La detective Katherine Beckett abandonaba el despacho de la capitana Victoria Gates dando un portazo, haciendo que Gates saliera tras de su detective.

-Beckett, no voy a consentir ese comportamiento, no en mi comisaría. Regrese al despacho y discúlpese con la fiscal Smith.

-Señor, esa mujer no hace su trabajo, no bien al menos. Es el cuarto caso en el que por su forma de actuar un asesino estará en la calle dentro de tres años – Beckett no entendía los tratos a los que llegaba la fiscal.

-Presente una queja a su superior si cree que Smith realiza mal su trabajo, pero en mi comisaría no consentiré que le falte al respeto- Insistía la capitana.

-No es necesario que su detective se disculpe, voy a informar al comisionado de su forma de actuar – La fiscal llegaba hasta dónde se encontraban la capitana y su subordinada- Es la última vez que me insulta detective- Beckett iba a hablar cuando su capitana se interpuso entre ambas mujeres.

-Esperaré a que el comisionado me llame para dar nuestra versión de los hecho- fue lo único que la capitana dijo, cuando la fiscal se perdió en el interior del ascensor Gates giró sobre sí misma- Detective váyase a casa, mañana a primera hora la quiero aquí para rellenar un informe dónde detalle todo lo sucedido hasta ahora entre la fiscal Smith y usted – Beckett intentó responder pero Gates se lo impidió- Es una orden, váyase a su casa.

Durante los últimos tres meses la fiscal Smith había llegado a tratos con varios sospechosos, con los cuales no había habido necesidad de acudir a juicio y los culpables cumplirían penas mínimas. En toda la comisaría 12th no se tenía un buen concepto de la forma de actuar de la fiscal, pero hasta el momento nadie se había atrevido a ir en su contra.

Estaban en época de elecciones, y eso significaba que al fiscal de distrito lo único que le interesaban eran casos cerrados, y si eran de forma rápida mejor, así que todos tenían asumido que nada cambiaría mientras las elecciones no pasasen.

Pero para la detective Kate Beckett las elecciones importaban poco, ella era policía para hacer justicia, para hablar por las victimas y le revolvía el estómago saber que los culpables de asesinatos cumplirían penas mínimas por la forma de actuar de la ayudante del fiscal Smith, por eso aquel día no había aguantado más y le había dicho a la cara todo lo que pensaba de ella.

Cuando salía del recinto de la comisaria se encontró con sus compañeros, los detectives Ryan y Esposito, los cuales regresaban de testificar en un juicio.

-¿Ya te vas? – preguntaron ambos sorprendidos.

-Gates me ha mandado a casa – contestó sin muchas ganas ellas mientras continuaba caminando hacia su moto.

-¿Qué ha pasado? – le preguntó Esposito algo preocupado.

-Smith ha llegado a un trato con Shadow por el cual él pasará sólo tres años en prisión – Sus compañeros se miraron sorprendidos por lo dicho por Kate.

-Será hija de puta – Kate se giró y alzó la ceja.

-Eso mismo he dicho yo, pero en la cara de ella. Gates me manda a casa porque le fiscal ha presentado una queja al comisionado por mi forma de actuar.

-¿Estás bien? ¿Quieres que te acompañemos? – dijo Ryan.

-No, tranquilos, estaré bien en cuanto me calme. Me voy a casa – Kate se colocó el casco y arrancó la moto perdiéndose por las calles de Nueva York.

Shadow había asesinado a una joven a la salida del cine, la mató ante los ojos se su hijo pequeño. La chica había resultado ser una prostituta de lujo, así que suponían que algún cliente pagó al hombre para que la quitase de en medio. La fiscal le ofreció cumplir sólo tres años a cambio de un nombre, lo que el asesino negó a los detectives se lo dio a la fiscal, el nombre de la persona que le había contratado, Eric Truman. Cuando la policía llegó al domicilio de Truman, éste había fallecido, ya que padecía un cáncer terminal. Beckett insistió en que Shadow había mentido pero Smith le dijo que eso poco importaba, tenían al culpable y el caso estaba cerrado. Shadow estaría libre en tres años.

La detective salía de su bañera, se enrollaba en una toalla y comenzaba a aplicarse las cremas, el timbre de la puerta comenzó a sonar, por un instante estuvo tentada de no abrir la puerta pero finalmente y ante la insistencia de quien estaba al otro lado Kate se colocó ropa y fue a abrir la dichosa puerta. Nada más abrir ésta un torbellino de piel morena entró en su casa.

-Kate, ¿estás bien? Javi me ha contado lo que ha sucedido con Smith – Kate cerraba la puerta soltando un bufido, lo que menos le apetecía era tener en casa a Lanie.

-Sí Lanie, estoy bien, no hacía falta que vinieses- Lanie se sentaba en el sofá y miraba con cara de escepticismo a su amiga- Vale, estoy muy enfadada, no puede creer que al fiscal le dé igual la forma de actuar de su ayudante. Entiendo que estamos en año de elecciones pero ¿no se supone que están para que los culpables paguen caro sus delitos?

-Cariño, es política, sólo les importa el resultado el cómo se llega hasta él es lo de menos.

Finalmente Lanie se quedó a cenar con su amiga, estuvieron hablando de todo un poco, dejando de lado el trabajo. Desde el mismo día en el que la detective había llegado a la 12th entre la forense y ella se había creado un vínculo de amistad. Lanie era todo lo contrario a la detective, era divertida, amable, simpática, siempre dispuesta a una buena fiesta, mientras la detective era solitaria, seria, y un poco aburrida. Como la forense decía siempre, juntas formaban el equipo perfecto.

A la mañana siguiente la detective Beckett llegó a primera hora a la comisaria como le había ordenado su superior el día anterior, cuando llegó comprobó que la capitana ya estaba en su despacho, antes de llegar a su mesa Gates la llamó.

-Buenos días Beckett, tome asiento – La detective prefirió quedarse en pie, algo le decía que no le iba a gustar lo que su superior tenía que decirle- El comisionado ha tomado una decisión, detective está suspendida dos semanas. He intentado que el jefe entrase en razón, pero me ha sido imposible, lo único que he conseguido ha sido reducir el tiempo de suspensión, lo siento.

-Es totalmente injusto, ni siquiera he podido defenderme. Yo me voy a casa y esa hija de puta se queda tan tranquila – Gates la miraba reprobándole la forma que había usado para referirse a la fiscal.

-Smith no es asunto mío, usted sí.

Le detective dejó sobre la mesa de su superior su arma reglamentaría y salió de aquel despacho.

Dos semanas después.

Desde el día en el que la detective Beckett había sido suspendida ninguno de sus compañeros habían tenido noticias de ella, todos habían intentado ponerse en contacto pero ella había ignorado todas y cada una de las llamadas telefónicas, Lanie había ido en repetidas ocasiones al domicilio de su amiga encontrándose siempre la puerta cerrada. Finalmente habían asumido que cuando ella quisiera se pondría en contacto.

-Se supone que Kate regresa hoy ¿no? – preguntaba Ryan a su compañero.

-Sí, esperemos que venga – contestaba Esposito.

Al mismo tiempo que el latino daba su respuesta las puertas del ascensor se abrían y de él salía la detective Beckett sus compañeros inmediatamente se acercaban hasta ella sonrientes.

-Te hemos echado de menos – Ryan se abrazaba a su amiga.

-¿Dónde coño te has metido? – Le dijo Esposito con el rostro serio.

- Necesitaba estar sola, siento no haber dado señales de vida, pero necesitaba desconectar de todo lo que había pasado – Kate sonrió tímidamente intentando disculparse.

La puerta del despacho de la capitana se abrió saliendo Gates al encuentro de sus detectives- Vengan al despacho – fue lo único que dijo a los tres detectives antes de entrar de nuevo en él.

Cuando los detectives entraron vieron que había alguien más allí dentro.

-Lo primero, bienvenida Beckett – dijo la capitana colocando sobre la mesa el arma de Kate- Y ahora, lo que voy a hacer no es muy común, pero él se ha empeñado – los tres detectives giraron sus cabezas hacia la persona que en aquel instante se ponía en pie- Les presento a Richard Castle el nuevo ayudante del fiscal del distrito, la fiscal Smith ha sido despedida – Castle se giró para poder ver a los detectives.

-Sé que no es muy normal que el fiscal venga hasta aquí a presentarse, pero creía que ustedes se lo merecían por lo que han tenido que aguantar con la anterior ayudante, es mi forma de pedir disculpas – cuando terminó de decir eso se fue acercando uno por uno y estrechó la mano de los tres detectives.

-Espero que haga algo más para diferenciarse de la fiscal Smith – fue el saludo que le hizo la detective Beckett.

-Le aseguro detective Beckett que no me parezco en nada a Smith. Para mí lo más importante es y siempre será hacer justicia, ser la voz de las victimas – dijo con seriedad el nuevo fiscal- Y ahora si me disculpan debo regresar a la fiscalía, hay muchos casos que debo revisar. Tras despedirse de Gates y el equipo de detectives el fiscal Castle abandonó la 12th.

La mañana transcurrió tranquila, ante la falta de nuevos casos los detectives se pusieron con el papeleo que tenían atrasado, a la hora del almuerzo la detective Beckett fue prácticamente secuestrada por la forense.

-¿Es tan guapo como dicen? – fue lo primero que Lanie le dijo a su amiga después de regañarla por no haber dado señales de vida durante su suspensión.

-¿Quién?- le preguntó Kate un poco fuera de juego.

-Castle y nuevo fiscal – Kate rodó los ojos- Vamos no me irás a decir que no te has fijado, por favor cariño, es un hombre, ¿recuerdas lo que son los hombre no?

-Lanie, no me he fijado. Me importa poco si es guapo, o no, sólo me interesa si hace bien su trabajo – Lanie miró a su amiga negando con la cabeza.

-Dicen que es super guapo, y que tiene unos increíbles ojos azules – Kate negó – También dicen que él nunca hace tratos, que es super severo – Esa parte interesó más a la detective- Se comenta que tiene un pasado doloroso.

-¿Dónde se comenta todo eso? – Kate estaba intrigada de cómo su amiga podía saber tanto de un recién llegado.

- Trabajó en la fiscalía en Chicago pero lo dejó hace un año, un amigo- Entrecomillo lo de amigo- abogado se enfrentó a él en varias ocasiones y es quien me ha hablado de Castle.

-¿A qué te refieres con pasado doloroso? – preguntó con curiosidad Kate.

-Por lo que me ha explicado mi fuente, la familia de Castle fue asesinada cuando él se negó a retirar los cargos que había contra un mafioso – Kate miró a su amiga tapándose la boca por la impresión- Cuando logró la condena de la persona que asesino a su esposa e hija dejó la fiscalía- Kate guardó silencio intentando asimilar todo lo que su amiga terminaba de contarle acerca del nuevo fiscal, ahora cobraban sentido las frases dichas por él.

Richard Castle llegaba a su domicilio tras el primer día de trabajo en la fiscalía, como cada noche desde hacía más de un año metió en el microondas un plato precocinado mientras esperaba que se calentase se dirigió al dormitorio y se cambio de ropa, cuando regreso a la cocina sacó una cerveza del frigorífico, colocó la cena en una bandeja y se llevó todo al salón, encendió la tele y se puso a cenar.

Los primeros rayos de sol le encontraron aún despierto, el insomnio se había convertido en su mejor amigo desde que le arrebataron a su familia. Aquella noche había intentado todos los trucos que otras veces le habían funcionado pero no logró quedarse dormido.

-Igual deberías dejar el café – se dijo mientras se miraba en el espejo del baño- No creo que tomar cafeína sea lo mejor para un insomne- continuaba regañándose mientas abría el grifo del agua de la ducha.

Dos horas después el fiscal entraba en la cafetería que había al lado de la comisaria 12th esperaba su turno en la fila cuando escuchó a su espalda un saludo.

-Bueno días detective Beckett – dijo devolviendo el saludo que Kate le había hecho.

-Los bollos de aquí son geniales, pero no así su café – Dijo Kate bajando el tono de su voz.

-¿Y dónde es bueno el café? – preguntó él en el mismo tono de voz.

-En una pequeña cafetería que hay a pocos minutos de aquí, ¿qué bollo quiere? – Rick se encogió de hombros.

-Yo quiero café – dijo sonriendo. Kate pidió un donuts y después le dijo a Castle que si quería café fuese con ella. Por alguna razón que Castle no entendía decidió seguir a la detective.

Con la bebida aun humeante ambos se dirigieron a la 12th, Castle le dijo que tenía un nuevo caso en la planta de robos, así que ambos tomaron el ascensor separándose cuando el fiscal saló en la planta segunda.

-Que tenga un buen día Beckett.

-Lo mismo le digo Castle – contestó Kate cuando las puertas ya se cerraban.