Beyblade no me pertenece, tampoco em pertenecen sus personajes, solo me pertenecen los : Romina, Robert y Jesús.

Han pasado muchos años, desde que dejamos el beyblade, Kyoya y yo ya tenemos diecinueve años, vivimos juntos en una aldea, llamada la aldea del dragón, es una aldea muy tranquila, donde todos vivimos aislados del beyblade, pero, aun teníamos guardados nuestros beyblades, bueno el tiempo pasa y pasan muchas cosas. Yo estuve estudiando en la universidad estos años, Kyoya estaba trabajando en la tienda de su padre, Tsubasa es policía, está investigando un caso de chicas, desaparecidas y violadas, Ginga y Madoka, se casan el mes que viene, Kenta y Yu, están estudiando en un instituto, de Ryuga y Hikaru no se nada, ya que viven a las afueras del pueblo, Jesús, sale mañana de la cárcel, Robert se volvió famoso y era un empresario multimillonario y Doji se escapó de la cárcel hace tiempo. Era por la mañana temprano, Kyoya aun dormía, yo estaba despierta haciendo el desayuno, una vez acabo voy a llamar a Kyoya.

-Dormilón, despierta.-Le digo a Kyoya apoyada en el marco de la puerta, de nuestra habitación.

-Cinco minutos más.-Me dice Kyoya tapándose la cabeza con la manta. Me acerco a él y le quito la sabana de la cabeza, luego le hago cosquillas.-No, para por favor.-Me dice Kyoya riéndose.

-Pues levántate, dormilón.-Le digo a Kyoya, dejando de hacerle cosquillas, pero este en un movimiento rápido, se pone encima mía.

-Bueno ya me levanto.-Me dice Kyoya y me da un beso en la frente, luego se quita de encima de mí, yo me levanto y me dirijo a la cocina, luego por la puerta entra Kyoya, que coge su desayuno y se sienta en la mesa. A los cinco minutos suena mi móvil, era una llamada de Ryuga.

-¿Ryuga?-Pregunto sorprendida.

****En la otra línea****

-Hola hermana, cuanto tiempo, oye, necesito que esta noche tú y Kyoya, vengáis a mi casa.-Me dice Ryuga contento.

****En la otra línea****

-Vale, adiós.-Le digo a Ryuga y este cuelga.

-Vaya, que raro que te llame Ryuga, ¿Qué quería?-Me pregunta Kyoya acabándose el desayuno.

-Dice que esta noche, vayamos a s casa, aunque no se para que.-Le digo a Kyoya.

-Bueno, pues vayamos, pero antes, me tengo que ir a trabajar, entro en una hora.-me dice Kyoya, recogiendo el desayuno.

-Tan pronto, eso significa que estaré sola toda la mañana.-Le digo a Kyoya con pesadez.

-Lo sé, pero no puedo cambiar el horario, lo siento, aparte, te dije un millón de veces, que podías ir a ayudar a Madoka.-Me dice Kyoya casi regañándome.

-Pero, es que cuando la ayudo, Ginga y ella, se ponen melosos, así un buen rato y me dan celos porque no estás ahí, aparte mañana, me tienes que acompañar, sacan a mi padre de la cárcel.-Le digo a Kyoya apoyando los brazos en la mesa y encima de estos, mi cabeza.

-Lo sé, bueno, pues no sé, ves a ver a Tsubasa, o a Robert.-Me dice Kyoya ya casi rendido.

-Tsubasa está trabajando y Robert, solo se pavonea de su dinero.-Le digo a Kyoya.

-Vale, no se me ocurre nada más, me rindo.-Me dice Kyoya ya rendido.

-Tengo una idea, daré una vuelta por el pueblo.-Le digo a Kyoya alegremente.

-Bueno, al menos ya no te aburres.-Me dice Kyoya y me sonríe, yo me sonrojo un poco, es normal que me sonría, pero se ve tan guapo cuando lo hace, que no puedo evitar sonrojarme.

-Bueno, de paso voy al mercado, dicen que han montado un mercado medieval.-Le digo a Kyoya. Este mira la hora y se tiene que ir, se viste rápidamente, luego se despide de mí y se va. Yo me quedo sola en casa, así que preparo la comida. Una vez acabo salgo de la casa, para dirigirme al mercado, una vez llego, hay un montón de gente. En una tienda, veo algo que me llama la atención, un llamador de ángeles, le pregunto al vendedor cuánto vale, el me dice un precio, que era barato así que decido comprarlo, por lo menos compruebo si es cierto, después de dar unas cuantas vueltas, me encuentro con Kenta.

-Hola Romina.-Me saluda Kenta alegre.

-Hola Kenta, cuánto tiempo sin verte, vaya creciste mucho.-Le digo a Kenta que ahora me llegaba un poco más de la cintura.

-Tu también creciste, ¿Qué tal te va?-Me pregunta Kenta alegre.

-Bien, ¿Y a ti?-Le pregunto a Kenta.

-Bastante bien, saco muy buenas notas.-Me dice Kenta alegre.

-Me alegro, es muy importante sacar buenas notas, gracias eso, tengo una carrera, aunque pienso estudiar otra.-Le digo a Kenta, este se tiene que ir, así que nos despedimos, después de pasar toda la mañana fuera, regreso a casa una vez entro, me encuentro una sorpresa, había algo en la puerta, una carta que no ponía remitente, entre a casa con ella, me senté en el sofá y la comencé a leer:

Romina, me conoces muy bien, sabes quién soy no creo que seas tan tonta, como para olvidarme y mucho menos para olvidar, que te borre la memoria una vez, esos estúpidos de tus hermanos, no saben lo que es espera y, tengo un gran castigo para ti Romina, porque tú, eres a la que más quiero.

Cuando acabo de leerla, la rompo en mil pedazos, la carta era de Doji, ese maldito, entra Kyoya, este me ve sentada en el sofá con la carta, hecha pedacitos. Al verme se acerca a mí.

-¿Estas bien?-Me pregunta preocupado, a mi me salen unas lagrimas.

-El, está aquí.-Le digo a Kyoya.

-¿Quién?-Me pregunta Kyoya.

-Doji.-Le digo a Kyoya asustada, el me abraza protectoramente.

-Tranquila, no dejare que te toque, ni un solo pelo.-Me dice Kyoya yo me apoyé en su pecho llorando. El me acariciaba la cabeza, pasó el tiempo se hizo de noche, así que nos fuimos a la casa de Ryuga. Una vez llegamos, tocamos la puerta y nos abre Ryuga la puerta.

-Hola.-Nos saluda Ryuga, nosotros el saludamos y luego, nos invita a pasar, cuando entramos a su casa, vimos algo que nos sorprendió. A Hikaru, con una niña de unos cuatro meses.

-No fastidies.-Le dice Kyoya a Ryuga, casi riéndose.

-Lo sé, sorprende, soy padre, y hermana eso, te hace tía.-Me dice Ryuga, pero yo ya estaba al lado de Hikaru hablando con ella Ryuga y Kyoya se sorprenden.


Aquí tienen, el primer capítulo de una de las dos continuaciones, de la historia de mi vida. Espero que les haya gustado este primer capítulo, nos vemos en el siguiente. Sugerencias, amenazas de muerte, tomatazos, ramos de flores…Van para la autora de este fi, nos vemos.