Disclaimer: Death Note y sus personajes no me pertenecen a mi si no a sus respectivos autores Tsugumi Ōba y Takeshi Obata.

La luz de la luna entraba por la ventana, iluminando apenas una mesa en donde había una persona, estaba sola, al parecer esperando a alguien. Prendió dos velas que estaban en el centro de la mesa.

Era una mujer, rubia, de aproximadamente veintitrés años, suspiró y comenzó a servir la cena.

La silla que tenía enfrente era iluminada por la luz de la luna, puso un plato delante de esta y esperó. Nada ocurrió y se dispuso a servir en su plato.

Comenzó a comer despacio, como esperando a que llegara su caballero de armadura brillante como solía decirle.

Pasaron dos horas y su plato con la comida ya fría iba a la mitad, se limpio la cara con una servilleta y miro fijamente el lugar vacío.

En la silla seguía fija la luz de la luna, la cual solo le recordaba cada vez más su ausencia, hacia menos de un mes que había partido del mundo en el que vivió dejándola sola.

Bajó la vista y comenzó a llorar, lo amaba demasiado como para dejarlo ir. Aunque la mayor parte del tiempo la dejaba sola debido a su trabajo…

"Atrapar a Kira es mi trabajo, y no descansare hasta que lo atrape, Misa, después de que todo termine nos casaremos."

Recordando esas palabras se sumió mas en su dolor, eso ya no era posible, aunque él atrapó a Kira al final, le costó la vida y el futuro que tenían juntos.

-Co...Mo... lo odio… -dijo con rabia entre sollozos

Durante algún tiempo ella le profeso admiración a Kira, hizo justicia al matar a aquel criminal que exterminó a su familia, eliminó a aquel tipo que deseaba matarla para tenerla.

Pero ahora, le tenía odio, por su culpa perdió a su pareja, perdió su futuro junto a él, perdió todos aquellos momentos que pudieron ser felices.

Repudiaba el mundo en el que vivía ahora, todo giraba, aún después de su muerte alrededor de Kira, mucha gente visitaba su tumba, la tumba de un asqueroso asesino, la gente rezaba por aquella persona que hizo justicia a todo el mundo, le llevaban ofrendas de todo tipo, incluso se habló de crear una religión para honrarle, según la gente, su sacrificio.

Mientras nadie hacia caso de la tumba del oficial de policía que lo atrapó, Yagami Light quien murió al atraparlo. La gente pasaba por la tumba de su amado diciendo:

"Esa es la tumba de un maldito, quien privó al mundo de nuestro dios Kira, por culpa de este hombre, nuestra divinidad nos abandonó y nos dejo en incertidumbre, no se merece ni tener un pedazo de tierra en este cementerio, esta tierra en la que reposa nuestro dios"

Eso la hacia enfadar, a veces deseaba estar muerta también, para no tener que oír nada sobre Kira, para ya no sufrir más. Para estar de nuevo al lado de Light.

Estaba cansada, se levantó de la mesa sin recoger los platos, se dirigió a su cuarto.

Ya no quería pensar más, quería escapar de la realidad, quería un mundo donde solo estuviera ella y su amado, nadie más.

Se recostó en su cama, aquella cama en la que lo amaba en cuerpo y alma.

Acarició las sábanas extrañándolo cada vez más.

Comenzó a desvestirse hasta quedar solo en ropa interior, se tapó con las sábanas, esperando a que su amado llegara y se las quitara.

Miró por la ventana de aquel cuarto, donde la luna parecía observarla.

Ella sonrió ligeramente y susurró:

-Sabría que vendrías, feliz día de San Valentín.