Sumary:

Bella huye de su vida en Forks. Lejos de su padre, lejos de su posesivo novio Jacob Black. Atravesando el país se queda varada en una pequeña ciudad de Iowa, en donde encuentra refugio en una comunidad que no es para nada como su mundo. Bella es aceptada y aprende como los Amish viven. Y como aman.

Diclaimer: Esta historia no me pertenece en absoluto, solo la traduzco. El honor de ser la autora de esta genial historia es solostintwilight, quien me dio el permiso de traducirla para ustedes. Ninguno de los personajes de Crepúsculo nos pertenecen, solo nos gusta jugar con ellos…

Chicas pues nada más que agradecerles por la lectura, espero de todo corazón les guste. Y quiero darles un especial agradecimiento a mis lindas Betas, que me ayudaron mucho con el sentido de las frases y párrafos que se me ocurrió traducir casi durmiendo. Gracias a AlePattz y a MeliPattz, no se porque, pero me pregunto: ¿Serán hermanas?... Jajajaja…

También gracias a betasfanfiction . com por contactarme con mis lindas Betas.

Aviso: Pues todas saben de qué trata el Rating M… Así que están advertidas.

Capítulo 1: Huir y Esconderse

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Huí.

Eso era todo lo que podía hacer.

Eso o quedarme y morir.

Me podrían considerar extremadamente dramática, pero temía por mi vida.

Los ojos de Jake nunca habían sido tan negros como lo fueron la noche en la que huí.

Charlie no me ayudaría. Él pensaba que juntos éramos perfectos.

Pero lo que papá no sabía era que a pesar de todas esas sonrisas y bromas, Jake era cruel e insensible cuando se trataba de la hija del jefe de la policía.

Yo era una propiedad. Yo era una posesión.

Y esa noche cuando me negué a ir más lejos, Fui arrojada como si fuera basura.

Incluso me escupió y me dijo que no era nada más que una puta asquerosa de la que él disponía cuando lo quisiera.

Sus amigos se encontraban reunidos a mí alrededor, y yo hice lo que pude.

Huí.

Huí lejos de mi vida.

Huí lejos de lo que yo pensaba era amor.

Huí de mi misma.

Solo para encontrarme a mí misma en tu mundo.

¿Cómo pudiste alguna vez encontrarme digna? Nunca lo sabré.

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El autobús en el que viajaba se detuvo bruscamente despertándome, el olor de aceite quemándose llenó la cabina a una velocidad alarmante. Me enderecé rápidamente en mi asiento, tomando la parte trasera del asiento que se encontraba delante de mí hasta que sentí que el autobús finalmente paraba a un lado de la carretera.

Salimos del bus en pánico sin saber si el monstruo de Greyhound iba a explotar en cualquier minuto. Entorné los ojos al brillante sol y me alejé de la masa de humo hasta que pude volver respirar un poco mejor. Mirando a mí alrededor, estábamos rodeados por nada más que maíz.

Kilómetros y kilómetros de maíz.

¿Dónde estábamos?

"¡Muy bien, amigos! ¡Está bien! Al parecer algo explotó en el motor, pero estamos bien!" el conductor del autobús, dijo a varios metros de mí.

Miré a mí alrededor para ver cualquier signo de civilización, pero no lo encontré.

¿Cómo podemos estar todos bien?

¡Me sentía como si estuviéramos en la película Children of the Corn! (N/T: Película del año 1984, adaptada de un libro de Stephen King)

El conductor del autobús comenzó a hablar por su teléfono celular y agitó los brazos alrededor durante varios minutos, hasta que finalmente se volvió hacia nosotros, el calor de la tarde había puesto su rostro de un color rosa brillante.

"¡Muy bien, amigos! Otro autobús está en camino. Estará aquí en un par de horas. Hay una pequeña ciudad que ya pasamos a un kilómetro y medio. ¡Si quieren, podemos volver a allí y la empresa de buses les pagará el almuerzo!" él anunció.

Resople tomando mi mochila y la puse sobre mi hombro.

Un kilómetro y medio no era mucho, pero hacían más de 30 (treinta) grados afuera y el sol estaba al máximo sobre nosotros. Nos pusimos en marcha, y menos de cinco minutos después estaba ayudando a la señora que iba a mi lado llevándole su bolso para que ella pudiera caminar con un poco más de facilidad. Nos tomó alrededor de media hora caminar el trayecto hasta el pueblo y para el momento en que llegamos, todos estábamos acalorados y sedientos.

Desafortunadamente, la pequeña ciudad a la que habíamos llegado no podía atender a los cincuenta viajeros varados en su pequeño restaurante. Así que decidí buscar una botella de agua en el almacén de frente y esperar mi turno en el restaurante mientras esperábamos el bus de reemplazo. Eso me dio la oportunidad de sentarme a la sombra y disfrutar del pueblo.

No era mucho.

Y definitivamente estaba confundida por los caballos y calesas que iban y venían por la calle principal. Elegantes calesas negras, con hermosos caballos fuertes que las tiraban hacia el almacén frente a mí, un hombre con camisa de color claro y sombrero de ala hecho de paja, que salía y entraba en la tienda una y otra vez, con las manos cargadas de semillas o algo en grandes bolsas. El conductor de la calesa parecía ser una persona Amish. Pero estábamos en Iowa.

No había ningún pueblo Amish en Iowa, ¿verdad?

¿Quién sabía? Iowa estaba lleno de maíz y ya me aburría.

Ansiosa de volver a la carretera y lejos de Forks.

Cuanto más lejos, mejor.

Terminé mi agua y me asomé al comedor del restaurante, aún no había ningún asiento vacío, dejé escapar un suspiro de cansancio. El almacén que estaba al otro lado de la calle tenía mecedoras en el porche. Me dirigí hacia el almacén nuevamente y compré otra botella de agua y algunos panecillos de maíz que se veían interesantes y me instalé en una de las mecedoras, encontré una que tenía la vista perfecta para ver la carretera, ya que se veía perfectamente quien entraba y salía del pueblo. Pensé que podría ser la primera en ver el autobús y podría conseguir un mejor puesto.

Masqué el panecillo de maíz, pensando, disfrutando de la dulzura de él en mi estómago vacío. No había comido en más de un día, desde que subí al autobús en Bellingham, y el panecillo me estaba satisfaciendo lo suficiente. Me estaba comiendo es segundo cuando otra calesa se detuvo, esta venía completamente cargada de frutas y verduras. Vi que el hombre se bajaba de su calesa, su pelo rubio brillaba por debajo de su sombrero negro. Su barba era bastante larga, pero por su rostro se veía joven.

Él se parecía un poco a un joven Santa Claus.

Sobre todo con sus amables ojos con los que me miró cuando pasó a mi lado.

"Buenos días" dijo, su voz era cálida y acogedora, y me sonrió.

"Hola" dije, sin estar segura como dirigirme a este extraño personaje.

Charlie siempre me había dicho que no hablara con extraños, y además no quería convertirme en la sexta esposa de alguien.

El hombre al que decidí llamar Kris Kringle (N/T: es un personaje mitológico alemán que trae regalos durante la Navidad. Está derivado del término antiguo Christkindl. Y hace referencia al "Niño Cristo", o niño Jesús) sonrió y asintió con la cabeza y regresó a la tienda, dejándome con mi panecillo de maíz. Pasó junto a mí dos veces más, llevando en sus brazos canastos llenos de comida. En su última vuelta, se detuvo una vez más, su sonrisa abarcaba todo su rostro.

"¿Está disfrutando de tus panecillos?" Me preguntó.

Miré hacia mis manos para encontrar que quedaban solo unas cuantas migajas de los panecillos y me ruboricé.

"Si, estaban muy buenos" le contesté, sin estar segura de que decirle otra vez.

Sus ojos se iluminaron y asintió.

"Me aseguraré de que mi esposa se entere que los disfrutó. Ella los hizo. Tenga un agradable día, señorita" me dijo, se quitó el sombrero y entró en la tienda.

Extraña gente.

Sin embargo, los panecillos eran buenísimos.

Di un vistazo por el camino una vez más, con la esperanza de ver el autobús. Habían pasado casi dos horas. Y el conductor del autobús había dicho que solo serían dos horas de espera. Mirando hacia la larga carretera, no se veían autobuses viniendo hacia nosotros por el camino. Me di vuelta y me dispuse a comprar otro panecillo, cuando me fije por el rabillo de mi ojo que algo se acercaba. Un coche se acercaba por el camino, se veía como si fuera un espejismo por el calor.

Un coche rojo oxidado.

Y a medida que se acercaba, tal vez a unos cuatrocientos metros de los límites de la ciudad, lo escuché. El inconfundible sonido del tubo de escape de su auto que ahora rondaba en mis sueños. Se me cortó la respiración y busqué un lugar donde esconderme. Lo más seguro era que iba a recorrer los alrededores. Preguntar sobre mí. Averiguar que estaba aquí, atrapada.

Oh Dios, ¿cómo me había encontrado Jake?

Mi corazón galopaba fuertemente mientras buscaba en vano un lugar donde esconderme.

Y cuando el auto se acercó lo suficiente fue que pude confirmar, sin duda que era el Rabbit, me dio pánico y me escondí en el único lugar seguro que encontré.

Me escondí en la parte trasera de la extraña calesa.

Y mientras miraba por la pequeña ventana, vi lo que más temía, él salió de su coche mirando a su alrededor, una horrible sensación de escalofrío me inundó. Él me iba a encontrar y yo sería suya. Estaba temblando en un rincón, detrás de los sacos de arpillera que se encontraban en el carro, seguro que en cualquier momento el conductor del autobús le diría que me había visto y apuntaría en esta dirección y Jake, que siempre parecía saber dónde estaba, como si fuera un sabueso de caza oliendo sangre, me encontraría.

No estaba preparada para que Kris Kringle volviera tan pronto.

"¡Gracias, Eli! ¡Que tenga un buen día! ¡Me voy a asegurar de decir a Esme sobre los panecillos!" gritó y luego se deslizó en el asiento delantero.

Me mordí la palma de la mano para no gritar, ahora no tenía ninguna forma de escapar, no sin levantar sospechas y ser atrapada. Mi respiración se detuvo completamente cuando la calesa se detuvo abruptamente y el sonido que se escurría desde el infierno llegó a mis oídos desde la parte delantera.

"Hey amigo. Estoy buscando a esta chica. ¿La has visto?"

Me escabullí aún más en la oscuridad por entre las bolsas, rezando para que no me pudiera ver. Me estaba ahogando, el sudor recorría mi espalda, mientras deseaba en silencio que la calesa continuara su viaje. Pero Kris Kringle ya me había visto. Estaba segura que le diría a Jake donde estaba. Cerré mis ojos con fuerza, esperando el final.

"Linda chica. ¿Has revisado en el restaurante, hijo?" Kris Kringle le preguntó.

"Sí, me dirigía hacia allá. Gracias"

"Ten un buen día" dijo Kris Kringle y una vez más nos movíamos.

Traté de contener mis lágrimas, pero el calor encerrado y la imperiosa necesidad de escapar provocaron que me saliera un quejido. Vi con horror como la cabeza Kris Kringle se dio la vuelta con su boca abierta para hacer una exclamación, hasta que vio mi miedo.

Y oyó mi súplica.

"Por favor" Le rogué con un tenso susurro. "Él me matará si me encuentra. Por favor, ayúdeme".

"¿Cómo te metiste en mi calesa, niña?"

"Por favor. Por favor, sólo tengo que alejarme de él. Él me matará" Le rogué nuevamente.

Apretó los labios y volvió a mirar hacia el camino que se extendía por delante, lamiéndose los labios por encima de la barba brillante. Sus ojos se dirigieron de mí hasta Jake, que supuse estaba detrás de nosotros. Sus ojos se dirigieron a mí nuevamente antes de volver a la carretera, donde instó a que sus caballos tomaran un ritmo acelerado.

"No puedes huir para siempre, hija. Pero si él está decidido a hacerte daño de alguna manera, no puedo dejar que lo haga. Has solicitado asilo. Y estoy obligado a ofrecértelo. Yo soy Carlisle Cullen, hija. ¿Y tú eres?" Preguntó, repentinamente con un tono muy formal.

"B-Bella. Isabella Swan, señor" Le susurré.

"Bienvenida a West Grove, Isabella Swan"

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Luché con los broches de presión, una vez más, frustrada por sus cierres ocultos.

Esto sería mucho más fácil con mi camiseta o sudadera.

Pero, me dijeron que mientras permaneciera en la comunidad tenía que usar ropas como las suyas.

Me parecía que eran capas y capas de ropa.

Extrañaba mis pantalones cortos y zapatillas de tenis.

Por último, los broches se unieron y busqué un espejo.

Por supuesto, no había.

Arreglé mi pelo en una coleta y enderecé mi vestido, bajé por las escaleras, los peldaños de las escaleras crujían, mientras las bajaba. Al doblar la esquina, aun jugando con mi tonto sombrerito, no me fijé en la figura alta que se encontraba frente a mí, hasta que mi cara chocó con su sudoroso pecho.

Me tambaleé hacia atrás, cayendo hasta que unas manos fuertes me tomaron de los bazos para sostenerme. Me estabilicé antes de mirar al hombre con el que había chocado para disculparme con él, y al hacerlo, perdí el hilo de mis pensamientos al sumergirme en las profundidades de sus hermosos ojos verdes.

"Lo siento mucho" balbucee, sintiendo como el calor subía a mis mejillas, mientras sus ojos continuaron mirándome.

Dios mío él es hermoso.

"No, discúlpame tú a mí. No te había visto. ¿Te lastimé?... yo... No te conozco" dijo en voz baja y cautelosa.

Negué con mi cabeza y traté de sonreírle. Fue difícil concentrarme con esos profundos ojos verdes mirándome. Y el alborotado pelo que enmarcaba su rostro. No era totalmente castaño, sino que lo tenía matizado con reflejos cobrizos, como si fuera fuego, por pasar la mayor parte de sus días bajo el sol. A juzgar por las suaves arrugas alrededor de sus ojos y sus mejillas coloreadas por el sol, asumí que así era.

"Uh, yo soy Bella... Estoy de visita" murmuré extendiendo mi mano hacia él para saludarlo.

Él hizo una pausa, mirando mi mano indecisamente como si tuviera alguna enfermedad, antes de mirar hacia mí nuevamente y ofrecerme una pequeña sonrisa torcida. Sus ojos parecían bailar cuando él me miró.

"Bienvenida, Bella. Soy Edward. ¿Te quedarás en casa del Elder (N/T: Elder significa; Mayor, Anciano y Sabio, pero ninguna me convence y no suenan bien, por lo que deje la palabra original) Carlisle y su familia?" Preguntó, sin tomar en cuenta mi mano. En su lugar, movió sus manos hacia su espalda, como si luchara contra la tentación de tocarme.

Me sonrojé y bajé mi mano, pensando que debí haber violado alguna estricta costumbre Amish por querer estrechar la suya. Di un paso hacia atrás, titubeando, para poner un poco de espacio entre él y yo. Ya estaba lo suficientemente acalorada por todas las capas de ropa que me obligaron a usar. Y su cercanía no ayudaba en nada a controlarlo. Todavía podía sentir la tibieza que quedó en mi cara cuando choqué con su pecho.

Era como una especie de cosquilleo que sentía en todas las partes en que había tenido contacto con él.

"¡Isabella! ¡Ven!"

La voz me asustó haciéndome saltar y caer, esta vez hacia adelante sobre Edward, que torpemente me agarró por la cintura ayudándome a que me estabilizara antes de alejarse rápidamente de mi como si lo hubiera quemado. Estaba segura de que algo despertó dentro de mí cuando sus largos dedos me tomaron por la cintura. Se humedeció los labios nerviosamente, mirando por el pasillo hacia dónde provenía la voz antes de girarse y prácticamente salir huyendo por la puerta de atrás sin decir una palabra. Me quede mirando su espalda mientras él se alejaba bajo la luz de la luna menguante, con la camisa manchada de sudor y su largo cuello bajo el sombrero negro que puso sobre su cabello. Miró hacia atrás una vez, con el ceño fruncido, luego se volvió a girar y aceleró su paso a través del campo alejándose de la casa bajo la luz menguante.

"Isabella, ¿estás vestida? Está lista la cena. ¡Ven! La familia está esperando" dijo la voz de nuevo desde el pasillo.

Me giré dándole la espalda al extraño hombre que se alejaba caminando por el prado y caminé por el pasillo desde donde me llamaban, el comedor se encontraba iluminado por un farol. A la cabeza de la mesa se sentaba Carlisle, quien me miraba con una sonrisa mientras me indicaba que me sentara. Alrededor de la mesa había unas cuantas personas que aún no conocía. Una pequeña chica, con cabello oscuro que se asomaba por su sombrerito. Sin embargo, su tamaño era engañoso. Ella probablemente era de mi edad, o tal vez un poco mayor que yo. Sus grandes ojos negros me miraban fijamente y su sonrisa era muy acogedora. Por otro lado, frente a ella estaba sentada una chica alta y rubia, que frunció el ceño y me miró solo una vez antes de mirar de nuevo hacia afuera al cielo nocturno oscureciéndose.

"Familia, por favor, démosle la bienvenida a nuestro hogar a Isabella Swan. Ella nos visita desde el exterior. Por favor ayúdenle ser parte de nuestra comunidad mientras que ella esté aquí" dijo afectuosamente, mirando a su derecha y a su izquierda.

Me atraganté ante la magnitud de lo que había dicho. Yo estaba aquí para mezclarme, desaparecer, mientras estuviera aquí.

Carlisle se había reunido con los Elders cuando habíamos regresado, y ellos habían permitido a regañadientes que me dieran santuario (N/T: Se refiere a darle refugio por estar en peligro), solo cuando Carlisle les explicó que un hombre estaba tratando de hacerme daño.

Pero la condición es que debo seguir sus leyes, sus Ordnung (N/T: Esta es una palabra alemana para reglas, en este caso las normas o reglas de la comunidad) como las llaman ellos.

Yo estaba feliz por integrarme, pero sabía que iba a necesitar ayuda.

Definitivamente necesitaba ayuda, si la reacción del hombre llamado Edward era un indicativo de algo.

La chica de pelo corto a mi izquierda, me miró y me sonrió cálidamente mientras me sentaba a su lado.

"Soy Alice. Estoy feliz de tenerte como hermana mientras estés aquí, Isabella" Ella era todo sonrisas.

"Oh, puedes llamarme Bella" le corregí, sólo para titubear en silencio con la mirada que me dio Carlisle.

No era agresiva, sólo intensa y de alguna manera autoritaria.

"Nos nombramos por los nombres que Dios nos dio, Isabella. Si pudiéramos, cambiaríamos tu nombre por algo más aceptable, como Sarah o Mary. Pero ya que muchos de los Elders ya saben que estás aquí, será Isabella. Bella es tu nombre Inglés" Él explicó.

Asentí en silencio y puse mis manos en mi regazo jugueteando, de repente me puse nerviosa, de que cualquier cosa que hiciera de ahora en adelante fuera considerada como 'Algo de afuera' o inglés. Dejé que mis ojos vagaran mientras sentía que sus ojos me escrutaran, hasta que finalmente Esme, la esposa de Carlisle, comenzó a repartir la cena. Esme era una mujer muy atractiva, de pelo castaño largo que trenzada perfectamente detrás de la espalda y con ojos grandes y acogedores que al parecer observaban cada detalle. Y su sonrisa que me anima sin que ella lo sepa. Ella es una persona de un aura muy acogedora.

Mientras el pan era repartido, Carlisle hizo una pequeña conversación en la mesa.

"¿Emmett va a venir a cenar esta noche, Rosalie? La boda es dentro de una semana. Aún hay mucho que planificar" Él preguntó, las mejillas de Rosalie se ruborizaron de un rosa pálido.

"No, padre. Con las yeguas enfermas, tiene que trabajar hasta más tarde de lo deseado para poder tener el campo despejado. Envió sus disculpas" Respondió ella con voz un tanto fría y distante mientras hablaba con su padre, mirando hacia mí una vez antes de volver sus ojos hacia la ventana una vez más.

Solo por instinto mis ojos siguieron su mirada y en la distancia se podía ver una pequeña forma en el campo lejos de la casa, con los últimos rayos de la luz del sol. Asumí que ese era su Emmett. Cuando me volví, mis ojos se encontraron con la fría mirada azul de Rosalie mientras ella me observaba. Parpadeé y miré hacia mi regazo una vez más, solo alcé los ojos cuando terminamos nuestras oraciones por la comida.

Nos quedamos en silencio mientras comíamos, Esme me sonreía y ofrecía más alimentos de los que podía disfrutar, y Alice escondía una sonrisa cada vez que la miraba. Carlisle se mantuvo en silencio durante la mayor parte de la cena, rompiendo el silencio una o dos veces cuando felicitaba a su esposa por la exquisita cena. Me sentí terriblemente fuera de lugar e incómoda mientras comía, sin saber dónde poner las manos, ya que no sabía si comer la pierna de pollo que había en mi plato con un tenedor o con la mano, También dudaba si tenía que untar la mantequilla en mi pan con mi propio cuchillo o utilizar un cuchillo común, que parecía haber desaparecido del plato de la mantequilla.

En lugar de eso me comí los vegetales con mucho cuidado, mantuve mi pan seco, esperando a que Rosalie levantara primero su pierna de pollo, para poder imitarla y mastiqué con mucho cuidado. Cuando la cena terminó, las chicas se pusieron a limpiar la mesa y ya sin miedo me levanté para hacer lo mismo. Esme me detuvo con una sonrisa.

"Es tu primera noche con nosotros, Isabella. Puedes ayudarnos con el secado de los platos, así te puedes familiarizar con la cocina. ¿Te gusta cocinar?" Me preguntó mientras me llevaba hacia el lavadero.

"Sí, me gusta. Pero la verdad, no sé si algo de lo que cocino sea aceptable" murmuré, preguntándome cómo sería cocinar pescado y lasaña en una casa Amish.

Ella me abrazó por los hombros y me entregó un trapo.

"Pues bien, mañana te puedes pasar el día conmigo y yo te mostraré nuestras formas de cocinar. ¡Tenemos que prepararnos para un Frolic!" dijo con alegría y se dirigió al lavadero, lavando los platos y entregándomelos para secarlos cuando los enjuagaba.

"¿Qué es un Frolic?" Le pregunté, sintiéndome por un momento una tonta.

Alice se acercó y tomó los platos que estaban en mis manos para guardarlos.

"Se trata de una reunión social en nuestra comunidad. Los hombres ayudan en un trabajo mientras nosotras organizamos la comida. La comunidad se une cuando uno de sus habitantes necesita muchas manos." Me explicó.

Asentí con la cabeza, pensando cuidadosamente las referencias de todos los Amish que yo conocía.

Testigo (N/T: Película del año 1985, protagonizada por Harrison Ford sobre un niño Amish que ve un asesinato y al que debe proteger) me vino a la mente.

"Así que es como construir un nuevo granero" Le dije sonriendo, cuando los ojos de Alice se iluminaron.

"¡Sí! ¡Exactamente! El día después de mañana vamos a ayudar al Elder Whitlock a limpiar su campo y reparar sus cercas. Las lluvias y las fuertes nevadas del invierno pasado causaron mucho daño a su tierra" Me explicó.

"Y tal vez alguien puede llegar a hablar con el joven Jasper Whitlock" Rosalie bromeó mientras limpiaba los restos de la cena que estaban en la mesa.

Alice se ruborizó y apartó la mirada con timidez, casi mordiéndose el labio inferior por la mención de este Jasper Whitlock. A juzgar por cómo las tareas de trabajo eran separadas, tenía la impresión de que ver a un chico era algo que una chica no hacía a menos que estuviera acompañada por su padre. o algo así de tenebroso.

Dudaba que existiera alguna carreta de la que se aprovecharan los adolescentes aquí. Mi estancia aquí, tratando de integrarme, iba a ser mucho más difícil de lo que pensé. De alguna manera sabía que iba a ofender o avergonzar a los Cullen o a mí misma, cada vez que abriera la boca.

"Otro hermoso día gracias a Dios. Vayamos a descansar un poco. ¡Mañana hay que madrugar!" Carlisle dijo alegremente y nos condujo por las escaleras como una bandada de pequeños gansos.

Alice me llevó a la habitación que se suponía debía compartir con ella, se sacó su sombrerito. Su cabello, oscuro y casi negro a la tenue luz, estaba cortado muy corto, con la parte de la espalda mucho más corto que de los lados. Me di cuenta que la estaba mirando fijamente cuando dio la vuelta y se ruborizó, llevando las manos a su cabello inconscientemente. Me di la vuelta, ruborizándome de vergüenza.

"Lo siento, no lo quise hacer" Balbuceé.

Sentí su mano en mi hombro, me giró suavemente para que yo pudiera verla directamente a los ojos.

"No tienes por qué alterarte Isabella. Debería haber dicho algo. Ya me siento tan cercana a ti, que se me olvida que no lo sabes. Vamos, prepárate para la cama y te diré. Es una historia un poco triste para dormir, pero te lo tengo que decir" Susurró ella y se alejó lentamente para sacarse las capas de ropa que llevaba puestas, hasta que solo quedó con su delgada enagua de algodón (N/T: Hay dos tipos de enaguas, una tipo falda y otra tipo vestido, en este caso son enaguas tipo vestido de algodón)

Seguí su rutina, de doblar la ropa y ponerla en la silla junto a su ropa. Estaba aprendiendo que la observación era mi mejor amiga para poder mezclarme. Vestidas solo con nuestras enaguas, nos deslizamos en la pequeña cama, nuestros pesos la hacían crujir suavemente. Me acomodé en mi lado, Alice se giró hacia mí con sus manos bajo su cabeza, como si estuviera rezando en silencio. Ella cerró sus ojos por un momento, como si estuviera acomodando sus pensamientos antes de hablar, su voz era un suave susurro.

"Yo estaba muy enferma, verás" comenzó, con los ojos muy abiertos, pero mirando como si estuviera fuera de foco en algún tipo de trance, como si reviviera su vida en su visión.

"Siempre fui un poco soñadora, con mi cabeza metida en los libros e imaginando historias que se filtraban en mi cabeza. La maestra a menudo pensaba que estaba descuidando mis estudios, pero en realidad yo lo había visto antes de alguna manera, el tiempo que permanencia en la escuela, parecía que se repetía para mí. Sabía las respuestas antes de escuchar las preguntas, tenía presentimientos sobre el tiempo, sobre como las cosas iban a suceder. No era brujería, ¿me entiendes?" Dijo ella, fijando sus ojos en mí deliberadamente por un momento hasta que asentí con la cabeza y ella continuó.

"Era así hasta que el dolor de cabeza y los problemas de visión aumentaron, que mi familia comprendió que había algo que realmente me estaba afectando. El médico de nuestro distrito trató con nuestra medicina, pero mi problema de visión aumento, los sueños se hicieron más claros y el dolor de mi cabeza empeoró. Fue entonces que finalmente necesité de un médico Inglés" dijo en voz baja, sus ojos se cerraron.

Fruncí el ceño y sacudí mi cabeza.

"¿Ustedes no van con nuestros médicos con regularidad?" Le pregunté, tapando inmediatamente mi boca con mi mano por lo grosero que había sonado al salir de mis labios. "Lo siento".

Alice abrió sus ojos y su sonrisa iluminó la habitación en penumbra.

"Si vemos a sus médicos. No te avergüences. Mantenemos mucho sobre nosotros mismos en privado. Ya verás. Es mejor para nosotros manejar todo aquí, pero a veces, como sucedió conmigo, necesitamos ayuda del exterior" Me explicó en voz baja y continuó su historia.

"Los médicos escucharon mis dolencias y nos dieron un pronóstico muy sombrío. Tenía un tumor cerebral. Ellos usaron sus máquinas y lo encontraron, un tumor de crecimiento lento en la parte superior de mi cabeza. Con el tiempo se había extendido hacia el frente, lo que explicaba la pérdida de visión y los sueños" Me explicó con tristeza.

"Lo siento mucho, Alice" susurré.

No sabía por qué me sentía tan afín con esta pequeña chica, pero su familia me había acogido, ella me estaba relatando una parte privada de su vida. Sabía que era especial. Este tipo de personas no se abren de esta manera. Alice me frotaba el hombro con su mano y continuó.

"Me sometí a cirugía, se extirpó el tumor. Puedes sentir la cicatriz aquí" dijo y levantó sus dedos hacia un pequeño bulto que se notaba hacia afuera en la parte superior de su cabeza por encima de su oreja.

"¿Te duele?" Le pregunté, tocando suavemente con mi propio dedo.

"No, ya no me duele. Pero eso fue la parte fácil. Las medicinas fueron la peor parte," dijo e hizo una mueca.

"¿Te hicieron quimioterapia?"

Era tan extraño pensar en algún Amish que haya experimentado la quimioterapia. Pero aquí estaba Alice, que tenía el pelo corto en puntas que obviamente le había vuelto a crecer a partir de su recuperación.

"¿Hace cuánto tiempo fue eso?" Le pregunté.

"Me administraron lo último de medicina hace cuatro meses. Mi cabello acaba de empezar a crecer de nuevo hace más o menos un mes y medio," murmuró.

"Entonces debe ser un alivio el que te vuelva a crecer, ¿cierto?" Le pregunté.

Ella frunció el ceño y pasó los dedos por su cabello con ternura.

"Una mujer debe tener todas sus mejores cualidades disponibles para obtener un pretendiente. Ojala pudiera crecer un poco más rápido. No me veo como una mujer," murmuró, con los ojos llenos de pesar.

"Creo que es hermoso," le dije, sonriendo a sus tímidos ojos. "Piensa en lo fresca que estás con el calor que hace en estos momentos"

Una pequeña sonrisa apareció en el rostro de Alice.

"Sabía que estábamos destinadas a ser grandes amigas. Tú ves los beneficios de lo que Dios nos da. Gracias por ayudarme a ver eso." Me respondió ella y se inclinó para darme un pequeño abrazo.

"Gracias a ti por aceptarme. Solo espero no avergonzarlos a todos," suspiré, recordando la extraña mirada que ese hombre, Edward, me había dado.

"Tenemos dos días para ayudarte con eso. Y nuestra comunidad es muy acogedora. Creo que te harás muchos amigos aquí para el final de nuestro Frolic." Alice bromeó.

Alcé la ceja y negué con la cabeza.

"Ya veremos" Le contesté, escéptica.

"Vamos, tenemos que dormir. Padre nos tendrá de pie en muy poco tiempo para ordeñar las vacas" murmuró ella y bostezó como para ilustrar su punto.

Vi como ella apagaba la vela, dejando que la noche más oscura que había visto nos envolviera. Pasaron varios minutos para que mis ojos pudieran adaptarse a la penumbra y en ese tiempo las imágenes se reproducían ante mis ojos. Profundos ojos verdes y una espalda fuerte, mientras se alejaba de mí, fue lo que llegó a mis sueños.

¿Por qué él tiró de mi entonces?

Evidentemente lo había ofendido.

No quería conocerme.

Tal vez él estaría en este Frolic.

Le preguntaría si tenía la oportunidad.

Preguntarle por qué corrió.

Porque su rostro permanecía en mí mente, su tímida y breve sonrisa cuando me habló por esos pocos momentos.

El mar de sus ojos verdes me llevó a su mundo.

Todo lo demás que me había sucedido en el transcurso del día había caído en el olvido.

Pero el hombre Amish, Edward, me perseguía en mis sueños.

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Gracias a todas las chicas que lean esta historia, ya sea por primera vez o las que ya la estaban leyendo en Ingles… De todas maneras se les agradece…

Cualquier comentario o sugerencia será bien recibida…