Algunos ya me conocen, otros no, sin embargo el destino me trae de nuevo a esta página con una historia nueva (no crean que no vengo seguido a leer otras historias eh!) bueno decía aquí estoy de nuevo, escribiendo otra historia, sé que me he perdido pero he tenido una serie de eventos en mi vida personal que me han hecho imposible sacar adelante mis historias.
Muchas gracias por leer y no se preocupen ya escribí toda esta historia, ya tiene fin :) lean con confianza.
Recuerden:
Ranma ½ y todos sus personajes son creación y propiedad de Rumiko Takahashi. Esta historia no la escribo sin fines de lucro y mi único interés es practicar mis habilidades de escritura y además homenajear una de mis historias de anime favoritas.
Lo que dicen los personajes entre guiones ( — ) lo que piensan entre la conversación está en comillas (—" pensamiento "—).
CAPITULO 01
Pensamientos Matutinos.
Despertó algo sobresaltada, la luz del sol se abría paso entre la tela de las cortinas de su habitación, y daba justamente en su rostro provocándole un agradable cosquilleo en la nariz.
Akane miro por instinto los números rojos de su reloj despertador, pero en lugar de saltar impaciente de su cama, se removió un poco entre las tibias sabanas regalándose unos minutos más de tranquilidad.
Un ruido de pasos delicados y el sonido al cerrar de la puerta de su hermana Nabiki al salir, interrumpió su sopor, así que poco a poco removió los músculos de su cuerpo y se preparó mentalmente para el día que le esperaba.
—"Un nuevo día, otra loca aventura"— pensó Akane, mientras tomaba valor para abandonar su cómoda cama.
Se puso de pie, y después de revisar discretamente a su alrededor, se desnudó mientras se miraba al espejo. Se miró de arriba abajo y sintió una punzada de decepción al ver su torso desnudo, la estúpida frase de "Marimacho plana" le atacó con la guardia baja. Sacudió su cabeza para alejar el pensamiento negativo y sonrió de nuevo al recordar que esa semana había comprado un par de nuevos sostenes porque los que tenía ya le empezaban a resultar un poco ajustados.
—Mi cuerpo aun está creciendo, pero ese es nuestro secreto ¿Verdad marimacho?— le dijo a su reflejo en el espejo mientras se guiñaba un ojo sugestivamente. Sonriendo se puso el uniforme rápidamente y se cepillo el cabello, cuando colocó nuevamente el cepillo en su tocador, deslizo accidentalmente un empaque de brillo labial y este cayó al suelo, ella lo levantó, pero justo al momento de colocarlo nuevamente en su sitio se detuvo.
—Tal vez sea una señal…— se dijo a sí misma, y para cuando se dio cuenta, estaba colocándose brillo labial frente a su espejo. Era muy discreto, pero Akane sonrió al ver el resultado final.
—Tal vez el día de hoy sea diferente… estoy harta de esta rutina— dijo la peliazul mientras salía de su habitación con su maletín en una mano y llena de ánimos de comenzar un nuevo día.
La mañana comenzaba como todos los días para Akane.
Tenía cerca de un mes despertando así, mucho antes de que sonara la alarma, para su desgracia, pues esos momentos de calma y soledad absoluta le servían únicamente para pensar, pensar y pensar. Ella pensaba en la vida que le había tocado vivir hasta ahora, las locas aventuras con su familia y todas provocadas por su prometido. En su situación sentimental con el mismo y en los insultos que él usaba contra ella y que hacían que le hirviera la sangre de coraje. En las molestas prometidas, en sus inútiles intentos por aprender a cocinar, en su figura y belleza poco femeninas, en Jusenkyo.
En Ranma de nuevo, en su boda fallida y en como a pesar de que su sueño era el de cuidar y promover el arte en el Dojo de su familia, no había cumplido con su obligación de entrenar y ser la mejor artista marcial de la familia Tendo. Todo esto lo único que provocaba en ella era una tremenda depresión que la dejaba sin ánimos por las mañanas al despertarse. Afortunadamente las locuras de su prometido y las diferentes situaciones por las que pasaba por culpa de las prometidas entrometidas le servían para olvidar un poco el sentimiento de absoluto aburrimiento y culpa.
—"Espero que pase algo realmente interesante este día estoy a punto de colapsar en un letargo de aburrimiento total" — pensaba la chica mientras dirigía sus pasos por el pasillo hacía las escaleras rumbo al comedor principal.
Sonrió alegremente a su hermana Kasumi desde la parte superior de las escaleras, quien iba entrando por el pasillo para llevar los primeros platos del desayuno al comedor, y su hermana en respuesta con una sonrisa y un movimiento de cabeza le recordó que debía ir a despertar a Ranma. Con su hermana no tenía que fingir, ni reprochar el que la mandaran a despertar a su prometido, con ella no había frases cansinas y molestas de "es tu obligación por ser la prometida" o "es tu deber como futura esposa" etcétera. Así que antes de bajar se dirigió a la habitación del chico, tocó un par de veces, pero como era costumbre, el "bello durmiente" de su prometido roncaba a pierna suelta en una cama que parecía escenario de una pelea de gatos callejeros.
—Ranma, es hora de ir al colegio— dijo Akane en tono suave, mientras se ponía de rodillas junto al futón de Ranma.
—Ranma, despierta…— repitió mientras tocaba uno de los hombros del chico sacudiéndolo un poco para despertarlo.
Akane lo miró detenidamente, desde lo que había sucedido en Jusenkyo, había aprendido a apreciar un poco más al testarudo y egocéntrico muchacho. Si bien se sentía atraída a Ranma, y creía estar enamorada de él, el chico no aclaraba lo que sentía por ella así que su situación emocional estaba irremediablemente estancada.
Así que, mientras pasaban los días y el recuerdo de Jusenkyo se veía cada vez más lejano, ella empezó a tomarle un fuerte cariño a pesar de que siempre la hacía rabiar, además ambos tenían una irracional capacidad para molestarse entre ellos en cualquier mínima oportunidad; por lo que ella realmente apreciaba los instantes en los cuales podía estar cerca de él y observarlo sin correr el riesgo de ser dominada por la ira y mandarlo a volar lejos.
—Ranma…— Akane se inclinó un poco más y pasó su delicada mano por la frente del chico, dándole una discreta caricia. El suspiró y giró un poco su rostro, pero se negaba a despertar, así que inhaló todo el aire que sus pulmones le permitieron y gritó en su oído.
—¡Es hora de desayunar!— provocando que el muchacho saltara sobresaltado de su cama y le mirara asustado mientras se cubría con su manta.
—¡Que te pasa marimacho! ¡Acaso quieres matarme de un susto! ¡Esa no es manera de despertar a nadie!— grito enfurecido mientras se percataba que no hubiera un peligro potencial en la habitación.
—¿A caso querías despertar con un beso de los buenos días de tu poco atractiva prometida?— contestó burlona Akane mientras se disponía a salir de la habitación, pero antes de pasar por la puerta se volvió sacándole la lengua a su prometido. El chico solo se sonrojó ferozmente pero mantuvo su cara de poker lo mejor que pudo.
—Date prisa o me comeré todo el arroz, hoy amanecí con mucha hambre— dijo mientras dejaba a un ceñudo Ranma solo en su habitación.
—Marimacho…— murmuró el chico antes de que la chica terminara de abandonar la habitación.
Ya sentada a la mesa observaba atentamente, como todos los días, la pelea matutina de los hombres Saotome, mientras su padre, tía Nodoka y sus hermanas intentaban tomar su respectivo desayuno civilizadamente.
Mientras Ranma y Genma peleaban haciendo corrientes de aire a su alrededor con sus patadas y movimiento marciales Akane se comenzó a sentir realmente exasperada por la rutina. ¿Sería el resto de su vida así? Una continua pelea matutina, seguida de un día de retadores, maldiciones antiguas, falsas prometidas entrometidas y de más situaciones excéntricas ¿Solo por estar casada con un Saotome?
—"Hoy será un día demasiado largo"—pensó Akane mientras suspiraba sonoramente y dejaba a un lado su casi intacto desayuno. Nabiki se levantó súbitamente y casi salió corriendo del comedor.
—Me voy familia, los negocios esperan…— dijo Nabiki a manera de despedida. Ranma y su padre se sentaron a devorar su desayuno mientras Kasumi le llenaba el cuenco con más arroz a su padre.
La tía Nodoka estaba levantando los platos sucios y cuando tomó el de Akane, esta no pudo escapar al interrogatorio.
—Akane, querida, no tocaste tu desayuno ¿Te encuentras bien?— dijo la mujer mientras le daba espacio para que ella se pusiera de pie.
—Sí tía Nodoka, es solo…— respondió dudosa mientras se alisaba la falda del uniforme —…es solo que se me hace tarde y no tengo demasiado apetito— mentir no se le daba muy bien así que intento no mirarla a los ojos. Pero Nodoka le puso una mano en su mejilla para mirarle de cerca.
—Pues fiebre no es, y tienes buen color, solo no te malpases demasiado— le dijo maternalmente la bella mujer mientras le arrancaba una sonrisa a Akane.
—No te preocupes tía, es solo que no me siento muy animada hoy, es todo, debe ser que casi me llega mi periodo— dijo en voz baja y ruborizada la peliazul. Odiaba mentirle a la madre de Ranma pero, últimamente ni ella misma conocía la razón por la cual estaba tan hastiada y aburrida con la rutina.
Nodoka le dedicó esa mirada patentada por todas las madres del mundo que dice "No te creo, te conozco bien, pero si no me quieres contar es tu decisión" y Akane sonrió un poco forzada.
—Bueno, querida te guardaré esto en un contenedor para que te lo lleves de almuerzo, no es bueno que te mal pases, espérame un momento— dijo la mujer mientras se introducía a la cocina.
Akane suspiro cansinamente mientras veía de reojo como los hombres de la casa comían como animales salvajes todo lo que estaba sobre la mesa. De pronto tuvo una visión de su futuro, vio a su padre un poco más anciano comiendo presuroso mientras un adulto Ranma se peleaba el desayuno con un par de gemelos pelinegros de diez años o más y un pequeñín de siete años intentando alcanzar el nivel de lucha de los tres mientras su tío Genma le robaba su comida del plato. Ella llegando con más arroz mientras intentaba que en la lucha no se derramara el contenido de su olla sin conseguirlo y de fondo el melodioso llanto de un bebé sentada en una sillita a un costado de su sitio en la mesa.
Akane se estremeció horrorizada y un escalofrío le recorrió la espalda pero solo salió de su ensoñación cuando su hermana Kasumi le hablo fuerte para llamar su atención.
—Akane, podrías darle esta libreta a Nabiki cuando llegues a la escuela, se le olvidó encima de la mesa— le dijo su hermana poniendo la libreta en sus manos. —Te lo agradecería mucho — dijo con su sonrisa habitual la mayor de las Tendo mientras la peliazul le agradecía mentalmente el que la hubiera despertado de su horrible pesadilla personal.
—Aquí tienes querida, y no lo traigas intacto de regreso— la sorprendió apareciendo de la nada su futura suegra y ella le sonrió mientras le colocaba un paquete en las manos. —Por cierto querida, me encanta como luce en ti ese lápiz labial, te ves hermosa, solo trata de no poner demasiado celoso a mi muchacho—
De inmediato Akane se sonrojó hasta que sintió que sus orejas ardían. Alguien había notado su maquillaje. —Gra…gracias tía Nodoka, tengo que irme, se me hace tarde…— tartamudeo avergonzada y salió huyendo lo más rápido que sus piernas le permitieron.
A unas cuadras de su casa escuchó a Ranma gritando que lo esperara, pero aún sentía su rostro ruborizado y prefirió ahorrarse la burla de su prometido.
—¡Ey Akane, esperameee!— le gritaba un Ranma, que por el sonido de su voz parecía molesto.
—¡Ya es muy tarde, no me quedaré en el pasillo por culpa de un flojo bueno para nada!— le grito mientras corría con todo lo que le permitían sus pies. De fondo escuchó un fuerte golpe y una campanilla de bicicleta, en otro momento sería un mal comienzo de fin de semana, pero el día de hoy le sabía a bendición de los dioses chinos. Odiaba a esa chica de cabellos púrpura pero se sentía sumamente avergonzada por haberse maquillado esa mañana. Muy en el fondo sabía que en ese momento no soportaría una burla de nadie, y tampoco soportaría el aburrimiento de estar una hora cargando cubos de agua en el pasillo de la escuela. Solo tenía una opción y nada mejor para evitar la burla a cerca de su maquillaje de parte de su antipático prometido que una prometida demasiado insistente.
—¡Ni-hao, Ranma mi amor ¿Hoy tu tener cita con Shampo?! — dijo una sensual y delicada voz de mujer a sus espaldas mientras ella continuaba con su carrera.
—¡Akaneeeee esperameee!—gritó de debajo de una bicicleta su prometido, pero ella sonriente giró su cabeza para verles sin perder la marcha —Buenos días Shampoo— dijo la peliazul dejando a Ranma y a la amazona muy extrañados con su reacción.
— ¿Qué rayos hacer prometido a Akane esta vez? — preguntó extrañada la amazonas al chico de la trenza bajo las ruedas de su bicicleta mientras el intentaba no ver a la chica con mirada asustada.
— No tengo la menor idea… — dijo intrigado el heredero de los Saotome mientras veía como su prometida se perdía en el final de la calle.
Espero que les guste el comienzo de mi nueva historia les prometo que esta será un poco más intensa de lo que han leido aqui pero no se preocupen no los haré sufrir demasiado. Gracias por leer :D
