Pareja: US/UK

Disclaimer: Hetalia y todos sus personajes son de exclusiva propiedad de Himaruya Hidekaz, el mundo de Harry Potter juntos a todos los nombres y otros relacionados pertenecen a J.K. Rowling. Yo solo escribí este fic con el proposito de entrenerme a mi y otros fans.

Advertencia: Nada

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No había pegado un ojo en toda la noche, nadie podría haberlo culpado ¿quien en su sano juicio podría dormir sabiendo que faltaba menos de una semana para aquel momento que podía definir su vida entera? Y no, no estaba exagerando.

Toda su vida había esperado aquella oportunidad. Seria por fin el día en que derrotaría a su "perfecto" hermano mayor. El momento en que dejaría de vivir a su sombra. Estaba tan cerca que hasta podía saborearlo.

Desde pequeño Arthur Kirkland se había acostumbrado a que sin importar cuanto lo intentara su hermano mayor Scott siempre seria mejor. Siempre había tenido las mejores notas de su clase, siempre se había destacado en todo lo que había intentado pero para sus padres todo era poco en comparación a su hijo mayor. Cada reconocimiento habido en el Colegio Hogwarts de magia y hechicería lo había obtenido. Prefecto, Premio Anual, Presidente del Club de transformaciones, incluso había alcanzado una especie de record al obtener solo "E" en sus TIMOS. Sin embargo había una cosa que no había conseguido, solo una. A pesar de pertenecer al equipo de quidditch, él nunca alzó la copa, y ahí es donde residía aquella única esperanza de Arthur.

Si lograba lo mismo que Scott no seria ningún triunfo pero si además obtenía aquella única cosa que el mayor no había conseguido, entonces por fin obtendría aquel reconocimiento que tanto ansiaba. Solo debía ganar el partido contre la casa de Gryffindor ese sábado.

Un almohadazo en su cara le indicó que ya era hora de levantarse.

Se incorporó retirando los delgados mechones rubios de su frente como si esperase encontrar un moretón producto del impacto y dirigiendo una mirada envenenada encaró a su atacante.

-Vlad, ¿podrías decirme en que universo paralelo es esa una forma adecuada de despertar a la gente?

-Lo siento, pero era esto o un balde con agua y me figuré que te molestaría-se excusó el pelirrojo con una sonrisa que advertía que no se arrepentía en absoluto.

-La próxima vez solo espera a que suene el despertador-respondió aun molesto recogiendo sus cosas para presurosamente entrar a la ducha antes que alguno de sus compañeros pudiese adelantarse.

Antes de salir revisó por última vez su aspecto, aun luego de un refrescante baño y enfundado en su uniforme parecía una especie de muerto con la piel pálida y marcadas bolsas purpúreas bajo sus ojos. Hacia más de una semana que no dormía bien, no iba a resistir mucho más en aquellas condiciones. Consideró pasar por la enfermería a pedir algo para los nervios pero desechó rápidamente la idea. Madame Pomfrey, la enfermera, tenia por costumbre dejar reposando el día entero a los alumnos que se presentaban con secuelas del estrés y si algo no podía permitirse Arthur era perder un día de clases y mucho menos un entrenamiento. Por muy tentador que pudiese ser.

Nada más dejar su habitación el primer problema de la mañana se dejó caer. Reclinado en un sofá de la sala común con una sonrisa amigable que no lograba interpretar hasta que punto era sincera estaba Ivan Braginski, un compañero de equipo un año mayor que él quien no había estado del todo contento cuando Kirkland había sido nombrado capitán.

Sé levantó y comenzó a acercársele nada más verlo, no tenia forma de escapar así que optó por un cordial saludo que le fue devuelto con amabilidad, sin rastro alguno de rencor en la voz de su interlocutor, cosa que extrañamente no hacia si no ponerlo más nervioso

-¿En que puedo ayudarte? No creo que me hayas estado esperando por nada

-Cierto, me preguntaba si ya habías solucionado el problema con el entrenamiento de esta tarde

-Intenté hablar con Elizabeta pero esa chica es algo…

-¿Testaruda? ¿Terca? ¿Siempre cree tener la razón? Puedes elegir- Ese característico tono de voz solo reservado para cuando se refería a la capitana de Gryffindor les dio a notar la llegada de Gilbert, uno de los golpeadores del equipo- deduzco que no aceptó cambiar su práctica.

-¿Tu crees? Si no hubiese habido maestros presentes de seguro me lanza algún maleficio.

-¿Y no te dieron ninguna solución?-preguntó Ivan más interesado en el entrenamiento que en los problemas de los otros dos con Elizabeta.

-No lo llamaría una solución… cerraron el campo, ningún equipo tiene permitido entrenar hoy.

-¿Entonces no habrá práctica?-saltaron ambos sorprendidos, Kirkland llevaba todo el año repitiéndoles una y otra vez lo necesario que era prepararse para los partidos.

-Claro que si… solo tengo que encontrar un lugar… denme hasta el almuerzo… algo se me ocurrirá, nos vemos.

Sin mirar atrás y a paso rápido se fue alejando con la esperanza de no tener que responder más preguntas. No tenia idea como iba a resolver ese lío y menos con tan poco tiempo.

Pensó que el comer algo le ayudaría a pensar pero en el gran salón ya se podía sentir lo rápido que crecía la tensión a medida que se acercaba el gran día. Sabía que si perdían toda su casa lo odiaría a él y solo a él. Todo su apetito desapareció nada más pensar eso.

Eso no estaba bien, si seguía así entre la falta de sueño y comida seria incapaz de presentarse al partido pero simplemente no fue capaz de sentarse entre sus compañeros a desayunar. Nada más abrir la puerta todos sus instintos lo obligaron a dar media vuelta e irse.

Por más que le doliese admitirlo necesitaba ayuda, ya no podía lidiar con sus problemas solo. Sin embargo ¿a quien podría recurrir? ¿Quién seria capaz de curar sus nervios sin dejarlo en cama una semana? La respuesta llegó con tal facilidad a su mente que se sorprendió de no haberlo pensado antes. Había una persona en ese castillo capaz de entregarle una poción reponedora sin preguntas incómodas y en una de esas hasta de arreglar su problema con el entrenamiento, era casi demasiado bueno para ser cierto.

Corrió a toda velocidad por los pasillos esperando que el profesor de pociones hubiese ya acabado de desayunar y que estuviese en su salón en las mazmorras del castillo. Tanta era su emoción que casi choca con la puerta al llegar.

Respiró hondo y tocó dos veces, luego una voz calmada le indicó que pasara.

-¡Arthur! Qué sorpresa…pasa…pasa...Toma asiento… ¿Qué te trae por aquí?

El chico algo incómodo hizo lo que se le pedía y se dejó caer sobre una de las sillas cercanas a la mesa del profesor cuidando no tocar los calderos y vasijas de contenidos no identificados que llenaban el lugar

-Pues necesito pedirle un favor, señor

-Por supuesto muchacho, ¿para que estamos los maestros si no es para ayudar?

Arthur se relajó un poco y le relató a grandes rasgos sus problemas, con cualquier otro profesor se lo habría pensado dos o tres veces antes de preguntar por una cosa así, pero había sido uno de los favoritos del maestro desde el momento en que había puesto un pie en el castillo lo que si bien era molesto la mayor parte del tiempo, tenia sus ventajas.

-Pero si no es nada que no se pueda arreglar… te sorprendería la cantidad de alumnos que llegan a mi con esa clase de problemas- Había sido toda su respuesta, luego de su maletín había extraído una pequeña bolsa de tela con tres pequeñas botellas en su interior- Pócimas para relajarse, dormir y despertar el apetito…con esto deberías estar bien, siempre y cuando no las uses más de una vez al día, no queremos que quedes inconsciente sobre tu escoba y te lastimes.

-Se lo agradezco mucho, señor

-No es nada, encantado de ayudar a un buen alumno como tú-sus ojos se desviaron hacia un lado como si de repente hubiese recordado algo importante- por cierto, los jefes de casa lo hablamos y quizás nos excedimos un poco al cerrar el campo y se nos ocurrió que Gryffindor podía entrenar hasta las 7:30 y luego la cancha es nuestra.

-Supongo que es mejor que nada-aceptó resignado, ambos sabían lo mucho que necesitaban el entrenamiento.

-Será mejor que te vayas a clases Arthur, no querrás llegar tarde…y entrenen duro, me gustaría tener ese trofeo de vuelta en mi oficina lo más pronto posible

-No se preocupe, así será-prometió aunque realmente estaba lejos de creerse capaz de lograrlo.

No era que su equipo fuese malo, todo lo contrario, eran excelentes pero el ultimo partido contra el de los leones había constituido un día oscuro en la historia de Slytherin y quizás la derrota más humillante en de la introducción del quidditch en la escuela.

Todavía le dolía el rostro al recordar como nada más comenzar el partido una bludger había impactado en su cara con tal fuerza que había resbalado de la escoba. Había sido un milagro que no se hubiese roto alguna extremidad ese día.

Sin embargo quería ser optimista, es decir, si aquel día que había comenzado tan horriblemente se había arreglado con semejante facilidad entonces ganar un juego no parecía tan difícil, aun cuando debía enfrentarlo a ÉL.

Casi suelta un gruñido cuando lo vio caminado hacia él, debía haberlo invocado o algo por el estilo al recordar aquel día. Todo el bienestar que lo había inundado al abandonar la oficina del profesor se esfumó al enfrentarse a la verdadera razón de su insomnio.

Alfred Jones, golpeador de Gryffindor y un verdadero dolor de cabeza tanto dentro como fuera de la cancha

-Kirkland- saludó secamente y con el desagrado a flor de piel

-Jones- respondió con la misma actitud esperando poder seguir su camino sin más, sin embargo el otro no parecía de humor para dejarlo en paz

-Dime ¿te sientes capaz de mantenerte sobre su tu escoba este año?

-¡Repite eso!-se dio vuelta molesto y en menos de un segundo lo tenía contra la pared y le apuntaba con la varita al cuello

-No es una actitud muy propia de un prefecto, Artie

-Tampoco es una respuesta muy valiente para un Gryffindor-contestó con un dejo de superioridad decidiendo dejar pasar lo del estúpido diminutivo. Sin embargo igualmente lo soltó.

-Al menos no soy una serpiente traidora y doble cara-cada palabra parecía cargada de veneno, la intención de Alfred era herir a su oponente y para mala suerte de Arthur, comenzaba a lograrlo.

-Te arrepentirás…de cada palabra… esta vez serás tu quien pase 3 días en la enfermería

-¡Ja! Quiero verte intentarlo

-No llores cuando pierdan la copa

-Pareces muy seguro para alguien que no logró acabar el ultimo partido

-estaba distraído, esta vez no me alcanzaras

-¿Apuestas?

-¿Cuánto quieres perder?

-El dinero es muy aburrido, niño rico. Pensaba más en algo como que quien pierda el juego deberá hacer todo lo que el otro le pida por un día, ¿te parece?- lo miraba directo a los ojos, con el desafío claro en el rostro. Alfred sabia lo que hacia. Arthur era demasiado orgulloso para rechazar.

-Tienes un trato, Jones. Espero que disfrutes ser mi esclavo

-Creo que yo debería decir eso

Ambos continuaron su camino maldiciendo al otro por lo bajo y jurándose a si mismos que ganarían ese partido costase lo que costase.

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Creo que lo he mencionado antes pero amo Pottertalia y por eso estoy aquí con este nuevo fic

Como siempre espero que les haya gustado, planeo subir el segundo y final capitulo mañana.

Nos olviden dejar reviews, ¡Bye!