Disclaimer: YOI no me pertenece, siguiente pregunta.

Importante: Segundo aporte a la #JJStyleWeek – Prompt: "July 9th: Favorite Ship"

Como esta es mi pareja más que favorita, OTP por la vida, en vez de hacer un drabble/one-shot, es una colección de OneShots de JJBek x Japanese Clothes en tres universos alternativos.

Este capítulo en específico tiene relación con otro trabajo que también tengo para la #JJStyleWeek: "Amigos" que se encuentra en mi perfil.

Resumen del One-Shot:

Ya estaba claro que no importaba lo que se pusiera, con todo se vería bien. Pero eso no significaba que quisiera compartirlo con el mundo. Incluso ahora que se encontraban en esa feria llena de gente, sus ojos no podían evitar mirar de vez en cuando a esa figura que se movía animada por todos lados, no aparentando la edad real que tenía…

O como amar al Rey en todas las posibles formas... Por Otabek Altin.


YUKATA
JJ (Male) x Beka (Male) - Rated T


Era el único diferente, siempre se aseguraba de serlo. Y por eso mismo destacaba más de la cuenta. Incluso ahora que se encontraban en esa feria llena de gente, sus ojos no podían evitar mirar de vez en cuando a esa figura que se movía animada por todos lados, no aparentando la edad real que tenía.

Fue gracias a que lo observaba a cada tanto que notó como unos jóvenes mayores comenzaban a ponerle demasiada atención y su ceño se fue frunciendo. Por poco pierde la coordinación en uno de los juegos de la feria en el que estaba participando cuando observó como esos chicos se terminaron acercando al chico para hablarle.

–¡Beka! ¡No pierdas! –el grito de su amigo le hizo salir de su estupor y se dedicó a ganar ese ridículo juego de destreza contra otro de los patinadores.

Habían salido ese día como grupo, solo patinadores y algunos conocidos, invitados a participar en la feria, ya que el evento justo había coincidido con una celebración nacional del país donde estarían haciendo la presentación ese año.

–Yura… Toma –le entregó el premio, un tigre de peluche y el chico se abrazó al mismo antes de ir a mostrárselo a su abuelo que había accedido a viajar con él tan lejos.

Otabek no lograba estar tranquilo. Al menos su yukata no era tan molesta como para impedirle caminar pero si tenía que dar pasos cortos y para peor, había perdido de vista a su objetivo. Con el ceño fruncido se desplazó por el lugar, tratando de enfocar a la presencia que le había tenido encandilado por más tiempo del aceptable antes. ¡Pero no lo encontraba!

Casi había perdido la esperanza en su búsqueda, tal vez el joven se había ido al hotel antes. Tampoco es que fuera muy bueno siendo amigo de otros patinadores y sus padres se habían quedado descansando luego del viaje, sí, tenía sentido que hubiera regresado al hotel antes. Trató de sentirse más tranquilo con eso cuando unas risas le llamaron la atención. Por su lado pasó el grupo que hablaban y hacían caras extrañas, mofándose de alguna broma que solo ellos entendían.

Su mirada se ensombreció. Sus pasos se fueron todo lo rápido que se podía en la dirección de la que había aparecido ese grupo de idiotas y no tardó en enfocar la figura conocida. Solo que en vez de estar divirtiéndose por allí, se encontraba sentado cerca de un árbol con la mano en un pie.

–¿Jean…? –lo llamó cuando estuvo a pocos pasos.

De cerca era más preocupante. Su cabello parecía desordenado y la bonita yukata blanca tenía varias arrugas y estaba fuera de lugar. Podía atisbar el inicio de uno de sus hombros desde su posición y la vista era demasiado sugerente para estar así en un lugar público. Cuando el rostro del chico se giró a mirarlo, al ver sus ojos directamente, pudo entender que el otro había estaba llorando y sus deseos de golpear cosas y mejor dicho, personas, aumentaron con rapidez.

–Ota… bek… –el canadiense lo miró algo perdido pero logró sonreír y se secó rápidamente los ojos, seguro no era la imagen que quería que vieran de él.

–Jean… ¿Qué pasó? –preguntó agachándose a su lado.

–N-nada… Solo unos chicos, no muy graciosos, sí… No entendí bien lo que decían –negó con la cabeza y mantuvo apretado su pie con la mano.

–Jean… ¿Dónde está tu otra sandalia?

El chico guardó silencio y eso molestó al doble al kazajo. Pero luego de esos segundos iniciales de enojo, se dedicó a ordenar de nuevo el cabello de su antiguo amigo y también le arregló sobre el torso los trozos de tela. Podía sentir la piel firme abajo pero prefirió no dejar volar su mente en un momento así.

–Lo siento, Otabek… –susurró el chico dejándose hacer y recibió un gruñido de respuesta.

–¿Qué te pasó? ¿Te hicieron algo más? ¿Puedes caminar? –preguntó finalmente mientras terminaba de quitar el polvo de la mejilla húmeda del chico.

–No es eso… –bufó el rey y apartó la vista.

–Jean… ¿Por favor? –pidió y le forzó a mirarlo acomodando ese rostro frente al suyo con las manos.

–O-ota… –no terminó de completar su nombre pues un sollozo se le escapó.

El kazajo terminó sentado en el piso cuando el otro se lanzó a abrazarlo por sobre los hombros mientras lloriqueaba otro tanto. Altin suspiró y le acarició la espalda y el cabello esperando que se calmara de una vez o su instinto violento sería peor. No contra él por supuesto, sino contra esos idiotas que ya tenía grabados en su mente.

–D-dijeron que habían juegos más divertidos en otro lugar… Así que fui con ellos. P-pero solo querían ver si era realmente un chico y… t-también dijeron que el blanco es para las novias… y el rosa es de chicas y… y perdí mi sandalia cuando corría lejos.

El relato fue peor de lo esperado. Otabek se tensó por completo y apretó entre sus brazos al joven que se mantuvo aferrado a él mientras lograba detener su llanto.

–Quiero ir a casa… –susurró Leroy y Beka tuvo el claro recuerdo de algo que había pasado años atrás, cuando eran apenas dos adolescentes en una tierra extraña.

–Jean… Quiero que esperes aquí, ¿Sí? –pidió y lo soltó con cuidado.

Lo vio asentir a pesar de tener el miedo grabado en los ojos y rápido se movió por su cuenta, cuando regresó traía un nuevo par de sandalias, de un rosa algo molesto pero al menos combinaban con el atuendo del otro.

–Tu pie…

–¡Otabek!

–¡Tu pie!

Luego de una breve pelea de miradas, el canadiense movió los pies para dejarle anudar sus sandalias nuevas y el kazajo no pudo evitar una ligera risa cuando notó la emoción en los ojos ajenos. Por supuesto que podía leer esas miradas de cachorro, que las ignorara de vez en cuando no significaba que lo hubiera olvidado.

–Vamos, de pie. O tendré que llevarte en brazos –amenazó y le ayudó a incorporarse.

–No tienes suficiente fuerza –balbuceó JJ mientras se levantaba acomodando su ropa.

–¿Quieres probar? –tanteó el motociclista y al ver en vivo el sonrojo del rey de la pista canadiense sintió que había ganado algo.

Ya de pie y en toda su estatura, estaba claro que Otabek no era precisamente quien podría cargar al otro, pero a pesar de la altura, en ese yukata blanco, con todo y manchas, se veía delicado y hermoso. Demasiado para andar a solas en una feria. Así que sin dudarlo mucho, tomó la decisión sin preguntar. Lo jaló del cinturón rosa que había escogido el otro y apegó sus labios a la base del cuello del canadiense.

–¡Otabek! –chilló el joven patinador.

Lo sintió estresarse bajo su tacto, su succión fue rápida y firme, lo suficiente para dejar una notoria marca allí donde no sería capaz de ocultarla. Y tuvo que alejarse cuando se dio cuenta de lo mucho que le gustaba como olía el otro joven, y de lo adictivo que era tener esa piel para saborearla.

–¿Qué me hiciste? N-no es correcto… –reclamó cubriéndose el cuello con un sonrojo latente en las mejillas.

–Es una medida de protección Jean –aseguró con su usual expresión seria. Aunque el inicio de una sonrisa se marcaba en la comisura de sus labios.

De la mano lo llevó pues el otro cojeaba un poco pero pronto pudieron retomar un paso tranquilo y le compró unos dulces de los que vendían. Cuando se le ocurrió preguntar sobre Yura, el kazajo murmuró algo de que estaría bien con su familia, lo cual era cierto. Además, él sabía que Plisetsky sabía bien cómo defenderse y estaría con Katsuki, Nikiforov, su abuelo y Feltsman, nada iba a pasarle a él.

Costó varias vueltas pero JJ pareció recuperar poco a poco su habitual ánimo y hasta se olvidó de ocultar la marca que llevaba en su cuello, mucho mejor así, pensó el kazajo todavía sosteniéndolo de la mano.

–Otabek… ¿No piensas soltarme? –preguntó luego de recorrer varios puestos el chico.

–Medidas de protección extra, Jean.


Notas Finales:

Sé que debo fics, pero la JJStyleWeek es importante para mí, así que aquí me tienen procastinando con otras cosas en vez de terminar lo demás. No se preocupen que de todos modos continuaré The Only One y Wendigo.

Desde ya, avisando que el siguiente cap es un AU de JJ (Hombre) x Beka (Mujer) y así sucesivamente. Porque el amor de estos dos no conoce de fronteras.

Gracias por leer y todavía más gracias si comentan!

Saludos