"El actual fic participa en el reto long-fic ver. 02: Disney SoundTrack. Para el foro Anteiku."

Los personajes utilizados no son de mi propiedas, sino de Disney Animation, Dreamworks y Pixar.

Hace bastante que quería hacer un Storybrooke AU con RotBTD, creo que desde que inicié en esta plataforma me vi tentada a hacerlo, pero hasta ahora me decidí en escribirlo y publicarlo. Si saben o ven la serie Once Upon a Time, creo que tendrán una idea de cómo ira el fic, claro sin ser una calca de la misma sino mi versión. Perdón sí parece complicado al principio pero me ire explicando conforme avancen los capítulos.

Inspiración de este capítulo: Ways to be wicked—Decendants.

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La isla de las arenas doradas

En la biblioteca de Sandman, escondida entre las doradas dunas de arena, se encuentran todas las historias soñadas, inclusos las que jamás llegaron a escribirse o terminarse, todas se encuentran ahí.

Historias sobre valientes héroes, brujas y princesas con dones mágicos. Inclusive las historias más aterradoras y perturbadoras se encontraban en esa biblioteca.

Porque todas ellas empiezan a partir de un sueño.

La biblioteca era un lugar ordenado por secciones, perfectamente organizado. Pequeñas haditas hechas de arena sacudían en polvo de las repisas y cuidaban el lugar de donde los libros nacían, el cual era un árbol rodeado por la arena de Sandman.

Lo llamaban el Árbol del Narrador, y era de las posesiones más preciadas de Sanderson Mansnoozie.

Era el solsticio de invierno, el día más corto y la noche más larga del año. Por lo que Sandman tendría las manos llenas ocupándose de los sueños de los niños y no podría cuidar la biblioteca.

Un momento perfecto para que un viejo amigo suyo decidiera hacerle una visita.

El hombre de negra vestimenta abrió las puertas de la biblioteca sin cuidado o consideración asustando a las hadas de arena. Pasó sus dedos por las cubiertas de varios libros antes de fijar su vista en el árbol.

Las hadas se formaron en fila impidiéndole el paso. El hombre solamente rio –Creo que perdieron mi invitación. Un recordatorio amistoso: sé persuadir a mi manera… yo solamente vengo por una historia—.

Aún desconfiadas las pequeñas hadas lo llevaron a los libreros, para que aquel hombre de negro conocido como Pitch Black o el Coco escogiera la historia.

Se detuvo en una sección, "Historias de aventura". Tomó y abrió un libro al azar, ojeándolo por unos segundos antes de dejarlo en las manos de una de las hadas –Interesante, una historia de jóvenes montando dragones ¿Qué más hay?— abrió otro libro para después hacerle lo mismo que al primero –Y ese era sobre héroes y robots—

Paseó un poco más por los libreros, poco a poco llenando los brazos de las hadas de arena que le ayudaban por simple cortesía, pero empezaban a cansarse. Llamó su atención una sección dedicada solamente a "Historias de princesas" –Nunca me han llamado la atención los cuentos clásicos de la doncella débil y el príncipe azul, aunque son buenos para ponerte a dormir… Parece que a este lugar podría servirle un poco de mal comportamiento—tomó varios de los clásicos y luego de eso encontró unos un tanto interesantes sobre princesas rebeldes y princesas con poderes sobrehumanos –, un "Felices para siempre" con un toque de sabor

Al poco rato, Pitch se había armado una colección completa hecha por cuentos, leyendas, mitos, historias clásicas sobre héroes y princesas, más él no encontraba la historia adecuada.

–¿Qué es eso?—el librero más adornado y extrañamente pequeño era destinado solamente para las "Historias de los Guardianes". Antes de que intentara siquiera tomar alguno, un hada se lo impidió dándole un golpe en a mano, acción que no fue ignorada por el Rey de las pesadillas.

Malo hasta los huesos, con aún peores intenciones. Voy a robarme el show y dejarlos a todos indefensos.

Hacía tiempo que Pitch no usaba aquel poder y aquel era un momento perfecto para recobrar sus costumbres. Atrapó al hada entre sus manos y poco a poco se fue corrompiendo, la arena dorada con la cual había sido creada ahora era negra tomando la forma de un caballo negro. El sueño se había vuelto pesadilla.

El resto de las hadas temblaban de miedo con los libros en las manos, sin poder evitar que el hombre de negro tomara los libros sobre los guardianes. –Esto era lo último que necesitaba—

Hizo que la pesadilla empujara al resto de las hadas a su servicio, llevando los libros al pie del Árbol del Narrador, deteniendo las arenas que lo rodeaban y las historias que estaba escribiendo se detuvieran.

Pitch acarició el tronco del árbol, intentando encontrar un punto hueco en este –¡Bingo!— exclamó al encontrarlo; golpeó este para causarle una abertura al tronco del tamaño de su puño. Volteó hacia las hadas con un gesto amenazante –Regresen todas esas historias al árbol—ordenó.

Las hadas sin chistar, temerosas y cobardes siguieron el mandato, metiendo uno a uno los libros dentro de la abertura del árbol, estos siendo absorbidos por el mismo solamente dejando las tapas y portadas de estos.

El Arbol del Narrador irradiaba una luz plateada y se iba agrandando mientras más historias se le fueran devueltas.

Pitch sonreía visualizando su plan en acción –Una vida de cuento de hadas puede ser ¡oh! tan sobrevalorada—regresó los libros sobre los Guardianes solamente conservando uno –Tomó lo que quiero, pues hay tantas maneras de ser malvado—, conservó el de Sandman.

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Sanderson Mansnoozie supo que algo andaba mal en el momento en que su compañera y amiga, Toothiana el hada de los dientes comenzó a desvanecerse.

Fue a checar al resto de los Guardianes, pero ninguno respondió su llamado.

Así que el hombre dorado concluyó que el problema provenía de su territorio. En una velocidad inimaginable, Sandman regresó a su isla de arena dorada encontrándose con el terror. Varias de sus creaciones de sueños puros se habían vuelto pesadillas, y el culpable era más que claro.

Siguió el rastro de arena negra que lo llevó hasta la biblioteca. Ante sus ojos yacía el desastre, todas sus hadas se arena eran ahora pesadillas al servicio de Pitch.

–Es de muy mala educación entrar sin avisar, Sandman deja que te ponga cómodo— la arena negra rodeo las muñecas de Sandman como si fueran cadenas dejándolo inmóvil mientras más arena se juntaba a su alrededor tomando la forma de una jaula.

El hombre dorado más que furico se aferró a los barrotes de su jaula "¿Qué planeas, Black?" se dio a entender con imagines sobre su cabeza.

–¿Yo? Solamente una historia entretenida, los libros de ahora y ayer son tan aburridos y predecibles. El bien se alza contra el mal y hay un felices para siempre—Pitch se sentó al pie del Árbol del Narrador, luego de que todos los libros fueron devueltos a él.

"No puedes alterar las historias" volvió a expresar Sandman.

–Lo sé, por eso mismo quise hacer una nueva historia, una en la que los héroes no sepan que lo son, donde caminen perdidos y con identidades que no les pertenecen o incluso que los mismos héroes se crean villanos…¡Cambia la manera en que la historia es contada!—esbozó una sonrisa cuando el árbol dejó caer un gran libro de pasta dura cubierto en piel y adornado en plata –Esta vez la oscuridad llamará tu atención Sandman, por los libros se es malvado

El Coco abrió aquel libro en la primera página, observando como poco a poco las palabras, oraciones y párrafos iban a apareciendo –Dame el honor de ser el cuentacuentos esta vez—

Sandman se sentó en el suelo de su jaula, escucharía la historia el tiempo necesario para poder pensar en un plan para rescatar todas aquellas historias y sus personajes. Estaba seguro de que el resto de los Guardianes estaría en esa historia, solamente debía encontrarlos y confiaba en que ellos sabrían manejar la situación si es que no perdieron su consciencia.

Pitch se aclaró la voz, dando inició a la historia –Había una vez…—


Había una vez…

...muchos personajes que caminaban sin rumbo, historias perdidas que iniciarían una y otra vez. Guardianes cuya memoria era borrosa, princesas cuyos finales felices se les fueron arrebatados, los héroes que domaban bestias se habían perdido.

La magia se esparcía por cada rincón, las maldiciones caían sobre inocentes mientras que todos los habitantes existentes miraban al cielo, observando como un enorme torbellino violáceo cubría toda luz.

Rayos golpeaban la tierra.

Todo era un caos. La gente buscaba refugio pero era inútil, nadie podía escapar de aquella maldición.

Una tempestad cayó sobre todos ellos, pero después de ella vino la calma. Una calma momentánea y falsa.

Los Guardianes se separaron, y eran débiles estado por su cuenta. Tendrían que buscar apoyo donde fuera y a cualquier costo, más no sabían a que peligros se enfrentarían o incluso no tenían idea de a que poder se estaban enfrentando.

El balance de su mundo estaba en juego.


Había una vez…

…Un enorme bosque encantado dentro de un mundo donde todos los cuentos no terminan con un "Y vivieron felices para siempre" sino que su historia aún continua.

–Y así es como este cuento roto comienza…

Hay tantas maneras de ser malvados.