Aquí estoy, frente al abismo de una tormenta abrumadora.

El mundo frente a mis ojos, desplegado en un horizonte lejano, tan distante que sé que por más que estire mis brazos jamás lo podré alcanzar.

"¿Puedes verlo también?"

Las luces de la ciudad, extinguiéndose al paso de las horas, cual velas son apagadas por la más simple brisa. Pero aquí se está formando la tormenta, lo sé, el viento dejó de soplar hace un momento, se siente la electricidad en el aire. No hay calma real.

"Me arde… quiero desgarrarlo desde la médula."

Es la calma antes de la tormenta… la electrizante y pegajosa humedad en la piel recordándome palmo a palmo el sitio donde me encuentro. Pero el calor no logra disminuir las punzadas que atacan la articulación a cada momento.

"Por favor… ¿cuánto más? Quítenlo, por favor."

El aire se vuelve pesado, las luces se apagaron, la oscuridad reina y el suelo se ha abierto devorándome a su paso.

Y caigo.

.

.caigo

.

..caigo

.

...cada vez más al fondo.

.

Pronto me doy cuenta que no es vacío. Choco de costado en un duro concreto, pero no sangro, no respiro, no me muevo.

No se ve nada más allá de mi propia nariz.

"Aire, denme aire…"

El concreto se vuelve lodo, me absorbe, entra por mis oídos, mi nariz y mi boca… ahoga cada grito que trato de dar, atrapa mi cuerpo dejándolo pesado, engulléndome cual demonio del tártaro.

Entonces una luz.

No veo nada, "¿quién está ahí?"

El dolor se expande desde el hombro derecho por los músculos del brazo, quemando, arrasando todo a su paso cual fuego voraz en un campo seco que arde con solo una chispa.

"Apáguenlo, no lo dejen arder más. ¿Acaso nadie más puede sentirlo? ESTÁ DESTRUYENDO"

Quema, arde, sube por mi espalda como una serpiente envenenando cada centímetro con la escamosa piel de su cuerpo. Se enreda en mi cuello, le siento reír en mi oído y me estrangula.

Se estira y me trata de devorar...

"El aire... suelta... denme... no es... no hay..."

Solo puedo boquear, desesperado por el ahogo. La serpiente sigue sus carcajadas viperinas y trata de devorarme más y más para engullirme en su oscuridad, pero la luz se hace más y más real. De alguna manera mi mano izquierda responde a las torpes órdenes que soy capaz de dar y atrapo la serpiente que no es ni escamosa ni suave, tiene una extraña contextura plástica, fría y se expande hasta mi nariz y boca. Tira demasiado aire sobre mí, ahogándome. La logro quitar y sigue enredándose entre el ahogo.

"Quita… sale… qué es… no más…"

Todo da vueltas, hay demasiada luz. Quiero salir. El otro brazo me arde como los mil demonios, no es el dolor común ni el que he tenido en los momentos más críticos. No puedo mover, quiero quitarlo, arrancármelo de cuajo.

"Por favor"

– QUITENMELO.

Una mano detiene mis torpes e inútiles movimientos como si no usara toda mi fuerza en ello.

– Tranquilo, Sou. – Escucho su voz como una suave brisa que me recuerda que sí soy capaz de respirar. – Ya terminó la cirugía.

Abro y cierro los labios, solo puedo verle a él, tratando de dar algún sentido a sus palabras. Seguramente algo deberían significar, eso lo sé.

– Ya está todo bien. – sonríe y siento que de verdad puedo creerle, que sus ojos verdes de verdad pueden dar esperanza a un alma traída desde el infierno como la mía.


Primero de la serie de drabbles que he escrito en conmemoración y celebración del cumpleaños de Sousuke ! (lo subo con unos días de anticipación porque nunca sé si el trabajo me dará para subirlos el mismo día)

Un hermoso hombre que se merece todos los regalos del mundo.

Esta vez es una serie de pensamientos/emociones que pasan por Sousuke al caer en la anestesia y al despertar de la misma luego de su cirugía de hombro.

SouMako trash, i know.

Espero que les haya gustado.