Los personajes de esta historia no me pertenecen. La historia es mia en su totalidad.

FELIZ NAVIDAD

CENA DE NAVIDAD.

-Bienvenidos a su centro comercial de confianza. Bienvenidos a " Elegance Group", donde todo estará al alcance de sus posibilidades. Absolutamente todo…."

Aquella maldita voz me ponía histérica. Era Jessica por megafonía. ¿Podía sonar mas odiosa? Si, por supuesto que si. Si a esto le añadías Mariah Carey y su puto villancico navideño "All a want for Christmas is you, en las televisiones de plasma. Ella muy linda con un vestidito en el que parecía que de un momento a otro se le iban a escapar las tetas del escote, cantaba en el mismisimo Disneyworld…. Habia que ser hipócrita; eran los padres de los niños los que babeaban y rezaban para que uno de aquellos enormes globos se escapara de la breve tela, saltara hacia la pantalla, y se descubriera el pezón ahelado por todos los hombres que contemplaban la escena. Bufé. Estaba de aquel villancico hasta la coronilla, por no decir hasta el coño.

El centro comercial recién habia abierto sus puertas y las masas aquilosadas de gente se esparcían por las numerosas plantas que aquel espacio tenia destinado a vaciar los bolsillos y a crear sueños.

Yo trabajo en la planta 8: Oportunidades. Ahora con la Navidad, la cosa se habia puesto realmente fea. Todo estaba repleto de juguetes y niños por doquier. Playstation3 donde los niños se dejaban pegados los ojos y Wiis con su respectiva plataforma donde alguna mamá daba saltitos y se reía, como una gilipollas sin remedio.

Hummm…sueno amargada. Tal vez lo esté. Aquí, debemos meter por los ojos todos los artículos que tenemos y si conseguimos vender alguno, nos apuntamos una generosa comisión. La cosa es que seria fantástico que la planta 8, fuera mía y sólo mía. Pero esa no iba a ser mi suerte. La compartía con el ser mas manipulador y egocéntrico de todas las delegaciones del estado; Edward Cullen, alias el mentiroso consumado, el asqueroso pendenciero que asaltaba señoras bien vestidas con algún tipo de prenda que su precio ascenciera varios ceros después del uno, aquel que sin ningún tipo de remordimiento hablaba a las señoras al oído o a las no tan señoras y les vendía un vestido escondido en un rincón, porque si no peligraba su estatus frente a los jefes.

Y ahora era el puto supervisor de la planta y me pisaba los talones cada dos segundos.

Lo odiaba y por supuesto aquel sentimiento pasional era mutuo. Yo, Isabella Swan, pese a mi escasa estatura, mi cuerpo algo frágil y mi rostro tapado por unas enormes lentes de pasta, era una vendedora consumada…o bien, mis clientas sentían pena por mí y acababan comprando cada prenda que les hacía llegar a sus manos.

Antes de que la campaña de Navidad comenzara a florecer, mi trabajo estaba destinado en el planta 4. "Ropa de señora", si…habeis supuesto bien, con Edward Cullen pisándome los talones, pero no de supervisor como lo tengo ahora, si no de dependiente; igual que yo.

Puedo suponer y creo no equivocarme, como ha llegado a ser supervisor en este gran centro comercial.

Edward se tira a todo bicho viviente que tenga una talla 95 de sujetador y mida mas de un metro setenta…¡Ah! Se me olvidaba, tiene que ser rubia, eso es un factor muy, muy importante. Estas son las medidas y el aspecto de nuestra nueva delegada de ventas; Tanya Denalí y hace ya demasiado tiempo que se escucha en la cafetería que Edward y ella, son mucho mas que amigos.

¿Mas que amigos? ¡Ja!

Cuando el centro comercial cierra sus puertas, muchas noches él se queda con ella y se pegan unos festivales de aúpa. ¿Qué por que lo sé? Jacob, el vigilante de seguridad los ha pillado mas de una vez y ya se ha creado una especie de amistad entre ellos. Cuando digo " entre ellos" quiero decir entre Edward y Jake.

Jake se rie mucho cuando me cuenta esas cosas. Por lo visto le hace gracia la gallardía de Edward Cullen y su poder absoluto con las las mujeres.

Porque al César lo que es del César….Edward Cullen estaba como un puto tren y pitaba…¡Vaya si pitaba!

Recuerdo que cuando lo vi por primera vez; me salvaron las gafas…me puse colorada como un tomate y casi me cargo un maniquí que llevaba un abrigo "Desigual" de mas de 500 dólares…pero él pasó de largo y murmuró algo a una de mis compañeras, a las cuales no conocía aún. Dios sabe lo que le dijo, aunque si he de se sincera, a esta altura del cuento, me importa un rábano.

Angela, la encargada de la planta de comestibles se hizo muy amiga mía y aquello fue verdaderamente como un bálsamo para mis heridas, ya que el dia que comenzó a dirigirme la palabra ella, habian transcurridos dos semanas y nadie sabia que existía.

Angela es una buena muchacha que está trabajando duramente antes de coger la baja por maternidad, si bien siempre tiene que estar de pie en esa horrible caja enregistradora; se mantiene lo mas tajante posible a su situación.

-No me puedo permitir un solo dia de baja mas Bella. Necesito todo lo que tengo para estar con mi bebé.

Angela y yo tenemos la misma edad, pero ella está casada y yo ni siquiera tengo un hombre que me invite a soñar y no tener pesadillas…..porque mi mala suerte también estaba en mis sueños. Aquel maldito hombre de pelo cobrizo y ojos de infarto, me intimidaba y me hacia castañear los dientes cada vez que cerraba los ojos y pegaba la cabeza a la almohada.

-¡Isabella!.- Oh, no….es él, es mi puta pesadilla viviente.

Lo ví cruzando la gris moqueta y me quedé algo agilipollada al ver el increíble traje que llevaba encima de su cuerpo. Aquello no podía habérselo pagado él. ¡El cabrón llevaba un Armani y le sentaba como una segunda piel!. No noté si quiera cuando llegó hasta mí y me agarró por un codo para arrastrarme hacia un pequeño despacho donde olía a tabaco, como su puta madre.

Me soltó como si le quemara, o le diera asco. O que sé yo y me crucé de brazos, esperando represalias o algún tipo de bronca.

-Los jefes están contentos con tu trabajo.- alcé la mirada; porque no la había despegado del suelo. Sus ojos verdes, impactaron sobre mí como acero hirviendo.- Llevas vendidas mas de 100 consolas de Sony. Es tu primer año y están algo asombrados por tu capacidad de venta. Querrian hablar contigo en la cena de empresa. ¿Iras, no? No he visto tu nombre en la lista para ofrecer al Restaurant.

-No.- fui tajante. Angela no iba a acudir y yo no le encontraba sentido a presentarme allí, si nadie se iba a molestarse si quiera en mirarme.- Suspiré y subí mis gafas para mirarlo fijamente.- Tengo mejores cosas que hacer que una cena de Navidad con personas que creen que soy una sombra o un fantasma dentro de este puto centro comercial….

Sus ojos se abrieron con sorpresa un segundo y luego bajó la mirada para arrugar el ceño.

-Mira Swan, me juego mucho contigo y voy a creer en tu buena suerte. Si he de serte sincero siempre me he preguntado que es lo que haces para vender tanto y tan rápidamente. Ahora tú dependes de mí.- señaló mi pecho y lo aparté de un manotazo. ¿Qué se creía el maldito?.

Reí sin enseñar los dientes y escondí un mechón de mi cabello detrás de la oreja.

-Tú dependes de mí. Cullen. Si yo vendo, tú serás conducido a los altares, si no lo hago, te cubriras de mierda.

¿De donde coño había salido aquel tono insolente? Mi Diosa interior; aquella que de vez en cuando salía flote. Estaba desatada y hambrienta de sangre. Edward Cullen había dado dos pasos hacia atrás y se encendía un cigarro con celeridad.

-Me molesta el humo. Si no tienes mas que decime; me largo. Debo hacer campaña. ¿Recuerdas? Por ti, por mi…y por esas estupendas comisiones que me apunto. – pasé delante de él y sin esperarlo sentí los dedos de él entrelazarse con los míos y agarrar mi mano.

-Puedo quebrarte los dedos si aprieto un poco.- sentenció, completamente calmado y con una voz que ponía los vellos de punta.- Los jefes quieren verte; Swan, y harás todo lo que sea posible por acudir a la cena de navidad de empresa. ¿Entiendes?.- Sus dedos se enroscaron mas en los míos y comenzó a hacerme daño.- Me importa una mierda si eres un fantasma, pero eres mi fantasma y mi medalla personal. Necesito tenerte en esa mesa. Swan.- rió de manera tan tenebrosa que quise desenredarme de aquellos dedos largos y finos; pero no pude, aún hizo mas fuerte su agarre y gemí interiormente. No iba a satisfacer sus instintos de bestia ,dándole a entender que me estaba haciendo daño.- Para ser tan insignificante me causas demasiados problemas.- Soltó mi mano y la aovillé en un puño.- Debiste ser alta y rubia, Swan. Seriamos un tándem, perfecto.

Y sin mas se largó guiñándome un ojo.

Suspiré y limpié los bordes de mis ojos. Gracias a Dios se fue a tiempo, antes de que colapsara y me pusiera a berrear en silencio. No tengo idea del tiempo que pasé allí, tratando asimilar sus amenazas y sintiéndome un puto trofeo para el ser mas codicioso y repugnante de todo el jodido planeta, pero tenia clarísimo una cosa, yo no iba a la cena.

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-Papá…ya estoy en casa.- Había conducido desde Seattle a Forks en un tiempo record. Papá ya había llegado y al entrar a mi hogar pude oler como Charlie, mi padre jugaba a ser cocinero. Reí ante esto. Charlie odiaba la cocina. Casi siempre que comíamos juntos, lo hacíamos en un pequeños restaurant que había a las afueras del pueblo.

Yo…cuando estudiaba, siempre dejaba algo preparado. Pero desde que nos vimos en la obligación de que yo comenzara a trabajar, la comida, Charlie y yo no éramos el mejor de los complementos.

Solté el bolso de bandolera, el gran plumón que me abrigaba del frio de aquellas tierras y caminé hacia la cocina, para sonreir a papá desde el umbral de la puerta.

-Nena.- Estaba muy cómico. Se había puesto un delantal y con una cuchara de palo, movía un emplaste en una olla reluciente, se acercó a mi y sorprendiéndome agarró mi cintura y me alzó en volandas. Reí. Era la primera vez que lo hacía en todo el dia. Papá y yo éramos felices juntos, muy felices. Rezaba mucho para que eso no cambiase nunca; pero algo me hacía pensar que eso no seria para toda la vida. Papá es un hombre joven y hace muchos años que se divorció de mamá. Ha estado toda la vida consagrado a su trabajo y desde que yo vivo con él; a mi. Nunca lo he visto en un mal momento y siempre me ha apoyado en cada una de mis decisiones y ahora a la que le tocaba ser comprensiva era a mi persona.

-He sacado el libro de recetas de la abuela Marie, nena. Y me he atrevido con esto.- dijo señalando lo que se estaba cocinando en la hornilla.- No seas demasiado dura conmigo, nena, piensa que es lo primero que hago a fuego lento. Prometo que no he utilizado el microondas para nada.

Volví a reir , él me soltó y a continuación me dio un beso en la frente. Me sentía tan bien estando en casa y al lado de papá, que olvidaba el trabajo y aquellos ojos verdes que me seguían hasta el retrete.

-Papá.- bromeé.- Cualquiera diría que quieres que haga de conejillo de india, para alguna conquista tuya.- La sonrisa se borró de su rostro y apagó el fuego caminando hacia mí. Cogió mis manos y las llevó a su corazón. ¡Ay Dios! Que no sea lo que estoy pensando….

-Isabella…

Apoyé la cabeza en su pecho y sonreí, no debía ser injusta con papá, no tenia derecho y tampoco era tan mala persona. Sólo rezaba interiormente para que la mujer en cuestión, no fuese una prolongación de mamá.

-Bella, papá. Y me estas poniendo nerviosa. Suelta ya lo que tengas que decirme, sin paños calientes.- mi voz sonaba demasiado dulce, para las palabras que acaba de pronunciar y papá, me separó un poco de él, para observar mis ojos

-No me gustan tus lentes. Pienso que escondes esas dos fabulosas orbes color chocolate que encandilarían a cualquiera. Déjame….- soltó mis manos y agarró las patillas de las lentes y me dejó sin ellas.- Así esta mejor. Esta es mi niña. Se llama Alice y me he enamorado de ella, Bella. Cuando la conocí, me ahogué un poco por que es demasiado optimista y acelerada, pero pensándolo bien es mi contrapunto. Nos complementamos a la perfección. Ella es perfecta a mis ojos y me gustaría que también lo fuera a los tuyos. A estos ojos trasparentes y llenos de inteligencia. Lo he pensado bien, hemos hablado ella y yo de esto y hemos llegado a la conclusión que somos los dos lo suficiente maduros como para comenzar esta relación lo antes posible y con la mayor intimidad, pero antes…quiero que la conozcas. Creo que te va a encantar, es tan vital y positiva que te contagia, Bella. Es como un espíritu navideño hecho carne. Hecho mujer. Y se ha fijado en mí, Bella. ¡En mi!, en un jefe de policía de 40 años, separado y con una hija de 20.

Me sentí feliz por él y lo abracé.

Paseé la nariz por su cuello y percibí ahora el aroma sutil de un perfume femenino.

-¿La has visto hoy?.- sonreí. Él asintió serio y cuando me vió engrandecer mi sonrisa se relajó por completo y me abrazó fuerte de nuevo.

-La veo todos los días, nena. Es mi luz y mi esperanza, todo lo que siempre soñé y al alcance de mis manos.

-Me siento feliz por ti, papá. Muy feliz. ¿Y ahora? ¿Cuándo haremos las presentaciones oficiales?

Miró el reloj y carraspeó un poco.

-Llega en unos minutos, Bella. Sé que es algo acelerado, pero ella ha insistido en conocerte cuanto antes. Tiene una idea absurda en la cabeza. Dice que vais a ser como hermanas; no sé de donde sacó eso, pero tampoco me importa. La he visto feliz de conocerte y me gustaría que la recibieras con todo el amor y el cariño que merece.

Enarqué una ceja.

-¿Hermanas? Papá….¿Cuantos años tiene Alice?.- suspiré ,temiéndome lo peor…..

-30 años, Bella. Sé que es mucha la diferencia de edad, pero ya sabes lo que se dice, en el amor no importa. No tengas perjuicios con eso, por favor.- Puso tal rostro de clemencia, que estuve a punto de echarme a reir a carcajadas.

-¿Quieres que la reciba a bombo y platillo?

Papá sonrió abiertamente y asintió; pero fue un momento. Un olor decadente inundaba el ambiente. ¡Dios santo, el emplaste se estaba quemando!

Papá no habia apagado bien la hornilla; la había dejado al mínimo y aquello se había convertido en un acido corrosivo de estómagos. Lo apartó del fuego con un paño y me miró con ojitos chispeantes.

-Creo que saldremos a cenar fuera. No hay otro remedio….

El timbre de la casa nos envaró a ambos y papá comenzó a pasearse nervioso. Caminó hacia la entrada con el delantal y yo lo paré corriendo antes de que abriera la puerta, le quité el delantal y luego pasó las manos por su camisa y su pantalón en un gesto nuevamente, muy cómico. Carraspeó antes de abrirla y puso la mejor de sus sonrisas al girar el pomo.

-Hola Charlie.- La voz de aquella mujer, me hizo recordar las hadas, las flores y la primavera…casi pude inhalar el perfume leve a flores que emanaba y cerré los ojos un momento. No podía verla porque papá tapaba completamente la entrada, pero pude ver sus brazos alrededor del cuello de mi padre antes de darle un profundo beso. Me ruboricé. Sintiéndome como una niña de 8 años. Ella era baja de estatura, incluso mas que yo, pero lo poco que comenzaba a vislumbrar me gustaba. Su cabello oscuro llevaba un corte demasiado extraño; cada punta de su pelo se disparaba a un lugar sin ningún tipo de control y su piel era casi tan blanca como la mía. Sonreí cuando papá se apartó para hacer las pertinentes presentaciones.

Ella me miró con sorpresa y luego su sonrisa se hizo mas amplia.

-Alice, esta es mi hija Isab...Bella.- papá vió claramente que lo asesinaba con la mirada, antes de pronunciar mi nombre completo.- Nena, ella es Alice Cullen…mi novia.

Me quedé algo estupefacta al escuchar el apellido. ¿Habia muchos Cullen en el estado? Por supuesto que si los habría. Pero era demasiada casualidad. Dejé de pensar en ello cuando se abalanzó sobre mi y comenzó a llenar mi cara de besos.

-Oh, Bella. No sabes las ganas que tenia de conocerte…vamos a ser muy amigas, prácticamente hermanas. Confía en mí. No quiero ser tu madre, porque ya tienes una, pero yo no tengo hermanas y tú tampoco. ¿No te parecería genial que lo fuéramos?

Algo impresionada por aquella ametralladora de palabras, asentí con una sonrisa algo tímida. Luego la miré con detenimiento y ella me sonrió. Era bella, pese a su cuerpo pequeño. Tan bella que dolía a la vista. Me sentí por un momento mal conmigo misma por ser tan común; pero desapareció pronto porque ella me agarró del codo y enredó su brazo en torno a él.

-Creo que la cena se ha puesto en contra de Charlie.- rió con gracia .- Vamos, os llevaré a un sitio que conozco, hacen la mejor lasaña y raviolis de todo el estado, Bella. Sé que te gusta la comida italiana. A mi también y creo que tu padre comerá lo que sus mujeres manden. ¿Qué te parece?

La miré con intensidad y sentí la felicidad de mi padre como mía propia. Aquella mujer era verdadera y hacia las cosas con el corazón.

-Me parece estupendo.- sentencié. Ella amplió mucho mas su sonrisa y danzó dando saltitos alrededor de papá. A papá le brillaban los ojos, se había enamorado como una adolescente de ella y dado como ella lo miraba a él; ambos estaban en la misma situación.

Era una manera mas que asombrosa y mágica, de acabar el dia….

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3 dias para la cena de empresa y 5 para Navidad.

A alguien se le había ocurrido la genial idea de vestirnos como mama Noelles, la mar de sexys y yo me negué en redondo; claro que ¿A quien le importaba? Siendo una sombra que vagaba por los grandes almacenes, nadie tendría que tener ningún problema conmigo.

Sólo me veian los niños y sus padres a los que con la mejor de mis sonrisas les vendia a diestro y siniestro arsenales de juguetes y consolas por doquier. Mi gorro de mamá Noelle, me hacia sudar y la borla se caía al lado de la patilla izquierda de mis gafas, haciéndome una tortura llevarlo. Por la indumentaria, no había problema, había pedido a Angela una falda roja larga y una camisa un poco hippie, un chaleco encima y…vualá…parecía la mujer de David el Gnomo…

Las mamas me miraban sin ningún tipo de rencor y los padres solamente miraban mi frente perlada de sudor con disgusto.

Otro dia mas hasta las diez de la noche y estaba agotada. Había despedido a Angela y subí hacia mi taquilla, para quitarme el horrible disfraz. Oí pasos a mi espalda y me giré antes de abrir la puerta de los vestidores.

-¿Isabella Swan?.- Parpadeé un par de veces y hasta creo que me froté los ojos. Parecía un ángel. Rubio, ojos azules y un porte y una gallardía que me eran familiares. Sonrió ante mi perplejidad y alzó su mano para buscar la mía.- Eres cara de ver. Pero te he estado observando, me moría de ganas por verte en acción y me has dejado boquiabierto. Pero que estúpido soy. Soy Carlisle C….- cerró fuertemente los ojos y negó rápidamente.- Estamos muy orgullosos de ti Isabella, mucho. Creémos que eres una especie de espíritu navideño para nuestros clientes. Los asesoras, juegas con los niños, das consejos prácticos y destilas sencillez. He podido ver el listado de tus ventas y estamos maravillados. Tu supervisor nos ha comentado que es muy probable que no asistas a la cena de navidad de la empresa. ¿Puedo preguntar por que?

Todavía estaba perdida en aquel cabello, en aquellos ojos y en su voz melodiosa…pero seguía siendo malditamente familiar.

-Seguiré siendo una sombra y nadie me mirará, nadie conversará conmigo y no habrá clientes a los que haya que ayudar…- sonó horroroso y patético, casi sentí pena de mi misma.

El hombre suspiró algo abochornado por lo que le acababa de decir y tocó su cabello de una manera otra vez…muy familiar. ¿Pero donde había visto yo aquel gesto…a quien?

-No estarás sola. No lo permitiremos. Por favor, ven a la cena. Será maravilloso para todos nosotros.

Despegué los labios para preguntar y él sonrió.

-Dispara.- me dijo sonriendo.

-Cuando dice " nosotros" ¿A quien se refiere? ¿A todos los jefes? ¿Usted es …?

-Si, Isabella. Soy uno de los propietarios, somos una gran familia y estamos orgullosos de ti, haremos lo que sea para que nos acompañes esa noche. Acepta. Por favor.

Miré sus rasgos y me dí cuenta que pese a lo hermoso que era, debía de tener mas o menos la misma edad que papá.

-Esta bien. Acepto.- ¿De donde había salido aquello? Yo…yo no iba a ir….mi boca había hablado antes que mi cerebro. ¡maldita sea!

Él cogió una de mis manos y la besó ante mi asombro. La soltó suavemente y se volvió sobre sus pasos para correr hacia la salida, victorioso….Dios mio….no…..

Continuará.

Dos capis nenas. Esta historia tendrá dos capítulos. Es un tributo a la Navidad y a esta familia que tanto adoramos.

El lunes subiré la continuación y el final.

Espero que os guste y me digan que les pareció, para bien o para mal estoy aquí por vosotras…simple y llanamente.