N/A: Este es el primer capítulo de la historia de Hermione. espero que la traducción sea correcta y sea facilmente entendible. :D
1. Primer día, primeras señales
El señor y la señora Granger, del número 18 de Shipston Road, estaban muy orgullosos de su hija. Joven como era, iba a empezar la escuela primaria ese día e iba a cumplir seis años en unas pocas semanas, ya podía leer y escribir. Así como realizar simples cálculos matemáticos. Hermione era de hecho una niña excepcionalmente brillante. Hermione, un nombre apropiado para su hija.
Sin embargo, el primer día de setiembre estaban nerviosos igualmente. El primer día de escuela tiene mucha importancia para el desarrollo de un niño. Pocas cosas dejan una huella tan duradera como la escuela primaria. Modela el carácter casi tanto como la educación de los padres. Realmente abandonar la seguridad del refugio del hogar por primera vez, conocer otros niños y a los profesores, inicia pautas que se seguirán mostrando a lo largo de la vida. Un niño que se encuentre con la exclusión y la ridiculización por parte de su entorno se convertirá más tarde en alguien introvertido, desconfiado del resto del mundo. Uno que haga amigos fácilmente, se desarrollará mejor con su entorno cuando sea mayor. Un buen profesor puede construir confianza en uno mismo, promover intereses, enseñar moralidad. Uno malo puede destruir todo eso. No ser tomado en serio por el profesor deja marcas que no se borran fácilmente.
David y Jean sabían que todo eso eran generalizaciones y que no eran universalmente aplicables. Pero ellos se basaban en evidencias estadísticamente concluyentes y en el simple sentido común, el primero siendo más importante para Jean y el segundo para David. Los dos creían en la acción y reacción, en que cada efecto tenía su causa investigable y lógicamente explicable, con la posible excepción de las emociones humanas. Habían pasado mucho tiempo discutiendo sobre a quién se parecía más Hermione.
La niña se parecía en su mayoría a Jean. Tenía los mismos rasgos faciales que su madre: una cara redondeada, una nariz bastante pequeña pero sin ser remarcable, al igual que sus orejas. Las cuales se encontraban normalmente ocultas bajo una gran cantidad de pelo castaño que parecía un espeso arbusto, y que no podía ser controlado por más que fuera peinado. El color era el mismo que el del cabello largo y ondulado de Jean, pero la pareja no tenía ni idea de donde había heredado la espesor de su pelo. Sus ojos, no obstante, eran como los de David, marrón oscuro y con un aire pensativo. No esperaban que llegara a ser muy alta, ya que ese no era un carácter que se encontrara en ninguna de sus familias. Con un poco de suerte la complexión de Hermione sería como la de su madre, no muy bajita, pero esbelta y atlética.
Ese día Hermione estaba excepcionalmente inquieta. Nada más entrar en la escuela corrió con entusiasmo por delante de sus padres, solo para darse cuenta de repente de lo lejos que estaban ellos y volver corriendo a su lado. Eso era algo bueno; al menos no se escondía detrás de ellos como hacían otros muchos niños. Sus padres le guiaron hacia el aula. Todas las sillas estaban colocadas formando un semicírculo, en algunas ya estaban sentados niños, con sus padres detrás como guardias. En el centro del semicírculo se encontraba otra silla en la cuál se sentaba el profesor. Hermione tomó asiento en una silla libre y sus padres se posicionaron detrás de ella, justo como los otros padres, con los que intercambiaron asentimientos educados y se dispusieron a esperar.
No llevó mucho tiempo a que el aula se llenara. Pronto todos los asientos fueron tomados por nerviosas y pequeñas figuras, cada una respaldada por uno o dos padres. El profesor se aclaró la garganta. Era joven, probablemente en la mitad de sus veinte, sus ojos brillaban con vida y su sonrisa era amistosa. Sin embargo había un asomo de nerviosismo tirando de las comisuras de sus labios. Probablemente sería su primera clase, decidieron los Granger. Eso era algo bueno y malo a la vez; los profesores jóvenes tendían a tener buenas ideas y mucha motivación para sus alumnos, pero no tenían experiencia a la hora de controlar situaciones difíciles.
Buenos días, niños, buenos días a todos- les saludó, su nerviosismo era más notorio en su voz que en su comportamiento. Se acomodó en su silla- Me llamo Jonathan Harley. Voy a ser vuestro profesor durante los próximos años. Aquí aprenderéis cosas nuevas y muy interesantes, haréis nuevos amigos y siendo optimista seguro que también tendréis diversión.
Miró alrededor y recibió sonrisas tímidas como respuesta. Los niños parecían aceptarlo. Eso era una buena señal.
Ahora, vamos a presentarnos. Por favor, tu primero- le dijo a una niña rubia sentada al final del semicírculo- Dinos tu nombre y cuéntanos algo sobre ti.
Me llamo Sheila Ryan. Tengo 5 años. Cumpliré 6 en marzo. Mi familia y yo vinimos a vivir aquí hace unos meses. Me gusta ir en bicicleta- dijo la niña sin mostrar ningún signo de timidez.
¿Conoces a alguien aquí ya, Sheila?
Sheila asintió y señalo con el dedo a la niña que se sentaba a su lado, la cual tenía la piel oscura y el pelo negro y bastante rizado. Era muy mona.
Se llama Becky. Vive justo enfrente de mi casa.
Así continuó a lo largo del círculo, algunos niños ofrecían mucha información de manera voluntaria mientras que a otros se la tenían que sacar con muchos intentos. Muchos de los niños ya se conocían. El señor Harley lo llevó bien, formulando preguntas solo cuando era necesario, pero insistiendo en obtener respuestas cuando preguntaba, sin intimidar a los niños. Entonces llegó el turno de Hermione. La mano de Jean descansaba sobre su hombro.
M-me llamo Hermione Granger. Cumpliré seis en 18 días. Me gusta leer.
¿Ya puedes leer?- preguntó el señor Harley sorprendido.
Sí. Puedo leer y escribir, y sumar y restar y…
La sonrisa del profesor se tambaleó por un momento mientras Hermione continuaba con la lista de cosas que podía hacer. Él claramente deseaba no haber realizado esa pregunta. Jean presionó ligeramente el hombro de Hermione. Ella captó el mensaje. Mi niña inteligente, pensó Jean.
-… y puedo distinguir algunos árboles por sus hojas- acabó rápidamente Hermione. David sabía que podría haber continuado enumerando sus habilidades durante un poco más. Miró alrededor para ver la reacción de los demás asistentes en la sala. Algunos niños miraban con curiosidad a Hermione, otros tenían la mirada perdida. Para su alivio, David no encontró ninguna mirada cargada de envidia u hostilidad.
- ¿Y conoces a alguien aquí Hermione?- preguntó ahora el señor Harley.
La sonrisa de Hermione despareció. Negó con la cabeza.
Bueno, no es nada malo. Harás muchos amigos pronto.
Cuando los últimos niños se hubieron presentado el profesor Harley se levantó de su asiento.
Muy bien, ahora es vuestro turno de que os conozcáis mejor mientras yo hablo con vuestros padres durante un momento.
Indicó a los adultos a que lo siguieran hasta un rincón de la clase. Al principio había mucho ruido mientras los niños arrastraban sus sillas alrededor de la sala para formar pequeños grupos. Jean observó como Hermione se unía a un grupo mixto de niños y niñas en el rincón más alejado. Entonces se volvió para prestar atención al profesor, que estaba explicando los procedimientos que seguía la escuela, como planeaba enseñar a los niños y qué era lo que planeaba enseñarles. La sospecha de David de que ésta era su primera clase fue confirmada. Las risas provenientes de los niños podían ser escuchadas desde allí. Algunos padres tenían más preguntas y el señor Harley las respondió tan bien como pudo.
Un sonoro estallido seguido por agudos chillidos provocó que todos se dieran la vuelta. En el rincón más alejado un niño alto y flaco estaba sentado en lo que eran los restos de su silla ahora rota, mirando estupefacto hacia Hermione, la cual estaba de pie de él, y con igual estupefacción en su cara. Los otros niños habían retrocedido bruscamente, algunos incluso derribando sus propias sillas.
Entonces el niño en el suelo empezó a llorar.
El señor Harley entró en acción. En unos sorprendentemente pocos pasos había cruzado el aula, seguido de cerca por los Granger y otra pareja, probablemente los padres del chico. David no los había visto antes, debido a que se habían colocado a unas cuantas sillas de distancia hacia la derecha de Hermione y por lo tanto habían estado fuera de su vista.
-¿Qué es lo que ha pasado?- demandó el profesor. Los niños se callaron inmediatamente, excepto el chico, que continuó llorando. Su madre se apresuró a cogerlo en sus brazos. El señor Harley se dirigió a una de las niñas que había caído al derribar su silla y que ahora había empezado a llorar también. La levantó del suelo y le dijo unas cuantas palabras para calmarla antes de llevarla junto a su padre. Entonces volvió otra vez a la escena principal.
- ¿Puedes explicarme lo que ha pasado aquí Hermione?
Pero Hermione tan solo fue capaz de mirar boquiabierta al niño que se encontraba en los brazos de su madre.
- Andrew, ¿y tu?
El niño apartó su cabeza del hombro de su madre. Reticentemente levantó un brazo y señaló a Hermione.
Ella… Ella- sollozó.
David presionó sus labios y entrecerró los ojos. No le gustaba la gente que señalaba a su hija de esa manera. Algunos padres y niños miraron a Hermione. El señor Harley continuó con la vista puesta en Andrew, pero el dedo acusador apuntando a Hermione la sacó de su estupor.
¡Yo no he hecho nada!- exclamó ella- ¡Él ha sido malo conmigo!
¡No es verdad!- Andrew respondió- ¡No le he dicho nada!
La madre de Andrew lanzó una mirada a Hermione y David dio un paso hacia Hermione devolviéndole la mirada.
-¡Ya basta!- interrumpió el señor Harley. Entonces dio la vuelta y se dirigió a una niña que había dicho que conocía a Andrew.
- Sandra, ¿de qué hablabais antes de que se rompiera la silla?
La niña, se quedó con la boca abierta, sorprendida de que se dirigieran a ella cuando obviamente no había tenido nada que ver con el asunto.
Nada. Solo… hablando
¡Me llamó arbusto-sabe-lo-todo!-exclamó con indignación la pequeña Hermione.
¡No lo hice!
El señor Harley suspiró pesadamente.
Vamos, alejaos de la silla antes de que alguno se clave una astilla. ¿Cómo se ha roto de todos modos?- dijo él, más para si mismo que para los demás.
Recogió una de las cuatro patas y la examinó. Las cuatro habían estallado alrededor del asiento. La madera parecía nueva y en buen estado; no había ninguna señal de pudrimiento o de cualquier otro tipo de daño que pudiera haber causado el accidente.
David puso su brazo alrededor de los hombros de Hermione y la alejó del rincón. Ella lanzó una mirada asesina a Andrew, el cual fue cogido en brazos y llevado por su madre. David volvió a Hermione para que no viera al niño y se arrodilló enfrente de ella. Jean se arrodilló al lado de su marido.
Ahora Hermione – David dijo gentilmente- cuéntanos qué ha pasado.
Hermione le miró y estalló en lágrimas de rabia.
Vamos, no pasa nada. No ha pasado nada malo.
Me ha insultado- ella sollozó- y se rió de mi, y yo me levanté y quería gritarle y entonces su silla se rompió. No sé por qué. ¡Pero ha sido malo conmigo! ¡Se lo tiene merecido!
No digas eso Hermione. Decir eso está mal- le dijo David acariciando su pelo- Shh, ahora todo está bien. Ya está, mi niña.
¿Señor Granger?- llamó el señor Harley en voz baja. Se arrodilló a su lado- ¿estás bien?- preguntó dirigiéndose a Hermione. Ella sollozó un par de veces más, se secó los ojos y asintió. Él sonrió.
Bien. Ahora, Necesito hablar con tu padre un momento.
Ella asintió otra vez y buscó el confort de los brazos de su madre.
David y el señor Harley se acercaron a una de las ventanas, dónde el padre de Andrew les estaba esperando. Parecía un hombre generalmente agradable pero en ese momento su expresión decía que estaba bastante malhumorado.
El señor Harley los miró a los dos, buscando algo qué decir.
¿Ha tenido su hija mucho contacto con otros niños antes de empezar la escuela?- preguntó finalmente a David.
No, no mucho. Se reservaba para si misma la mayor parte del tiempo.
¿Y su hijo, señor Bloomer?
Bastante. Ya conocía a la mayoría de los niños que estaban sentados con él.
El señor Harley, entonces, se armó de valor para realizar una pregunta difícil.
¿Ha mostrado él… tendencia a… ser maleducado antes?
¿Qué le hace pensar qué…?-empezó el señor Bloomer, pero el señor Harley le interrumpió.
Por favor, señor Bloomer, cálmese. Debemos afrontar los hechos. Ese insulto me parece bastante posible, y podría decir que Sandra no ha sido sincera . Los niños de cinco años no son buenos mentirosos.
El señor Bloomer estaba muy colorado, pero la razón ganó sobre el instinto protector paternal.
Es solo que no puedo imaginar a Andy decir ese tipo de cosas. Es tan agradable con todo el mundo…
No lo dudo. Pero aquí hay un fenómeno de grupo muy común, sobretodo a esta edad: inclusión a través de la exclusión, la unión de un grupo mediante la exclusión de otras personas de él. Eso es lo que pienso que ha pasado.
¿Y qué es lo que va a hacer al respecto?- preguntó David.
Los observaré con detenimiento en el futuro- respondió el señor Harley pensativo por un momento- pero creo que por ahora solo voy a hacer que se disculpen los dos. No hay mucho más que pueda hacer.
Pero…
Señor Granger, Andrew piensa que Hermione le ha hecho algo, y es un poco complicado explicarle que ella simplemente no pudo romper esa silla. Así que lo mejor es que se disculpen. Después de todo, ella le quería gritar, si le he entendido correctamente- le lanzó una mirada interrogativa a David.
David lo pensó y decidió que el profesor tenía razón. Asintió.
Muy bien. ¿Debería decírselo yo Hermione o quiere hablar usted con ella?
Hablaré con los dos. Señor Bloomer, estaré con usted en un minuto.
El señor Bloomer volvió con su mujer y su hijo mientras que el profesor y David se cercaron a donde Jean y Hermione habían estado observando la discusión. Hermione se había calmado del todo y estaba de pie junto a su madre, cogida de la mano. El señor Harley se arrodilló enfrente de Hermione otra vez para poder hablar cara a cara con ella.
Hermione- le dijo- Le voy a pedir a Andrew que se disculpe por insultarte. Pero- añadió mientras Hermione asentía- quiero que tu también te disculpes. Querías gritarle, y eso no es bonito. Simplemente di que lo sientes, ¿de acuerdo? No tienes que decir por qué.
Hermione asintió otra vez. El señor Harley sonrió y se acercó a donde estaban los Bloomer y le pidió lo mismo a Andrew. David no pudo evitar sonreír. El chico obtendría la disculpa que él creía que se merecía y Hermione no iba a resistirse a dársela. Sin resentimientos para el futuro.
El señor Harley se levantó y se hizo a un lado, dejando un espacio abierto entre Hermione y Andrew. Como una zona de duelo, pensó David. Los dos niños buscaron con miradas inseguras al otro y David dio a Hermione un ligero empujoncito. Ella trastabilló hacia delante y Andrew hizo lo mismo. Se encontraron a mitad de camino. Andrew habló primero.
Lo siento, Hermione- susurró de manera que David apenas pudo captar sus palabras- no lo decía en serio.
Yo también lo siento- ella respondió. Andrew sonrió un poco y extendió la mano. Hermione la aceptó. Después de un momento se separaron y retornaron junto a sus respectivos padres sin mirar atrás. David cogió a su hija en brazos y le acarició el pelo.
Muy bien- llamó el profesor Harley- Si nadie más tiene preguntas se pueden ir a casa. Mañana la escuela empieza de manera oficial.
Los Granger salieron de la clase y abandonaron la escuela. Los prospectos no pintaban tan mal para su hija.
Si lo hubieran sabido.
