-¿Es verdad lo que me contó tu madre? - le pregunta Artemis Mellark a su hijo mejor.
-Sí, papá- respondió Peeta luego de un largo silencio; mientras se sorbía la nariz a causa del llanto provocado por la golpiza que le brindó Adalberta Mellark.
-Tu madre está muy enojada, considera que no eres lo suficientemente capaz para hacerte cargo de los panes... ¿sabes qué conlleva eso? -
-Volver a realizar solo la limpieza de la panadería, pero papá, te prometo que yo si puedo hacerme cargo de los panes-
-Yo también lo creo, Peeta- dice Artemis, con voz cansina. A pesar de que es un hombre de mediana edad la responsabilidad de un negocio, ser padre de tres hijos varones (dos de ellos en edad de cosecha) y todos los reclamos que recibe a diario de su esposa le han ido quitando poco la energía. -Y es por eso que me sorprende que se te quemaran aquellos panes...-
-Es que...- titubea su hijo. -no fue un accidente-
-¿Y se podría saber por qué le dijiste lo contrario a tu mamá?-
-Porque sé que ella se habría enojado al escuchar la verdadera razón- Peeta ve la mirada de expectación de su padre y decide soltar toda la verdad de golpe:-lo que pasa es que una compañera de clases ha estado pasando hambre últimamente y la vi tirada en el suelo, bajo nuestro viejo manzano mientras llovía, papá, y... y creí que se moriría ahí mismo, por lo que no tuve mejor idea que quemar esos panes sabiendo que mamá me haría dárselos a los cerdos así que aproveche de tirárselos a ella...- Artemis había estado atento a cada una de las palabras de su hijo, porque desde que mencionó haber visto a una compañera de clases los ojos de Peeta brillaron como cuando tenía siete años y le hablaba de Katniss Everdeen. Aunque no se lo hubiera dicho directamente él estaba seguro de que su hijo tenía un enamoramiento por la hija mayor del amor de su vida.
-Espera, Peeta- dijo él con voz autoritaria que hizo que su pequeño dejara de emitir palabras. -Dijiste ¿tirar? - preguntó extrañado.
-Sí, porque...-
-Me quieres decir que le tiraste el pan, mientras ella estaba bajo el árbol..., ¿como si fuera un animal? -
-No, no como si fuera un animal, yo solo...-
-No- levantó la voz el padre callando por completo al hijo -esa no es la forma en la que te he criado, para que le andes tirando la comida a la gente. - luego de una pausa agregó: -debes entender que no te estoy regañando porque le dieras un par de panes a tu compañera, sino porque se los arrojaste y no fuiste entregárselos en las manos. - Esa no era la forma en la que quería criar a su hijo.
-Entendido, papá-
-Debes tratar a las personas como te gustaría que te trataran a ti, Peeta, debes ser empático- Artemis sonrió y su hijo le imitó -Ahora vamos a curar esa fea herida que tienes allí. -
