El amor es un sentimiento muy fuerte que suele ser muy hermoso y muy afortunadas son las personas que lo experimentan y se enamoran. Pero… ¿sigue siendo igual si la otra persona no siente lo mismo? No, no lo es. Porque siempre que sentimos amor, deseamos ser correspondidos, y es muy triste cuando no sucede. Eso mismo le sucedía a cierto rubio y ojiazul integrante de Akatsuki. Su nombre… Deidara. Su problema… estaba enamorado… Pero esa persona no le correspondía. O eso es lo que creía él.

-"Soy un baka, uhn… Es muy obvio que él no me quiere… Y siendo sinceros, ¿quién lo haría después de todo lo que le hice? ¿Cuántas veces intenté deshacerme de él, mandándolo a volar con una explosión, uhn…? Ni siquiera él podría sentir algo por mí después de todo eso… Aunque… me gustaría siquiera poder decírselo, tal vez… ¡No, nunca, uhn! ¿Qué tal si se lo digo y no vuelve a hablarme? Eso sin lugar a dudas arruinaría todo y yo… lo perdería para siempre… ¡Demonios, ¿qué rayos se supone que debo hacer, uhn?!" –todo eso pensaba nuestro joven y preocupado amigo, recostado contra un frondoso árbol cercano a Akatsuki-cueva.

-¡Eh, Deidara-chan! ¿Qué haces aquí?- una fuerte voz sacó al ojiazul de sus pensamientos, haciéndolo levantar la vista hacia el recién llegado.

-Hidan… ¿qué te sucede ahora, uhn? –interrogó, suspirando resignado.

-¿Eh? ¿Qué te sucede, Dei-chan? ¿Por qué tan triste? –respondió el inmortal, sentándose a un lado del rubio y mirándolo con curiosidad.

-Uhmm, nada… Estoy bien…-dijo Deidara con una sonrisa forzada y carente de alegría.

-No es verdad, yo te conozco… Sé que algo tienes… -contestó Hidan, mirándolo con algo de preocupación.

Deidara suspiró nuevamente y pensó:

-"Hidan es un buen amigo, quizás podría darme algún buen consejo para ayudarme con este problema. Y, además, siento que si no se lo cuento a alguien explotaré como mis esculturas de arcilla, uhn…"

-De acuerdo… Supongo que a ti no podré ocultártelo, ¿verdad? –dijo finalmente, sonriendo con suavidad.

-Ciertamente…-sonrió el ojivioleta- ¿Y bien? ¿Qué ocurre? Sabes que puedes confiar en mí.

-Está bien, uhn… Yo… ehhh, n-no se bien como decirlo, demo… eeehh…-titubeó el ojiazul.

-Vamos, Dei-chan, tú no dudas tanto, ¡dilo de una vez!

-¡Bien! Lo que p-pasa es que… a mí me gusta alguien, p-pero esa persona no siente lo m-mismo, uhn… -dijo el ojiazul con tristeza, bajando la cabeza con algo de pena.

-Mmm… Entonces sufres mal de amores, ¿cierto? Pero… ¿quién es esa persona? –respondió el peliblanco con tono comprensivo.

-E-es…-dijo Deidara- T-tobi, uhn…-acabó con un susurro apenas audible.

-¿Qué dices? No te oigo –dijo Hidan acercándose un poco más al rubio.

-Tobi…-habló, ahora un poco más fuerte.

-¡¿Quién?! ¡Por el amor de Jashin, habla un poco más fuerte, onegai!

-¡¡¡TOBI!!! ¡¡¡TOBI, TOBI!!! ¡¿Has oído ahora, Hidan?! –gritó el ojiazul en su oído, sintiendo como sus mejillas ardían de sólo recordarlo.

-¡¡De acuerdo!! ¡Si escuché! –replicó el Akatsuki con algo de enfado- ¿De veras te gusta Tobi?-habló nuevamente, con un tono más suave.

-S-sí… -respondió Deidara, sintiendo una tristeza infinita y un agudo dolor en su corazón.

-¿Y por qué estás tan seguro que él no te corresponde? –preguntó Hidan nuevamente.

Deidara evitó mirarlo y murmuró:

-¿Por qué iba de hacerlo? Ya perdí la cuenta de todas las veces que intenté hacerlo explotar, ¡tan sólo porque no quería admitir este maldito sentimiento, uhn! ¡Todas las veces que lo traté con agresividad tan sólo porque sí! –Deidara se giró a verlo y Hidan pudo observar en sus ojos la inmensa tristeza que se escondía en aquel par de océanos celestes- Él no me ama, Hidan…

-Deidara…-susurró el religioso. Se sentía mal al ver a su amigo tan deprimido y él no poder hacer nada.

-Arigató, Hidan-san… Me ha hecho bien hablar contigo, uhn… -musitó el rubio, mirando hacia el vacío.

-Gome, Dei-chan… Lamento no poder hacer nada por ti… Lo único que puedo decirte es que… le digas a Tobi lo que sientes… Nunca lo sabrás a menos que lo intentes. Sayonara, Deidara-chan… –dijo Hidan, levantándose y dirigiéndose a la cueva de Akatsuki.

-No creo que funcione, uhn… -murmuró Deidara.

ºººFINººº