Capítulo uno
No te culpes, los sentimientos no pueden controlarse.
Estación de tren en Sabadell Nord. Son las ocho de la tarde, hace media hora que se supone que tendríamos que estar todos y haber cogido el tren de menos cuarto, pero aún faltan cuatro personas por llegar.
-Como sigamos así, llegará antes Louis que nosotros. Y se supone que siendo una fiesta sorpresa, tendríamos que estar allí para darle la sorpresa... -Se queja Norah, cruzando los brazos y apoyando su peso en el pie derecho. Se gira y mira a su hermana, Joanna, que está sentada en las escaleras, cogida de la mano de Sebastian, su novio. Ella lleva puesto un vestido morado, muy corto y de palabra de honor pero con unas pequeñas tiras atadas en el cuello. Para el frío tiene una chaqueta fina negra. Va con manoletinas también moradas pero tiene los zapatos de tacón negros guardados en el bolso. En cambio, Norah, lleva unos leggins negros y una camiseta corta blanca de tirantes con la que enseña media barriga. Al igual que su hermana, lleva manoletinas pero en el bolso están sus zapatos de tacón azules recién comprados. Ambas llevan el cabello oscuro suelto con algunas ondas hechas con la plancha del pelo.
-Tranquilízate, han de estar por llegar... Sino cogemos nosotros el siguiente tren y ellos ya llegarán. -Comenta Liam, abrazando por detrás a Norah, su novia. Ella resopla y Liam le da un beso en la cabeza. Después le acaricia el brazo hasta que ella sonríe. Se gira y le besa.
Me muerdo el labio inferior y me siento junto a Serena que está con el móvil en las manos.
-Sabes que esta noche viene Zayn, ¿verdad? -Me dice, enseñándome una de sus conversaciones en el móvil. Asiento con la cabeza y suspiro. No la miro, no me apetece tener que explicar nada. -Bueno también viene Harry, por si te interesa... -Se ríe pero yo sigo sin decir nada.
-Y tú sabes que Louis acaba de dejar a su novia, ¿verdad? -Le pregunto yo, interesada en saber si aún le sigue gustando el chico del cumpleaños. Es alto, con el pelo corto castaño claro y ojos azules. Es guapo y se nota que va al gimnasio, por eso a Serena le gusta que lleve camisetas estrechas. Mi amiga es también alta, con el pelo castaño pero tendiendo a un color anaranjado. Hoy viste con una minifalda tejana y camiseta de tirantes ancha de rallas blancas y rojas. Lleva sandalias romanas marrones porque a ella no le hace falta llevar tacones para ganar altura.
Empieza a sonar mi móvil con Stole My Heart de One Direction y respondo.
-Sofía, soy Harry. ¿Seguís en la estación? Nosotros ya estamos llegando, ahora bajamos. -No dice nada más, me cuelga. En cinco minutos llega él junto a Zayn, Júlia y Arnau. -Perdón por el retraso, todo culpa de Júlia. -Todos la miramos y ella sonríe negando lo que acaba de decir Harry con la cabeza. -¡Ya podemos irnos!
-¿Cómo es que no habéis ido en coche? -Pregunta Serena, levantándose y acercándose al grupo.
-Porque quiero beber. -Contesta Zayn, sonriendo. Intento no mirarlo pero me es imposible. Justo en este momento, se cruzan nuestras miradas, haciendo que yo retire la mía rápidamente. Sé que Joanna lo ha visto y en cuanto pueda, vendrá a hablar conmigo. Sé que en este momento, si pudiera, me ruborizaría pero no suelo hacerlo. Creo que nunca fui capaz.
Saco de mi bolso la cartera y de ella la T-10 de 2 zonas con la que voy a ir a Barcelona. Según me explicó Ona, para llegar a su casa hemos de bajarnos en Plaça Catalunya y después coger el metro hasta Plaça Joanic. Allí vendría ella a recogernos ya que su casa no estaba muy lejos de la estación.
Siento un hormigueo en el estómago y no puedo evitar llevarme la mano a la barriga.
-¿Estás bien? -Me pregunta Joanna. Como no, había de ser ella. Sonrío y respondo que estoy bien, sólo algo nerviosa por la fiesta. -Tenemos que hablar. -Estaba esperando a que me lo dijera.
Asiento con la cabeza y nos separamos un poco del grupo, quedándonos atrás. El resto empieza a bajar las escaleras para dirigirse al andén a esperar al próximo tren. Nosotras hacemos lo mismo pero a un paso más lento
-¿Por qué le has desviado la mirada a Zayn? Él estaba a punto de sonreírte. -No contesto, sólo encojo los hombros. -¡No seas tonta, eh!
-¡No lo soy! -Le digo, intentando no alzar mucho la voz para que no nos escuchen. -Es sólo que hace un montón que no lo veo y ahora se me hace raro.
-Madre mía... -Contesta, moviendo la cabeza. -Eres un caso.
-¿Qué? ¡Qué va! Y lo sabes.
Pero Joanna se ha de quedar con ganas de continuar hablando porque cuando llegamos donde el resto, llega el tren y todos subimos. Ella vuelve con Sebastian, sentándose junto a él, mientras yo busco sitio. No queda ninguno libre. Suspiro y pongo los ojos en blanco.
-¿Ahora he de estar hasta Barcelona de pie? -Norah y Harry se echan a reír.
-Siéntate encima de Zayn. -Comenta Serena, sacando el móvil y empezando a hacer fotos. Alzo la ceja derecha y la miro con mala cara. Me hace una foto y suelta una carcajada.
-A mí no me importa. -Contesta él. Me giro y lo miro. Sonríe, me coge del brazo y me acerca a él. Me siento encima suyo un poco a regañadientes, pero dentro mí sé que en realidad no me importa.
-Si peso mucho me lo dices. -Miro al suelo, no me atrevo a levantar la mirada. Escucho como Joanna se burla de mí imitándome.
-Siempre dice lo mismo. -Comenta su hermana que está sentada delante nuestro. Le doy un golpe en con el pie y se queja. -No vas a estar toda la noche con esos morros, ¿verdad? -Me pregunta. Niego con la cabeza y resoplo. Es ella la que siempre dice lo mismo.
A mi lado izquierdo está Harry, quien empieza a explicarme los problemas que tuvo esta mañana para comprar lo que faltaba de regalo para Louis. Yo le escucho atentamente, sólo por dos razones: la primera, porque casi nunca me cuenta nada -aunque sea una tontería como esta-, y la segunda, para no tener que pensar que estoy sentada encima de Zayn y que voy a tener que estarlo durante cuarenta minutos que es lo que dura el trayecto. Noto como Zayn, el chico del tupé, vestido con tejanos y camisa de cuadros rosas y azules, apoya su mano derecha en mi pierna. No hago nada para evitar que su mano se quede allí, al contrario, me gusta. Mi corazón empieza a acelerarse y lo único que puedo hacer es desear que no lo note. En cambio, mi amiga Joanna, que es muy observadora -quizá demasiado-, sí se percata de lo que pasa. En estos momentos, maldigo tener amigas como ellas. Sigo sin levantar la mirada y empiezo a mirarme las uñas. Estoy nerviosa y todo por su culpa.
Vuelve a sonarme el móvil, lo busco rápidamente y contesto. Es Ona.
-¿Dónde estáis? Se supone que tendríais que estar llegando ya ¿no?
-Sí, lo sé, pero aún no estábamos todos y hemos tenido que esperar. Hace como un cuarto de hora que hemos cogido el tren así que aún nos queda camino... -Me toco el pelo con la mano izquierda.
-De acuerdo. -Suspira y hay segundos de silencio. -Acaba de llamarme Niall, mi primo, diciéndome que ya está en casa de Louis. Supongo que en poco saldrán.
-¿Qué dices? ¿Y nos va a dar tiempo a llegar y prepararlo todo? -Pregunto preocupada.
-Tranquila, ya lo he preparado yo. Sólo falta bajar el portátil y los altavoces y ya estará todo. Pero cuando lleguéis, tendremos que darnos prisa en llegar a casa.
-Sí, en cuanto cojamos el metro, te hago una perdida para que vengas a buscarnos luego.
-Vale, entonces te dejo y voy a bajar eso que te he dicho. Hasta luego. -Cuelga. Nunca me da tiempo a despedirme cuando me llaman. Me guardo el móvil en el bolsillo de los shorts rosa y les explico al resto lo que me acaba de decir Ona.
-Bueno, nos dará tiempo. -Dice Arnau, sonriendo.
-¿Habéis traído los regalos y el pendrive con la música? -Pregunta Serena. Harry y Zayn se miran y asienten con la cabeza. Después sonríen. -¿Eso que significa? -Dice, apartándose un mecho de pelo con la mano derecha y poniéndoselo detrás de la oreja. -¡Es música que no me gusta! ¡Ya os lo advertí! Habéis puesto música de esa de latinos, ¿verdad? -Harry se echa a reír. -¡Os dije que la odiaba!
-Pues por eso la hemos puesto. -Comenta Harry, el chico de pelo rizado y ojos verdes. -Además, a nosotros sí nos gusta. ¡Si tú no quieres bailarla, allá tú!
Y mientras ellos dos empezaban a discutir sobre el tipo de música que habría esta noche y el resto de personas iba metiendo cizaña para que continuasen así, Zayn sacó su Blackberry de uno de los bolsillos de sus tejanos y escribió lo siguiente: Sof, tenemos que hablar.
Me giro y en voz baja le digo que me hable, pero él niega con la cabeza y escribe: Después. A solas.
Por fin llegamos a Plaça Catalunya, así que bajamos y vamos corriendo a coger el metro, antes de que se nos escape. Le hago una perdida a Ona, para avisarla y cuando llegamos a Plaça Joanic, ella ya está allí esperándonos.
