Buscando Mí Destino

Chapter I

Hay veces cuando la vida nos da el más cruel de los destinos… nunca en mi vida eh podido experimentado lo que es la ignorancia, pero a pesar de eso nunca podría vivir con ello.

Al pensar que finalmente podría vivir mi propia vida, el destino me arrebato mi único motivo de vida…

Al pasar el tiempo creí que nunca más volvería a ser herida… ahora sé que quiero volverme alguien un poco más fuerte, para impedir que el destino me arrebate mi único motivo que me impulsa a seguir con vida…

Lia.

"Doce Años en el Futuro"

El viento soplaba con tranquilidad ese día, los pájaros cantaban haciendo que el viento llevara consigo una leve melodía agradable a los oídos, el sonido del riachuelo a sus pies también era agradable en esos momentos, tan sólo habían llegado a la casa de campo ese día y se sentía como si nunca hubiera estado ahí, realmente se sentía en completa armonía en esos momentos.

No se percato de que una pequeña presencia se acercaba a sus espaldas, antes de poder reaccionar a esta, se vio atrapada por los brazos de una niña pequeña de unos seis años; cabello pelirrojo, piel blanca, ojos azules y un par de lentes en estos la recibieron alegremente mientras se aferraba a su cuello. Usaba una camisa marinera azul oscuro con un lazo amarillo cerca del escote, una falda hasta las rodillas de color blanco, su cabello era aun más largo que el suyo además de estar recogido por una coleta baja de lado, además de unos calcetines negros y zapatos café.

—Hola Mamá. —Saludo alegremente la pequeña de ojos zafiro.

—Hola Shiori. —La saludo igual de alegre, quitando el agarre que su hija tenía en ella. —¿Qué haces aquí, no deberías estar con Papá?

—Papá está hablando por teléfono con los tíos. —Contesto para caminar y sentarse al lado de su Mamá.

—¿Enserio? —Pregunto recibiendo un asentimiento por parte de Shio. —"Apenas si llegamos hace dos horas y ya están con esas".

—Mamá ¿puedes contarme otra vez la historia del otro día? —Pidió jalando a su Mamá del brazo.

—Shio-chan te la eh contado muchas veces. —La regaño falsamente, había veces en las que su hija podía ser tan persistente como su padre. —Deberías sabértela ya de memoria.

—Pero me gusta cuando tú la cuentas. —Rogó la niña, mirándola con esos ojitos a medio cristalizar, como odiaba que Shio hiciera eso. —Por favor Mamá, enserio me gusta esa historia.

—Está bien, te la contare. —Los ojos de Shiori dejaron de verse cristalizados y un tierno sonrojo apareció en sus mejillas junto a una pequeña sonrisa en sus labios, al final nunca podía negársele a su hija. —Pero no le digas a Papá.

—¿Porque no debería decírmelo? —Pudo oír una voz a sus espaldas, específicamente la de su esposo.

—¡¿Papá?! —La niña se sobresalto al ver que su Papá se encontraba detrás de ellas.

—Si te lo digiera seguro te enfadarías. —Volteo con disimulo para ver a un joven de unos veintiséis años, cabello negro, tez blanca y ojos azules, quien se encontraba de brazos cruzados mientras la miraba con el entre cejo ligeramente fruncido.

—Aun es muy pequeña para esa historia. —Se acercó hasta sentarse al lado de su hija, quien se lanzo a sus brazos para que la sentara en su regazo. —¿Cómo puedes contársela Emilia?, apenas tiene seis años.

—No tiene nada de malo. —Le miro para luego sonreír dulcemente a su pareja para posteriormente depositar un beso en su mejilla. —Ademas, se la eh contado varias veces, así que no tienes con que reclamarme.

—En ese caso no te molestara que yo también te oiga contarla ¿no? —Estiro su brazo derecho para atraer a su esposa y dejar que esta recostara su cabeza en su hombro.

—¿Si gustas? —Cerro los ojos por un momento mientras escuchaba nuevamente el viento soplar y mecer su cabello pelirrojo, abrió los ojos y miro a su hija quien en el regazo de su Papa jugaba con unas cuantas flores mientas hacia una corona con estas. —¿Qué dices Shiori?, ¿dejamos que tu Papá oiga la historia?

—Sí. —Dijo asintiendo alegremente la niña.

—Bien. —Cerró los ojos nuevamente dejando que su pareja la atrajese más hacia su persona, suspiro antes de comenzar con su relato. —Esta historia relata que a pesar de las dificultades, siempre se puede salir adelante.

"Doce Años en el Pasado"

Era de noche y todo a su alrededor se sentía mudo, en aquella pequeña calle solo esperaban cuatro personas, un padre acompañado de sus dos hijas, y una joven que se mantenía sentada en un banco apartado, habían estado esperando por dos largas horas la llegada de algún taxi, pero este no aparecía, en su lugar solo se sentía un frio congelado que cubría las calles.

La única fuente de luz eran las pequeñas lámparas que alumbraban el lugar, en total habían seis pero solo dos funcionaban, que deprimente era esa situación a pesar de que no era tan tarde ella no solía ser una persona ansiosa para estar a afuera de su casa a tales horas, y aunque lo ocultaba estaba intranquila, como si algo fuera a pasar.

Mientras todos esperaban en la será, se escucho algo que rompió el incomodo silencio del lugar, era un sonido muy similar al canto de los pájaros solo que este emitía una sinfonía que no se puede identificar.

El sonido provenía de la derecha y al voltearse encontró a una de las pequeñas niñas quien juntando los labios emitía un silbido suave pero agradable.

—¡Deja de silbar niña! —Exclamo su padre con un poco de enojo en su voz, no parecía estar cómodo con lo que su hija hacia.

—¿Porque Papá? estoy tan aburrida de esperar. —Parecía el berrinche, de un niño a quien no le dejan salir a jugar después de la lluvia.

—Si silbas de noche, llamaras a los espíritus. —Esas simples palabras fueron más que suficientes para callarla definitivamente.

La joven que se encontraba detrás de ellos solo los veía sin el mayor interés, ella permanecía en silencio recostando su espalda en el banco bajo e una de las pequeñas lámparas, viendo la escena, ella había estado tres horas en el lugar leyendo un pequeño libro que hasta hace unas horas había comprado. El frio de la noche la congelaba hasta los huesos y ni siquiera su abrigo era lo suficientemente acogedor como para mantenerla caliente, no soporto mas tener que estar en el lugar y decidida, se enderezo y se marcho.

Creo que olvide presentarles a nuestra amiga, su nombre es Emilia, o Emi como le dicen sus amigos, ella es una joven de alrededor de unos dieciséis años, piel blanca ojos violeta y cabello pelirrojo; se dirigía de vuelta a casa tranquilamente, esperando poder tomar un baño caliente antes de ir a dormir.

Si fuera sincera diría que aquellas niñas que vio podría considerarlas afortunadas de tenerse la una a la otra, a diferencia de ella que no tenía a nadie más que a su prima y tío. Un pequeño fragmento de lo que podía considerarse una familia, aun que realmente aquello no venia al caso realmente; la palabra "familia" se repetía como eco en su cabeza una y otra vez seguida de imágenes de personas algo borrosas, pero demasiado claras para ella.

En su mente los recuerdos estaban frescos y vividos, repitiéndose seguidamente una y otra vez como si no tuvieran fin. Aun podía recordar el horrible día en el cual dejo a su supuesto intento de familia; si así se le podía decir, si era sincera odiaba a su familia, en especial a su padre.

Tal vez para todos ustedes esto les parezca que es demasiado egoísta de su parte, pero ella tiene sus motivos. Porque no retrocedemos un poco más en el tiempo y vemos como comenzó todo esto en realidad.

"Diez Años en el Pasado"

Ella era la hija de Lucy O'Neil, una mujer de treinta y cuatro años; cabellos negro, tez blanca y ojos violeta y Mark O'Neil, un hombre de cuarenta y cuatro años; cabello pelirrojo, tez pálida y ojos azul profundo.

Hace unos diez años cuando aun tenía unos seis años aproximadamente, sus padres eran empresarios que trabajaban arduamente todo el tiempo, dando poco tiempo para estar con su hija, no es como si le molestara en primer lugar, ya que nunca tuvo un motivo para quejarse en realidad. Pero, un día cuando sus padres llegaron del trabajo, todo trascurrió con suma normalidad como era habitual. Pero al pasar las horas, pudo escuchar como estos comenzaron una discusión de la cual no sabia por que comenzaron en primer lugar, poco a poco comenzaron insultarse y gritar, no estaba muy consciente de lo que ocurrió realmente en esos momentos, pero lo que su mente nunca olvidara es el sonido y la imagen de una botella de champán romperse en la cabeza de su madre.

Después de ese incidente, busco desesperadamente la manera de mantenerse alejada de sus padres tanto como le fuera posible, lo cual no le era fácil ya que trabajan veinte horas al día, todos los días. Las peleas de sus padres ya eran algo habitual para ella, su padre quien antes era un aborrecedor a la bebida alcohólica, ahora bebía constantemente y se iba a apostar en los casinos todo el tiempo, en el caso de su madre, ella fumaba unos cuantos cigarros al día, salía a beber con unas amigas, o consumía drogas con desespero casi todos los días, era un infierno vivir en ese lugar que llamaba hogar.

Un año después inesperadamente un nuevo miembro se integro en su familia, su hermanito Logan, que a su parecer era un niño de lo más adorable, cabello negro, ojos azul y una pequeñas pequitas en las mejillas, pensó que con su llegada sus padres dejarían de pelear...

Fue un error.

Al contrario, estas solo empeoraron aun mas, sus padre peleaban mas que antes y repentinamente comenzaron a agredían entre ellos, incluso su padre la golpeaba en muchas ocasiones, aun si este estaba ebrio o no. Rompiéndole en el proceso la nariz o dejándole un ojo morado, a su hermano lo abofeteaba con constancia y en una ocasión recuerda que le saco un par de dientes, afortunadamente estos eran de leche y con el tiempo volvieron a crecer, la única que nunca les toco un solo cabello fue su madre.

Hasta donde ella puede recordar, su padre siempre pareció tener algo en contra de Logan, a toda hora lo buscaba para golpearlo, por lo que se las arreglaba y lo escondía , siendo ella la que recibía los golpes de su padre, llevándose moretones, cortadas, y en algunos casos quedando tan golpeada, que ni siquiera podía moverse o gritar; ni siquiera llorar cuando su padre le daba aquel trato.

Su madre al contrario, fue muy diferente a su padre, a pesar de que casi nunca les prestaba la menor atención, contrato a una ama de llaves que se ocupara de curar sus heridas mientras ella trataba de mantener a su padre a raya, aun que claro poco y podía hacer contra el, por lo que aquel infierno en vida continuo.

Al cumplir diez y Logan tres, un día ella llego con su hermanito en brazos al Pent-house la cual era su casa, encontrando a su padre en el sofá de la casa con algunas botellas de cerveza por todas partes, ella solo lo ignoro y subió escaleras arriba para dejar a Logan en su habitación.

Luego se dirigió a la de ella para dejar la mochila eh ir abajo para buscar algo de comida, cuando bajo las escaleras termino encontrando a su padre en la cocina con un cuchillo en la mano apuntándole directamente con este, al poco tiempo trato de apuñalarla pero para suerte su padre estaba aun bajo los efectos del alcohol por lo que logro evitar el utensilio afilado sin recibir el mas mínimo daño.

Su padre parecía algo enfadado por no poder apuñalarla, por lo que se dirigió torpemente escaleras arriba con la intensión de ir al cuarto de Logan, al ver las intenciones de su padre, la niña corrió a la cocina y tomo una sartén con la cual golpeo a su padre dejándolo inconsciente al instante, ante el miedo y el horror corrió escaleras arriba entrando a su habitación sacando todo lo que había en su bolso y metiendo todo lo que pudo.

Luego hizo lo mismo en la habitación de Logan tomo a su hermanito en brazos y junto a las mochilas fue escaleras abajo, dejando a Logan y las mochilas en la sala, para luego buscar en la oficina de su padre un poco de dinero que escondía en una caja fuerte escondida en el ducto de ventilación, tomo todo cuanto pudo y corrió a la cocina, yendo directamente al refrigerador tomando todo lo que pudiera llevar con ella, tomo a Logan las mochilas y se fue de la casa.

Desde ese entonces no volvió a ver a sus padres, pero eso no quiso decir que sus problemas acabaron ahí, Logan su hermanito era aún muy pequeño y delicado de salud, por lo que tuvo que buscar un nuevo hogar donde poder vivir.

Al poco tiempo logro encontrar el departamento de Elizabeth, la ama de llaves quien les dio la bienvenida y acepto dejarlos quedarse, por un breve momento creyó que finalmente viviría mejor con su hermanito legos de aquel infierno en vida.

Pero su vida tuvo que romperse nuevamente cuando su segundo infierno en vida se desato, Logan su hermanito murió poco tiempo después de haberse mudado, desde ese entonces la vida de Emilia volvió a hundirse una vez más, la muerte de su hermano la afecto drásticamente.

No comía casi nada, salía pocas veces, su mirada estaba completamente apagada, se encerraba en su habitación todo el día a llorar, los vecinos empezaron a preocuparse mucho por ella, por lo cual le recomendaron a Elizabeth llevarla a diferentes siquiatras para que trataran con la niña, pero no importo a cuantos fueran eso nunca cambio su actitud.

Al pasar un año, su madre logro encontrarla, pero nunca le obligo a volver con ella, solo les entrego una suma de dinero enorme diciéndole:

"—Me ocuparé de que reciban dinero para que puedan mantenerse".

Y así fue, ahora ella y Elizabeth vivía mantenía por su madre, semanalmente recibiendo dinero para mantenerse, a pesar de que lo horraban cuidadosamente.

Al poco tiempo su madre había ido a visitarla como acostumbraba a ser casi todos los días, en una de las veces que su madre la iba a recoger cuando salia de clases pudo ver a esta al otro lado de la calle esperando que el semáforo cambiara de color, una vez el semáforo estuvo en rojo la vio adentrarse en la calle. Cuando de repente un auto salio de la nada, todo paso en un abrir y cerrar de ojos lo único ultimo que recuerda es el cuerpo de su madre volar por los aires antes de entretallarse contra el pavimento y siendo ella testigo de como su madre, Lucy O'Neil de cuarenta años fue arrollada por un auto que salio de la nada y ocasiono su muerte. Luego de un par de minutos que realmente le parecieron horas, pudo ver al conductor del auto salir de este y ponerse frente a ella, grande fue su sorpresa al descubrir que se trataba de su padre quien con un arma en su mano apuntaba a su cabeza mientras gruesas lagrimas eran derramadas de sus ojos, este al enterarse de que su madre la ayudaba y pasa tiempo con ella cometió una estúpida locura, aun recordaba las palabras que su padre le dijo aquel día:

"—¡Sucia e inmunda cría de la humanidad, tu debiste de haber muerto con la escoria que tenias de hermano menor!"

Y finalmente apretó el gatillo, luego de eso solo le tomo unos pocos minutos a su cuerpo para caer inerte al suelo.

Mark O'Neil, su padre un empresario trabajador de cincuenta años de edad, callo drásticamente en el alcohol y las drogas, se volvió completamente loco y perdió el juicio, arrastro consigo a su esposa con él y luego se suicido frente a ella, dejando a Emilia sola completamente, ahora ella vive sola en el Pent-house que alguna vez fue su hogar.

El testamento que dejo su madre, le dejo en claro que ella era la dueña de toda su herencia, dejándole otros dos Pent-house, un Jet privado, una casa de campo, etc.

El trabajo de sus padres hacia que ganaran suficiente dinero como para mantener a una familia de unos cincuenta miembros en total, ella ni siguiera tiene que trabajar, solo vive encerrada en casa estudiando constantemente. Una chica de su edad ya habría despilfarrado tanto dinero, como le fuera posible, pero ella apenas si lo tocaba, no era de su agrado tener que gastar tanto apenas si compraba lo esencial.

Ahora solo se concentra en estudiar en la escuela, junto a sus amigos y prima April, hasta donde sabe su tío Kirby esta actualmente desaparecido, y April había estado viviendo con uno de sus familiares, mas allá de eso su vida no había cambiado mucho en los ultimo años, hasta hace poco.

Cuando la ciudad había sido atacado por una nave extraterrestre, la cual había sido divisada por los cielos, envinando lo que parecían unas capsulas que capturaron a mucha gente incluyéndola a ella, luego de todo lo ocurrido las capsulas fueron divisadas en el océano dentro de estas estaba la gente que habías sido capturada, la policía los interrogo pidiendo detalles de lo que pudieron ver.

Pero fue un desperdicio, dado que nadie logro recordar nada mas allá luego de haber sido capturados y rescatados en el mar cerca de los muelles.

Entre todas las personas ella también fue retenida e interrogada para que diera información si es que sabía algo, a diferencia de las demás personas, Emilia sabía mucho más que ellos, pero dado que no se atrevió a decir nada solo dijo lo que la demás gente confesó:

"—Una capsula me capturo y de ahí no recuerdo nada más".

Tal vez estaba mintiendo pero prefería eso a que descubrieran a decir que vio a su prima en la nave con unos seres que no pudo distinguir bien, y que por eso terminaran por culparla por conspiras con ellos, su familia ya había sido casi reducida a cenizas y no quería tener que perder mas miembros de esta.

A decir verdad Emilia, recuerda todo desde que la capturaron hasta logro ver a su prima junto lo que parecían unos humanos extraños, pero a pesar de eso nunca le pregunto, dado que ella ahora tenía sus propios problemas que atender, tal vez en otro momento le preguntaría, pero quizás no era necesario tal conversación.

"Tiempo actual"

Se encontraba subiendo las escaleras del edificio en donde vivía, el lugar era muy elegante, las paredes de piedras pequeñas le daban un toque rustico pero agradable al lugar, las escaleras de metal pintadas de negro, los escalones de madera de roble y una alfombra rojiza en el suelo por donde caminaba.

Al poco tiempo logro llegar a una puerta de caoba en el piso veintisiete, saco una llave que traía en el bolsillo de su abrigo, la introduzco en un manilla color dorado, abriendo la puerta, encontrando a una mujer de unos cuarenta y cuatro años, tez blanca, ojos verde toxico, y cabello castaño, que se encontraba limpiando tranquilamente el lugar.

—Hola Emi. —La saludo alegremente, con esa calidez que solo ella sabia mostrar.

—Hola Elizabeth. —La saludo igual de alegre. —Por cierto Liz, ¿sabes si…?

—Aun está despierto, querida. —Respondió rápidamente cortando la pregunta de la joven.

—¿Que no debería estar dormido? —Dejo su abrigo en el perchero, volviendo a mirar a la mujer que pasaba la escoba por el suelo. —¿Al menos pudiste conversarlo de comer algo?

—Esta leyenda. —Apuntando con el dedo hacia el segundo piso de la casa. —Y no, no lo conseguí.

—Mejor hablo con el terco de esta casa. —Dijo juguetonamente, haciendo soltar una pequeña risita de parte de Liz.

—Mucho cuidadito con él. —Le aviso sabiendo como era de necio el susodicho. —Ya sabes cómo se pone.

—Por eso voy a reprenderlo. —Indico subiendo las escaleras de madera, con la intención de molestar a la única persona, que se encontraba en el segundo piso de la casa.

—Hay Emi. —Susurro Liz, suavemente volviendo a su labor. —"Aun no me puedo creer, que lo hallas salvado de la muerte".

Emilia subió las escaleras de la casa hasta llegar al segundo piso donde había un pasillo por donde se encontraban unas cuantas puertas, fue hacia la tercera de la derecha, tocando esperando el permiso para entrar.

—¿Quién es? —Se pudo oír la voz de alguien, al otro lado de la puerta de madera, pintada de blanco.

—¡La que te va a reprender! —Dijo fuertemente para que le oyera perfectamente.

No hubo respuesta después de eso, por lo que Emilia abrió la puerta encontrándose a un joven chico de unos quince años, vestía una camisa negra, una chaqueta de mangas largas con capucha azul marino y unos pantalones de mezclilla, quien leía un libro tranquilamente, sentado en su escritorio.

—¿No deberías estar dormido? —Pregunto levantando una ceja, en forma de interrogación.

—No tenia sueño así que decidí leer un poco. —La capucha le tapaba el rostro apenas dejando ver el resplandor de sus ojos.

—¿Como sigues? —Emilia se sentó en una esquina de la cama del joven, viéndolo de espaldas.

—Horrible. —Contesto, tratando de evitar el tema de conversación, que tanto le incomodaba.

—Si ese es el caso… iré… a buscar la jeringa. —Emilia se levanto de su lugar, dirigiéndose hacia la puerta de la habitación, viendo de reojo al joven que se tenso ligeramente.

—¡Ni lo pienses! —Se levanto rápidamente de su lugar cerrando rápidamente la puerta de la habitación, evitando que la joven saliera.

—Solo estoy jugando. —Sonrió burlonamente, viendo al pobre joven que respiraba agitadamente, por la broma de la joven, que no le pareció nada divertido.

—Un juego no muy agradable. —Soltó su agarre en la puerta soltando un leve suspiro.

—Bien, mejor baja a cenar. —Emilia tomo la perilla de la puerta abriéndola, mirando al joven que era unos centímetros más alto que ella.

—¿Por qué? —Trato de hacerse el tonto, como que no sabía a lo que se refería.

—No has comido nada ¿verdad? —Pregunto siendo más bien una afirmación que una interrogación.

—Si he comí…—Nunca término de hablar, al oír su propio estómago gruñir.

—¿Me decías? —Sonrió burlonamente viendo al joven, que a pesar de tener el rostro cubierto por la capucha, estaba segura de que estaba sonrojado.

—Ja-ja muy chistosa ¿no? —Abrió la puerta, por completo para que la Emilia saliera de su habitación.

—Solo baja a cenar y ya. —Salio del lugar viéndolo de reojo, esperando a que la siguiera.

—Está bien, Lia. —Le siguió unos cuantos pasos a atrás, viéndola ir por las escaleras.

—¿Lo convenciste? —Pregunto Elizabeth viendo a la joven bajar por las escaleras, mientras ella sostenía una pequeña maleta.

—¡Lo hizo! —Se pudo divisar al joven bajar molestamente las escaleras, pero sonrió felizmente al ver a la mujer, que era algo así como la nana de él y de Emilia.

—Bueno, ya puedes retirarte Liz. —Dijo Lia viendo a la mujer que sonrió feliz.

—Adiós. —Se despidió de ambos adolescentes.

—¡Adiós! —Se despidieron ambos jóvenes de la mujer.

—Oye. —Dijo repentinamente el joven.

—¿Qué pasa? —Volteo a verlo, mientras caminaba hacia la cocina.

—Recuérdame ¿por qué Liz se va? —Pregunto siguiéndola.

—Le di vacaciones, además tengo que preparar mis cosas para ir a la escuela mañana. —Se detuvo a medio camino, viendo al joven encapuchado.

—¿Enserio tienes que ir? —Pregunto caminando directamente hacia la cocina, rebasando a Emilia.

—Óyeme, solo porque haya perdido la memoria, no significa que dejare de asistir a clases. —Le regaño falsamente, esperando su reacción.

—Si claro. —El joven sonrió ampliamente.

—Bueno a cenar y luego a dormir. —Le rebasó el paso dejándolo atrás.

—Pero… —Intento quejarse, pero la joven le puso un dedo en los labios, para que callara.

—¡Sin quejas! —Le retiro el dedo de los labios sonriendo victoriosa, al ver que logro callarlo, y hacerlo sonrojar.

—Okey. —Se rindió soltando un suspiro.

—Aun no me puedo creer que hayas sobrevivido. —Se dio la vuelta retomando su caminar siendo seguida del joven.

—Y yo no puedo creer que me hayas salvado de morir ahogado. —Se tenso ligeramente, al recordar bajamente el humo y fuego que le rodeaban, en aquella ocasión que esperaba no volver a sentir nunca más.

—Como sea, solo ven a comer, Logan. —El joven se retiro la capucha ligeramente, a pesar de ello, aun no se le podía ver la cara del todo, pero se podía notar sus ojos profundos como el azul del mar.

Eso fue lo que dijo mi Mamá, en aquel tiempo yo aun no había nacido y mis padres aun no se conocían, mi tía April dice que soy la misma imagen de mi Mamá a mi edad, y que poseo los ojos de mi Papá, la historia que se está por relatar no se trata de mí, si no de mi familia. Como dijo mi Mamá, esta historia es de hace unos doce años, antes de que yo existiera, mi Mamá aun no conocía a mi Papá en aquel entonces, y mi familia paterna tenía un conflicto en aquel tiempo, pero las cosas cambiaron cuando mis Padres se enamoraron y me tuvieron, ahora quiero que vengan junto a mí a escuchar esta historia que mi Mamá nombro: "Buscando Mí Destino".

To Be Continuad…