Prólogo

¿Alguna vez te has sentido invisible?

Pues así es como me siento yo en estos momentos, aunque mi padre no deje de sermonearme y decirme:

No sé por qué tienes esa cara, es un baile como otro cualquiera y vas acompañada de Albus.

Ron… - mi madre le llama desde el sofá para que me deje en paz, sabía como estaba, sabía toda la historia y como me sentía. Pero mi padre no se callaba.

Además, es tu primo y así no tengo que preocuparme de que ningún chico quiera sobrepasarse con mi pequeña princesita y…

Había dejado de escucharle hace rato, únicamente asentía con la cabeza sin hacerle caso. Hacía tiempo que los sermones de mi padre ya no me asustaban y amedrentaban como antes.

Me despedí de mis padres y las verdes llamas desaparecen de la chimenea. Con un suspiro me levanto y arreglo mi vestido después de los minutos del largo e insustancial monólogo de mi padre.

Salgo de la Sala Común y justo en al puerta me encuentro a un cabizbajo Albus.

Iba a ser una noche muy larga.