EL PRIMER HIJO SIEMPRE GUIA A LOS DEMAS.
El mayor de los sextillizos reposaba en el piso junto a sus hermanos menores. Era una tarde aburrida de un día aburrida. Se podría decir que aquello era lo peor en su vida como neets, las largas horas sin nada que hacer, siendo simples escorias de la sociedad las cuales no aportaban nada digno a esta, mas esto estaba bien para el mayor , siempre y cuando pudiera estar junto a sus hermanos menores.
Su madre Matsuyo entro a la habitación que los neets solían compartir, la pesada bandeja llena de peras cortadas se balanceaba a cada paso que daba.
-Neets, les eh traído peras que nos han regalado los vecinos.
El grito jubiloso en la habitación no se hizo esperar pues era bien sabido que una de olas cosas que más amaban los sextillizos eran el sabor dulce de las peras.
Matsuyo observo con la mirada enternecida a sus hijos.
Ella sabía en el fondo de su corazón que si sus hijos seguían así tendrían problemas más adelante, seria más difícil para ellos integrarse a la sociedad. Mas sin embargo, su lado egoísta rogaba porque sus hijos se quedaran en casa y se dejaran mimar un poco más. Las memorias de los días pasados ablandaban su corazón más y más con cada recuerdo que se reproducía en su memoria.
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El día en que les dieron la noticia de que estaba embarazada la felicidad desbordaba de su cuerpo, cuando les dijeron que serían sextillizos la incertidumbre y la duda la envolvieron ante el temor de cualquier contratiempo.
Y efectivamente aquellas dudas fueron reales al salir de boca del doctor.
Su cuerpo no soportaría un embarazo tan singular como el suyo, los niños podrían nacer con malformaciones o inclusive podrían morir, aun si soportaban el parto no vivirían mas de 15 años...
-Debe sacrificar a algunos para darles la oportunidad de vivir a otros Le había dicho seriamente el doctor.
Lagrimas amargas caían sobre sus mejillas, no podía hacer algo así, elegir entre sus pequeños quien vivía y quién no...
No podía, ella quería conocerlos a todos... Estar ahí en su primer día de escuela, en su boda , en sus buenos momentos, en los malos, queria estar ahi para ellos. Para todos ellos.
Fue un embarazo complicado, fueron meses dificiles. Respirar le dolia debido a la presion que habia en sus pulmones, moverse era un martirio, mas sin embargo nada de eso importaba...
Nada de eso importaba cuando el doctor le permitia escuchar el sonido de seis maravillosos latidos sonando en una hermosa sincronia.
-Quiero conocerlos, mostrarles el mundo, aguanten un poco mas dentro de mami...
Los meses pasaban y cada dia podía sentir el dolor aumentar, más la inquebrantable voluntad que mostraba la futura madre era digna de admirar.
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Sus bebes eran tan pequeños, se veían como pequeñas figurillas de porcelana.
Matsuyo deseaba tanto poder cargarlos mas no podía, habían nacido prematuros y eran tan pequeños y frágiles como el cristal más delgado del planeta.
Podía verlos atravesó del vidrio que mostraba las cuneras en la sala de maternidad.
Karamatsu y Choromatsu dormían apaciblemente al igual que Todomatsu.
Ichimatsu y Jyushimatsu se revolvían inquietos debido a los tubos de alimentación que debían usar al ser prematuros.
Giro la mirada a la cuna de su hijo mayor por apenas 13 segundos.
Osomatsu tenía sus ojitos cerrados, mas su carita rechoncha y colorada le sonreía, no era como si pudiera verla, pero para Matsuyo era como si su hijo realmente pudiera sentir su presencia.
La extraña mueca que a ojos de la joven madre era la sonrisa más hermosa que hubiera visto, duro unos segundos más para luego desaparecer del rostro del recién nacido puesto que este se había quedado profundamente dormido.
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-¡Osomatsu-niisan vamos a los baños públicos! -El grito de su tercer hijo Choromatsu la despertó de su ensoñación.
-Han, vayan ustedes, no tengo ganas de ir. -Su hijo mayor tenía la fea costumbre de hurgarse la nariz desinteresadamente.
-Maldito vago virginal- El tercer hijo refunfuñaba mientras seguía a sus demás hermanos hacia la salida, cerrando paz puerta con un estrepitoso ruido.
-Mi neet, de verdad no quieres ir a tomar un baño?
-No, no tengo ganas. - La mirada de Matsuyo se ilumino acogedoramente mientras una gran idea pasaba por su mente.
-Osomatsu, bailemos! - Matsuyo tomo la mano de su hijo mayor mientras intentaba levantarlo.
-EH?! NO! -El rostro de Osomatsu se coloreo mientras su madre aun intentaba levantarlo.
-Soliamos bailar cuando eras niño y practicabas ballet.
-Ugh, bien. Pero a pasado un tiempo, asi que ya no recuerdo como .
-No importa.- Matsuyo coloco su mano en el hombro de su hijo y la otra la entrelazo con su mano de el. -Cuando eran niños solia cargarlos y bailar con ustedes , sabes.
-Jajaja, me lo imagino.
-Siempre solian estar alrededor mio , no les gustaba separarse de mi.
Osomatsu sabiendo el ritmo de los pensamientos de su madre solto su cuerpo y paso ambos brazos alrededor de su madre mientras escondia su rostro en el hombro de su madre.
-Mamá... gracias. Por todo.
Matsuyo sabia que su hijo odiaba lucir debil ante otros , asi que aquel simple gesto la enternecio y logro que unas lagrimas traicioneras bajaran por sus mejillas.
-Estoy realmente agradecida... de que ustedes esten aqui.
Y ambos, madre e hijo , continuaron aquel baile durante mucho tiempo.
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NOTAS DE AUTORA:
940 palabras de fic
Matsuyo merece un fic donde pueda expresar lo que siente , sus recuerdos y sus sentimientos. Nos leemos luego :3
