Se daba el crepúsculo, la oscuridad había sido desplazada por el sol resplandeciente, todo era tan fugaz, efímero, al igual que la sonrisa que pronto desaparecía de su rostro al darse cuenta que a su mente llego un recuerdo desagradable.
Decidí salir de mi hogar para realizar la caminata rutinaria, debía encontrarme con los integrantes del equipo siete, doble unas cuantas calles y seguí mi andar hasta visualice un gato negro de pocos meses de nacido, me agache, pero vi algo curioso, sus ojos son del mismo color que los míos, jade.
-Ya sé, vendrás a mi casa-hablo alegre y entre sus brazos cargo a su mascota.
-Sakura..-un hombre de tez blanca, peliblanco-¿A dónde vas?
-Tengo que llevarlo a casa, ya regreso Kakashi-sensei-apresurada corrió
Se encontraba a unas pocas calles para tomar el desvió hacia su casa, pero cierto pelinegro con destellos azules la detuvo.- Sa-ku-ra-hablo lentamente, observando al felino que la joven llevaba en los brazos.
-Sasuke-kun, debo llevarlo de regreso así que…- la frase incompleta, pero más allá de ello, el la tomo entre sus brazos antes de que su cuerpo tocara el frio suelo. La chica se desmayó, él la tomo y sin dudarlo se la llevo.
Desperté lentamente, tratando de ubicar el sitio en el que me hayo, me era desconocido, la cama no era mía, el color nada parecido. Pero una foto si lo fue, el equipo siete al inicio: Naruto, Kakashi, Sasuke y yo…
La puerta se abrió, el sonido me asusto, pero quien entro me sorprendió
-Sasuke ¿Dónde me encuentro?- la intriga y confusión se reflejaba en mis ojos.
-En mi casa-hablo serio con la voz gruesa, algo no andaba bien ¿Qué le ocultaba la chica?
-Debo irme-hablo sin dudar ella, tomo a su mascota, se preparó para salir, él la jalo del brazo que tenía libre y acaricio su mejilla con la yema de los dedos. Ella bajo al gato, dejándolo en el suelo para encarar a azabache.
-Me ocultas algo que al parecer es importante-Dijo él, ella levemente se ruborizo y le sonrió.
- Sasuke-kun no debes preocuparte-
-Esto ya paso varias veces, sabes que no estás bien-Su tono era de notoria preocupación, tomo un mechón rosa entre sus dedos y lo llevo hasta su nariz, el cabello de la kunoichi había crecido considerablemente llegándole hasta la cintura, lo olfateo, cerezos y fresas – Se honesta conmigo.
-Como prefieras, solo tómalo con calma…pero primero responde lo siguiente-La joven de 18 años tomo oxígeno, soltó un suspiro y buscó la mano del azabache que al instante la unió con la suya, semblante serio, él chico más atractivo de Konoha, su novio, busco su mirada, pero al encontrarse sus sentimientos brotaron, pero antes de responderle planteo dos extrañas preguntas.
Él la miro extrañado pero asintió
-Sasuke-kun… ¿Me quieres? ¿Me extrañarías si me fuera lejos?- Ella anhelaba su respuesta, la intrigaba saber que sentía él.
-Te quiero, más de lo creía poder y si fueras lejos te encontraría.-Hablo seguro
Sakura empezó rápidamente a llorar, lágrimas de felicidad y de tristeza, por lo menos sabe que significa algo para él.
-Gracias- Limpio sus lágrimas rápidamente-En un principio quería comentártelo… Pero no me atreví
-Sakura ¿está embarazada?-Se apresuró a decir el azabache con una sonrisa en los labios. Ella negó y le pidió atención.
-No, Sasuke puede que eso parezca yo…-una lagrima broto de sus ojos color jade- hace un tiempo el doctor me realizo unos exámenes y resulta de que padezco insuficiencia cardiaca-las lágrimas caían unas tras otras, pero Sasuke estaba perplejo, decidí continuar-Puede que en algún momento mi corazón deje de latir y…-
Beso, él beso a la peli rosa, su amiga, su novia, su amante. Mordió su labio inferior provocando que abriera su labios e introdujo su lengua en su boca, ella correspondía intensa, fogosa, transmitiendo no solo su deseo, sus sentimientos. Ambos lucharon internamente al sentir su roce, pero se separaron.
-No lo digas-hablo el joven ojos ónix serio susurrando aquellas palabras al oído de la persona que alguna vez considero molesta, ahora el problema solo era que se había acostumbrado tanto a ella, su cabello, su aroma, su sonrisa, sus labios y su calor que no sabría cómo seguir adelante sin ella, su flor, su mujer.
-Promete cuidarla ¿si?-él la tomo y rodeo con sus brazos-
-Sí, después de todo, es igual a ti-
