El Diario de Miriam Pataki: La historia de mis hijas
Por: MorelosBkpets
Capítulo01: El telegrama de Olga.
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I don't wanna wait in vain for your love
I don't wanna wait in vain for your love
From the very first time i blessed my eyes on you, girl
My heart says, "Follow through"
But i know now that im way down on your line
But the waiting feel is fine
So don't treat me like a puppet on a string
Cause i know how to do my thing
Don't talk to me as if you think im dumb
I wanna know when you're gonna come
See, i don't wanna wait in vain for your love
I don't wanna wait in vain for your love
I don't wanna wait in vain for your love
Cause it's summer is here
I'm still waiting there
Winter is here and im still waiting there.
Like i said
It's been three years since im knocking on your door
And i still can knock some more
Ooh, girl, ooh, girl
Is it feasible, i wanna know now for i to knock some more?
Ya see, in life i know theres lots of grief
But your love is my relief
Tears in my eyes burn
Tears in my eyes burn, While im waiting
While I'm waiting for my turn
See, I don't wanna wait in vain for your love
I don't wanna wait in vain for your love
I don't wanna wait in vain for your love
I don't wanna wait in vain for your love
I don't wanna wait in vain for your love
Oh, I don't wanna, I don't wanna
I don't wanna, I don't wanna
I don't wanna wait in vain.
No, i don't wanna, I don't wanna
I don't wanna, I don't wanna
I don't wanna wait in vain.
It's your love that I'm waiting on
It's my love that youre running from.
"Wait In Vain" Bob Marley & The Wailers
Era una tarde de octubre, habían pasado ya 3 años desde que logre salir de prisión, al final, después de mucho sacrificio pude por fin formar mi propia familia, la familia que siempre necesité.
Mi esposo, Arnold, tan fiel y dedicado como siempre, supo comprender a la perfección lo que yo necesitaba para ser feliz en la vida, y mis hijos, pues que les puedo decir, bien o mal, ellos han logrado ser todo lo que yo espero que sean siempre, simplemente buenos hijos.
Bien, de acuerdo, dejare ya en este momento de divagar con cosas que ya están más que sobreentendidas. La historia que en esta ocasión planeo contarles, si bien no es una historia del todo trágica, lo es un tanto fantasiosa, si, lo sé, lo sé, no es muy de mi estilo el escribir sobre cosas que de algún modo no sé si sean verdad, pero lo que les aseguro de todo esto, es que todo lo que voy a contarles es por supuesto algo que alguien más ya escribió, o bueno pues, al menos la mayoría de lo que voy a contarles.
Resulta que después de tanto tiempo de continuar con mi vida y disfrutar de los finos placeres que esta podría ofrecer a cualquier persona, esa tarde de octubre, más precisamente un viernes 25, en la cual por cierto me encontraba plácidamente en mi oficina escuchado un par de canciones de Bob Marley, recibí un telegrama urgente de una persona a quien yo, de alguna manera ya no esperaba saber más, hablando en sentido figurado claro está, puesto que gracias al hijo de esta persona que les cuento, yo siempre tenía noticias de su estado puntualmente cada mes debido a las muchas postales que me hacía llegar, Olga Pataki, de ella era de quien yo recibía noticias, por supuesto, como ya les dije, gracias a su hijo, es decir, mi atento sobrino Bobby G.
En fin, aquel viernes 25 de octubre, me encontraba yo en mi oficina, aún seguía trabajando para la fundación Lloyd. La señora Brook Lloyd, de cierta forma ya se había retirado debido a su avanzada edad, y yo, después de tanto y tanto, fui ascendida nuevamente como directora de la oficina central de la fundación en Hillwood, así que, ya se darán una idea de cómo me encuentro ahora.
Quiero aclararles que originalmente yo no fui contemplada como la sucesora del cargo, naturalmente la hija biológica de la familia Lloyd, Rhonda, había sido la asignada, sin embargo, Rhonda pretendía un futuro, según ella, mas prospero para sí, y por ende solo duro 3 meses en el puesto y después renuncio.
A mi forma de ver, esa actitud de Rhonda fue muy tonta, pero ni hablar, cuando ella renuncio, me dijo que la fundación necesitaba a alguien con verdadero carácter para dirigir el lugar, y que según ella, siendo un "alma libre" por supuesto que no tenía dicho carácter, además su sueño desde niña siempre había estado inmerso en el mundo de la moda y el glamur, así que ya se darán una idea de donde se encuentra ahora. Bien, volviendo a lo anterior, ese viernes 25 de octubre, trataba de tomar yo una siesta en la oficina mientras escuchaba al legendario Bob Marley, cuando de pronto, un mensajero del servicio telegráfico llego buscándome y anunciando que traía un mensaje urgente; mi secretaria lo hizo pasar, y cuando el mensajero me leyó el mensaje, yo simplemente no podía creer lo que escuchaba, el mensaje era de mi hermana, de Olga.
Sépase, como ya lo mencione, solo entre ella y yo no había comunicación alguna desde hacía ya mucho tiempo, y ahora, después de tantos años, solicitaba una cita formal para entablar conmigo una charla entre hermanas, una de aquellas que en algún momento de nuestras vidas debimos tener. El telegrama decía lo siguiente:
Mi muy apreciable hermana, Helga Geraldine Pataki, te he extrañado mucho. Estaré de visita en Hillwood muy pronto. Seria agradable contar con tu presencia, pues es de carácter urgente platicar contigo. Llegaré a la ciudad este sábado 26 de octubre, espero que no faltes.
Por cierto, no estás obligada, si no quieres ir lo comprenderé. Seria agradable verte.
Con amor, Olga Pataki.
Como lo acaban de leer, en el telegrama, estaba recalcado el hecho de que no tenía la obligación de ir a la cita, si yo no lo quería, ella lo comprendería sin objeción alguna, pero que realmente seria agradable verme en esa ocasión. Yo por supuesto, no dije nada de momento, solo me quede concentrada en mis asuntos pensando solo en los pocos demonios internos que aun habitaban mi corazón y mente.
El mensajero se marchó justo después de que recobre la razón y le agradecí por su trabajo, claro, le di una propina y acto seguido, algunos minutos después, me retire de la oficina mucho tiempo antes de la hora normal en la que me iba, recuerdo que ese día no fui directamente a mi casa, simplemente llegue al parque central de Hillwood, compre un helado de chocolate y me senté en aquella banca rosada al lado del viejo roble que tantas escenas de mi vida presencio, ahí simplemente me senté a observar a las aves que iban y venían por el lugar.
Era exquisito el lugar, el parque había cambiado muchísimo en 30 años, pero aún conservaba su aire clásico de las épocas pasadas. Me encontraba yo en los 40 años de edad, y aun entonces me seguía gustando ir a ese lugar y recordar en especial todas las escenas felices de mi vida.
Recuerdo que pase algunas horas viendo el ir y venir de las personas que atravesaban el lugar, las parejas de enamorados que contemplaban el atardecer y por supuesto, a las decenas de niños y niñas que corrían y gritaban felices en el lugar; por un momento me encerré en mis pensamientos tratando de entender el motivo que tendría mi hermana para buscarme después de tanto tiempo. Esa tarde de añoranzas en el parque, me sirvió para comprender que no serviría de nada el seguir oculta en el aire del olvido, y sí, si yo me hacía decir que "lo pasado, pasado es" entonces debería de darle una oportunidad más a esa persona que ahora me buscaba.
Tomada la decisión, me retire del parque cerca de las 18:30, afortunadamente era el día en que la familia no cenaba junta, ni mucho menos en casa, al fin y al cabo era viernes de fin de semana y por supuesto, cada quien estaría por su lado, hablando claro, solo por mis hijos, quienes seguramente andarían por ahí en alguna fiesta o algo parecido, pues, al fin y al cabo, dos de ellos ya mayores de edad, Max con 25 y Connie con 18 años, de algún modo ¿Qué poder tenía yo? ¡Todo! diría cualquier persona, pero bueno, así han resultado las cosas; solo entonces, junto con Arnold, nos quedábamos con el más pequeño de los tres, Phill, de 3 años.
Por lo general esos fines de semana, los únicos que estaban en casa eran Arnold y el señor Potts quien además de ser ya muy viejo, aún seguía viviendo ahí en la casa de huéspedes. El señor Smith de quien realmente nunca supimos nada, un día simplemente y sin que nos diéramos cuenta de cómo lo hizo, vacío por completo su habitación, dejo un sobre con una cantidad muy importante de efectivo y una nota que decía:
Para pagar mis deudas atrasadas y el resto como un agradecimiento por tantos y tantos años de amistad, gracias Arnold.
El resto de aquella nota es historia, por supuesto era más larga, aun así, ese extraño sujeto simplemente desapareció y no volvimos a saber de él jamás. En conclusión, la casa a veces estaba ocupada, otras veces no, que rayos, cada quien tenía su ocupación y de mi parte, como les decía, los fines de semana casi nunca estaba yo, pues regularmente me encontraba en el grupo de exploradores con Phill.
No hice mucho tiempo desde el parque hasta la casa de huéspedes, aunque si contamos que en el camino de regreso me detuve a comer otro helado en el aún existente Slausen's pues, simplemente hice como 30 minutos más. Esa ocasión no llevaba mi auto, gracias a la contingencia ambiental ese día no circuló, así que tuve que andar a pie, en fin, llegue a casa, ya para ese entonces eran las siete y algo de la noche, y lo curioso de todo era que no había nadie en la casa, realmente se me hizo extraño, normalmente a esa hora están Arnold y el Sr. Potts quien cuida por la tarde al pequeño Phill, pero en ese momento no había nadie; entre a la casa y cuando encendí las luces, lo primero que vi, fue que sobre un pequeño mueble en el recibidor, justo el lugar donde se dejan las llaves, habían varias cartas y una nota de Arnold la cual decía:
Helga: invite al Sr. Potts al cine, Phill viene con nosotros, cenaremos fuera este día, espero que no te moleste, y no te preocupes, te prepare una lasaña, aún está en el horno, disfrútala, nos veremos en la noche.
P.D.: Te llego correspondencia, hay una carta de tu hermana y parece que es muy importante, por favor no la ignores, te queremos, Phill y yo.
Lógico, ese trío de burros aprovechó el aviso de que salí temprano del trabajo pero que aun así no llegaría pronto a casa, yo creo que han de haber creído que me fui de fiesta o algo así, bueno, que se le podía hacer.
¡Arnold! vaya soquete que es mi marido, sin embargo, aun así no ha dejado de ser mismo niño que era antes; seguramente noto algo en mi tono de voz cuando le llame desde la oficina, digo pues, aparte de que Arnold tiene un agudo sentido para detectar los problemas ajenos, era obvio que notase algo fuera de lo normal en mi tono de voz, ya que cuando le llame, incluso yo note que mi tono de voz no precisamente era el adecuado.
En fin, fui a cenar algo y el resto es historia. Simplemente la carta de Olga que había llegado ese día, realmente me tenía muy inquieta, mucho más de lo normal, y debo admitirlo, por un momento quise desechar esa carta, pero a final de cuentas creo que la voz de Arnold resonó con mayor fuerza en mi consciencia hasta que por fin, después de contemplarla durante casi media hora, por fin me decidí a leerla.
Debo aclararles que lo que venía escrito en esa carta era exactamente lo mismo que venía en el telegrama; a final de cuentas me dije a mi misma ¡tanto para nada! En fin, mejor ya no le preste más atención a la carta, excepto quizás, a la fotografía que venía adjunta dentro del sobre, no era realmente la gran cosa, sin embargo, esa fotografía, bien o mal, hablaba por sí sola pues era una fotografía de Miriam, pero no era cualquier foto, exactamente era una fotografía de mi madre, de Miriam cuando era niña, no cabe duda que Miriam era mi madre, en esa imagen se veía radiante y de cierto modo, muy, pero muy parecida a Olga, o más bien, Olga se parece a ella, salvo por el cabello, que ahí en la fotografía, Miriam lo tiene como yo lo llegue a usar muchas veces en mi niñez y parte de la adolescencia.
Otra cosa importante de esa fotografía, fue que en la parte de atrás, Olga escribió una nota en la que me pedía de favor el llevar aquel tesoro invaluable de Miriam, es decir, su diario, yo realmente de momento no lo entendí hasta que por fin, después de un rato comprendí el porqué de la relación. Resulta que después de leer y releer la carta de mi hermana, y mirar la foto de Miriam, decidí buscar en el baúl de los recuerdos, aquel viejo libro de mi madre el cual me hicieron llegar cuando yo estaba en prisión, además recordaba un breve espacio en donde bien cabía una foto, foto que de hecho faltaba en el diario y que al parecer, ahora después de tantos años, por fin la tenía en mis manos.
Aquello fue algo sumamente extraño, sin embargo, me llenaba de curiosidad la insistencia de mi hermana, no estaba yo de humor realmente, todo era tan inesperado, que a decir verdad, realmente no sabía yo que hacer o que pensar, salvo el hecho de que tenía que ir con mi hermana y descubrir ahora lo que se proponía hacer.
En alguna de las notas escritas en el telegrama, Olga, aparte de especificar donde nos veríamos, me había escrito la hora, y pues, a final de cuentas, la cita con mi hermana era al medio día por ahí de las 12:00 más o menos, y en la banca rosada cerca del viejo roble; bueno, supuse entonces que siendo sábado ¿a quién podría afectarle? a nadie en realidad, sin embargo, y cómo era sabido, yo tenía reunión con los exploradores los fines de semana y ese era un detalle mínimo, pero aun así muy importante.
A la mañana siguiente me levante muy apresurada, ese sábado yo tenía muchas cosas que hacer pero, por la inesperada llegada de mi hermana, tuve que cancelar muchos de mis planes, nada importantes al fin, pero si eran bastantes, la noche anterior, después de haber tomado la decisión, me había ido a dormir relativamente temprano, claro está, no sin antes haber cenado algo y mirado una película, y pues, tal fue mi cansancio, que realmente no recuerdo cuando me quede profundamente dormida, es más, ni siquiera supe cuando llegaron mis hijos, Arnold y el señor Potts, solo recuerdo que alguien me cubrió con una manta, y me dejo dormir en el sofá.
Bueno como les decía, ese sábado estaba demasiado apresurada, tanto había dormido que cuando abrí los ojos ya eran las 10:00 de la mañana y por cierto, un rico aroma a huevos revueltos y tocino me incitaron a levantarme, desayune con la familia, me arregle, hice algunas llamadas para cancelar algunas citas y después, heme ahí, justo después de toda una ajetreada mañana me encontré de pronto caminado en dirección del parque.
Por el rumbo, recuerdo que vi a dos viejos amigos, primero me encontré con la Sra. Berman, pero no la madre de Harold, ella había fallecido hacía muchos años atrás, me refiero a Patty Smith, o más bien ahora llamada Patty Berman, esposa de mi ahora buen amigo el carnicero Harold Berman, a ella la encontré haciendo la limpieza de la acera que da a la entrada de la aun llamada "carnicería Green" al final, después de tantos años de ser su aprendiz, Harold heredo la carnicería del señor Martin Green pues como recordaran, el único hijo del Sr. Green era vegetariano y nunca quiso hacerse cargo de ese negocio, así que al final se lo dejo a Harold. A ese gordinflón regularmente lo veía cuando iba de compras los días que podía, pero a Patty, increíblemente era difícilmente verla.
—Buenos días Helga—me saludo Patty.
— ¡Hola Patty! ¿Qué hay de nuevo? ¿Haciendo labores de aseo tan tarde?
—No propiamente, hoy llegue temprano para abrir el negocio, solo que no pude hacer el aseo hace rato a causa de Harold.
— ¿Qué, ese flojo de Harold aún no se levanta?
—No Helga, lo que sucede es que esta resfriado, y para este tipo de negocio no es bueno trabajar así.
—Para ningún trabajo diría yo —le respondí a Patty.
—Apropósito, ¡Helga! hoy te ves muy elegante, para ser sábado vas muy formal, ¿vas a alguna cita?
—Así es, tengo una cita con mi hermana mayor.
—Ya lo creo, imagine que te verías con alguien importante y además conocido.
Patty noto muy bien mis intenciones; sépase que me vestí muy formal aun para ser sábado; en general hay detalles en el arreglo personal de cada quien, los cuales definen enormemente lo que vamos hacer o a quien vamos a ver, en mi caso, era obvio que me vería con alguien muy importante, pues iba vestida con ropa elegante y casual pero un toque formal, ideal para una importante cita, sin embargo, lo que delato mi motivo, fue que la cita era con alguien conocido, detalle que resaltó Patty, según ella, si fuese algo de trabajo, aun cuando fuese un lugar cercano, lo normal es llegar en auto, pero en mi caso iba a pie, despidiendo el fragante aroma de un perfume casual, y por supuesto, con una bolsa común, lo que indicaba por conclusión que la persona a quien yo vería, era cercano.
—Veo que eres buena observadora Patty, bien, ahora tengo que retirarme, ya casi es hora y no quisiera retrasarme.
—Anda ve, espero que te vaya bien —dijo Patty.
Yo simplemente le agradecí y antes de marcharme le di una tarjeta de presentación.
—Gracias a ti también, ¡por cierto! antes de que me vaya, dale esto a Harold, es la tarjeta personal de Phoebe.
—Es de la Dra. Heyerdahl—Exclamo Patty.
—Así es, llámenla y ella les dará una cita.
—Así lo hare, hasta luego Helga.
Me despedí de Patty y pronto seguí con mi camino. Unos minutos más tarde, antes de llegar al parque, me encontré con el mismito Gerald Johansen quien también iba camino al parque, pero con uno de sus hijos, al instante me vio y lo obvio fue el cotidiano saludo.
—Hola Helga—dijo Gerald.
— ¡Gerald! ¿Qué hay de nuevo, vienes de paso?
—No, hoy no, solo vine a pasar un tiempo de calidad con el pequeño Martin, vamos hijo, saluda a tu tía Helga.
El pequeño Martin me saludo, era el hijo pequeño de Gerald, de hecho, el más pequeño de tres con apenas 8 años, las otras dos eran niñas, de 13 y 10 años.
—Hola tía Helga—me saludo el pequeño y luego se fue corriendo a los juegos.
—Vaya que es un chico inquieto —le dije a Gerald.
—Así es Pataki, es un chico inquieto tal como solía ser yo, ¡por cierto! es bueno verte por aquí de nuevo, tenía semanas sin verte, ¿Cómo ha estado la familia?
—Muy bien, gracias, y sí, he estado algo ocupada últimamente, tu sabes cómo es esto de la fundación Lloyd.
—Es cierto, aun sigues ahí, hubo un tiempo en el que creí que ya te habías salido de ese lugar.
—Yo también lo creí alguna vez, pero no, aun no me iré, aun me quedan muchas cosas que hacer y hay muchos quienes dependen de que siga en ese lugar.
—Si tú lo dices —dijo Gerald con cierta ironía—, a propósito, Phoebe me ha preguntado mucho por ti últimamente.
—Lo imagino, pues como te veo más a ti que a ella, es lógico que pregunte —dije yo.
—Eso pasa porque trabajamos en la misma calle —respondió Gerald con una grata sonrisa.
Tal y como lo leen, Gerald y yo teníamos ocupaciones muy diferentes, por un lado yo atendía la fundación Lloyd y por el otro lado Gerald trabajaba en una agencia de ventas de… ¡no sé qué cosas! pero al parecer era algo importante, en conclusión, como lo leyeron, trabajamos en la misma calle, de hecho su edificio está frente al mío, así que seguido lo veo, e incluso hay temporadas en las que todos los martes y jueves salimos a almorzar juntos; que curiosa es la vida, recuerdo que cuando éramos niños, muy pocas veces congeniábamos él y yo, de hecho, nos molestábamos en cierto modo.
—Por cierto Helga, ¿A dónde vas a esta hora y muy elegante además? —Pregunto él—, normalmente el sábado estas con los chicos exploradores.
—Ah, es que tengo una cita, una cita con mi hermana.
— ¿Con Olga Pataki? ¿Tú hermana mayor? Wow eso es sorprendente.
—Así es, iré con ella.
—Vaya, eso sí que es raro, no me lo tomes a mal, pero después de tanto tiempo, no creí que ella aun siguiera viva.
—Descuida Gerald, por mucho tiempo yo tampoco creí que lo estuviera, salvo por mi sobrino que siempre me tiene la tanto de su estado.
— ¿Y vas a verla ahora mismo?
—Así es —le respondí con una sonrisa.
—Bueno pues, entonces te dejo, ya platicaremos luego.
—De acuerdo Gerald, platicaremos luego, salúdame a la familia por favor.
Gerald se despidió en ese instante y fue en busca de su hijo quien ya lo estaba esperando cerca de un claro, con un guante y una bola de base ball.
Camine algunos minutos más y por fin me acerque al lugar del encuentro, poco a poco al principio creí que Olga no llegaría, que inclusive la fecha de la cita estaba equivocada e incluso, creí que era un error el verme con ella así tan repentinamente, no quería aceptarlo, pero realmente yo tenía miedo de encontrarme con mi hermana, miedo de caer en los reproches, los insultos, ¡qué sé yo! el caso es que tenía miedo y además, estaba muy nerviosa, después de tantos años me vería nuevamente con ella y al menos para mí, aun saltándome todos mis prejuicios, hasta yo sabía que ya era el momento de cerrar ese capítulo en mi vida, tal como me había dicho Arnold, esta vez, no ignore la situación y mejor le hice frente.
Como les decía, no creía que Olga estuviese en el lugar, pero cual va siendo mi sorpresa, que aun a la distancia, mientras me acercaba a la banca rosada, desde lejos podía notar su figura, era inconfundible la silueta de Olga pues a pesar de todo, también tenía una porte especial que la hacía parecerse mucho a mi madre, de hecho, por un momento inclusive creí que la persona que esperaba en aquella banca rosada era Miriam.
No sabría decirles en verdad, cuando tiempo habría estado esperándome mi hermana en aquel lugar, pues cuando me le acerque y pregunte, ella solo me respondió que no llevaba mucho tiempo esperando, aun así, para mí, la realidad tal vez era otra, pues se le veía algo cansada, como si ella ya llevase mucho tiempo esperando, sí, pero esperando ¿Qué?
Continuará...
Nuevamente chicos y chicas, les traigo esta historia que es dedicada totalmente para ustedes, para los nuevos fans de la serie Hey Arnold! y por supuesto también para todos los viejos fans que aun pululamos por aquí.
Esta historia es para ustedes, disfrútenla, yo me despido deseándoles lo mejor y en espera por supuesto de poder contar con la lectura de todos sus valiosos comentarios...
Soy MorelosBkpets y me despido no sin antes desearles una terrorífica noche muahaha...
¡Feliz Noche de Brujas! y ¡Feliz Día de Muertos!
Saludos, desde la ciudad de México.
