Disclaimer: Todo esto es del universo Marvel y de mi adorada Ireth Vardamir Stark, yo solo juego con sus juguetes.

Nota de Autor: Un pequeño retazo de Joseph Anthony Rogers Stark de regalo para Meiga Stark. Echa un vistazo a tu niño.


Estaba enfadado. Cualquiera podía verlo. Pasaba hecho una furia por los pasillos de la academia Little Avengers. Los que se cruzaban con él, procuraban apartarse de su camino, ya que cuando Joseph Rogers estaba enfadado... era mejor salir de su camino.

-Joey, ¿ha donde vas? -pregunto Anna al llegar junto a su gemelo.

-A casa. Estoy harto. -contesto cortante.

-A papá no le gustara que te saltes clases. -le contesto tratando de pararle.

-Me da igual, tú haz lo que quieras. -dijo girándose a mirarla. -Nos vemos en casa.

Le dio un beso a su hermana y salió de allí aun enfadado. Subió en su moto y aceleró, poniendo rumbo a su casa. Estaba harto de todo y de todos. Odiaba el hecho de tener que irse a dormir muchas noches sin saber si al día siguiente seria huérfano o no. Estaba harto de que sus padres defendieran al mundo y al país que en un abrir y cerrar de ojos podía darles la espalda. Y lo que más odiaba es que la gente parecía esperar lo mismo de él. Iron América, como solían llamarle. Estaba harto. "¿Cómo esperan que defienda a un país de hipócritas?"

Con esos pensamientos llego a su casa, tirando la mochila al llegar y yendo directamente al gimnasio. Si a su padre le funcionaba el pegar puñetazos a un saco, porque no a él. Quitándose la chaqueta, colgó un saco y, sin protecciones, comenzó a dar puñetazos.

Al cabo de unas horas, con los puños en carne viva, jadeando y cansado, pudo pensar con más claridad. Seguía pensando los mismo, pero sus padres le habían enseñado bien. Era la próxima generación de Vengadores, y no faltaría en su misión. Aunque esta fuera salvar y proteger a un mundo de hipócritas.

-Deja que vea tus manos, bobo -escucho la voz de Anna tras él.

Girándose, la miro y sonrió al ver como llevaba un botiquín en las manos. Nadie le conocía mejor que Anna. "16 años juntos es lo que tienen." Se sentó en uno de los banquillos y dejo que su hermana le curará las manos.

-Eres un bestia, solo a ti se te ocurren hacer estas cosas -suspiro su hermana. -Volverán pronto y si te ven así se preocuparan... Y no es bueno que se preocupen, Joseph.

Suspiro. Sabia que su hermana tenia razón.

-Lo se, Anna. Para cuando lleguen estaré cómo siempre y si tú no dices nada, nadie se enterara de esto.

-Eso es lo que me preocupa a mi. -murmuró mirándole seriamente.

-No tienes por qué. -Se levantó y le dio un beso en la frente a su gemela. -Gracias por las vendas.

Y con esas palabras, se fue directo a su habitación, dejando a su preocupada hermana allí.