Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos."

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

Pablo Neruda, Puedo escibir lo versos más tristes esta noche (Fragmento)


Kyoko, chica despreocupada de sus oficios, enfocada en su pasión como ninguna otra persona, correr. Correr durante las noches, solas, escuchando ese motor rotativo, era lo único que la tranquilizaba. Ella pensaba siempre en él, se preguntaba muchísimas cosas, lo extrañaba. Había ya pasado un año desde aquel encuentro no tan fortuito donde fue rechazada por aquél, su "alma gemela", corredor también de un rotativo, color chillante amarillo.

Recordaba con rencor y sus ojitos llenos de sueños ese día, en que abrazada de él lloro, y le dolía. Le dolía no poder estar con él, por la barrera que le crearon. Se preguntaba siempre, qué había cometido mal, qué había hecho para merecer una obsesión capaz de durar tanto tiempo, y a pesar de que era consciente de que ella no era culpable de nada, simplemente no se explicaba no había química.

Y Kyoko, así seguía pensando todos los días, hasta el momento de pisar el acelerador y escapar de todo.

Una de sus principales dudas era, que si lo que ella en verdad sentía era amor u obsesión. Desbancando los conceptos de la sociedad, creía que la obsesión era la forma más pura e innata de expresar el amor, tanta pasión en sus manos sin tener a quién darla, retenida...

Pasaban los 365 días del año en aquel paso de Saitama, mientras su sueño seguía residente en Akagi. Y siempre pensaba en él...

Un día de tantos, Keysuke, su cariño, recibió una llamada. Tomando aire, contestó. Era ella, inspirada, su voz nerviosa, con la respiración de irregular ritmo. Le dijo:

"Keysuke, tengo tiempo ya pensando en ti, todos los días, desde aquel en que me llevaste en el auto de tu hermano, a toda velocidad bajando el paso de Akagi. Te extraño aunque nunca viniste a mi, y me muero por estar contigo"

-Kyoko, ya no da cabida eso. Project D ha terminado y han entrado mis estudios universitarios en juego. -Decía él, con melancolía y lástima- Por más que te quisiera, no podría estar contigo, pero de por si, no es así. Perdóname...

-¿Qué hice mal, mi cariño?

-Nada, fue solo la química. No la tuvimos. No sufras por mi más, que yo no lloro por tí.

-Amor, es imposible, estoy rendida a tus pies.

-Por favor, no rompas el estereotipo, que eso generalmente lo tendría que decir yo

-No digas idioteces. Tan sólo te quiero, te quieroooo. ¿Acaso es tan difícil entenderlo?

-¡Dios, sí que lo es! Por favor no sigas, que no tengo idea que me ves. Creo que despues de todo esto, un amor entre nosotros sería una farsa muy frágil

-¿Qué acaso tu también has sufrido por alguien?

-Es de humanos. Déjalo así, por favor, que no valgo la pena. Te pido, no me llames si no es para decirme que me has olvidado, porque, después de esta llamada recordaré que estas allí para mí. Te agradezco con mi alma el gesto, pero no...

-Amor...

Y él colgó...y se ha repetido la historia de hace un año. Ella llora y llora, pero esta vez encerrada con su soledad, sin estar entre los brazos de aquél amor platónico...