Saludos queridos lectores, en esta oportunidad les traigo una historia llena de pasion y lujuria con unas de mis parejas favoritas del anime, Juvia y Gray de Fairy Tail, correspondiendo este fanfic al segundo que hago de esta pareja con esta temática.

He decidido dividir el fic d capítulos, mas que nada para ver como es recibida la historia por ustedes, agradecería mucho a aquellos que luego de leer puedan comentar c:, así sabre que aspectos mejorar del próximo capitulo (o del mismo comentado, así lo reedito). Aviso de ante mano que este fic esta clasificado en rated M ya que tendrá escenas sexuales explicitas. Si eres menor de edad es recomendado abstenerse a leer, y si aun así sigues leyendo, bueno déjame decirte que eres todo un chico rudo.

Espero les guste!


Capítulo I : Un sueño olvidado.


¿Cómo es que tu piel se ha vuelvo una droga de la cual no puedo despojarme?

¿Qué es tanta oscuridad? ¿Por qué no oigo nada? No puedo sentir ni el viento que mueve mi cabello. Me siento desolado, pero no triste. ¿Eh? ¿Qué es eso? ¿Fue un grito? ¡Yo conozco esa voz! … ¡Juvia!

Estaba sudado cuando abrí los ojos, era un sueño, un desagradable sueño, casi parecía una invitación a una premonición de muerte, lo peor de todo es que esa era ella, fue su grito, jamás olvidaría su voz suave, la que me vuelve loco.

El sol aun no había asomado del todo su presencia, pero no pude conciliar el sueño nuevamente, así que decidí levantarme y partir a un lugar donde me olvidara de la pesadilla.

Al abrir la puerta del gremio me asombre de solo ver a Mirajane, ¿En serio era tan temprano?, cerré la puerta tras de mí y se giro a mirarme con una sonrisa, estaba revisando el libro donde están todas las misiones.

-¡Veo que has madrugado, buenos días Gray!

-No tan buenos para mi.- Me senté en la barra sin verla a los ojos.

-¿Ha sucedido algo?- dejo el libro a un lado para ponerme atención, de seguro la asuste y pensó que era algo grave.

- Nada olvídalo, solo una molestia que me levanto temprano

- ¡Ah! Entonces a ti también te molestan los mosquitos… es por eso que yo también estoy aquí, ya que no puedo descansar, al menos uso el tiempo en algo productivo ¿No?

- Tienes razón.- Levante mi vista y le pedí un desayuno simple, mientras lo preparaba comenzó a comentarme sobre una misión que ofrecía bastante dinero, quizás creyó que con eso alegraría mi día y me daría algo en que pensar.

- Pero tiene una petición extraña, se debe ir con una pareja femenina.- puso el plato sobre el mesón.- Si te interesa deberías buscar a alguien ahora y partir, es bastante lejos.

- ¿Y a quien voy a conseguir a estas horas?, deben ser las 6 de la mañana.- Iba a dar el primer mordisco a mi pie de manzana cuando la puerta se abrió de golpe y entro corriendo Juvia, parecía molesta.

- ¡Juvia no puede soportar los mosquitos! , no he podido dormir toda la noche…- Hasta ese momento no había notado mi presencia.- …Gray-sama…

Se quedo perpleja al verme, ¿es que es tan raro que madrugue?, pero aunque eso me ofendió un poco, fue como un regalo caído del cielo, podía pedirle a Juvia que me acompañara a la misión, y así despejarme un poco, aun que no estaba tan seguro pensando que ella era la causante de mi preocupación. Lamentablemente cuando iba a arrepentirme Mira se adelanto.

- Hey Juvia, estaba comentando con Gray sobre una misión especial en la cual se necesita una pareja, y Gray quería ir, pero no tenía con quien, ¿Por qué no vas con él?, Ya que estas aquí y el lugar queda lejos, podrían partir inmediatamente.- Me sentí entre la espada y la pared, por una parte era perfecto, pero por otra, estaría pensando en esa pesadilla durante toda la misión. ¡No tenía nada más que hacer que aceptar fuera lo que fuera!

- ¡Claro! – Esa respuesta era obvia.- Si Gray-sama me necesita, iré con el donde sea.

- ¡Genial! Ya está decidido, misión tomada, ¡Vamos, Vamos! - Mira dio la vuelta por el mesón y nos tomo a ambos de la mano dejándonos en la puerta y entregándonos unos boletos de tren. Nos dio unas explicaciones simples, era algo de tomar un tren cuatro estaciones hacia el norte, y luego tres más hacia el este, ahí alguien nos estaría esperando.

Luego de unos veinte minutos de alguna u otra forma ya estaba con Juvia en el tren, no paraba de mirarme, estaba sonrojada, y yo me sentía algo incomodo, no porque me incomodara su presencia, si no porque yo también quería mirarla, pero era muy orgulloso para hacerlo. Durante el viaje no hablamos mucho, solo trivialidades, como por ejemplo sobre cómo era posible que Natsu se mareara en los transportes, o de misiones anteriores que quedaron en el pasado. En un momento ella se levanto para buscar algo en su maleta, y el tren dio un pequeño salto, provocando que perdiera el equilibrio y callera sentada sobre mis piernas, me miro avergonzada, y se tapó la cara con las manos, eso me pareció encantador, no pude contemplarla mucho más ya que se levanto y me pidió disculpas.

Tardamos aproximadamente cuatro horas en llegar a nuestro destino, en la estación estaba esperándonos un chico bastante joven, más o menos de mi edad, su cabello tenía un brillante color naranja y sus ojos eran rojos, me recordó a las llamas del tonto pelirosado que tengo como amigo. El chico que no nos dijo su nombre, nos guio hasta un coche en el cual entramos todos, ahí nos explico que nuestra misión era participar de un baile de parejas que estaba ofreciendo un barón muy rico de la zona, oír eso fue extraño ¿es que acaso se le puede llamar misión?, pero Juvia se me adelanto al pensarlo y decirlo.

- Pero… disculpe, eso no puede ser llamado misión.- Ella miro al chico suplicante, pensando que habíamos sido raptados y todo era una farsa, estaba confundida así que puse mi mano en su hombro y fijo sus ojos en mi, sentí un "tic", no sé en donde, pero fue como un paro-cardiaco, me puse nervioso y intente disimularlo.

- Tranquila señorita, aun no termino, su misión, aparte de gozar de esta fiesta, es encontrar entre las personas a esta mujer.- nos entrego una foto de una mujer de unos treinta años, ojos verdes y cabello castaño claro, de rasgos finos, parecía ser una princesa o algo por el estilo.- Como verán, esta dama es la condesa del reino vecino, el barón le propuso matrimonio hace unos meses pero no ha dado aun una respuesta y el piensa que está nerviosa, por eso ha dado esta fiesta, el sabe que ella vendrá, pero el número de invitados se nos ha ido de la manos y necesitábamos ayuda, el hecho de haber pedido a una pareja es porque la condesa se siente mucho mejor en ambientes donde hay amor y cariño.

He ahí donde tenía que explicar que no sabíamos que era una pareja real y pensamos que solo se necesitaba una mujer y hombre, pero preferí callarme, Juvia también permaneció en silencio, eso significaba que tendríamos que actuar como una pareja, por más que nos costara. El coche paró en seco en frente de un castillo colonial en tonos grises, parecía apagado y con una fuerte carga depresiva, quizás representaba también al dueño del lugar, eso explicaría el por qué la condesa no había dado respuesta aun, baje primero del coche y no me moví, el joven que nos acompañaba ayudo a Juvia a bajar y me miro extrañado como diciendo "¿Es que no eres caballero con tu propia mujer?", ese fue mi primer error, es que no sabía actuar, incluso si sentía algo por ella, mi orgullo no daba para más.

- Por favor entren, ahí serán guiados a su habitación por una sirvienta.- No dijo mas, tampoco nos siguió, entramos totalmente solos por esa enorme puerta, no había guardias, no se oía ni una sola voz, solo estaba ahí esa sirvienta de gracioso cabello rosado, se presento con una reverencia y nos guio a la habitación, me sentí extraño al ver que lo de "pareja" se lo habían tomado en serio, era un cuarto de casados, con una cama, y ningún sillón.

Juvia fue la primera en entrar, parecía calmada, pero pude ver como al dejar su bolso en el piso le temblaban las manos, quizás que historias locas se estaba pasando por la cabeza.

- Entonces los dejo aquí, considerando las horas deben estar muy cansados, a su lado izquierdo.- señaló una pequeña mesa color celeste con un plato encima, estaba cubierto por una tapa de metal, por lo que no se podía ver que había dentro.- esta su cena, disfrútenla.

Con eso último se fue de la habitación, Juvia dirigió sus ojos a mí y volví a sentir ese "tic".

- Gray-sama… - iba a decir algo mas pero entonces la interrumpí

- … Tranquila, yo dormiré en el suelo, hare un colchón de cojines, tu puedes usar la cama.

- Pero en ese caso Juvia se sentiría muy mal, por favor Gray-sama, duerma en la cama también, Juvia se pondrá lo más lejos posible de Gray-sama, si quiere hacemos un muro de cojines.- La verdad no me pareció una mala idea, así que acepte, además somos ya bastante grandes como para controlar nuestros actos, ¿Qué era lo tan malo que podíamos hacer?

- Esta bien, tienes razón.

- ¡Gracias Gray-sama!, así Juvia podrá dormir más tranquila, pero ahora… me gustaría poder cambiarme a ropa de dormir… Gray-sama…no espié.- Ella estaba mirando al suelo y la verdad no estaba muy atento cuando dijo eso, entonces verla de ese modo provoco que me sonrojara, mire rápidamente a otro lado y salí de la habitación.

Afuera me apoye a la puerta y sin que lo hubiera querido, así podía escuchar como revolvía sus cosas y lanzaba la ropa al suelo, no pude evitar imaginarla desnuda paseándose de un lado a otro. "¿Sería buena idea irrumpir y lanzarme a su cuerpo? ¡Pero claro que no!". No podía creer que pensamientos me daba esa mujer, tampoco que el deseo por que fuera mía creciera cada día.

.-¡Termine, Gray-sama! – Eso me saco de mis pensamientos y entre nuevamente a la acogedora habitación, ella vestía un camisón rosado muy femenino que se acomodaba a sus curvas, me quede perplejo mirándola.- Gray-sama ¿sucede algo?

.- ¡A-ah!, claro que no… es solo que.- "solo que eso es como un acelerador a una peligrosa bomba".-…nada, olvídalo.

.- Bueno entonces iré a dormir, la verdad no tengo nada de hambre, si quiere Gray-sama puede tomar mi parte.- entonces se dio la vuelta y se acostó en su lado de la cama, vi como cerraba los ojos y me quede así un rato, observando su tranquila respiración. Decidí tampoco comer nada y fui directamente a dormir, separados por esa adorable barrera de cojines azules y celestes.