Título: Dejame Dormir a tu Lado

Tìpo: One.Shot

Contenido: Leve Lime

Summary: - Me vuelves loco Chiquilla - murmuro Inuyasha Taishou a su oído, Kagome cerro los ojos y suspiro de tristeza dejando que una lágrima ahogara su dolor.

N/A: Serie de tres One.Shots, espero les guste (:


Dejame Dormir a tu lado

By: Ferpechi

- Buenas noches – saludo una joven entrando a la gran mansión.

- Buenas noches Kagome, como te ha ido en tu día libre? – pregunto la señora de la casa

- Pues bien, gracias… disculpe la demora – murmuro apenada. – Ya iré a la cocina

- No le prestes mucha atención a eso, puedes irte a descansar si quieres, saldré a cenar con los señores Taishou – se detuvo para dejar la taza de te en la mesa – Llama a los niños y avísales que en media hora estén abajo – Kikyou se levanto y camino hacia Kagome, aquel porte elegante e imponente hacían que la joven azabache se sintiera tan inferior y humilde, su cabello era largo y espesamente negro como la noche, sus mirada era fría y calculadora y su modo de hablar era corto y preciso. - Estaré en el estudio si me necesitas.

- S-si Señora – respondió cortada. Kagome subió las escaleras y ayudo a los pequeños a vestirse, ya al bajar vio que la señora estaba en la puerta esperándolos con una sonrisa, la azabache se despidió y fue a su habitación para descansar.

Inuyasha se había bajado del automóvil algo molesto, no pudo ir a cenar con su familia por problemas del trabajo que debía resolver y seguro a Kikyou le daría miedo manejar de noche y dormiría allá. El tono de voz de su mujer fue claro y frío cuando le aviso que no podría ir – Otra vez Inuyasha?, déjalo así – le murmuro.

Inuyasha pasaba por la sala, su casa estaba a oscuras y la única luz encendida era la de la cocina donde se escuchaba la risa de algunas mujeres, entre ellas Kagome; se acerco sigilosamente y se apoyo a la pared para escuchar de que hablaban, seguramente algo había pasado en el día de hoy.

- En serio Kag? – pregunto una castaña emocionada

- Si si amiga! – chillo de alegría – me ha besado – Al escuchar esto, Inuyasha sintió una rabia inmensa y celos que no se comparaban con los que alguna vez le tuvo a su ahora esposa. Entro a la cocina sin siquiera saludar y vio a Kagome con desprecio mientras que la otra se extrañaba.

- Quiere algo, señor Taishou? – pregunto Sango

- No… puedes retirarte a dormir, igual tu Higurashi – respondió lanzando la puerta de la nevera. Kagome quien siempre había sido curiosa, pregunto con inocencia. – Ha tenido usted un mal día?, puedo prepararle una taza de chocolate si quiere… - dijo, con voz esperanzada. – No, solo ve a dormir – devolvió fríamente.

Por que se sentía así?, el era solo su jefe y estaba casado… Pero que la hubiese tratado tan mal? Eso la ponía triste, es que acaso había hecho algo que no le había gustado?. Kagome entro a la habitación y camino directamente al baño para tomar una ducha, en realidad no tenía muchos ánimos, su día había sido perfecto pero la noche arruino todo.

- Cariño? – pregunto Inuyasha disimulando su rabieta

- Amor, esta noche dormiré aquí…de seguro Kagome ha dejado algo de comer en la nevera, por favor, dile que mañana necesito que se levante temprano, iré a almorzar con tu madre a la casa -

- Esta bien, si la veo le aviso, aunque creo que se fue a dormir… - murmuro

- Entonces avísale a Kaede cuando te lleve el desayuno al cuarto – pidió

- Esta bien, adiós, dale a un beso a los niños de mi parte.

- Si, Te amo –

- Y yo a ti – respondió Inuyasha sin muchos ánimos.

Ciertamente la confianza que tenían con la servidumbre era extraña, ya que los trataban normalmente como miembros de la familia, a veces cenaban en la mesa otras Kikyou las invitaba a las compras, tal vez porque su esposa se sintiese sola cuando los niños iban a algún curso. Ella nunca se había sentido bien en el mundo en que la introdujo Inuyasha, las mujeres de "ropa blanca" como les decía ella, eran falsas y mentirosas y con gente así no se quería nada.

- Kikyou siempre ha sido así… tan, humilde… - pensó.

Inconcientemente el peliplateado caminaba hacia un pasillo que daba no precisamente a su habitación, al detenerse estaba frente a la puerta Kagome, toco tres veces y nadie respondía, se harto y entro sin siquiera preguntar si podía, total esa era su casa. No había nadie y la ropa estaba tirada en el piso dando hacia el baño.

- No estoy en mis mejores cabales – murmuro, abriendo la puerta. Al entrar vio la silueta de una mujer a través del vapor, pensó que estaba cometiendo un error, pero lo último que quería era retractarse; pero su mala suerte fue peor y el celular sonó retumbando.

- Maldición – pensó, noto como Kagome cerro la llave y abrió la puerta quedando el al descubierto. – S-señor? – pregunto nerviosa, notando que este la había visto desnuda, pero, que hacia el ahí?. Escucharon una voz afuera y voltearon automáticamente hacia la puerta – Demonios! No! – chillo Kagome, Inuyasha la vio y enseguida se abalanzo hacia ella tapándole la boca. – Amiga, estas en el baño? – preguntaron afuera, mientras el celular de Inuyasha volvió a sonar. – Kagome? Estas ahí? – pregunto de nuevo ahora confundida. – Respóndele y cuidado con lo que digas – le murmuro Inuyasha – S-si – respondió la azabache.

- Sango amiga… que pasa? – pregunto nerviosa

- Nada, es que no tenia sueño – respondió – te voy a esperar aquí sentada

- No – grito

- No?

- Que digo, no, yo voy a tu cuarto –

- Pero…-

- Por favor Sango -

- Ocurre algo?, te llamo el chico de la salida? -

No! – Kagome sintió como el cuerpo de Inuyasha se tenso. – Sango, dentro de un rato pasó por tu habitación. -

- Entonces, quien te llamo? -

- A donde? – ya ahora esta situación le parecía molesta -

- El celular Kagome! – le susurro Inuyasha -

- Al celular amiga –

- Ah si, si… no, me llamo mi… mi mamá!, si eso, mi mamá! – grito

- Ok, ok, ya entendí… te espero afuera – cuando escucharon la puerta cerrarse Inuyasha soltó a Kagome ya que la había mantenido contra la pared todo ese tiempo, sintió una cachetada y la miro. – Que hace usted aquí?! -

Inuyasha no reacciono, la miro y tomo sus labios con fuerzas, estaba molesto, celoso, deseoso de ella… El beso fue como un golpe para la joven y una lagrima rodó por su mejilla, Inuyasha lo noto y se detuvo para verla a los ojos.

- Que pasa? –

- Por que me hace esto? – dijo, entre lagrimas – Por que me trata mal y luego me besa con tanto odio? -

- Kagome yo… -

- No! Déjeme! – grito, empujándolo –

- Prefieres estar con el! – le devolvió Inuyasha tumbando unas cosas –

- Déjeme! Lárguese de aquí! –

- No! – y volvió hacia ella para besarla. Kagome trato de empujarlo de nuevo pero este la sujeto con fuerza arrinconándola. – Me vuelves loco pequeña – le susurro al oído – Y me molesta que ese tipo te haya tocado… -

- Cállese… por favor – rogó sin muchas fuerzas, ya rindiéndose – Suélteme y váyase -

- No me pides eso… Por favor… - respondió su jefe con voz triste, besándole el cuello. Kagome se fue zafando poco a poco de su agarre ya que el lo aliviano un poco y esta callo arrodillada al piso, Inuyasha se tumbo sobre ella quedando los dos semi sentados en la ducha con las piernas entrelazadas, el sobre ella besándola y esta acariciando su cabello. El ambarino tenia la ropa mojada y Kagome trato de moverse, este al notar su incomodidad se levanto rápidamente saliendo de la ducha y luego le tendió su mano, esta al salir busco la toalla pero el no la dejo y la cargo llevándola a la habitación.

La acostó en la cama con delicadeza y se sentó a su lado, esta se volteo para no tenerlo que mirar quedando su cuerpo de lado, Inuyasha escuchaba como la chica gemía y el solo suspiro para acariciar su cabello, que idiotez había cometido. Cuando se paro para irse esta le dijo en voz casi inaudible que se quedara, no hizo falta que le insistieran y se acurruco a su lado no sin antes quitarse la camisa y el pantalón, se abrazaron bajo las sabanas y exploraron su cuerpo a través de las caricias y besos que nunca debieron existir.

Kagome dormía placidamente en los brazos del Seños Taishou, lo rayos del sol naciente se colaban entre las cortinas matizando la escena de manera tierna y segura. Aquellos brazos fuertes la sostenían con posesividad mientras sus piernas estaban enredadas. La azabache se despertó un tanto desubicada y vio aquellos ojos ámbares que la veían con ternura, esta se sintió apenada y comenzó a besar su pecho con delicadeza. Inuyasha se tenso, esa chiquilla le estrujaba el corazón pero no podía ilusionarla. Levanto su rostro con una de sus largas y grandes manos para llamar su boca la cual ella entrego con paciencia y dolor, ella solo era un aventura. Comenzaron aquella danza de cuerpos que entraba y salía de la cavidad de la chica hasta dormir de nuevo placidamente.

- Sango, cariño, puedes pasarme a mi esposo? – pidió Kikyou al otro lado del teléfono

- Creo que ya se fue señora, Kaede no lo encontró en su habitación esta mañana, de seguro salio desde temprano.-

- Es extraño, llame a la oficina y tampoco esta, y el celular no lo contesta –

- Quizás esta en una reunión – respondió Sango con inocencia

- Tal vez… Por favor avísale a Kagome que estaremos allá en media hora, que tenga todo listo. -

- Si señora – dijo Sango confundida, sin comentar que su amiga aun seguía dormida. La castaña colgó el teléfono y camino hacia las habitaciones de servicio, de seguro Kagome se sentía mal porque anoche no fue a su habitación, tal vez había peleado con la cita de ayer. Toco la puerta calmadamente sin hacer mucho ruido y como nadie contesto entro, al abrirla se fijo en una hermosa cabellera plateada que se desparramaba en el colchón, sorprendida se fijo en que su amiga estaba dormida en el pecho de aquel hombre y ahogo un grito para salir de la habitación sin hacer mucho desorden. Al salir respiro profundo y camino a la cocina aun en shock, en que se había metido su amiga?, se pregunto mentalmente.

Kagome vio su reloj en la mesita de noche y noto la hora parándose rápidamente, Inuyasha quien había sentido el golpe de la azabache para despertarlo la miro con molestia

- Oye! –

- Lo siento señor Taishou… mire la hora que es – respondió señalando, ante la mirada interrogativa del otro – Yo, a diferencia de usted tengo trabajo que hacer – murmuro dolida

- Quedémonos tendidos todo el día en la cama, te doy el día libre y retocemos todo lo que queramos.

- No sea grosero! – grito, lanzadole la almohada, este la aparto y la agarro del brazo atrayéndola –

- Es que no quieres? – dijo con picardía

- Por favor – rogó, alejándose – No juegue así conmigo – pidió, parándose para correr al baño y encerrarse ahí dejando a un Inuyasha confundido y entristecido. Kagome abrió la llave fría y se sumergió bajo aquella cascada para aliviar sus pensamientos.

Inuyasha se levanto y recogió un poco la habitación y se coloco su pantalón y camisa, volteo a ver la puerta del baño y pensó en entrar, pero era mejor dejarlo así… Se acerco a la mesita de noche de Kagome y se fijo en que habían unas fotos, las tomo y comenzó a verlas, esa chica había cambiado mucho, debía suponer que en aquellas imágenes tenia al menos unos quince años, y ahora tenia veintiuno, o bueno, así decía su currículo. Era un chiquilla responsable que solo trabajaba para ellos para poder pagar sus estudios, no era orgullosa ni pretenciosa y hacia muy bien su trabajo.

Antes de salir noto como Kagome salía del baño dejando la regadera abierta, volteo para mirarlo a los ojos y tomo la mano donde tenia el anillo de casado, la llevo hasta su rostro y se acaricio con ella, se acerco a Inuyasha y lo beso con ternura y amor para luego dejarlo ir.

La tarde pasó rápidamente y no se toparon en lo que resto del día ya que este salio a su oficina en el mismo momento en que llego Kikyou. Como no encontraron la comida lista, la señora se extraño llamándola; Kagome le contó que se había sentido muy mal y que si no hubiese sido gracias al señor que le fue a comprar una pastillas a la farmacia, esta se hubiese sentido peor, y pidió disculpas ya que el celular sin querer se había quedado en su cuarto porque en el momento en que entro para ver como ella estaba lo coloco en la mesita de noche. Luego de que el señor llego se encerró en la oficina y se fue a la empresa al mediodía. Kikyou confiada de la historia le sonrió diciéndole que no se preocupara, que ya entendía el porque su esposo no había contestado en la oficina y que por lo del celular no había problema, ella misma se lo entregaría. Kagome suspiro tranquila y luego de que la señora se hubo retirada se levanto para recoger la poca ropa que había en el armario para meterla en la maleta.

Ya era media noche y todos dormían en aquella casa menos una azabache que lloraba silenciosamente mientras caminaba sigilosamente por la sala y abría la puerta para salir de ese lugar sin darse cuenta que un ambarino la veía desde el umbral de una de las habitaciones.

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Otro One.Shot

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Ferpechi