Los personajes que salgan en este Fic son todos de propiedad de Marvel. No me pertenecen.
Era de madrugada y en la calle no quedaba ni un alma. Después de un caluroso y agobiante día de verano la noche llegaba fresca y suave, una luna llena adornaba el cielo nocturno acompañada de algunas estrellas que aún se dejaban ver a pesar de la contaminación lumínica. Una noche de verano casi perfecta, el destino es caprichoso y le gusta jugar con la vida humana. ¿O tal vez fue por culpa de los dioses y sus continuas disputas?
No muy lejos de la ciudad hubo un leve terremoto, todo el cielo de la zona se encapotó con nubarrones negros y densos y finalmente un rayo cruzo el cielo oscuro hasta encontrarse con la débil corteza terrestre dejando un profundo cráter en ella.
Afortunadamente nadie salio herido, pues a esas horas de la madrugada ya casi nadie deambulaba por aquel lugar. Pero al destino le gusta jugar, el destino hizo que una mujer se encontrase lo suficientemente cerca de aquel lugar como para poder ver lo que allí ocurrió.
…
Estaba demasiado preocupada como para poder dormir. Demasiadas cosas le rondaban por la cabeza, dinero, trabajo, sus amigos, la familia...él. Todo iba mal últimamente, el mes de mayo, casi a finales, empezaron los problemas. No había motivos por los que preocuparse todavía, pero según sus cálculos (ella era muy calculadora y previsora) en un par de meses estaría en números rojos. Sus amigos, si se les podía llamar así ya no salían de fiesta, es más, habían desaparecido con el tiempo y la familia lo mismo, no había comunicación. Y para rematar, su pareja...
Se levantó de golpe de la cama, no podía seguir así, saldría a dar una vuelta y se despejaría la mente con el aire fresco de la madrugada. Se vistió y cogió las llaves de su moto. Tenía claro a donde iría a relajarse. Las afueras de la ciudad. Era el lugar perfecto e ideal, ella estaba enamorada de aquellos páramos desiertos y tranquilos, sin ningún edificio alrededor, sin nadie que la molestase.
Antes de salir se fijó en el parpadeo rojo del contestador del teléfono, ¿un mensaje?. Pulsó el botón y escuchó con curiosidad. Al principio no se oía nada pero después el sonido se hizo más claro y nítido. Eran dos respiraciones agitadas, acompasadas, lujuriosas, llenas de pasión... y reconocía una de ellas. Él. Rápidamente tiró del cable cortando aquellos gemidos con un sonido seco. Sabía perfectamente quién había sido, sabía porque lo hacía... Furiosa lanzo el aparato telefónico contra una pared rompiéndolo en varias partes. Después salio de casa dando un portazo que despertó a casi todos sus vecinos.
.-.-.
Cuando llego a su destino no pudo fijarse en que a su alrededor el tiempo había cambiado repentinamente, que estaba rodeada de nubarrones y que en el cielo se adivinaban algunos relámpagos débiles, porque no paraba de llorar de rabia. Las lágrimas la cegaban, sus puños se cerraban con fuerza haciendo que los nudillos quedasen blancos y que las uñas se las clavase en las palmas provocándose sangre en ellas. En su cabeza solo se oía el continuo respirar acompasado tan característico de él... y de otra mujer. "Zorra" dijo su cerebro en un pensamiento fugaz. Pero ella sabía que la zorra no era la chica con la que estaba él, sino que era su ex pareja el capullo.
-Esto no va a quedar así, hijo de puta-siseó.
De repente una luz blanca se cruzó delante de ella. Notó como el suelo temblaba y ella cayó al suelo de rodillas incapaz de aguantar el equilibrio. Asustada, miró en todas direcciones intentando saber qué diablos ocurría. Lo único que vio fue luz y más luz, hasta que un trueno inundo todo. Se tapo los oídos fuertemente con sus manos y aguantó en esa posición hasta que todo se calmo. Abrió los ojos con miedo, mientras se levantaba lentamente. ¿Qué acababa de pasar? Pronto lo descubrió, justo delante de sus narices se abría un amplio cráter y en el centro de este había algo...y se movía.
Bajo poco a poco hasta llegar al fondo del cráter para poder ver qué era aquella cosa. Parecía algo vivo, casi podría decirse...¿humano? La curiosidad que sentía era enorme y llego corriendo hasta el centro de aquella semiesfera que se había formado en el suelo.
Ahogo un grito de sorpresa cuando por fin descubrió que, mejor dicho, quien era el causante de aquello. Se agacho preocupada junto al hombre que yacía en el suelo. Respiraba, pero no parecía estar en muy buen estado, tenía la cara con heridas y la ropa que llevaba (la cual era algo extravagante) estaba desgarrada. Parecía un hombre joven de unos veintiún años más o menos. Era extraño.¿De dónde habría salido? Las preguntas para luego, se dijo, tenía que ayudarle, estaba malherido. Dudó de qué hacer, ella sola no podría con aquel hombre sola, no tenía fuerza. Lo más sensato sería llamar a una ambulancia pero tuvo la sensación de que eso no sería buena idea. Optó por intentar despertarle.
-Hola- le agarro suavemente del hombro y le dio un suave apretón. El hombre reacciono y poco a poco abrió los ojos. Cuando la mirada esmeralda de él se cruzo con la suya sintió miedo, quería escapar y dejarle allí. Pero, como si él hubiese leído sus pensamientos, la sujeto de la muñeca impidiéndole escapar.
-¿Dónde...estamos...criatura?-habló con una voz cansada y ronca, le costaba pronunciar las palabras y necesitaba parar para respirar.
-En...las afueras-contesto ella. No sabía que decía, solo estaba atenta a los ojos del extraño, era inhumanos. Reaccionó de golpe y continuó hablándole- Tenemos que curarte, estás mal herido y...
-Silencio- La potencia de su voz hizo que se callase de golpe, algo en él la intimidaba y daba miedo, un miedo irracional.-Se acercan, estoy en peligro.
-¿Eh?¿Quién se acerca?- esta loco, pensó. Observo asustada como se levantaba con esfuerzo y miraba en todas direcciones como si buscase algo...y pareció encontrarlo. Se detuvo mirando hacia el cielo con la mirada seria y en ceño fruncido. A continuación se giro hacia ella con gesto urgente-Necesito que me ocultes, mujer. Te lo ordeno.
-Bueno... si te pones así, sígueme- paso por alto las formas con las que hablaba. Sinceramente, estaba deseando irse de aquel lugar, hacia rato que tenia un mal presentimiento. Comenzó a caminar hacia su moto pero noto que no la seguía.-¿Que te pasa? Te estoy ayudando, ven conmigo.
Pareció que dudaba en seguirla pero finalmente avanzó con paso seguro y con la cabeza bien alta hasta llegar a su lado. Ella le observo curiosa, para estar tan hecho polvo se movía con bastante agilidad, no parecía muy herido. Suspiro aliviada, no tenía ganas de empezar con papeleos en un hospital a estas horas.
-¿Dónde me llevas,mujer?-Pregunto con aquella inquietante e imponente voz.
-A mí casa-contesto ella sin pararse a mirarle- Y no me llames mujer..
No volvieron a hablar hasta que llegaron a la moto. Ella subió y espero a que él hiciese lo mismo pero en vez de subirse se quedo parado mirando el vehículo con desconfianza.
-¿qué clase de montura es esta?- la pregunto lanzandola una mirada de desconfianza.
¿Montura?, casi se hecha a reír cuando escucho aquello. Decidió no hacerlo, y le explico lo que era una moto y como debía subirse. Después de un rato consiguió que aquel hombre montase y pudieron marcharse de aquel lugar. Cuanto más se alejaban más relajada se sentía. Pero aún quedaban muchas preguntas por resolver...¿quién era aquel hombre? ¿cómo había llegado hasta allí?¿que hacía metido dentro del cráter? Demasiadas cosas, pensó con cansancio.
Entraron en su casa en silencio y a oscuras. Ella simplemente tiro las llaves en la mesa y encendió las luces, después se quedo plantada delante de él, esperando a que le diese alguna explicación.
-Deberías estar agradecida mujer-comenzó el hombre mientras se paseaba por la casa a la vez que examinaba todo con curiosidad- si no hubiese estado tan débil, te habría matado.
Esto último lo dijo con una sonrisa de oreja a oreja. Ella no daba crédito a lo que oía, ¿a qué clase de lunático había metido en su casa? No dijo nada y dejo que él continuase su demente monólogo.
- Por tu aspecto, deduzco que eres humana.- la miro como si fuese un trapo sucio- Raza débil, pero me has sido útil y te lo agradezco. Te perdonaré la vida, mortal.
-Oh, es un honor señor.-decidió seguirle el royo, a los locos hay que seguirles el royo se dijo a si misma- Pero, ¿puedo saber a quién he salvado y estoy alojando en mi casa?
-Mortales, sois tan inocentes- dijo irritado- Soy un Dios, de Asgard. Llamame Loki.
-Bueno,Loki, ¿y qué has venido ha hacer aquí?.
De repente paro de pasearse por la casa y la miró divertido, soltó una leve carcajada. Ella le miró molesta, empezaba a irritarle aquél lunático. Mañana mismo le hecho de casa, apuntó mentalmente en su cabeza.
-Eso no te incumbe a ti humana. Son asuntos de dioses.
-¿Qué?-contesto indignada-Encima que te ayudo, te doy un techo donde pasar la noche y me tratas así. Eres un maleducado.
De repente la expresión de Loki cambio completamente, daba más miedo que antes. Ella retrocedió instintivamente, pisando algo en el acto. Era el teléfono que ella misma había roto antes, pero eso ahora poco la importaba. Creía que iba a morir.
-no me vuelvas a hablar en ese tono-gruño.
-Vale, tranquilo...Loki-hizo una pausa para pensar- tengo una idea, hagamos un trato.
-¿un trato?
-Sí, mira, tú necesitas que te escondan de algo que no se que es y además necesitas...curarte. Yo te ofrezco eso a cambio de que... no me mates y me trates mejor, si no es mucho pedir- esto último lo dijo bajito pero él la escucho perfectamente. No le pedía mucho a cambio, sería sencillo convivir con esa humana durante un tiempo hasta que repusiese fuerzas.
-De acuerdo, pero no quiero que hagas preguntas.
-Perfecto.
Continuará...
