Nota importante (y larga) del autor: Las inspiraciones que me ayudaron a crear esta historia fueron tres juegos; Armored Core: for Answer, Heavy Rain, y Fahrenheit (Indigo Prophecy). Creo que sin estos juegos, esta historia no sería lo mismo, así que agradezco a FromSoftware y a Quantic Dream por sus respectivas creaciones.
Antes, Pureza iba a ser un webcómic (un cómic por Internet, vaya), en el cual en un cierto momento lo publiqué en un foro para presentarlo y demás. No obstante, debido a un texto polémico que hice dejándome llevar por el excesivo fanatismo que tengo sobre los tres juegos mencionados, y mi arrogante comportamiento en el foro, el webcómic recibió mucha polémica y muchas miradas negativas hacia el proyecto. Otro de los puntos en contra del webcómic fue que su ritmo de desarrollo era muy rápido, y que el dibujo era mejorable; muy mejorable.
Frente a mis equivocadas decisiones, afronté las consecuencias. Cancelé el webcómic de forma indefinida y nunca más se volvió a saber de él; pero sentí que mi corazón pedía a gritos que diera a luz esta historia. No podía empezar de nuevo en webcómic, por dos razones: la primera, que la temida polémica por mi parte aparecería de nuevo; y la segunda, dibujo peor que la mayoría de testigos de mi webcómic. Frente a esta situación, decidí tomar una decisión: hacerlo en Fan Fiction, aquí.
"¿De qué trata esta historia?" "¿Cuál es el argumento?" pensaréis. Yo, por mi parte no quiero decir nada al respecto. Pero tengo un mensaje para cada tipo de personas (que son dos) que están leyendo esto: primero, a los que hayan jugado a los tres juegos mencionados arriba, espero que os hacéis una idea de lo que os espera esta historia; y segundo, a los que no hayan jugado a ninguno de esos juegos, os pido paciencia para que leáis este Fan Fiction a vuestro ritmo.
Por otra parte, si no queréis leer la historia, entonces no hay nada tan sencillo como apretar el botón de "cerrar ventana" de vuestro explorador o ir a alguna que otra parte. Es decisión vuestra.
Nada más puedo contar acerca de Pureza. Yo espero que os guste tal como me gustaron esos tres juegos que tanto me inspiraron a crear esta historia.
Damas y Caballeros: que comience el relato.
Era Jueves. La luz del sol inundó parte de mi habitación a través de la ventana anunciando la llegada de otro día más para mi vida.
Me encontraba en mi cama. Obviamente estaba durmiendo, y al notar la luz del sol, me desperté.
Alargué mi brazo para coger el teléfono móvil de mi mochila, que estaba justo al lado de mi cama, que resulta ser una litera. En la litera dormíamos mi hermano en la parte de arriba, y yo en la parte de abajo; aunque debo decir que mi hermano no estaba en ese momento, y no sabía por qué.
Pulsé un botón cualquiera de mi móvil y se encendió la pantalla. Vi que eran las 8:17 de la mañana.
Me levanté de la cama, guardé mi móvil en el escritorio y dirigí mis pasos hacia el cuarto de baño.
Me miré en el espejo, y vi a un chico de 18 años sano, con el cabello poco corto y oscuro, con ojos castaños, alto, y vestía sólo unos pantalones de pijama de color azul oscuro y sin calzado. Ése soy yo: un estudiante de segundo curso de bachillerato a punto de terminar el curso si me saldría bien el examen final del día siguiente.
Después de ducharme, lavarme los dientes y afeitarme, volví a mi habitación y me puse mis ropas preferidas. Consistían en una camiseta lisa de manga larga de color verde oscuro, unos pantalones vaqueros de color azul oscuro, y unas deportivas negras que parecían mocasines.
Salí de mi habitación y dirigí mis pasos hacia la cocina, donde vi una nota de mi madre. Decía que había salido a comprar en el centro comercial con mi hermano. En ese momento ya sabía por qué no estaba en la litera cuando me desperté.
Preparé un par de tostadas con la tostadora y con un cuchillo los unté de mantequilla. Mientras que el pan iba absorbiendo la mantequilla para tener mejor sabor -en mi opinión- yo me preparaba un fantástico café capuchino. Y así desayunaba: tostadas de mantequilla con café capuchino.
Después de desayunar, volví a mi habitación de nuevo y me puse a dar un último repaso para el examen anteriormente mencionado leyendo los apuntes en mis cuadernos.
Unas 3 horas después estudiando, sentí que el examen me lo sabría todo al cien por cien; y por ello decidí tomar un descanso. "¿Qué haría para pasar el rato?", me pregunté.
Se me ocurrió encender el ordenador de mi habitación conectado a Internet y chatear con mi mejor amigo en una red social. La conversación que tuvimos fue así, empezando por mí:
"Hola, amigo. ¿Qué tal?"
"heeeeey! yo muy bien tío, y tú'?"
"Pues también bien, gracias. He terminado de dar un buen repaso al examen final."
"en serio? Cómo cuantas horas?"
"3 horas seguidas."
"no me sorprende, típico de ti, eso está muy bien, tío"
"Cambiando de tema, ¿cómo es que no está conectada ella?"
"tu novia? Ni idea, tío, últimamente está un poco rara y apenas se conecta a la red..."
"Bueno, seguramente también estará estudiando con intensidad, dale tiempo."
"vale, tío; oye, que me tengo que desconectar, vale? Adiós"
"Nos vemos mañana, ¡y suerte!"
"igualmente, tío"
No había explicado nada acerca de mi vida social, así que os lo contaré: tengo el llamado Síndrome de Asperger y por eso soy muy tímido a la hora de relacionarme con la gente. Por suerte, había encontrado dos personas especiales en mi vida desde mis comienzos en el instituto: son mi mejor amigo y mi novia. No tenía más amistades aparte de ellos, así que se podría decir que mis necesidades sociales dependían de ellos. No se puede negar que tengo buena gente a mi lado, siempre me apoyaban; pero volvamos a la historia.
Un rato después de desconectarme de la conversación, la puerta principal de mi casa se abrió y de ahí entraron dos personas familiares con muchas bolsas de compra: mi madre y mi hermano gemelo.
"¿Nos puedes ayudar, por favor?" Dijo mi madre mientras cerraba la puerta.
"Claro, ya voy." Respondí yo acercándome a ellos.
Recogí de ellos unas cuantas bolsas de la compra y nos dirigimos todos a la cocina. Allí guardábamos las bolsas y de éstas recogíamos el contenido de las ídems: café, fruta, carne... de todo un poco.
"¿Estudiaste para el examen, hijo?" Mi madre me preguntó mientras recogíamos las cosas.
"Sí, he estudiado sin parar durante 3 horas." Respondí yo "Creo que ya me siento seguro de sacar un sobresaliente, por lo menos."
"Me alegra saberlo. Es el último año, y las cosas tienen que salir bien."
"Ya lo sé." Me quedé meditando un segundo "Es curioso..."
"¿El qué, hijo?"
"Por alguna razón, tengo la sensación de que el día de mañana cambiará el resto de mi vida para siempre..."
"Son los nervios, hijo. Eso es normal. Aunque no niego que eso sea una posibilidad, estoy segura."
"¿Tú crees?"
"Sí, eso creo."
