Jueves. Uno de esos múltiples jueves, en que Hermione Granger llevaba al parque a su hija Rose. Allí se encontraron con todo de hinchables, globos, y un pastel enorme.

-Mama por cierto, me olvide de decirte que hoy era el aniversario de Julliet, Que pena que no tengamos regalo ¿no?

-No te preocupes, que su madre me avisó y ya le compre uno yo. Ten dáselo.

-No quiero, es tonta.

-Rose, si te portas bien te comprare un helado cuando nos vayamos.

-Tendrá que ser doble.

Rose se fue caminando hasta una niña rubia con trenzas que estaba al lado de un montón enorme de regalos. Ella al verla sonrió.

-Buenos días Rose, te presento a mi nuevo novio Scorp.

-Niña, déjalo ya, no saldría contigo ni por todos los galeones del mundo. No seas pesada.- Le sacó la lengua.

-¿Qué son galeones?- Preguntó, antes de entender lo que el chico le acababa de decir.

-Pues que va a ser, monedas. A veces creo que tu cabeza solo sirve para hacerte esas adorables trenzas Juliett.- El rubio sonrió y por primera vez miró a Rose. Sus ojos eran grises, profundos.

-Tú sí que me caes bien. ¿Quieres venir a los columpios?

-Vale

-No podéis hacer esto, es mi cumple.- La niña se puso a llorar como una histérica Rose se encogió de hombros, y se fue a un hinchable en el que no había nadie. Scorp, se quedó por la mirada que le dio la madre de Juliett, y Hermione, que lo había visto todo, intentó consolarla. Pero hubo un detalle del que no se fijó nadie, que Rose se había ido justamente a un hinchable que no estaba del todo hinchado, y cuando ella entró, se empezó deshincar por su peso. No se fijó nadie excepto una persona con unos ojos grises como los de Scorp. No tuvo tiempo de avisar. Simplemente gritó, mientras salía corriendo hacia allí. Todos los presentes giraron la cabeza hacia allí. Hermione casi se desmaya al ver a su hija entre todo ese plástico que la estaba ahogando. Ni siquiera se fijó en que había alguien ayudándola. Hasta que ese alguien salió con la niña en brazos.

Todos fueron corriendo hasta él.

-¿Cómo lo ha hecho?, ha parecido casi obra de magia señor Malfoy

¿Malfoy? Hermione se volvió a quedar en shock.

-¿ Malfoy?- volvió a repetir pero en voz alta.

-Hola Granger, ¿Cuánto tiempo no?- Eso fue todo lo que oyó antes de desmayarse.

Abrió los ojos, y notó que estaba estirada sobre césped.

-Hermione, ¿ya se encuentra bien?

-¿Que ha pasado?

-Se debe haber mareado del miedo, cuando el señor Malfoy ha rescatado a su hija.

-Deje que se recuperé señor Cantall, yo me ocupó de ella, vayan y disfruten del cumpleaños de su hija.

Los padres de Julliet se fueron, y me quedé a solas con Malfoy.

-¿Porque lo has hecho?

-¿Salvar a tu hija?

-Si

-No lo sé, no he tenido tiempo de pensar, supongo que lo habría hecho por cualquier niño.

-Gracias- lo dijo tan bajito que Malfoy se echó a reír.

-No te he oído

-Pues ve al otorrinolaringólogo.

-¿Al otoque?

-Al médico de las orejas. – Le respondió una voz aflautada

-Granger tu hija es igual que tú, sin ofender.

-¿Mama, porque te llama Granger? Su nombre es Hermione señor Malfoy. -Se miraron un momento incomodos, claramente, nunca hubieran esperado encontrarse y que sus hijos les hicieran esto.

-De acuerdo. Hermione ¿te ves capaz de llegar a tu casa?

-Pero papi, tu siempre dices que los Malfoy somos caballerosos, no podemos dejar que se vaya sola. Las podemos invitar a cenar porfi.- Scorp puso ojitos de gato del Shreck, y Rose empezó decir "si si si, porfi mami". Los adultos se miraron un momento.

-Mi casa es grande, tengo habitaciones de sobra. Si os queréis quedar a cenar y dormir, no hay problema.- Hermione le miró con el ceño fruncido, porque le acababa de dar la decisión final a ella.

-¿I a tu mujer no le importará?

-Mama este en el cielo- respondió Scorpius- Pero papa dice que nos cuida desde allí arriba.

-Lo siento Malfoy, no lo sabía.

-Tranquila, no podías saberlo.

-De acuerdo, pero mañana nos tenemos que levantar temprano, porque Rose tiene escuela y yo trabajo.

-¿Hay escuelas antes de Hogwarts?- Malfoy lo miraba confundido.

-Sí, escuelas muggles en las que les enseñan a escribir y todo eso.

-Me lo cuantas por el camino. Tengo el coche aparcado allí mismo. Hermione vio que había un BMW aparcado.

-Como no. ¿Y desde cuando tienes coche? No te parece un cacharro inútil despreciable- le preguntó con ironía.

-Granger, la gente cambia, bueno es más fácil hacer negocios con los dos Mundos.

Cuando estaban a punto de entrar al coche Rose se paró en seco.

-Mama, me tienes que comparar un helado doble

-¿Qué?

-Me lo prometiste, me dijiste que si me portaba bien me comprarías uno.

-¿En serio Granger? Sobornando a tu hija.

-Pues a mí papa me prometió una escoba de carreras.

Hermione alzó una ceja.

Si realmente tú eres el más adecuado para hablar.

Decidieron ir a cenar en un restaurante, y después ir a una heladería.

Estaban pidiendo el postre cuando dos personas bastante conocidas por Hermione entraron al restaurante muy juntitos. Y para mala suerte, Ronald Weasley también la vio a ella.

-Mierda- susurró tan bajo que solo Draco la pudo oír. Se giró y también los vio.

-¿Pido la cuenta?

-Si por favor.

Pero Ron ya se acercaba a esa mesa.

-Hermione, ¿se puede saber qué haces con el hurón? Y quién es ese, el mini hurón, no voy a dejar que mi hija se relacione con semejante basura.

-Yo no soy tu hija- Le contestó una voz aniñada muy furiosa.- deje de serlo cuando le empezaste a hacer daño a mamá. Y Scorp es mi amigo, no te metas con él.

-Ni tampoco con mi papá. No sé quién te habrás creído que eres- dijo empleando su tono más Malfoy, pero con una voz muy infantil, que hicieron sonreír a Hermione.- para hablar así de personas que no te han hecho nada.

-Sabras tu enano albino, tu padre aquí presente insultó durante toda su…

-Ronald Weasley, te voy a dejar muy clara una cosa- dijo Hermione levantándose poco a poco de la silla hasta quedarse en frente de su ex marido.- No voy a permitir que insultes a nadie delante de su hijo, ni que interrumpas nuestra cena con tus estupideces, ni que insultes a Scorp. Así que adiós.

En ese momento apareció el camarero con la cuenta, Hermione dejó un billete sobre la mesa y se marchó con Rose de la mano, y haciéndole una seña a Draco de que se fuera con ella. Salieron del restaurante con una tensión palpable, así que decidieron dejar el helado para otro día e irse cada uno a su casa, pero Rose insistió tanto que al final Hermione la dejó irse con Malfoy diciéndole que la pasaría a buscar al día siguiente.

Cuando Hermione llegó a casa pensó en lo que había sido su relación con Ronald Weasley. La esperada por todo el mundo, Ron le pidió matrimonio. Hermione le dijo que si, sin dudarlo, y todo fue más o menos bien. Hermione se quedó embarazada antes de que se casaran, y la boda fue apresurada, y hecha para y por Ron, es decir, que todo fue pensando en él, los decorados, no le gustaban a ella, pero según la señora Weasley a Ron le encantarían. Lo mismo con el menú y con casi todo. Incluso el vestido. Duró cinco años su relación, hasta que Hermione no soportó más las discusiones, los gritos, y las infidelidades de Ron. A decir verdad, seguramente ella también tenía parte de culpa, pero el resultado fue el divorcio. Ron ni siquiera le disputó la custodia de Rose. Y pensando en eso se durmió.