Existe una razón por la cual he escrito esto; una razón de peso que se mantendrá conmigo... Esto no quiere decir que haya regresado, sólo que necesitaba compartir "algo" con el mundo.

Situad la historia tras el final de la primera película... pasados unos días, unas semanas o unos meses; el tiempo es lo de menos.


Aunque la gente te conozca por otro nombre, yo sé quién eres...

Eres mi pecado, mi fruta prohibida; eres mi prueba de fuego y el reto al que jamás pensé que me tendría que enfrentar. Eres quien hace que me esconda en lugares oscuros para llorar en silencio por ti y quien durante un breve espacio de tiempo, me hizo despertar con una férrea convicción nunca antes conocida. Un monstruo a los ojos de la sociedad, una irresistible tentación a los míos.

Soy consciente de lo difícil que será volverte a encontrar; has huido tan lejos de mi alcance que hasta mi propia felicidad, en un intento desesperado por retenerte, se ha perdido en mitad de nuestros caminos... Esos caminos que se separaron demasiado pronto; ahora pienso que, a pesar del gran error que hubiera supuesto, te habría otorgado más tiempo en mi vida... toda mi vida. -Habría sido interesante conocerte en la vida privada-

El roce de tu dedo lo llevo tatuado a fuego en el mío; si cierro los ojos, soy capaz de transportarme a ese instante. Y te veo sonreír y siento la longitud de tu dedo sobre el mío. Puedo notar el latido de tu corazón a través del recuerdo. Seguro que tú serías capaz de explicar, no sin un halo de ironía, el por qué ese momento se ha quedado en mi memoria como un retrato. Y por qué puedo visitarlo con tal nitidez cada vez que quiero...

Son incontables las veces que, comenzando a recordar ese momento, mi mente me ha llevado hasta tus brazos. Una fantasía, seguramente errónea, que me mantiene unida a la esperanza noche tras noche. Gracias a ella, puedo presumir de haber enredado mis dedos en tu pelo mientras tú me comías a besos; de haber sentido el peso de tu cuerpo sobre el mío, el roce suave de tu piel y la perfecta coordinación de nuestros movimientos. En mi fantasía he gritado tu nombre una y mil veces mientras mis uñas arañan tu espalda y tus gemidos inundan mis sentidos, te he sentido dentro de mi, física, mental y plenamente, recorriendo cada rincón de mi cuerpo y mi alma, haciéndome estremecer con cada sutil movimiento de tus caderas. He practicado contigo, con el infame doctor Hannibal Lecter, un sexo tan salvaje que no puedo evitar sonrojarme al pensar en ello. Te he confesado amor eterno y he visto una vida perfecta junto a ti. Ahora, mientras te escribo estas líneas de confesión y pienso en tus brazos rodeando mi cuerpo, siento un escalofrío recorrer mi espalda y el ya familiar cosquilleo que antecede a una irremediable excitación.

Pensar en ti es olvidarme de si alguna vez, en el pasado, quise a otra persona de igual manera. Es echarme en cara el haberme enamorado de ti; tú, el perfecto desconocido que se metió en mi cabeza, revolvió mi pasado y me hizo mirar al futuro con otra perspectiva.

Quisiera saber dónde estás ahora, en qué piensas, qué miras en este instante... quizás tus ojos azules estén recorriendo la versión real de tu dibujo de Florencia o puede que estén fijos en el oscuro cielo de, vete a saber qué lugar.

La consciencia me dice que estás lejos, muy lejos; pero mi corazón te retiene cerca, muy cerca; igual que conserva viva la esperanza de volver a estar frente a ti algún día.

De momento he de conformarme con tu recuerdo y el paso constante de tu presencia en mis sueños... allí, donde nadie más que yo puede llegar, donde ningún otro ser humano será jamás capaz de entrar... allí, siempre serás mío.