Esto es Berk, en una optimista forma de verlo está al norte de Calvario y al sur de Muere de frío y ubicado justo sobre el meridiano de la tristeza. Tenemos escuelas, museos y una encantadora vista del amanecer, mi único problema es el Bullying. Verán, la mayoría de los chicos son altos y fuertes, pero yo soy algo así como un pescado parlanchín. Me llamo Henry, lindo nombre, lo sé, pero el apodo es peor: Hipo (sólo digamos que tres días de contracciones diafrágmales y mis entrañables compañeros siempre dispuestos a burlarse no son buena combinación).

Mi padre es el Mayor de la ciudad y si creen que eso tendría que traerme un poco de popularidad, están equivocados, porque lo único que obtengo es el deber de llenar zapatos muy grandes, literalmente.

Un slam dunk en basketball haría que por lo menos me notaran. Los jugadores de futbol americano son rudos, bloquear alguno seguro me conseguiría una novia. ¿Parkour? Exótico, doble de status. Y luego está el equipo de lucha, sólo los más fuertes entran ahí. Y apuesto a que no se imaginan que genial club integro, ¿alguna idea? ¡Exacto! Ingeniería mecánica. Sí, lo sé, suena nerd… y lo es.

Suena el timbre del almuerzo, lo que en mi vida significa esquivar todo lo que me lancen, no meterme en el camino de nadie e intentar comer algo. Al entrar en la cafetería nadie me nota, ¿por qué lo harían al fin y al cabo?, e instintivamente voy a mi mesa escondida en una esquina, típico de marginados, cuando me encuentro con mi adorable y amable primo Patán Mocoso. Sé lo que están pensando, grotesco apodo, pero es preferible que Eugenie, su verdadero nombre, ah, casi olvido un último detalle, el sobrenombre es de mi invención y por algún sobrenatural motivo todos comenzaron a llamarlo así. En el momento en que lo vi de verdad soñé con hacerme invisible o algo así, no por nada era el mariscal de campo y mi matón personal. Supongo que estaba de buen humor porque lo único que hizo fue empujarme contra la pared y mascullar un "¡Quítate, estorbo!", fue más considerado que otras veces aunque no lo crean.

Patán se abrió paso hasta la mesa de los populares donde estaban los gemelos Thorston, Brutacio y Brutilda (Zack y Zoe respectivamente), Heather Smith, subcapitana de las animadoras con tres de sus subordinadas, un par de chicos del equipo de lucha y… Astrid. Ella es, básicamente, el prototipo de chica perfecta, excelente en deportes, geniales notas, capitana del equipo femenino de luchas y de las animadoras, con una reputación intachable y un estupendo cuerpo (soy marginado, no ciego). He estado enamorado de ella desde… siempre, como todos los demás chicos de la escuela.

Mierda, me quedan exactamente tres minutos para entrar a Matemáticas y apenas si probé un pedazo de sándwich. Quedarme pensando en Astrid tanto tiempo no es saludable, menos para mí por el simple y obvio hecho de que soy invisible para ella, técnicamente no existo en su mundo… y eso frustra, pero sólo un poco. Mejor corro a mi casillero antes de que tenga que toparme con alguien… indeseable, si entienden a qué familiar me refiero.