Capítulo 1: La princesa de Uzumaki.

Varios años atrás se escuchaba la leyenda de la espada de Kurai (oscuridad), a simple vista se notaba como una espada normal con un mango de color violeta con una parte del filo del mismo color, muchos intentaron poseer su poder para recibir el increíble poder que giraba en espiral alrededor de la espada pero cada intento de tenerla, su alma se tornaba oscura matando a toda persona que la espada no deseaba. Con el paso de los años la espada de Kurai había caído en manos de una joven y hermosa princesa de Uzumaki de tan solo quince años, lo que resulto extraño ya que la espada la había elegido como su dueña, y su energía birlaba en cuando la princesa de Uzumaki cantaba haciendo que la espada mostrara la energía que rodeaba la espada. Al cumplir sus veinte años se casó con un apuesto terrateniente de un pueblo vecino, al cumplir un año juntos la princesa esperaba un bebé, todo el pueblo se regocijaba regalándole presentes para ellos dos, deseando felicidades a la pareja llenado una habitación completa con los obsequios de los aldeanos, la princesa al estar embarazada cantaba para su hijo cometiendo un error, su esposo estando dentro del palacio le llamo la atención una extraña luz violácea siguiéndola a una habitación donde estaba solo una espada soltando su energía, cegado por su poder, donde se escuchaba como una parte del palacio era destruida con el arma. Al intentar detenerlo aldeanos inocentes perdieron la vida, la batalla duro todo un día, al estar en ultimas la princesa estando en el jardín en un altar siente la presencia de su esposo, al darse cuenta él estaba herido diciéndole algo en un idioma extraño pero ella sabía que era un "te amo" para luego caer al suelo sin vida. Al terminar con la terrible tragedia ella ordeno que se ocultara esa peligrosa espada sabiendo que solo ella podía hacerla reaccionar, ocultándola lejos donde nadie pudiera encontrarla. Con una sacerdotisa, un monje y un sacerdote hicieron un campo de fuerza que solo y únicamente la princesa de Uzumaki podría abrir, dejando todo su poder dormido hasta que un día volvieran a invocarla.

Con el paso de los años la pequeña y humilde aldea llamada Uzumaki (significa remolino y en conjunto todo el nombre alude a la creencia de que cuando la energía fluye en espiral) la aldea tenía las cabañas de madera y a la gente que recorría las veredas de tierra, más alejado del pueblo estaban los cultivos donde los hombres y algunas mujeres trabajaban, los niños de la aldea corrían tranquilos jugando, riendo ante los juegos infantiles. En una loma estaba localizado un palacio llamado el palacio de Shizen (naturaleza) cruzando un rio, era majestuosos resaltando su belleza con los arboles de cerezos, con el color blanco y gris del palacio, podías ver una inmensa puerta roja con una pared de piedra que protegía al palacio de cualquier amenaza. El palacio tenía dentro un hermoso jardín con árboles verdes, rojos y rosa, en una pequeña isla artificial cruzada un puente de madera rojo donde estaba un pequeño altar a los dioses para que protegieran a la aldea. La familia que vivía en el palacio estaba conformado por un hombre y sus dos hija, el hombre se llamaba Takuma era de aspecto mayor tenía unos cabellos azulados y ojos verdes, siendo un antiguo samurái ya que no era de la nobleza, solo su antigua mujer que había fallecido a causa de una enfermedad, los aldeanos lo respetaban mucho pidiéndole ayuda cuando estaban en momentos difíciles, siendo un hombre amable, honesto y leal a su habitantes. Ellos vivían protegidos en el palacio mostrándose poco en la aldea a causa de ladrones y demonios que querían a su hija mayor, teniendo una antigua maldición a causa de una espada, llamada la espada de Kurai siendo la heredera de la espada.

En el medio día una pequeña niña de tan solo ocho años, su cabello era azulado atados en una tranza alta con un moño roza y sus ojos eran verdes, la niña tenía parentesco con su padre, vistiendo un pantalón holgado rojo atado por debajo de los hombros, la parte de arriba era amarilla con unas flores rosas. La niña corría por los inmensos pasillos del palacio, las sirvientas la saludaban al verla, al estar tan casada de correr se asoma a una ventana viendo hacia el jardín viendo a la persona que buscaba. Ella baja las escaleras, contenta corriendo al jardín con los pies desnudos.

-¡hermana! –grita la niña saludando con la mano a su hermana mayor que estaba sentada debajo de un árbol, una hermosa joven de diecinueve años con cabellos azabaches llegándole a la cintura cubriéndole toda su espalda, tenía un mechón de cabello atado a un costado con una cinta roja, sus ojos eran de un color chocolate demostrando alegría, vistiendo un kimono naranja con mangas largas, en la parte de abajo tenía unas mariposas con flores blancas que desaparecían en el obi de color blanco.

-Yuzuki –su hermana al verla llegar sonríe dejando un ramo de flores en el suelo, ella estaba juntando un par de flores ya que le gustaba hacerlo, Yuzuki se sienta en el hermoso césped al lado de su hermana.

-¡hola hermana! Te estuve buscando por todos lados –su hermana sonreía viendo sus pies.

-sabes que papá se enoja cuando estas descalza en el jardín…

-¡¿no le dirás a papá Rin?! –Rin coloca su mano en su mentón pensando, su hermanita la miraba cruzando sus deditos.

-no… si tú guardas un secreto –asintiendo con su cabecita Rin sonríe mostrándole su pies de igual forma- ya sé que una princesa tiene que ser refinada y elegante, pero creo que nada de eso herede de mamá…

-pero…

-no importa –dándole una pequeña flor, abrazando a su hermana haciéndole cosquillas, Yuzuki reía a carcajadas.

Las sirvientas que estaban en el lugar miraban a sus dos amas jugando, siendo solo una niña rodeada de personas mayores, Rin su hermana era la única que jugaba con su hermanita, siendo mayor ella no tenía que comportarse de ese modo pero ciertamente la princesita Yuzuki necesitaba divertirse. Al estar viéndolas entretenidamente mientras la veían divertirse, su padre que pasaba por el pasillo de la casa las ve divirtiéndose, lo que llamo su atención era Rin, se notaba que le gustaban los niños ya que ella tenía ese espíritu libre como si fuera una niña anqué no lo mostrara tan a menudo, pero al notarlo sabía que Rin cumpliría sus veinte años el día de mañana y llegaba el día en que ella podía formar una familia.

Hace algunas semanas Takuma encontró a un terrateniente del lado norte de donde estaba, siendo un viaje de dos semanas, al conocer al príncipe de la región norte parecía agradable un joven de una reputación respetable, siendo de buena familia de dónde provenía, un esposo perfecto para Rin. La noticia aún no se sabía por Rin pero en el día de su cumpleaños el joven prometió verla en persona para conocerla, pero antes de todo tenía que decirle cuando estuviera en el lugar.


Las dos hermanas terminaban sus cosquillas recostándose en el suelo mirando las nubes, Yuzuki miraba a su hermana sonreír mirando el cielo, ella no entendía porque lo hacía sabiendo que estaba feliz. A Rin le gustaba mirar el cielo y pensar como seria estar fuera del palacio, soñado correr en lugares diferentes sin tener tantas responsabilidades, conocer a personas distintas, pero su vida corría peligro si lo hacía, rechazando ese absurdo sueño sabiendo que solo era eso, un sueño. Yuzuki quería mucho a Rin haciéndole hacer travesuras divirtiéndose con todo lo que hacían, anqué no pudieran salir del palacio ella podían ser las únicas en divertirse.

-Rin…-llamando la atención de ella, mirándola sabiendo que tenía su atención.

-parece que quieres preguntarme algo…

-si… ¿te sientes nerviosa por tu cumpleaños hermana?

-no… seguro será hermoso y disfrutaremos con los aldeanos cuando es nuestro cumpleaños

-¡si es muy divertido bailar con los aldeanos!

-espero que pronto sea mañana ya quiero cumplir veinte…

-eso significa que te enamoraras de un joven y me dejaras…-Yuzuki se sienta cubriéndose con las rodillas y manos su tristeza.

-eso no pasara… y si sucede tú serás mi persona favorita en el mundo- colocando una mano en su hombro haciéndola que la mirara con unas lágrimas en sus mejillas- además si conozco a alguien tendrías un sobrino y lo cuadráis, jugarías con él todo el día ¿te gusta la idea?

-¡sí! ¿Pero porque no tienes un bebé ahora? –Rin se sonroja riéndose un poco nerviosa.

-es porque necesito estar casada –riéndose nerviosa, Yuzuki no entendía el repentino nerviosismo acaso ¿pregunto algo que no debía? Rin seguía roja intentando no seguir con el tema- ¿Qué opinarías de tener un sobrino?

-¡me gustaría mucho!... ojala mamá estuviera con nosotras Rin

-si…yo también quiero lo mismo

-¿Cuántos bebés tendrías Rin? –Yuzuki sonreía, Rin se ponía a pensar en la pregunta.

-no lo sé… supongo que lo sabré después

Entre tanta conversación Yuzuki se interesaba en la conversación de tener a un niño o niña para jugar, Rin en algunas cosas se ponía nerviosa sabiendo que era muy chica para ciertas cosas. Al caer la tarde las dos hermanas seguían en el césped, su padre al terminar con todo su trabajo se sienta en el césped frente a ellas, sus hijas se notaban dormidas, Yuzuki estaba con su cabecita en el brazo de Rin mientras ellas se abrazaban. Cuando eran niñas les gustaba dormir juntas más que con sus padres, feliz de saber que se llevaban bien además de ser varios años diferentes. Notando que la noche se aproximaba Rin despierta mirando a su padre observándolas, al notarlo su padre sonreía sentándose en el césped.

-sigues durmiéndote en el jardín…

-creo que mamá siempre lograba dormirme en esta parte del jardín

-de acuerdo cenaremos, levántate –Takuma al ver a Yuzuki profundamente dormida decide levantarla en brazos.

-¿no llevaras a Yuzuki a cenar? –comenzando a caminar adentro, su padre nota los pies de ambas, riéndose.

-ya te he mencionado que no me gusta que estés en el jardín sin sandalias… -Rin baja la cabeza.

-lo siento padre…

-papá…-Rin sonríe abrazándolo, su padre la abrazaba sonriéndole.

-te quiero mucho papá…

-de acuerdo ve al comedor yo llevare a tu hermanita a su habitación…-Rin asiente caminado al comedor saludando a su sirvientes cuando pasaba, todos la querían mucho siendo su primera princesa.

Su padre sostenía a Yuzuki viendo que ella lo sostenía de la ropa, suspirando al ver a Rin muy contenta, entristeciéndose de saber que Rin tendría que irse del palacio si quería casarse y el día estaba muy cerca, sabiendo que Rin no era una niña y tenía derecho a conocer a su verdadero amor con un matrimonio arreglado, ya que él paso por eso enamorándose de la madre de sus hijas suponiendo que a Rin le gustaría ese joven terrateniente. Su único miedo era la felicidad de Yuzuki, su hermana era lo más importante para él, sin saber cómo podría arreglar que se vieran de vez en cuando para dejar todo e ir a visitar a su hija.

hola me da gusto volver y espero que les guste!

por cierto algunos días no los voy a poder subir, paro los subiré al otro día

los extrañe un montón! un saludo enorme a todos!