será mejor que coloque las flores dentro de la casa —sonrió tomando las flores en sus manos—, quizás así Sasuke pueda olerlas —rió y abrió la puerta que ni asegurada estaba.

La casa era misteriosa, lúgubre y terrorífica, y eso a Sakura le hacía temblar las piernas. Sin importar nada, siguió caminando dispuesta a hacer lo que se propuso y llegó a las escaleras que centraban el edificio. Subió poco a poco cada escalón, observando pinturas viejas de la familia Uchiha, pero, por alguna extraña razón, donde aparecía Sasuke la pintura estaba rasgada.

Llegó a la última habitación, donde se dice que era la habitación de Sasuke. Ella colocó el ramo sobre la cama desgastada y llena de polvo, y sonrió y volvió a rezar pidiendo el bienestar de Sasuke. Antes de marcharse, se despide al aire. Se dirige a la puerta, pero cuando tocó la perilla, escuchó que se había colocado el seguro. Desesperada, trata de jalonear la puerta con fuerza, pero era imposible, estaba atrapada. Gritaba con desesperación, pedía ayuda pero nadie la escuchaba. Empezó a sentir temor y sus ojos se bañaban de lágrimas. Se calló cuando escuchó el ruido del suelo de madera rechinar.

—No grites —habló una voz gélida.

Todo su cuerpo se estremeció, toda parte de su cuerpo se paralizó al igual que su corazón.

—¿Q-Quién… eres tú? —preguntó volteándose, buscando en la habitación algún rastro de una persona.

—Uchiha Sasuke.

No lo creía.

—N-No, no es cierto —murmuraba con temor.

Entre la penumbra, el cuerpo de un pequeño niño salía de allí, con ropas totalmente negras y piel demasiada pálida. Bajaba la cabeza, tapando su rostro con los mechones negros de su cabello.

—¿Sasuke? —logró decir Sakura. El niño asintió con la cabeza—. Pero yo creí que estabas muerto.

—Todos dicen eso, pero no es así —corrigió.

Sakura, aún con un poco de temor, pero segura de que Sasuke no le hará nada, se acerca lentamente hacia él, tocándole el hombro y afirmando su existencia. Se paralizó, pero pudo relajarse cuando él no hacía nada al respecto.

—¿Por qué no me dejas ver tu rostro?

Negó con la cabeza.

—Porque no debes mirarme a los ojos, Sakura, soy un demonio.

No entendía las palabras del niño, pero Sakura se quedó extrañada cuando escuchó su nombre de parte de los labios de Sasuke.

—¿Cómo sabes que me llamo Sakura?

—Porque cada año vienes a regalarme un ramo de flores —respondió, sentándose en el suelo, aún tapando su rostro —. Me tomé las molestias de saber tu nombre siguiéndote y sabiendo todo acerca de ti. Porque sólo tú has sido tan buena por atreverte a acercarte a mi mansión.

Guardaron silencio. Sakura tenía mucha curiosidad acerca de sus ojos, no podría ser tan malo mirar a los ojos de un demonio, porque además Sasuke es sólo un niño de su misma edad. No puede ser tan malo mirar aquellos ojos.

—Déjame mirarte, Sasuke.

—No, no debes mirarme. Entiende que soy un demonio y si me ves…

Ella estaba desesperada, que para hacerlo enojar, finge acercarse a la ventana abierta, no sin antes decir que se larga. Pero Sasuke pareció alertarse y toma de la mano a Sakura con fuerza para evitar que se vaya. Le gritó que no se fuera, que no quiere pasar más años solo. Sin embargo, Sakura, ya con el temor en su piel, le dice que debe irse, que sus padres la están esperando.

—No, Sakura, ellos te olvidarán, pero yo no, porque yo te quiero. Deseo que juegues conmigo, que te quedes a mi lado y platiquemos sobre cosas de niños.

—¡No, debo irme, Sasuke! —gritaba con euforia.

—Quiero vivir como un niño normal y tener mi primer romance con una linda niña. Sakura, te quiero a ti —dijo de manera firme.

La tomó nuevamente de los brazos y la acerca a él. Le susurra en su oído unas palabras que la hicieron estremecer: "Toda la eternidad jugaremos". Y de la nada, una celda como para un pájaro de gran tamaño cae sobre Sakura, dejándola prisionera y sin posibilidad de salir. Gritaba por su libertad. Gritaba por ayuda y lloraba de miedo.

—Porque yo soy un demonio, Sakura, y tú mi ángel prohibido.

Los ojos se Sasuke por fin se revelan. Sakura queda callada y fascinada cuando observa el brillo de aquellos ojos rojos, aterrorizada cuando percibe en aquellos ojos su propia muerte. Destrozada cuando siente el dolor en su pecho. Un dolor que la hacía sangrar. Cae hincada en el suelo, recargada por los tubos de la jaula, respirando cada vez menos. Su mirada se convertía en borrosa, y lo único que no dejaba ver, por alguna desconocida razón, fueron los ojos rojos de Sasuke, quien sonreía al ver a su ángel caer.


Notas de Kazu:

Espero que les haya gustado este capítulo. Como aclaré al principio del capítulo, esta historia será un Two-Shot, es decir, que es una historia de dos capítulos.

Hace mucho tiempo que no escribía un SasuSaku, y esta inspiración me llegó con ellos de protagonistas.

Buenos, nos vemos en el siguiente capítulo de 'Acto prohibido'. No sin antes preguntar, ¿merece reviews?

— Kαzu J. —