Capítulo I

Amanece Y Anochece

BELLA'S PoV

Estaba en casa, arreglándome para la fiesta de hoy en casa de Charlotte. No la conocía muy bien pero Jasper me había rogado que fuera, pues según él era la fiesta del siglo. Siendo honesta, no tenía ganas de salir para una fiesta llena de irresponsables niños mimados. El vivir en Los Ángeles solo significaba dos cosas, que la necesidad de tener el sol bronceando la piel y la gran cantidad de adolescentes sin cerebro, o como mi hermana les decía las zombis rubias.

Cogí un conjunto veraniego de mi closet compuesto por un short negro, un top corto con tirantes color negro y un top suelto de seda transparente con tonos oscuros encima del top corto. Me puse un collar de oro con un dije enorme en forma de circulo también bañado en oro y unos estiletos color piel. Me lo había regalado mamá cuando mi padre se fue pero nunca lo había usado, es que antes me parecía que ella me lo había dado por una clase de luto que pensaba que sentía en esos momentos, pienso que a mi hermana le hubiera servido más, pues ella aún no puede perdonar a papá por separarse de nuestra madre, a ella le hubiera gustado mucho el obsequio. Mamá siempre decía que ella era muy chica para entender las cosas en ese momento, la verdad era que Nessie (mi hermana) era muy madura para solo tener catorce años; pero en su corazón no llegaría el perdón.

El zumbido de mi móvil capto mi atención, lo cogí para ver quién me había mandado un mensaje. Era de Jasper, mi novio, su mensaje de texto decía lo siguiente: ¨Te espero en la fiesta, ¡llega ya!¨.

Muchas veces me había preguntado por que salía con él, pues no era la mejor persona del mundo pero me sentía distraída en algo cuando estaba cerca de él siendo su novia. Era el jugador estrella de básquetbol, y era también el más creído y odioso, pero en pocas ocasiones tenía sus momentos de bondad diciéndome cosas adorables pero luego se acababa con sus dobles sentidos en el momento de hablar, no era el novio perfecto pero era algo más, aunque no sabía exactamente que era.

Me acerqué al espejo incrustado en la pared para poder maquillarme apropiadamente para la ocasión, solo me puse una sombra de ojos oscura pero sin llegar a ser un negro azabache, también me puse un labial color fresa que hacia destacar mis labios, un poco de mascara negra pues mis pestañas ya eran lo suficientemente largas. Observé mi reflejo un última vez para retirarme hacía la fiesta; debía reconocer que no era nada fea más bien era bonita, tenía un rostro de tamaño normal y blanco pero sin llegar a ser extremadamente pálido, mi nariz era fina y mis pómulos algo elevados, mis labios eran carnosos pero tampoco parecían haber pasado por una fase de botox, mis ojos eran normales pero de un tono chocolate algo extraño, mi cabello era como una mezcla de castaño oscuro y rubio cenizo y no era por haberme teñido ya que jamás lo había hecho en mi vida, sino que mucho tiempo en la playa por consejo de mi madre había aclarado mi cabello naturalmente, lo cual me daba algo de particularidad en medio de tantas rubias o morenas que vivían aquí.

Salí de mi habitación y fui directo a la de Nessie, abrí la puerta blanca que decía entra pero no olvides cerrar la puerta, como siempre la encontré unida y casi pegada a su computadora escuchando música rock, parecía estar ida pues ni siquiera notó cuando entré, lo único que hice fue presionar pausa con el teclado, de inmediato reaccionó.

- ¡Hey! Estaba escuchando eso - dijo con una voz de niña mimada, ella era muy parecida a mí solo que sus ojos eran verdes como los de nuestra madre, y su cabello tenía la tonalidad entre pelirrojo y cobrizo; estaba molesta y con los brazos cruzados formando un puchero

- Solo te aviso que ya me voy, en caso de emergencias llama a mamá o a mí, lo sabes. Y no le habrás la puerta a extraños, - dije mientras ella me miraba con un rostro incrédulo, no pude contener la risa por su reacción. - Ok eso no, pero cuídate.

- No te preocupes, y ¿mamá a qué hora vuelve? - preguntó expectante

- No muy tarde, solo se fue al club, nada de que asustarse. Bueno ya me voy, nos vemos - me despedí mientras salía de su habitación cerrando la puerta suavemente

Corrí escaleras abajo hasta la sala, sabía que lo tacones no eran amigables a la hora de correr pero ya no podía demorarme, así que tomé un bolso de mi madre color piel que combinaba a la perfección con mis estiletos, cogí las llaves y salí de casa.

Me subí al auto que me había obsequiado mi madre hace un año, era lindo, yo sabía que no era el último modelo pero me gustaba, para mí era único y perfecto. Arranqué dirigiéndome a la dichosa casa de Charlotte Nurs.

Mamá había salido al club, todos los viernes lo hacía, era como darse un poco de libertad. Muchas veces pensaba que ella se comportaba más como una amiga que como mi madre, pero así era ella, y Nessie y yo la queríamos así. Muchas personas siempre piensan que el divorcio es porque el marido fue infiel, pero en el caso de mi padres, no fue así, pues su separación fue de mutuo acuerdo; ahora no se llevan ni mal ni bien, muchas veces mamá me había dicho que convivir con Charlie (papá) era como estar con un conocido, las cosas ya no eran las mismas entre ellos. Mamá no le tenía ningún rencor por lo sucedido pero Nessie si, ella decía que él arruinó las cosas, que él había arruinado nuestra familia. Siendo honesta, yo era la única que amaba estar cerca de mi papá, él era un buen padre para mí.

Llegué a la dirección que Jasper me había dado con anterioridad, era una casa grande color crema con columnas griegas y con tejas en los amplios techos, por los largos ventanales se veía salir luces incandescentes, parecía un palacio veraniego. Bajé del auto y metí las llaves en el bolso, comencé a caminar hacia la puerta de la casa; al abrirla la música ruidosa me invadió por completo.

Veía a personas reír y bailar con vasos rojos en las manos, muy ebrios al parecer, algunas bebían escandalosamente. Pasé por entre la gente buscando a Jasper, no lo encontraba, noté como unos chicos sentados en un sofá rojo se quedaban mirándome como si fuera un pedazo de carne, estaba acostumbrada a esto pero siempre era incomodo tener ese efecto en las personas, odiaba eso.

Escuché a alguien toser para llamar mi atención, el ruido venía desde atrás así que resolví por voltearme, y la persona que vi definitivamente no era mi favorita, ni siquiera alguien a quien pudiera soportar.

Era Rosalie Hale, mi némesis, bueno siendo honesta yo no tenía nada en contra de ella solo que ella me odiaba y siempre trataba de hacerme la vida imposible, y ahora mucho más pues ella siempre quiso a Jasper para sí, pero él nunca había mostrado interés en ella y eso la hacía sentirse más inferior que nunca. Ella era bonita debía admitirlo pero era bella por fuera y horrible por dentro, tenía el cabello rubio y lacio con ojos azules y cristalinos, su piel es blanca pero un poco bronceada. Hoy llevaba una micro falda color negro y un top escotado rosa. Me miraba con una sonrisa falsa y una mirada de superioridad que no se la quitaba nadie.

- Si buscas a Jasper está en el piso de arriba esperándote, pero seguro ya se aburrió de ti - dse burló mirándome a los ojos como si no le diera miedo.

Me dirigí hacia arriba sin que me importara haberla golpeado con un codo, sabía que solo lo hacía para hacerme enojar pero no la soportaba; subí las escaleras con furia, y con algo de emoción para verlo ya, quería irme con él lo antes posible de ahí. Pero al abrir la primera puerta del pasillo sentí una ira increíble.

Lastimosamente, Jasper estaba besando a otra chica en una cama, sentí como una pequeña lágrima se deslizaba por mi mejilla por la impotencia, aunque si había rabia.

- Jasper, ¡¿qué diablos es esto?! - grité como una desquiciada, mientras él volteaba a verme rápidamente como si estuviera asustado por verme

- Ok, sé que esto se ve mal, pero tiene una explicación - trató de excusarse pobremente, estaba realmente asustado mientras la chica a su lado se tapaba el rostro con una almohada como tratando de escapar de la vergüenza

Lo único que hice en ese momento es salir corriendo, bajando por las escaleras y hasta la puerta pero entonces sentí que Jasper me volteaba para encararme, esto ya era suficiente no soportaría una estúpida disculpa falsa por su parte, era un maldito idiota y ahora lo odiaba.

- Espera un momento - soltó suplicante, pero notaba todas las risas de los presentes, la música había sido apagada y Rosalie me miraba con una felicidad única, mostrando todos los dientes en su despreciable sonrisa

- Púdrete, Jasper. - dije antes de darle un bofetada demasiado violenta, vi como cayó al piso mientras yo salía de ese lugar con más ira que antes y un maldito dolor de mano que ardía como los mil demonios

Me di cuenta que estaba lloviendo torrencialmente muy tarde, y eso era fantástico, totalmente grandioso, nótese mi enorme sarcasmo. Odiaba la lluvia, era horrible y sucio así que subí a mi auto velozmente para no mojarme más, pero ya me sentía como una sopa chorreada. Arranqué sin pensarño dos veces. Sentía como lágrimas inundaban mi rostro, pero no era por tristeza o algo parecido, sino que me sentía humillada, él me engañó en frente de personas que se burlaban y se jactaban por eso. Pero al darle esa bofetada di la vuelta a la historia, nadie me hace menos. Definitivamente ya se había terminado lo que sea que teníamos, Jasper lo había arruinado, aunque estaba segura de que la bimbo de Rosalie lo había planeado todo, por eso me había dicho que subiera. Pero esa idiota lo pagaría.

De pronto, me percaté de que el auto ya no avanzaba y me faltaban como unas cinco calles más. Simplemente, hoy no era mi día de suerte. Bajé del auto sin que me importara la estúpida lluvia, caminé hasta la banca que veía cerca y me senté en ella, me tapé el rostro y di un grito lleno de furia. Seguía pensando en eso y ya no podía.

Sentí una presencia a mi lado como una sombra, y al levantar la mirada vi a un joven alto que me miraba atentamente, no podía ver bien como era pues solo veía sus ojos verde oliva observándome atentamente.

- ¿Te encuentras bien? - me preguntó en voz alta como para que pudiera escucharlo mejor, yo solo lo miré con una sonrisa sarcástica. - Si quieres te puedo llevar, pero solo si tú quieres, mi auto está allá. - señaló hacia otra sombra en la pista.

- ¿En serio? - pregunté aséptica a subirme al auto de un completo desconocido, al verlo él solo asintió con la cabeza, no tengo idea porque hice lo que hice pero fui junto a él hacia su auto sin protestar.

Mientras él conducía yo solo miraba por la ventana, tratando de pensar en algo que hiciera esta situación un poco menos incomoda de lo que ya era pero no encontraba nada en lo cual distraerme, así que resolví por entablar una conversación.

- Gracias por recogerme de ahí, no sé porque mi auto dejó de funcionar - dije mientras él sonreía, era una sonrisa hermosa y brillante como la de los principes de Disney.

- De nada, no podía dejarte ahí, ¿podrías indicarme tu dirección? Es que soy nuevo en esta parte de Los Ángeles - argumentó mientras me observaba con gran expectativa haciendome sentir un poco sonrojada.

- Aquí gira a la derecha y ve de frente, ¿y en qué año de la secundaria vas? - pregunté mirándolo, parecía muy joven seguro que sería de segundo o primer año guiandome por su aspecto frente a la luz débil del auto.

- Voy en el penúltimo, ¿y tú? - preguntó sonriendo quizá porque había notado mi rostro anonadado por esa revelación inesperada

- Yo también, pero pareces muy joven, ¿estarás en la Secundaria Westchester Senior o en alguna privada? - pregunté muy interesada en su respuesta, quizá seríamos compañeros de escuela y no sabía si eso sería bueno o embarazoso.

- Sí, creo que seremos compañeros. - contestó. - No quiero ser entrometido pero, ¿por qué estabas llorando? - preguntó mirando el camino con atención apropiada, debía ser un muy buen conductor aunque algo indiscreto.

- Digamos que un idiota probó ser un grandísimo imbécil. - dije tratando de evadir el tema. - Bueno aquí me quedo, y me llamo Bella Swan, por cierto.

Salí del auto y caminé hacia mi casa, ya estaba a punto de abrir la puerta de esta, cuando lo oí hablar de nuevo desde su auto en voz alta a través de la lluvia con una voz rasposa y dulce a la vez.

- Bueno Tasha Blue, yo me llamo Edward Masen, y se nota que el idiota si que fue un imbécil, - sostuvo. - ¿quien, en su sano juicio, haría llorar a una chica guapa como tú? - sonreía plenamente de oreja a oreja mientras me brindaba un guiño coqueto

Noté que había subdo la luz de su auto y por fin pude verlo a la perfección. Su tez era blanca como la mía, con cabello cobrizo, sin duda era un chico muy atractivo, llevaba una chaqueta de cuero que lo hacía ver como un motorista, como un chico malo de los de las películas de los setentas. Vislumbré como su auto aceleraba y se iba a gran velocidad.

Entré a casa, y me saqué los tacones húmedos por las gotas de lluvia, sin pensar en nada en concreto pues mi mente bailaba por su ausencia. Subí por las escaleras, descalza, hasta llegar a mi habitación y me recosté de golpe en mi cama viendo el techo de concreto blanco marmoleado, lo único en lo cual podía pensar era en Edward, en su sonrisa tan bella e inolvidable, en sus ojos verdes y profundos. Tal vez no había sido un día tan malo después de todo.