Disclaimer: Los personajes le pertenecen a Hajime Isayama, yo solo los utilizo con fines de homosensualización.

Pareja: Levi x Eren.

Advertencia: Incluirá ligeramente momentos Levi x Petra, pareja que en realidad no me agrada. Sin embargo, a veces para desarrollar una trama, se tiene que escribir sin pesadeces ni agresión. Lemon chico x chico más delante.

Dedicatoria: Este va para… *crisis mental* Quien guste leer uwu

N/A: ¡Hola! Soulxphantom aquí. Primero que nada, estoy feliz si alguien se interesa en leer esta historia que desde hace tiempo tenía en mente y mis notas en PC no me dejaban. Sería uno de mis nuevos Fics iniciando el año, Riren en esta ocasión. Aún tengo muchas dudas al respecto, dado que es de las pocas tramas que excluyen fantasía o sobrenatural en cuanto a género, a pesar de que son los géneros que me interesan escribir. Así que cualquier duda o sugerencia será bien recibida.


Capítulo 1: Algún Detalle

A veces la vida parece no tener sentido. Las cosas pasan en un abrir y cerrar de ojos, e incluso sin dar oportunidad de disfrutar o si quiera asimilar frustraciones. Simple y sencillamente, cada momento termina corriendo tan rápido y no se sabe aprovechar. Un simple ciclo de vida a seguir, basándote en los valores impuestos por la sociedad desde décadas atrás, cosa que cambia sin que te des cuenta. Algo sin sentido cuando a la vez observas todo tan rápido, una especie de paradigma tal vez podría ser.

Sin embargo, no queda más que seguir con el simple ciclo. No es algo que se pueda evitar, y contrariamente hace la vida miserablemente aburrida. Usualmente pienso que si me dieran un dólar cada vez que siento pesadez en mi vida, sería un hombre adinerado. ¿Y adivinen qué? En realidad lo soy, y esta es la única justificación que tengo, aunque no sea tan válida. Siento como si hubiera vendido cada momento de mi vida y sin pensarlo realmente. ¿Todo para qué? Probablemente para quedar bien ante la gente de alta sociedad.

Y ahora véanme aquí, en un fino restaurant, frente a mi prometida. Una muestra más de que ni siquiera soy el dueño de mi vida, dado que incluso mi matrimonio fue arreglado.

Qué desagradable. Sin embargo, no puedo hacer nada al respecto.

—Sabe, señor Levi… Ayer mi padre y Auruo me acompañaron a ver los vestidos de novia —comentó apenada tratando de cambiar al ambiente, aparentemente. El silencio monótono no era lo que más se esperara a decir verdad—. Mi padre se veía muy feliz por aquello…

—Apuesto que incluso tu madre se hubiera alegrado de acompañarte en un momento tan importante —respondí sin saber siquiera si mis palabras habían sido inadecuadas, ya que su madre falleció hace un par de años—. Petra…

—Oh, seguro que sí —por suerte liberó una pequeña sonrisa mientras volteó a verme a los ojos—. Mi madre siempre soñó con el día de mi boda. Decía que el día que me casara, se sentiría una total anciana —sostuvo su sonrisa inocente mientras meneaba la copa de vino, muestra de su nerviosismo, si bien he notado—. Igualmente siempre anheló el día en que me pidieran en matrimonio…

—Creo que las mujeres son totalmente unas soñadoras, además de quejumbrosas.

—Así es. Siempre hablamos sobre cómo sería mi vestido, la decoración de la iglesia y el salón, las flores, la comida… El baile —suspiró nostálgicamente—. Se supone que todo sería perfecto. Yo estaría vistiendo un elegante vestido blanco, bailando un vals con el amor de mi vida, mientras recorríamos el salón adornado con claveles blancos…

—Oh —no tenía muchas palabras que decir. Jamás fui un soñador en lo más mínimo, al igual que tampoco tenía la ilusión de casarme.

—Debe ser un poco extraño para usted, señor Levi, pero las mujeres solemos pensar así. Soñamos con el día en que uniremos nuestra vida con la persona que amamos.

—Y contrario a eso, tendrás que casarte conmigo —dije en tono de burla o sarcasmo, no sé cómo lo podría considerar.

—Bueno, para mí es un orgullo convertirme en su esposa. Usted resulta un buen partido, así que podría apostar que había más mujeres interesadas en esto, así como que en algún lugar se encuentra aquella persona que sería el amor de su vida… —su mirada se tornó un poco triste, cosa que siempre me ha desagradado. Jamás en mi vida me he negado al compromiso que al fin y al cabo sabía que un día llegaría, siempre he tratado de ser un hombre ideal para Petra.

Aunque era fácil de entender, ninguno de los dos estaba enamorado, pero habíamos asumido la responsabilidad de casarnos, con el propósito de favorecer a nuestras familias mutuamente en el ámbito económico. Probablemente su última frase había sido dedicada a ella misma; no creo que llegue a conocer al amor de su vida antes de casarse conmigo y podrá arrepentirse más adelante.

Por mi parte, no creo en el amor, por eso me resulta tan fácil asimilar las cuestiones sociales con las que buscan entrelazarnos, cosa que me hace asegurar que en efecto vendo mi vida e incluso me acostumbré. Simplemente jamás pude experimentar aquello que llaman amor, no sentí en ningún momento aquel hormigueo en el estómago del que tanto hablan, ni mi corazón acelerado por algo que no sea la presión alta del trabajo.

El sentimentalismo no es lo mío.

Después de un leve suspiro, la velada continuó en solo terminar la cena que el mesero trajo. Cada uno se disponía a acabarla mientras el silencio era poco notorio tras el ruido de los demás clientes conversando. Bien dicen que el tiempo vuela y sin querer dieron las diez de la noche, cosa que no resultaba inconveniente si el restaurant aún seguía abierto, pero era costumbre de que las citas se acabaran a esa hora. Por lo menos para ambos.

Me levanté del lugar indicándole al mesero que trajera la cuenta y me acerqué a Petra para ayudarla a levantarse como todo un caballero. Aunque ser delicado nunca fue lo mío, por lo menos tenía algo de modales. Lentamente la joven se puso de pie extendiendo su elegante vestido verde almendra que combinaba con aquel collar de perlas que portaba, con lo que he de admitir que se veía bastante hermosa.

La belleza era una de las tantas cualidades de Petra, que si bien hiciera una lista, podría ser algo larga. Era toda una lástima que no la amara, aun si me desposara con ella. Realmente era la clase de joven que cualquier hombre desea tener, porque vale la pena. Por lo menos yo trataré de llevar una buena relación con ella.

Salimos del lugar mientras me tomaba del brazo, sonriente, para dar una buena imagen. En la entrada ya había un coche aguardando por ella, donde además se encontraba cierto hombre de cabellos castaños que parecían más bien canas, su sirviente Auruo Bozard. Cosa suficiente para darme cuenta de que no la acompañaría a casa.

—Señor… —me soltó del brazo y me dio el frente. Solo me quedó tomarla ligeramente de la barbilla para aproximarme a ella y finalizar el acto con un beso suave en sus labios, casi tan ligero como un simple roce. Jamás tuve la intención de propasarme con ella o tomarla con fuerza, ese instinto jamás ha llegado a mí. Después de una última mirada se despidió—. Muchas gracias por la velada, que descanse.

—Igualmente.

Después de un par de pasos, su sirviente caminó apresurado quitándose el abrigo para cubrirla de la brisa helada, detalle que jamás habría tomado en cuenta. Siempre he creído que nunca superaré los cuidados de su sirviente, del cual si bien Petra suele quejarse, muestra total apego y fidelidad. Suelo pensar que está enamorado de ella, cosa que no le reprocharía. Como lo he dicho, Petra es una mujer que cualquiera desearía. Su único defecto era tener un padre tan avaricioso como el mío, que no la dejara actuar libremente y que solo la usara para sus conveniencias.

Sin más que hacer, solo me dispuse a dirigirme a mi auto para volver a mi departamento, no sin antes perderme en el cielo estrellado que pocas veces suelo voltear a ver. Son aquellos detalles como una estrella fugaz los que me hacen sentir una nada en el mundo, que debería tener algún anhelo, aún sin un deseo en mente que pedir. Como un simple niño hace al ver a una de estas cosas, cerré los ojos.

—Bailar un vals de boda… ¿Huh?


—¡¿Bailar un vals de boda?! Se nota que Petra no te conoce, enano —la risa de cierta mierda con lentes no era agradable en lo más mínimo, y usualmente me jodía el humor del día.

—Solo cállate, ¿quieres? —sabía que ignoraría eso, pero a fin de cuentas siempre he necesitado a alguien de confianza con quien charlar. No sé si escoger a mi asistente fue lo más correcto de mi parte.

—Pero, Levi, entre tú y yo sabemos que tienes dos pies izquierdos. Vas a quedar en ridículo y pisarás a la pobre Petra —fruncí el ceño de mala manera. Tenía toda la razón, el baile jamás fue mi punto fuerte.

—Tch, no tienes que recordármelo —en realidad buscaba su opinión al respecto—. Lo peor del caso es que parece ilusionada y no podría rechazarla en el baile en pleno día de boda.

—Bueno, sé que por más frio y seco que te ves, sabes que tienes corazón de pollo y buscarás la manera de hacerlo bien por honor a su difunta madre —daba en el grano. No es que tuviera corazón de pollo, pero siempre hago lo que puedo aun si parezco desinteresado.

—¿Cómo mierda se supone que lo haga?

Realmente espero que me dé varias opciones y no directo a la que quiero evitar.

—Clases de baile —dio justo en el blanco. Esperaba que me diera alguna excusa para simplemente no bailar.

—No quería escuchar eso…

—Lo sé, enano, realmente lo sé, pero no hay de otra. Sería muy bajo fingir un accidente o algo para decir que no te es posible bailar, sería muy bajo. Aún tienes tiempo para encontrar algún buen instructor de baile que por lo menos te enseñe lo básico —respondió acertada.

—¿Levi Ackerman tomando clases de baile? Qué ridículo. Ese rumor se esparciría entre todos los de clase alta y odio que armen alborotos por mi causa.

—Vamos, todo tiene solución. Tal vez te ayude a ubicar algún lugar recomendable y desconocido del resto de tus amistades —era notorio el sarcasmo en esa palabra, dado que jamás fui bueno relacionándome—. Un sitio donde nadie te vea haciendo el ridículo.

—¿Cómo qué lugar?

—Mmm, tal vez una pequeña academia de baile en un lugar al otro lado de la ciudad, algo de bajo perfil.

—¿Estas bromeando? —comenté arqueando la ceja. Jamás había estado en un lugar de "bajo perfil" si con eso se refiere a una zona pobre.

—Pues no es broma. Además te puede servir como una pequeña aventura antes de atarte la soga al cuello en el altar.

—No es para tanto…

Tomar clases de baile no puede ser una gran aventura a mi parecer. No se puede conseguir mucho de un par de salidas, aunque tal vez el movimiento consiga desestresarme.

—Entonces comenzaré a ubicar lugares. Mientras ve haciéndote mentalmente a la idea y consigue algo de ropa.

—No necesito más ropa, mi closet está lleno.

Obviamente.

—Ajá, pero está lleno de trajes finos. ¿Crees que sería normal ver a alguien con un smoking de marca tomando clases de baile en un pequeño barrio?

Bueno, sería bastante llamativo.

—Tch, entonces te pediré que te encargues de eso también —me pondría de peor humor el estar buscando ropa corriente, tratando de adivinar como viste la gente común. Usualmente visto trajes en los que es poco notoria la diferencia entre uno u otro, y claro, si veo televisión para escoger ropa de ahí, terminaría vistiendo como adolescente aun a mis más de treinta años—. Te anotaré mi talla para que escojas.

—Déjame adivinar. ¿Talla small? —comentó burlonamente. Hanji jamás ha tenido el más mínimo respeto por mí, aunque sea su jefe. Por mi parte, sé que odia el que la llene de papeleo, así que no dudé en arrojarle una carpeta a la cabeza como venganza.

—Y ordena esos papeles también.

—Oh, creo que quien se atará la soga al cuello en el altar será Petra.


Bien, ahora no tenía idea del por qué viajaba en metro aun teniendo un auto, aunque me sentía bastante cómodo. El paquete con ropa que Hanji me envió no era desagradable. Terminó por comprar un pantalón de mezclilla color oscuro, una camisa guinda algo parecida a las que frecuento pero de color más extravagante, y una chaqueta de cuero negra. No estaba tan mal después de todo, la vestimenta me parecía casual. Aun así tuve que usar zapatos de los que ya tenía dado que no me envió, y acompañé el atuendo con algún perfume de mi tocador. Supongo que quiero verme presentable al fin y al cabo.

Ciertamente había un par de mocosas alborotadas a lo lejos que no paraban de mirarme, por lo que puedo tomar ese punto a mi favor; de alguna manera el vestir más casual puede quitarme un par de años de encima. Ya Hanji me dio el visto bueno, bien puedo fingir tener unos veinticinco años. Con esto tomé la decisión de usar información falsa sobre mí. Sin embargo, cambiarme el nombre sería algo complicado, creo que lo mejor sería usar otro apellido. ¿Qué tan problemático podría ser?

Después de bajar del metro, caminé un par de calles tratando de orientarme. Llevaba un mapa impreso con la dirección indicada. Por lo menos si era una zona de menor estatus al que estoy acostumbrado, no se veía tan mal. Se observaba un parque cerca donde mocosos jugaban, pero parecía un lugar tranquilo y no tan concurrido. No sería tan difícil adaptarme.

Me tomó alrededor de veinte minutos encontrar el lugar indicado, más de los que esperaba. Mi sentido de orientación no era tan malo después de todo, pero mi duda era realmente si encontraría el lugar abierto, ya que salí después del trabajo y eran aproximadamente las ocho de la noche. Tal vez las clases de baile eran diurnas y sería un intento en vano lo que pretendía, ya que no estaba dispuesto a hacer el trabajo de lado.

La "Academia de Baile Jaeger", el lugar que Hanji me indicó, parecía demasiado grande para tratarse de un pequeño lugar. Por lo menos tenía la fortuna de que estuviera abierto. Entré sin siquiera pedir permiso dado que es un simple local abierto al público, para darme cuenta de que las personas de adentro se encontraban en círculo, dando espacio a una pareja de bailarines en el centro.

Algún detalle…

Siempre creí que llegaría el día en que algún detalle, por más insignificante que fuera, cambiaría mi vida. Jamás quise creer en el destino, porque la monotonía inundaba mi vida, Jamás quise creer en el destino, porque sería decepcionante que la vida de todos ya estuviera prevista. Jamás quise creer en el destino por temor a lo que mi futuro podría depararme. Sin embargo, creí en esos detalles insignificantes que dan vuelta a las situaciones. Algo con lo que sabría lidiar en su momento como lo he hecho hasta la fecha.

Pero jamás pensé que el destino se moviera conforme a esos detalles. Y ahora era momento de enfrentarlo.

En el centro de aquel lugar, cierta pelinegra de piel clara bailaba en los brazos de un joven castaño, con tanta gracia y talento que no pude evitar detenerme a observarlos. Era notoria la experiencia de la pareja y no dudaría en lo más mínimo que se tratara de los instructores, si es que trabajaban en dúo. Por más que deseara que mi vista se enfocara en aquella joven, mi atención se vio totalmente capturada por la sonrisa del muchacho.

¿Una sonrisa al bailar? Se notaba que disfrutaba lo que hacía. Por primera vez en mi vida, temblé sintiendo una sensación extraña que difícilmente puedo describir. ¿Qué podría ser? No tengo un instinto femenino que me haga indagar en mis emociones para buscar a fondo la respuesta. Solo sé que mis ojos brillaron aun si mi expresión no variara en lo absoluto.

Creo que ahora comenzaré a creer en el destino, porque por más que quiera ver esto como un simple detalle, siento que esto debía ocurrir quiera o no. Muy dentro de mí, sentí una especie de estremecimiento acompañado de una corazonada, y definitivamente no era taquicardia por estrés. Sin pensar para nada, avancé un par de pasos para ver más de cerca a aquel ángel danzante. No podía verlo de otra manera, podía sentir una gracia angelical proviniendo de él.

No tuve que decir una palabra. Él solo se percató de mi presencia y deteniendo su paso, interrumpió a aquella joven para dirigir su vista hacia mí. Abrió claramente sus ojos de manera inocente, como si estuviera confundido. Esas orbes probablemente son las más hermosas que he visto en mi vida, un par de ojos incluso más grandes que los de Petra y con un exótico color esmeralda o aguamarina, no sabría decir. Simplemente de un color precioso, perfectamente combinado con las delicadas facciones faciales.

Un rostro un tanto similar al de una chica, pero en definitiva difería un poco, denotando que se trataba de un varón. Además, la forma de su cuerpo se veía un tanto resistente, poco frágil a pesar de su complexión delgada. Aunque bien también podía ser fuerte, dado que entre su baile lo vi cargar a la chica con facilidad.

No era frágil ni delicado, aparentaba fuerza con un toque ligeramente varonil, pero solo podría definirlo como hermoso. El escuchar mis propios latidos acelerados solo me haría entrar en confusión. Temía que esta sensación fuera un sentimiento, del cual jamás pasó por mi mente que tendría y peor aún, a primera vista. Simplemente inaceptable.

—Señor… —la voz de aquel chico resonó en mis oídos—. ¿Necesita algo? —se acercó un poco a mí mientras la gente se comenzó a esparcir y siguió sus actividades.

—¿Eh? —respondí un poco entorpecido—. Yo… quería iniciar el curso de baile.

—Oh, bienvenido, mi nombre es Eren Jaeger —dijo en tono firme, sin vacilar palabras, como si estuviera acostumbrado a hablar con extraños—. Soy el hijo de la encargada, espero que no sea mucha molestia el que lo atienda yo. Mi madre no estará disponible en un tiempo —comentó mientras se pasaba la mano por la cabeza estirándose un poco.

—No hay problema. Mi nombre es Levi Ackerman —fallé en mi plan de ocultar mi apellido tras seguir aparentemente aturdido.

—¿Ackerman? ¿De casualidad es familiar de Mikasa? —en realidad no tenía idea de quién era esta chica, así que negué con la cabeza. Por lo menos no me reconocía como persona de clase alta.

—Eren, ¿me llamaste? —la joven se acercó, como si aún a distancia escuchara al castaño llamarla por su nombre.

—No en realidad, simplemente el señor tiene tu mismo apellido. Viéndolo bastante serio al igual que tú, pensé que podrían ser parientes —y el chico seguía como si nada. Probablemente fui el único en sentir aquella sensación a pesar de que creí que me había notado.

—No me parece conocido. Además, puede haber muchos Ackerman por ahí —la joven lo tomó del brazo—. ¿Continuamos?

—Bueno, me gustaría que termináramos por hoy si no te molesta. Debo atender al señor.

—De acuerdo —respondió de mala gana.

—Bien, señor, ¿le parece si empezamos a llenar la ficha de inscripción? Tenemos dos horarios de clase. El dinero no creo que sea problema, ya que el costo es bajo para que esto sea un poco más accesible —sonrió ligeramente mientras con la mano me indicaba el camino hasta un pequeño escritorio al fondo.

—De acuerdo… Si no es molestia, me gustaría empezar cuanto antes.

—Como usted diga.

Si asimilo la situación más objetivamente, esto no es el destino. En realidad solo se trataba de un detalle, porque aun con esta sensación en mi pecho, aquel joven no parecía sentirse extraño. Solo actuaba amablemente mientras me trataba como a un simple cliente, cosa que en realidad era.

Mi duda sería… ¿Qué mierda me acaba de pasar?

Solo espero que no sea algo grave y sea solo momentáneo. Porque en efecto no puedo negarme internamente que me siento atraído hacia aquel joven castaño de ojos hermosos. No hay peor mentira que la que se hace a uno mismo, y yo jamás me he mentido. Trato de asimilar con calma para inmediatamente rechazar la idea mentalmente de forma en que no me afecte, ni a mí ni a mi futuro matrimonio.

Sin embargo, me gustaría experimentar aquella sensación que llaman "amor" antes de que algo más pase… mientras probablemente sienta el rechazo mismo del joven. ¿Sería masoquismo? Jamás pensé eso de mí, al igual que jamás pensé que me sentiría atraído por alguien del mismo sexo.

Tal vez podría ser una "aventura", como Hanji dijo.

Espero no arrepentirme de esto.


Próximo capítulo: Realidades

N/A: o.O Mmm… está raro… Si preguntan, Eren no sintió flechazo XD No creo en el amor correspondido a primera vista. Si no, ¿cuál sería el puto caso? Será trama lenta, así que no sé quién quiera seguir leyendo. Igual se pondrá sepsi más adelante :3

No me gusta el Rivetra en lo más mínimo, pero igual escogí a Petra como prometida. Además de que incluso si no me gusta, no narraría algo como "la chica me parecía totalmente exasperante al no cerrar el puto hocico" solo por mi disgusto. Me gusta escribir al Levi grosero, pero quiero darle toque de seriedad o.o Mmm… bueno creo que es todo.

Probablemente no será lo mejor que he escrito, pero si gustan dejar un review me motivará a continuar. Claro, si les pareció interesante el fic. Si no pues, mándenme a la mierda XD

¡Gracias!